
EL GOBIERNO PROGRE “ENALTECE” AL TERRORISTA VENEZOLANO LORENT SALEH
Lo designan asesor de la Unidad de Emergencia Consular del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación
A algunos les cuesta entender la contradictoria política diplomática española de conceder cobijo a personajes de la oposición venezolana con perfil terrorista, tratándose supuestamente, de un país que no tolera el terrorismo (...).
Por JOSÉ MELQUIADES PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En sincronía con su tendencia histórica en política internacional, el Estado español ha vuelto a confirmar que sigue siendo un refugio de criminales de guerra y terroristas -más allá del perfil ideológico del gobierno de turno-, al conceder pasaporte diplomático al promotor de las violentas guarimbas opositoras de 2014 en Venezuela, Lorent Saleh.
De acuerdo con medios de prensa venezolanos, el Gobierno de España concedió al terrorista venezolano Lorent Saleh un pasaporte diplomático español, bajo el supuesto cargo de “asesor externo de la Unidad de Emergencia Consular del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación”.
Al lector no informado de la situación política venezolana el nombre Lorent Saleh quizá no le diga nada, mas allá de la duda que sugiere el privilegio para un recién nacionalizado por tener pasaporte diplomático. Sin embargo, su currículum terrorista no deja lugar a dudas. Lorent Saleh fue uno de los promotores principales de las guarimbas que tuvieron lugar en Venezuela en 2014, que se saldaron con 43 personas muertas y cientos de heridos. Tras el fracaso de las accionas desestabilizadoras huyó a Colombia hasta que fue expulsado en septiembre de ese mismo año, por perpetrar actividades que atentaron contra la seguridad nacional colombiana, el orden público, la salud pública, la tranquilidad social y la seguridad pública.
Al ser deportado de Colombia, Saleh fue aprehendido en Venezuela, bajo los cargos de haber violado el régimen de presentación establecido en 2010, cuando fue detenido por participar en acciones violentas en Valencia, donde se le incautó material bélico.
Por esa causa, se le imputó el delito de conspiración para la rebelión tras haber admitido que estaba en el país vecino para establecer un campamento paramilitar, con la colaboración del expresidente colombiano Álvaro Uribe.
Cuatro años más tarde, en octubre de 2018, como parte del proceso de diálogo entre el presidente Nicolás Maduro y la oposición, Saleh recibió medidas cautelares por su situación psicológica, como resultado del trabajo de la Comisión de la Verdad, conformada en el marco de las negociaciones.
A petición de su madre, viajó a España y en julio de ese mismo año se le concede la nacionalidad española por carta de naturaleza, bajo el Real Decreto 678/2020.
La doble moral de los gobiernos españoles -y en particular del actual gobierno progresista- es aun más desvergonzada si se tiene en cuenta carácter político del terrorismo como arma arrojadiza. La suscitada polarización que se vive desde hace décadas en la política institucional española en torno al terrorismo se desvanece en el aire cuando se trata de un prototípico “terrorista bueno” de la filo fascista oposición venezolana.
La pregunta obvia, pero pertinente, es la siguiente: ¿Por qué en España los representantes políticos y los supuestos “creadores de opinión” no reconocen a organizaciones partidistas y personajes como Lorent Saleh que las representan, como condenables terroristas?
Por JOSÉ MELQUIADES PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En sincronía con su tendencia histórica en política internacional, el Estado español ha vuelto a confirmar que sigue siendo un refugio de criminales de guerra y terroristas -más allá del perfil ideológico del gobierno de turno-, al conceder pasaporte diplomático al promotor de las violentas guarimbas opositoras de 2014 en Venezuela, Lorent Saleh.
De acuerdo con medios de prensa venezolanos, el Gobierno de España concedió al terrorista venezolano Lorent Saleh un pasaporte diplomático español, bajo el supuesto cargo de “asesor externo de la Unidad de Emergencia Consular del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación”.
Al lector no informado de la situación política venezolana el nombre Lorent Saleh quizá no le diga nada, mas allá de la duda que sugiere el privilegio para un recién nacionalizado por tener pasaporte diplomático. Sin embargo, su currículum terrorista no deja lugar a dudas. Lorent Saleh fue uno de los promotores principales de las guarimbas que tuvieron lugar en Venezuela en 2014, que se saldaron con 43 personas muertas y cientos de heridos. Tras el fracaso de las accionas desestabilizadoras huyó a Colombia hasta que fue expulsado en septiembre de ese mismo año, por perpetrar actividades que atentaron contra la seguridad nacional colombiana, el orden público, la salud pública, la tranquilidad social y la seguridad pública.
Al ser deportado de Colombia, Saleh fue aprehendido en Venezuela, bajo los cargos de haber violado el régimen de presentación establecido en 2010, cuando fue detenido por participar en acciones violentas en Valencia, donde se le incautó material bélico.
Por esa causa, se le imputó el delito de conspiración para la rebelión tras haber admitido que estaba en el país vecino para establecer un campamento paramilitar, con la colaboración del expresidente colombiano Álvaro Uribe.
Cuatro años más tarde, en octubre de 2018, como parte del proceso de diálogo entre el presidente Nicolás Maduro y la oposición, Saleh recibió medidas cautelares por su situación psicológica, como resultado del trabajo de la Comisión de la Verdad, conformada en el marco de las negociaciones.
A petición de su madre, viajó a España y en julio de ese mismo año se le concede la nacionalidad española por carta de naturaleza, bajo el Real Decreto 678/2020.
La doble moral de los gobiernos españoles -y en particular del actual gobierno progresista- es aun más desvergonzada si se tiene en cuenta carácter político del terrorismo como arma arrojadiza. La suscitada polarización que se vive desde hace décadas en la política institucional española en torno al terrorismo se desvanece en el aire cuando se trata de un prototípico “terrorista bueno” de la filo fascista oposición venezolana.
La pregunta obvia, pero pertinente, es la siguiente: ¿Por qué en España los representantes políticos y los supuestos “creadores de opinión” no reconocen a organizaciones partidistas y personajes como Lorent Saleh que las representan, como condenables terroristas?
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