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Domingo, 06 de Diciembre de 2020 Tiempo de lectura:

PURGA EN LA UNIVERSIDAD AUSTRALIANA: DESPEDIDO POR CRITICAR EL MILITARISMO DE EE.UU. E ISRAEL

Nuestras alabadas democracias ahora apuntan también a la libertad de pensamiento y de cátedra

Australia, país de cuyas fuerzas armadas se han destapado recientemente horrendos crímenes de guerra cometidos en Afganistán, la ha emprendido con los académicos que osen criticar -aunque sea en foros privados- la política exterior de Estados Unidos, aliado del gobierno australiano, o los ataques de Israel al pueblo palestino.

 

 

   Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

 

   Australia, país de cuyas fuerzas armadas se han destapado recientemente horrendos crímenes de guerra cometidos en Afganistán, la ha emprendido con los académicos que osen criticar -aunque sea en foros privados- la política exterior de Estados Unidos, estrecho aliado del gobierno australiano, o los crímenes del régimen de Israel contra el pueblo palestino.

 

 

   La semana pasada, un juez del Tribunal Federal de Australia sentó un peligroso precedente en este sentido, un aviso de lo que puede ser en un futuro cercano la conversión de nuestras democracias de cartón-piedra, que ya son Estados policiales, en dictaduras sin ambages.

 

 

   La sentencia judicial ratifica la decisión de la Universidad de Sidney, de febrero de 2019, de despedir al doctor Tim Anderson, profesor del departamento de economía, por haber expresado su disenso con la política militarista de Estados Unidos y la de Israel respecto al pueblo palestino. La Universidad fundamentó el despido en que estas expresiones eran “ofensivas”.

 

 

   De una fotografía subida por Anderson a su cuenta de Facebook, donde se le ve con un grupo de amigos, uno de los cuales lleva puesta una chapa anti-Israel, tanto la universidad como la judicatura consideran que “promueve el odio racial y/o el racismo”. Lamentablemente, ya vamos estando acostumbrados a que el disenso -aun razonado y sin recurso a insulto- en torno a determinadas cuestiones sea inmediatamente acusado de “fomentar el odio”.

 

 

   Al parecer, la sentencia que ratifica el despido del profesor Anderson forma parte de una campaña represiva del gobierno australiano que pretende acallar la oposición que en el país suscitan los preparativos para colaborar en las hostilidades y una posible guerra de EE.UU contra China. Precisamente, la Universidad de Sidney es sede del Centro de Estudios Estadounidenses (US Studies Centre), establecido en 2006, con el propósito explícito de revertir la opinión popular desfavorable al militarismo de EE.UU, que se manifestó en las masivas protestas contra la invasión y ocupación de Irak.

 

 

   Sin embargo, no contentos con despojar de empleo y sueldo a un trabajador, ahora los castigos gubernamentales o judiciales por opinar “lo que no se debe opinar” conllevan también campañas de desprestigio y difamación en los medios corporativos, que es la modalidad actual de la medieval exposición a “vergüenza pública”, y contra las cuales una persona se ve indefensa si no cuanta con una abultada cuenta corriente para pagar abogados.

 

 

   El Canal 7 hizo un video-reportaje en el que se aseguraba que Anderson apoya "el racismo y el régimen de Corea del Norte". El profesor lo denunció en sus cuentas de Twitter y Facebook diciendo que “Los medios promueven la ignorancia, el apartheid y la guerra”. Y esto se consideró “denigrativo” del periodista que hizo el reportaje.

 


 

   El Daily Telegraph de Sidney, propiedad de Murdoch, llamó a Anderson “bolsa de gas sarín” y el Sydney Morning Herald más tarde informaba que la universidad había tomado medidas disciplinarias contra Anderson -en clara violación del régimen de confidencialidad.

 


 

   El juez dictaminó que el despido de Anderson está justificado porque se atiene al Código de Conducta de la universidad, que requiere “ejercitar el mejor juicio profesional y ético”, “integridad y objetividad”, ser “justo y razonable” y tratar a “los miembros del público con respeto, imparcialidad, cortesía y sensibilidad”. Los empleados de la universidad deben asimismo “defender la reputación de la universidad”.

 


 

   Estas formulaciones son tan vagas, que podrían valer como pretexto para despedir académicos u otros empleados universitarios que critiquen al gobierno, denuncien la codicia empresarial, acusen a EE.UU o Australia de crímenes de guerra como los que se han cometido en Afganistán o critiquen la presencia en las universidades de think tanks pro-militaristas.

 


 

   Esta sentencia del Tribunal Federal contra Tim Anderson es parte de un ataque de mayor alcance a los derechos fundamentales que se supone toda democracia debe respetar. Amplía, además, el impacto de una directiva del Alto Tribunal de 2019 que esencialmente abole la libertad de expresión de los trabajadores, ya sean públicos o privados. Sin apenas disenso, los jueces aprobaron el despido de un funcionario federal por criticar -incluso de forma anónima- el brutal régimen en que Australia mantiene a los refugiados.

 


 

   Aviso para navegantes. La clase dominante y sus agencias, incluidas las universitarias, quieren acabar con la disidencia política y sindical -pero sólo la que llegue por la “izquierda”-, mientras aumenta la desigualdad social y las amenazas de guerra.

 

 

 

 

 

Fuente:

https://www.asia-pacificresearch.com/australian-court-upholds-sacking-academic-criticising-us-israeli-militarism/5629517

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