A Carlos lo ubicaron en un pequeño despacho de la Comisaría central de la BPS, en una esquina de la Plaza de la Feria, bajo la escrutadora mirada del inspector Ángel Ocaña. Enfrentado a un interrogatorio policial, Carlos, había estado preparándose psicológicamente para estar en condiciones de resistir las técnicas intimidatorias del furibundo anticomunista inspector Ocaña. En aquel marco, la tensión crecía por momentos.
En 1945 el Régimen español hacía seis años que había ganado la Guerra Civil, pero había transcurrido tan solo uno desde su derrota política de la II Guerra Mundial. Tanto uno como otro conflicto bélico convirtieron a España en un país devastado en términos económicos, sociales y humanos. La infraestructura, la industria y la agricultura sufrieron tales daños que arrastraron a la sociedad española a una escasez de alimentos tan grave que posiblemente careciera de precedentes similares en el curso de los 100 años precedentes.
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