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Lunes, 28 de Diciembre de 2020 Tiempo de lectura:

SE AGUDIZA LA DECADENCIA DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

Vaticinan el final del dólar y la ascensión de China como primera economía mundial.

A pesar de la ilusión de los jefes del imperio -dada la forma en que esa cúpula ve el mundo- Estados Unidos es un poder hegemónico en decadencia. Todavía está por verse su capacidad para hacer que su declive sea gradual, suave y parcial en el tiempo. Sin embargo, el asunto central está en la manera en la que Estados Unidos decida manejar las amenazas a su decreciente poder.

 

Por CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-

 

    Aunque no se puedan establecer plazos ni fechas precisas a la desaparición de EE.UU. como superpotencia global, su hundimiento podría sobrevenir mucho antes de lo que muchos analistas imaginan.  Un proceso que comienza a dar signos claros de aceleración.

 

    Entre las amenazas que se evalúan proyectivamente, la decadencia económica parece ser la tendencia que más apunta al colapso, sobre otras igualmente consideradas: la crisis del petróleo, reveses militares o la Tercera Guerra Mundial.

 

    Dos noticias publicadas la pasada semana con escaso relieve informativo así lo corroboran: China superará a EEUU como mayor economía del mundo en menos de una década y la creciente debilidad del dólar como divisa de referencia internacional.

 

    Por una parte, las proyecciones que fechaban la ascensión de la economía China a la supremacía económica se han hecho trizas ante las previsiones  del informe anual del Centro de Investigación Económica y Empresarial (CEBR), publicado el pasado sábado, en el que se dice que China superará a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en 2028, cinco años antes de lo estimado previamente, debido al contraste de la recuperación de los dos países de la pandemia de COVID-19.

 

    “Durante algún tiempo, un tema dominante de la economía global ha sido la lucha económica entre Estados Unidos y China y  la pandemia de COVID-19 y las consecuencias económicas correspondientes ciertamente han inclinado esta rivalidad a favor de China”- aseguran los expertos.

 

    En este sentido, el organismo reiteró que la “hábil gestión de la pandemia” por parte del gigante asiático, con sus rápidas medidas de estricto confinamiento, y el impacto del COVID-19 en el crecimiento a largo plazo en Occidente, significaron que el desempeño económico relativo de China había mejorado respecto a sus competidores.

 

    De manera que las perspectivas indican que China parece encaminarse a un crecimiento promedio del 5,7% interanual entre 2021 y 2025 antes de estabilizarse en 4,5% entre 2026 y 2030.

 

    Unas cifras superiores a de Estados Unidos que a pesar del repunte posterior a la pandemia en 2021, con un 1,9% anual entre 2022 y 2024, y un estable 1,6%.

 

   Por su parte, Japón seguiría siendo la tercera economía más grande del mundo, en términos de dólares, hasta principios de la década de 2030, cuando sería superada por India, que además empujaría a Alemania del cuarto al quinto lugar.

 

    En cuanto al declive de la divisa estadounidense como referente, la tendencia es similar, según el referenciado corredor de bolsa Peter Schiff. De acuerdo con los resultados de su análisis, la creciente debilidad del dólar, registró un índice por debajo de 90 hace unos días, por primera vez desde 2018, lo que según sus cálculos traera consigo una gran caída para esta moneda en el venidero 2021.

 

    Para el experto el mensaje es claro:  “la debilidad del dólar es una señal de advertencia de que el juego está llegando a su fin para el Sistema de la Reserva Federal y toda la impresión de dinero y la flexibilización cuantitativa que se realiza”.

 

    Y concluye, “la única razón por la que el Sistema de la Reserva Federal ha podido salirse con la suya con todos los estímulos y los rescates es porque el mundo lo ha hecho posible comprando todos esos dólares. Pero ahora que el mundo no quiere esos dólares y, de hecho, está empezando a salir de esos dólares que nadie quiere”.

 

    En cualquier caso, vista históricamente, la cuestión no es si EE.UU. perderá su poder global, sino cuan precipitada y desgarradora podrá ser la decadencia de este  Imperio para el mundo en su conjunto.

 

    Porque cuando su poder hegemónico se apoya exclusivamente en su supremacía militar, perdiendo su otrora superioridad económica, junto a su anterior capacidad política y geopolítica internacional, está claro que los días de ese poder hegemónico, como potencia imperialista, están contados.

 

 

 

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