GENERAL ALEMÁN DICE QUE LA OTAN DISPONE DE 800 MIL SOLDADOS LISTOS PARA SER DESPLEGADOS SOBRE RUSIA
“La historia no se repite exactamente, pero cuando rima, lo hace con pólvora”
Un general alemán anuncia que la OTAN movilizaría a 800.000 soldados contra Rusia si hay guerra. acudimos a la Historia y esta nos dice que esa cifra es cinco veces menor a la operación militar con la que Hitler invadió la URSS en 1941… y aquel plan fracasó estrepitosamente. ¿Y si los rusos vuelven a sorprender al mundo?
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL
Un general alemán acaba de anunciar que la OTAN está lista
para desplegar 800.000 soldados si se desata una guerra con Rusia.
La noticia ha sido recibida en algunos círculos castrenses germanos con entusiasmo, como si ello hubiera que interpretarlo como si fuera una demostración de fuerza.
Pero conviene parar la pelota. Porque esta cifra, por mucho que impresione, es cinco veces menor que la de la Operación Barbarroja, cuando en 1941, Hitler lanzó 3.8 millones de soldados contra la Unión Soviética… y perdió estrepitosamente.
Y Napoleón Bonaparte llegó a movilizar a aproximadamente 600.000 soldados en su campaña contra Rusia en el año 1812. Aquella campaña, conocida como la "Gran Armée", estuvo integrada por hombres procedentes de casi toda Europa: franceses, alemanes, polacos, italianos, austríacos, entre otros.
“800.000 soldados parecen muchos... hasta que recuerdas que Hitler usó 3.8 millones y perdió estrepitosamente.”
No son detalles menores. Porque si entonces ambas operaciones militares fracasaron con todo ese músculo militar, ¿qué creen que va a pasar ahora? ¿Alguien en Berlín, Bruselas o Washington se ha atrevido a hacer bien las cuentas? ¿O nos encontramos nuevamente ante un peligroso revival, estúpidamente mezclado de arrogancia, olvido y fantasía imperial?
LA REACTIVACIÓN DEL DELIRIO MILITAR
El general Andreas Marlow, alto mando del ejército alemán, ha confirmado que la OTAN no solo prepara sus fuerzas, sino que ha diseñado una estructura capaz de “atacar incluso sin provocación directa”. La cifra de 800.000 soldados no es una amenaza al aire: es un plan.
Al mismo tiempo, un exjefe de la OTAN ha reconocido públicamente que Ucrania no quiere una guerra abierta con Rusia, ni siquiera con todo el respaldo occidental. Y no es por cobardía. Es sentido común. Ucrania sabe que una confrontación de esa magnitud no solo arrasaría su territorio, sino que puede arrastrar a Europa entera a un abismo hoy difícil de dimensionar.
DE "BARBARROJA" A BRUSELAS: MENOS TROPAS, MAYOR PELIGRO
Es aquí donde la historia nos habla, aunque pocos sean los que la escuchen. En junio de 1941, el Tercer Reich movilizó casi 4 millones de soldados en la mayor ofensiva terrestre jamás organizada: la Operación Barbarroja. Con apoyo rumano, finlandés, húngaro, español e italiano, lanzaron sobre la URSS una guerra total con más de 3.500 tanques, 4.000 aviones y una maquinaria de guerra brutal.
Aun así, fracasaron. Porque el pueblo soviético, resistió. Resistió por patriotismo, y porque el proyecto social que allí se estaba construyendo era el suyo. Y devolvió el golpe a aquel ataque hasta llegar al mismo Berlín.
Hoy, la OTAN plantea una movilización de cinco veces menos efectivos, sin un objetivo claro, con una ciudadanía europea completamente ajena a lo que implica una guerra total. Y, sin embargo, sus estrategas se sienten confiados.
Y es que, aunque los rusos de hoy no tienen los mismos motivos ni la misma épica que los soviéticos tenían entonces, siguen poseyendo lo más importante: la sensación de estar siendo acorralados. Y eso, históricamente, los ha vuelto peligrosos. A lo peor, como ocurrió en el siglo pasado, vuelven a dar una sorpresa. Una aún más dura, precisamente porque nadie la espera.
LA GUERRA COMO INDUSTRIA Y COMO SALIDA
Nada de esto es casual. La lógica de guerra no es un accidente, es sistémica. En los momentos de crisis, los Estados imperialistas no buscan calmar las aguas: buscan reorganizar el tablero a su favor. La guerra se convierte en una inversión, en una manera de reactivar economías decadentes, de consolidar alianzas, de justificar recortes y control social. El Estado capitalista no es neutral: administra los intereses de las clases dominantes. Tanto los de un lado como los del otro. Y hoy, esos intereses parecen estarse poniendo muy nerviosos.
Las potencias occidentales no necesitan que haya una provocación real: parecen estarla fabricando minuciosamente. Milímetro a milímetro, base a base, discurso a discurso, empujan al límite una frontera que debería haberse sellado con diplomacia desde hace años. Y cuando se supere ese límite —porque todo indica que lo harán— será demasiado tarde para poder calcular las consecuencias.
RUSIA HOY: MENOS IDEOLOGÍA, PERO MÁS MEMORIA
Nadie dice que la Rusia actual sea heredera política de la antigua URSS. Ciertamente, dista mucho de serlo. Pero sigue siendo una potencia nuclear, con una cultura militar forjada en siglos de invasiones y guerras defensivas. Sabe lo que significa resistir.
Y aunque su población no esté movilizada hoy en nombre de un ideal revolucionario, el recuerdo del asedio, la narrativa del enemigo exterior y la maquinaria estatal pueden volver a activar algo aún más elemental: el instinto de sobrevivencia nacional.
Lo peligroso de la actual estrategia de la OTAN es que está subestimando esa capacidad, mientras sobreestima la suya propia. Cree que con menos hombres, más tecnología y un relato mediático, puede doblegar a un país que, en otras condiciones más extremas, ya demostró sobradamente que no se le puede arrodillar fácilmente.
LA HISTORIA NO SE REPITE, PERO A VECES PUEDE RIMAR DE MANERA CANTOSA
A diferencia de 1941, esta vez no hay nieve ni tanques alemanes atravesando las estepas. Pero hay militares alemanes proponiendo movilizaciones masivas, y hay una alianza militar occidental acumulando tropas y tensiones en la frontera rusa. Y lo más inquietante es que parecen estar convencidos de que esta vez sí les va a funcionar.
Pero la historia tiene memoria, aunque ellos no la lean. Y lo que ocurrió con la “Operación Barbarroja” debería bastar para entender que, cuando se juega con fuego en las puertas de Rusia, la quemadura suele ser mayor de lo que se ha calculado en los despachos.
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL
Un general alemán acaba de anunciar que la OTAN está lista
para desplegar 800.000 soldados si se desata una guerra con Rusia.
La noticia ha sido recibida en algunos círculos castrenses germanos con entusiasmo, como si ello hubiera que interpretarlo como si fuera una demostración de fuerza.
Pero conviene parar la pelota. Porque esta cifra, por mucho que impresione, es cinco veces menor que la de la Operación Barbarroja, cuando en 1941, Hitler lanzó 3.8 millones de soldados contra la Unión Soviética… y perdió estrepitosamente.
Y Napoleón Bonaparte llegó a movilizar a aproximadamente 600.000 soldados en su campaña contra Rusia en el año 1812. Aquella campaña, conocida como la "Gran Armée", estuvo integrada por hombres procedentes de casi toda Europa: franceses, alemanes, polacos, italianos, austríacos, entre otros.
“800.000 soldados parecen muchos... hasta que recuerdas que Hitler usó 3.8 millones y perdió estrepitosamente.”
No son detalles menores. Porque si entonces ambas operaciones militares fracasaron con todo ese músculo militar, ¿qué creen que va a pasar ahora? ¿Alguien en Berlín, Bruselas o Washington se ha atrevido a hacer bien las cuentas? ¿O nos encontramos nuevamente ante un peligroso revival, estúpidamente mezclado de arrogancia, olvido y fantasía imperial?
LA REACTIVACIÓN DEL DELIRIO MILITAR
El general Andreas Marlow, alto mando del ejército alemán, ha confirmado que la OTAN no solo prepara sus fuerzas, sino que ha diseñado una estructura capaz de “atacar incluso sin provocación directa”. La cifra de 800.000 soldados no es una amenaza al aire: es un plan.
Al mismo tiempo, un exjefe de la OTAN ha reconocido públicamente que Ucrania no quiere una guerra abierta con Rusia, ni siquiera con todo el respaldo occidental. Y no es por cobardía. Es sentido común. Ucrania sabe que una confrontación de esa magnitud no solo arrasaría su territorio, sino que puede arrastrar a Europa entera a un abismo hoy difícil de dimensionar.
DE "BARBARROJA" A BRUSELAS: MENOS TROPAS, MAYOR PELIGRO
Es aquí donde la historia nos habla, aunque pocos sean los que la escuchen. En junio de 1941, el Tercer Reich movilizó casi 4 millones de soldados en la mayor ofensiva terrestre jamás organizada: la Operación Barbarroja. Con apoyo rumano, finlandés, húngaro, español e italiano, lanzaron sobre la URSS una guerra total con más de 3.500 tanques, 4.000 aviones y una maquinaria de guerra brutal.
Aun así, fracasaron. Porque el pueblo soviético, resistió. Resistió por patriotismo, y porque el proyecto social que allí se estaba construyendo era el suyo. Y devolvió el golpe a aquel ataque hasta llegar al mismo Berlín.
Hoy, la OTAN plantea una movilización de cinco veces menos efectivos, sin un objetivo claro, con una ciudadanía europea completamente ajena a lo que implica una guerra total. Y, sin embargo, sus estrategas se sienten confiados.
Y es que, aunque los rusos de hoy no tienen los mismos motivos ni la misma épica que los soviéticos tenían entonces, siguen poseyendo lo más importante: la sensación de estar siendo acorralados. Y eso, históricamente, los ha vuelto peligrosos. A lo peor, como ocurrió en el siglo pasado, vuelven a dar una sorpresa. Una aún más dura, precisamente porque nadie la espera.
LA GUERRA COMO INDUSTRIA Y COMO SALIDA
Nada de esto es casual. La lógica de guerra no es un accidente, es sistémica. En los momentos de crisis, los Estados imperialistas no buscan calmar las aguas: buscan reorganizar el tablero a su favor. La guerra se convierte en una inversión, en una manera de reactivar economías decadentes, de consolidar alianzas, de justificar recortes y control social. El Estado capitalista no es neutral: administra los intereses de las clases dominantes. Tanto los de un lado como los del otro. Y hoy, esos intereses parecen estarse poniendo muy nerviosos.
Las potencias occidentales no necesitan que haya una provocación real: parecen estarla fabricando minuciosamente. Milímetro a milímetro, base a base, discurso a discurso, empujan al límite una frontera que debería haberse sellado con diplomacia desde hace años. Y cuando se supere ese límite —porque todo indica que lo harán— será demasiado tarde para poder calcular las consecuencias.
RUSIA HOY: MENOS IDEOLOGÍA, PERO MÁS MEMORIA
Nadie dice que la Rusia actual sea heredera política de la antigua URSS. Ciertamente, dista mucho de serlo. Pero sigue siendo una potencia nuclear, con una cultura militar forjada en siglos de invasiones y guerras defensivas. Sabe lo que significa resistir.
Y aunque su población no esté movilizada hoy en nombre de un ideal revolucionario, el recuerdo del asedio, la narrativa del enemigo exterior y la maquinaria estatal pueden volver a activar algo aún más elemental: el instinto de sobrevivencia nacional.
Lo peligroso de la actual estrategia de la OTAN es que está subestimando esa capacidad, mientras sobreestima la suya propia. Cree que con menos hombres, más tecnología y un relato mediático, puede doblegar a un país que, en otras condiciones más extremas, ya demostró sobradamente que no se le puede arrodillar fácilmente.
LA HISTORIA NO SE REPITE, PERO A VECES PUEDE RIMAR DE MANERA CANTOSA
A diferencia de 1941, esta vez no hay nieve ni tanques alemanes atravesando las estepas. Pero hay militares alemanes proponiendo movilizaciones masivas, y hay una alianza militar occidental acumulando tropas y tensiones en la frontera rusa. Y lo más inquietante es que parecen estar convencidos de que esta vez sí les va a funcionar.
Pero la historia tiene memoria, aunque ellos no la lean. Y lo que ocurrió con la “Operación Barbarroja” debería bastar para entender que, cuando se juega con fuego en las puertas de Rusia, la quemadura suele ser mayor de lo que se ha calculado en los despachos.

































Virgilio | Lunes, 10 de Noviembre de 2025 a las 00:58:02 horas
La presencia de las Fuerzas Armadas españolas en la zona oriental de Europa se compone de unos 1.700 PIRATAS desplegados en ESTONIA, LITUANIA, LETONIA Y RUMANIA.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder