
El ministro Alberto Garzón: Bases militares yanquis, de "entrada sí"
En el programa El Objetivo, de La Sexta, Alberto Garzón se congratuló el pasado domingo por la victoria en las pasadas elecciones presidenciales de EE.UU. del demócrata Joe Biden, evitando hacer la más leve alusión crítica a la política belicista que ha representando durante su larga trayectoria. Pero el ministro de Consumo del Gobierno español no se limitó a realizar estas declaraciones, que algunos podrían estimar como necesariamente "diplomáticas". Al ser preguntado en torno a la decisión que deberá tomar su Ejecutivo, el próximo mes de mayo, sobre la renovación del convenio con Estados Unidos para el mantenimiento de las bases de Rota y de Morón cuando Garzón protagonizó un giro copernicano con respecto al posicionamiento histórico de Izquierda Unida y del PCE (...).
Por CRISTÓBAL GARCÍA VERA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
"El eurocomunismo propugnaba una alianza con el resto de las clases, incluidas las dominantes... A pesar de las continuadas referencias a Gramsci y Poulantzas, la mayor parte del esfuerzo se dedicaba a ganar elecciones y a la gestión de las instituciones... Si la aceptación del proceso de negociación con el franquismo explica en gran medida la posición que tiene la izquierda frente al régimen y su deriva legalista y pro-constitución del 78, el eurocomunismo también dejó su huella en la actitud profundamente institucionalista que queda en una parte considerable de los dirigentes comunistas de este país".
Si se encuentra usted entre quienes suscribirían el párrafo que acaba de leer, quizá le resulte increíble que se trate de un fragmento del libro "Por qué soy comunista" (sic), escrito nada menos que por el flamante ministro de Consumo, Alberto Garzón.
Un libro en la que el también Coordinador General de Izquierda Unida realiza una muy particular interpretación de la tradición marxista para tratar de justificar la práctica política de su organización, adaptada justamente a las instituciones de la Monarquía española, presentándola como una supuesta actualización pragmática del "socialismo" a los tiempos actuales.
Pretensión, en definitiva, muy similar a la que en su tiempo manifestó el propio Santiago Carrillo, cuando tuvo la oportunista ocurrencia de bautizar el incipiente proceso de socialdemocratización del PCE - profundizado sin tregua desde entonces hasta nuestros días- con una alusión a la supuesta modernización "europea", o “democratización”, del comunismo.
En su justificación "teórica" de la deriva reformista del PCE, y de sus propias concepciones socialdemócratas, Alberto Garzón concluye afirmando en su libro que, para alejarse de debates estériles o sectarios, lo fundamental es “situar el foco político en los problemas de la gente y no en debates litúrgicos y ceremoniales propios de las religiones".
Lo cierto es, no obstante, que la auténtica naturaleza de la política pretendidamente progresista que defiende el líder de IU se pone de manifiesto precisamente en la práctica, allí donde los "problemas de la gente" se ven afectados. Y sometido a esta prueba del algodón su supuesto pragmatismo no queda precisamente muy bien parado.
EL MINISTRO GARZÓN SE DESTAPA , POR FIN, EN UNA ENTREVISTA TELEVISIVA
Si como ministro de Consumo del Gobierno socioliberal del PSOE y Unidas Podemos, Garzón no ha sido siquiera capaz de enfrentarse a la patronal del juego que está arruinando la vida de generaciones enteras de jóvenes y adultos con el negocio de las casas de apuesta, seguramente resultaría muy ingenuo suponer que podría atreverse a sostener sus antiguas opiniones acerca del imperialismo estadounidense o sobre sus bases militares en España.
Pese a todo, suponemos que a sus fans incondicionales les habría gustado presenciar una salida algo más digna del ministro al abordar este tema en la entrevista que concedía el pasado domingo a la periodista Ana Pastor.
En el programa El Objetivo, de La Sexta, Alberto Garzón se congratuló por la victoria en las pasadas elecciones presidenciales de EE.UU. del demócrata Joe Biden, evitando hacer la más leve alusión crítica a la política belicista que éste ha representando durante su larga trayectoria en uno de los dos partidos del establishment norteamericano.
"Con Donald Trump lo que estaba en peligro era la democracia, y esto lo ha visto muy bien toda la gente comprometida con la libertad en Estados Unidos votando masivamente al candidato demócrata, que ha levantado muchas esperanzas en todo el mundo porque supone algo distinto a lo que había hasta ahora"- afirmó Garzón, alimentando estas cándidas esperanzas infundadas de muchos, como lo habría hecho cualquier dirigente del PSOE.
LOS PRINCIPIOS MORALES Y POLÍTICOS SON INCOMPATIBLES CON LA GESTIÓN DEL SISTEMA
Pero Alberto Garzón no se limitó a realizar estas declaraciones, que algunos podrían estimar como obligadamente "diplomáticas" por su cargo de ministro del Gobierno de España.
Fue al ser preguntado por Pastor en torno a la decisión que deberá tomar su Ejecutivo, el próximo mes de mayo, sobre la renovación del convenio con Estados Unidos para el mantenimiento de las bases de Rota y de Morón cuando Garzón protagonizó un giro copernicano con respecto al posicionamiento histórico de Izquierda Unida y del PCE, que siempre han reclamado, al menos formalmente, el desmantelamiento de las citadas bases y expresado su rechazo a que el territorio español continúe siendo utilizado por Washington como plataforma logística para sus agresiones militares contra otros países.
Todavía en el año 2016, cuando no formaba parte del Gobierno, Alberto Garzón osaba criticar la visita de Barack Obama, denunciando que el presidente demócrata "nos trataba como a una colonia", porque había dedicado:
"más de 5 horas a su presencia en territorio estadounidense en las bases [base naval de Rota], mientras no llegó a 10 minutos lo que dedicó a los dirigentes de oposición de nuestro país".
En aquellas fechas, reiterando la postura que siempre había mantenido IU, Garzón expresó, igualmente, su "rechazo a que España sea parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y reclamó que Estados Unidos "desmantele a lo antes posibles las bases militares instaladas en el territorio español".
Como podrá ver el lector en el vídeo que adjuntamos, el pasado domingo, por el contrario, el ministro de Consumo aprovechó la entrevista de Ana Pastor para exhibir su pose de "hombre de Estado", cuando su interlocutora le interrogó sobre la posición del gobierno acerca de las bases estadounidenses en España. Sin que se apreciara en su rostro el más leve signo de perturbación o duda, y pasando por alto el hecho incuestionable de que las bases norteamericanas en España han sido y son utilizadas como centros estratégicos para la destrucción de países enteros y núcleo militar esencial para la hegemonía estadounidense en África y Oriente Medio, Garzón aseguró que:
"Lo primero que tenemos que decir, y lo digo como andaluz, es que toda la región, toda la zona, está muy a expensas de lo que significa la base ,y desde el punto de vista laboral ahí hay una gran cantidad de empleos y esto es lo primero que se tiene que preservar".
Durante la última campaña electoral al Congreso de los Diputados, cuando el actual jefe de su Ejecutivo, Pedro Sánchez, afirmaba que "no podría dormir si gobernase con Unidas Podemos”, el hoy ministro de Consumo le replicaba manifestando que:
"el PSOE no es de izquierdas ni en campaña", y actuaba de esta manera porque sabía que "nosotros no doblegamos nuestros principios y solo estamos en el parlamento para hacer políticas de izquierdas, no para disimular".
La cruda realidad, sin embargo, vuelve a mostrar hoy, como lo hizo durante la Transición, que los supuestos principios de quienes acceden a convertirse en gestores del sistema capitalista, con la viejísima promesa de modificarlo paulatinamente desde sus entrañas, se doblegan mucho antes de que lleguen a tomar posesión de sus cómodas y bien remuneradas poltronas. Desaparecen, o se convierten en mera retórica, en el mismo momento en el que sitúan en el centro de sus aspiraciones políticas integrarse en unas instituciones donde se les permitirá modificar la apariencia de algunas cosas, sólo para garantizar que nada esencial cambie.
VÍDEO:
Por CRISTÓBAL GARCÍA VERA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
"El eurocomunismo propugnaba una alianza con el resto de las clases, incluidas las dominantes... A pesar de las continuadas referencias a Gramsci y Poulantzas, la mayor parte del esfuerzo se dedicaba a ganar elecciones y a la gestión de las instituciones... Si la aceptación del proceso de negociación con el franquismo explica en gran medida la posición que tiene la izquierda frente al régimen y su deriva legalista y pro-constitución del 78, el eurocomunismo también dejó su huella en la actitud profundamente institucionalista que queda en una parte considerable de los dirigentes comunistas de este país".
Si se encuentra usted entre quienes suscribirían el párrafo que acaba de leer, quizá le resulte increíble que se trate de un fragmento del libro "Por qué soy comunista" (sic), escrito nada menos que por el flamante ministro de Consumo, Alberto Garzón.
Un libro en la que el también Coordinador General de Izquierda Unida realiza una muy particular interpretación de la tradición marxista para tratar de justificar la práctica política de su organización, adaptada justamente a las instituciones de la Monarquía española, presentándola como una supuesta actualización pragmática del "socialismo" a los tiempos actuales.
Pretensión, en definitiva, muy similar a la que en su tiempo manifestó el propio Santiago Carrillo, cuando tuvo la oportunista ocurrencia de bautizar el incipiente proceso de socialdemocratización del PCE - profundizado sin tregua desde entonces hasta nuestros días- con una alusión a la supuesta modernización "europea", o “democratización”, del comunismo.
En su justificación "teórica" de la deriva reformista del PCE, y de sus propias concepciones socialdemócratas, Alberto Garzón concluye afirmando en su libro que, para alejarse de debates estériles o sectarios, lo fundamental es “situar el foco político en los problemas de la gente y no en debates litúrgicos y ceremoniales propios de las religiones".
Lo cierto es, no obstante, que la auténtica naturaleza de la política pretendidamente progresista que defiende el líder de IU se pone de manifiesto precisamente en la práctica, allí donde los "problemas de la gente" se ven afectados. Y sometido a esta prueba del algodón su supuesto pragmatismo no queda precisamente muy bien parado.
EL MINISTRO GARZÓN SE DESTAPA , POR FIN, EN UNA ENTREVISTA TELEVISIVA
Si como ministro de Consumo del Gobierno socioliberal del PSOE y Unidas Podemos, Garzón no ha sido siquiera capaz de enfrentarse a la patronal del juego que está arruinando la vida de generaciones enteras de jóvenes y adultos con el negocio de las casas de apuesta, seguramente resultaría muy ingenuo suponer que podría atreverse a sostener sus antiguas opiniones acerca del imperialismo estadounidense o sobre sus bases militares en España.
Pese a todo, suponemos que a sus fans incondicionales les habría gustado presenciar una salida algo más digna del ministro al abordar este tema en la entrevista que concedía el pasado domingo a la periodista Ana Pastor.
En el programa El Objetivo, de La Sexta, Alberto Garzón se congratuló por la victoria en las pasadas elecciones presidenciales de EE.UU. del demócrata Joe Biden, evitando hacer la más leve alusión crítica a la política belicista que éste ha representando durante su larga trayectoria en uno de los dos partidos del establishment norteamericano.
"Con Donald Trump lo que estaba en peligro era la democracia, y esto lo ha visto muy bien toda la gente comprometida con la libertad en Estados Unidos votando masivamente al candidato demócrata, que ha levantado muchas esperanzas en todo el mundo porque supone algo distinto a lo que había hasta ahora"- afirmó Garzón, alimentando estas cándidas esperanzas infundadas de muchos, como lo habría hecho cualquier dirigente del PSOE.
LOS PRINCIPIOS MORALES Y POLÍTICOS SON INCOMPATIBLES CON LA GESTIÓN DEL SISTEMA
Pero Alberto Garzón no se limitó a realizar estas declaraciones, que algunos podrían estimar como obligadamente "diplomáticas" por su cargo de ministro del Gobierno de España.
Fue al ser preguntado por Pastor en torno a la decisión que deberá tomar su Ejecutivo, el próximo mes de mayo, sobre la renovación del convenio con Estados Unidos para el mantenimiento de las bases de Rota y de Morón cuando Garzón protagonizó un giro copernicano con respecto al posicionamiento histórico de Izquierda Unida y del PCE, que siempre han reclamado, al menos formalmente, el desmantelamiento de las citadas bases y expresado su rechazo a que el territorio español continúe siendo utilizado por Washington como plataforma logística para sus agresiones militares contra otros países.
Todavía en el año 2016, cuando no formaba parte del Gobierno, Alberto Garzón osaba criticar la visita de Barack Obama, denunciando que el presidente demócrata "nos trataba como a una colonia", porque había dedicado:
"más de 5 horas a su presencia en territorio estadounidense en las bases [base naval de Rota], mientras no llegó a 10 minutos lo que dedicó a los dirigentes de oposición de nuestro país".
En aquellas fechas, reiterando la postura que siempre había mantenido IU, Garzón expresó, igualmente, su "rechazo a que España sea parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y reclamó que Estados Unidos "desmantele a lo antes posibles las bases militares instaladas en el territorio español".
Como podrá ver el lector en el vídeo que adjuntamos, el pasado domingo, por el contrario, el ministro de Consumo aprovechó la entrevista de Ana Pastor para exhibir su pose de "hombre de Estado", cuando su interlocutora le interrogó sobre la posición del gobierno acerca de las bases estadounidenses en España. Sin que se apreciara en su rostro el más leve signo de perturbación o duda, y pasando por alto el hecho incuestionable de que las bases norteamericanas en España han sido y son utilizadas como centros estratégicos para la destrucción de países enteros y núcleo militar esencial para la hegemonía estadounidense en África y Oriente Medio, Garzón aseguró que:
"Lo primero que tenemos que decir, y lo digo como andaluz, es que toda la región, toda la zona, está muy a expensas de lo que significa la base ,y desde el punto de vista laboral ahí hay una gran cantidad de empleos y esto es lo primero que se tiene que preservar".
Durante la última campaña electoral al Congreso de los Diputados, cuando el actual jefe de su Ejecutivo, Pedro Sánchez, afirmaba que "no podría dormir si gobernase con Unidas Podemos”, el hoy ministro de Consumo le replicaba manifestando que:
"el PSOE no es de izquierdas ni en campaña", y actuaba de esta manera porque sabía que "nosotros no doblegamos nuestros principios y solo estamos en el parlamento para hacer políticas de izquierdas, no para disimular".
La cruda realidad, sin embargo, vuelve a mostrar hoy, como lo hizo durante la Transición, que los supuestos principios de quienes acceden a convertirse en gestores del sistema capitalista, con la viejísima promesa de modificarlo paulatinamente desde sus entrañas, se doblegan mucho antes de que lleguen a tomar posesión de sus cómodas y bien remuneradas poltronas. Desaparecen, o se convierten en mera retórica, en el mismo momento en el que sitúan en el centro de sus aspiraciones políticas integrarse en unas instituciones donde se les permitirá modificar la apariencia de algunas cosas, sólo para garantizar que nada esencial cambie.
VÍDEO:
Angel Villa | Sábado, 26 de Diciembre de 2020 a las 17:57:26 horas
Me parece que el video que le hace Ana Pastor a Garzon, fue unos días después de las elecciones norteamericanas, sobre las bases, y justo un dia después o dos, el "gobierno socioliberal" dijo que como buena intención al ganar Biden ( aun hoy dia 26-diciembre 2020, no está proclamado oficialmente ?), prorrogaba, un año más las bases en España, es que Garzón no sabia ya esa medida el dia de la entrevista?
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