
DE AL QAEDA A MOSCÚ: "REBANACUELLOS", EL NUEVO "ALIADO” DE RUSIA EN SIRIA (VÍDEOS)
Vladimir Putin, ni un día sin sorpresas para sus "admiradores"
El presidente ruso Vladimir Putin recibió en Moscú a Ahmed al-Sharaa, exlíder yihadista del Frente Al-Nusra, reconvertido hoy en presidente interino de Siria. Aunque parezca sorprendente, esta jugada se alinea perfectamente con el papel que Putin ha desempeñado durante décadas: aprovechar cada vacío de poder para colocar a sus peones estratégicos.
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
El pasado martes, 14 de octubre, Vladímir Putin recibió oficialmente en Moscú a Ahmed al-Sharaa, presidente de facto de Siria desde la caída del gobierno del hoy
desaparecido Bashar al-Assad.
La noticia tuvo repercusión mundial no solo por su contenido diplomático, sino por la identidad del visitante: Al-Sharaa es el mismo hombre que, durante años, fue conocido como Abu Mohammad al-Golani, líder del sanguinario Frente Al-Nusra, una organización vinculada directamente a la fundamentalista y reaccionaria organización terrorista Al Qaeda.
En otras palabras, Putin recibió con todos los honores y protocolo, como puede constatarse en el video adjunto- a un ex comandante yihadista reconvertido, como por arte de magia, en líder político, cuya agrupación —hoy llamada Hay’at Tahrir al-Sham (HTS)— dominó la provincia siria de Idlib mediante una administración de corte islamista autoritario.
Pero lo que muchos han contemplado ahora como una imagen “insólita”, en realidad no debería sorprender a nadie que haya seguido con atención la trayectoria de la política exterior rusa.
Como bien han recordado diferentes analistas y colaboradores en Canarias Semanal, lo que ahora está haciendo Putin no es ni mucho menos "romper esquemas", sino ejecutarlos con una precisión realmente quirúrgica. Sus alianzas, aparentemente contradictorias, son siempre funcionales a los intereses estratégicos de la peculiar oligarquía que controla los resortes de la economía de su país. Y esta no ha sido la excepción.
¿QUIÉN ES AL SHARAA?
Antes que nada correspondería aclarar o recordar a nuestros lectores cuál ha sido la trayectoria biográfica del peje. Nacido en Damasco, en 1982, Ahmed al-Sharaa se formó en círculos fundamentalistas sirios. Tras la invasión estadounidense de Irak en el 2003, se trasladó a ese país para unirse a la insurgencia. Capturado por las tropas de ocupación, estuvo encarcelado en Abu Ghraib y otras prisiones hasta 2011, cuando fue liberado en medio del caos de la guerra de Siria.
Poco después fundó el Frente Al-Nusra, brazo de Al Qaeda en Siria, y dirigió operaciones militares con métodos realmente brutales y sangrientos, incluyendo numerosas ejecuciones con los rebanamientos de cabezas públicos correspondientes .
En 2016, al romper formalmente con Al Qaeda, su grupo se rebautizó como Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), aunque mantuvo intactos el conjunto de sus principios ideológicos fundamentalistas.
![[Img #87294]](https://canarias-semanal.org/upload/images/10_2025/548_4180_conarabiaytrump.jpg)
Ahmed al-Sharaa recibiendo los apoyos del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, bajo la mirada complaciente de Donald Trump
HTS pasó a controlar territorios en el noroeste sirio, especialmente en Idlib, ejerciendo funciones de Estado: imponía impuestos, regulaba comercio, gestionaba escuelas y establecía tribunales religiosos inquisitoriales.
Desde 2023, con la retirada gradual del apoyo occidental a otras facciones, HTS amplió su influencia. En 2024, tras una ofensiva relámpago, Al-Sharaa se presentó como el nuevo jefe del Ejecutivo sirio, prometiendo clausurar cárceles, disolver los cuerpos represivos y aplicar una “transición nacional”.
Pero ni su pasado desapareció, ni su programa se transformó en algo mínimamente democrático o pluralista que pudiera servir para reconciliar a una sociedad como la siria a la que tanto había contribuido a fragmentar. La alianza con Putin, lejos de ser una ruptura con el pasado, no ha sido mas que una confirmación de que el poder, en las actuales coordenadas, está sostenido por pactos de mutua y rentable utilidad.
![[Img #87292]](https://canarias-semanal.org/upload/images/10_2025/1289_2408_confelipevi.jpg)
Ahmed al-Sharaa con el monarca español, Felipe VI
PUTIN, UN ILUSIONISTA QUE SOLO SORPRENDE A SUS SEGUIDORES MÁS FANÁTICOS
Desde los medios de comunicación críticos con el actual establishment interimperialista, y especialmente desde Canarias Semanal, no han faltado voces de colaboradores que han venido alertando de manera reiterada desde hace algún tiempo, sobre este tipo de maniobras.
La presencia de Putin junto al ex líder de Al-Nusra no representa un giro inesperado y sorprendente, sino la continuación lógica de una política basada en el pragmatismo, las consideraciones de la geopolítica del expansionismo y la desmemoria histórica.
Putin ya mostró —en la Chechenia bélica, con el abandono de Libia a su suerte, en Ucrania o en Bielorrusia— que puede cambiar de aliados, de banderas y hasta de “enemigos” de manera fulminante, siempre que tales cambios de orientación sirvan a sus fines.
Ahora, la presencia del antiguo rebanacuellos Al-Sharaa en Moscú es perfectamente funcional con la idea de mantener a Siria dentro de la órbita de influencia rusa, incluso si eso implica legitimar a quienes, años atrás, eran considerados criminales internacionales en busca y captura.
![[Img #87291]](https://canarias-semanal.org/upload/images/10_2025/483_7715_conputin.jpg)
El ex líder yihadista completando su círculo de apoyos políticos con Vladímir Putin
¿Y por qué no habría de hacerlo? Putin fue, en los años noventa, un actor clave en el desmantelamiento de la URSS y en la construcción de un nuevo Régimen que se nutrió de burócratas oligarcas de su mismo origen.
Corresponde recordar que la oleada de privatizaciones masivas y la concentración de riqueza que marcaron el poscomunismo ruso fueron administradas por funcionarios como él, que sabían bien que el futuro del país pasaba necesariamente por una suerte de autoritarismo bonapartista, contrarrevolucionario y restaurador de los valores reaccionarios de la sociedad presoviética.
DESDE "CANARIAS SEMANAL" SE HABÍA ADVERTIDO
Tiempo atrás, en sus análisis sobre la situación de Siria, comentaristas de Canarias Semanal ya advirtieron que la intervención de Rusia en Siria no estaba motivada por ningun tipo de solidaridad internacionalista con el pueblo de este país, ni por motivaciones "antiimperialistas", sino por sus propios intereses geopolíticos: mantener la presencia rusa en el Mediterráneo, permitiéndole continuar desempeñando su papel como árbitro y gendarme regional, a través del mantenimiento de sus bases navales.
En artículos tales como “¿Siria al filo del trueque?” o “Putin y Trump: ¿hacia una alianza tácita?”, se indicaba que la política exterior rusa respondía estos intereses, aunque no fueran ejecutados con los mismos métodos de los Estados Unidos. Putin ofrecía "estabilidad" a cambio de influencia, lo que naturalmente implica aceptar y sostener a aliados tan dispares como Al Assad, Erdogan, el general Haftar en Libia… o ahora, Al Sharaa.
Fue desde la década de los noventa del siglo pasado, como subordinado directo de Boris Yeltsin, cuando Putin contribuyó, junto con su jefe, a desmantelar el sistema de propiedad social de la URSS, para entregárselo a una naciente oligarquía rusa.
Partiendo de ese tipo de concepciones, ¿por qué razón tendría que extrañarnos que hoy reconozca como aliado a un ultrareaccionario ex rebanacabezas, siempre que este pueda servirle para garantizar su acceso a puertos, gasoductos, así como al recurso al botín de los contratos de reconstrucción de los estragos provocados por la guerra?
LO INSÓLITO ES CREER A ESTAS ALTURAS, QUE ESTO SEA UN "HECHO INSÓLITO"
El hecho de que Putin reciba a Al Sharaa en Moscú no "es un giro", ni "una contradicción", ni una “paradoja de la geopolítica”. Quienes así piensan ponen de manifiesto que su reloj quedó dramáticamente parado en algún momento del pasado siglo XX.
Y si así sucede es, posiblemente, porque no acaban de apercibirse de que la hegemonía mundial de nuestros días está encabezada por las grandes potencias capitalistas que desde oriente a occidente se están disputando con ferocidad, los mercados y la influencia geopolítica, porque en ello les van los beneficios y la sobrevivencia de sus respectivas oligarquías.
La arquitectura de la economía del mundo de nuestros días, con todas las distancias que haya que tener en cuenta, se parece infinitamente más a la que Lenin describió en vísperas de la I Guerra Mundial en su libro "El imperialismo, fase superior del capitalismo", que a la que conocemos desde hace tan solo tres décadas.
Justo por todo ello, Putin ha hecho exactamente lo que cabía de esperar de un líder que ha gobernado durante más de veinte años, sobre la base del cálculo estratégico, el oportunismo y la redefinición constante de sus “principios”, en función de los intereses de la oligarquía que representa y defiende.
Putin, pues, no tiene aliados o "amigos", solo asociados útiles a los intereses de los grupos oligarcas que un día ayudara a constituir en la nueva Rusia capitalista.
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La noticia tuvo repercusión mundial no solo por su contenido diplomático, sino por la identidad del visitante: Al-Sharaa es el mismo hombre que, durante años, fue conocido como Abu Mohammad al-Golani, líder del sanguinario Frente Al-Nusra, una organización vinculada directamente a la fundamentalista y reaccionaria organización terrorista Al Qaeda.
En otras palabras, Putin recibió con todos los honores y protocolo, como puede constatarse en el video adjunto- a un ex comandante yihadista reconvertido, como por arte de magia, en líder político, cuya agrupación —hoy llamada Hay’at Tahrir al-Sham (HTS)— dominó la provincia siria de Idlib mediante una administración de corte islamista autoritario.
Pero lo que muchos han contemplado ahora como una imagen “insólita”, en realidad no debería sorprender a nadie que haya seguido con atención la trayectoria de la política exterior rusa.
Como bien han recordado diferentes analistas y colaboradores en Canarias Semanal, lo que ahora está haciendo Putin no es ni mucho menos "romper esquemas", sino ejecutarlos con una precisión realmente quirúrgica. Sus alianzas, aparentemente contradictorias, son siempre funcionales a los intereses estratégicos de la peculiar oligarquía que controla los resortes de la economía de su país. Y esta no ha sido la excepción.
¿QUIÉN ES AL SHARAA?
Antes que nada correspondería aclarar o recordar a nuestros lectores cuál ha sido la trayectoria biográfica del peje. Nacido en Damasco, en 1982, Ahmed al-Sharaa se formó en círculos fundamentalistas sirios. Tras la invasión estadounidense de Irak en el 2003, se trasladó a ese país para unirse a la insurgencia. Capturado por las tropas de ocupación, estuvo encarcelado en Abu Ghraib y otras prisiones hasta 2011, cuando fue liberado en medio del caos de la guerra de Siria.
Poco después fundó el Frente Al-Nusra, brazo de Al Qaeda en Siria, y dirigió operaciones militares con métodos realmente brutales y sangrientos, incluyendo numerosas ejecuciones con los rebanamientos de cabezas públicos correspondientes .
En 2016, al romper formalmente con Al Qaeda, su grupo se rebautizó como Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), aunque mantuvo intactos el conjunto de sus principios ideológicos fundamentalistas.
Ahmed al-Sharaa recibiendo los apoyos del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, bajo la mirada complaciente de Donald Trump
HTS pasó a controlar territorios en el noroeste sirio, especialmente en Idlib, ejerciendo funciones de Estado: imponía impuestos, regulaba comercio, gestionaba escuelas y establecía tribunales religiosos inquisitoriales.
Desde 2023, con la retirada gradual del apoyo occidental a otras facciones, HTS amplió su influencia. En 2024, tras una ofensiva relámpago, Al-Sharaa se presentó como el nuevo jefe del Ejecutivo sirio, prometiendo clausurar cárceles, disolver los cuerpos represivos y aplicar una “transición nacional”.
Pero ni su pasado desapareció, ni su programa se transformó en algo mínimamente democrático o pluralista que pudiera servir para reconciliar a una sociedad como la siria a la que tanto había contribuido a fragmentar. La alianza con Putin, lejos de ser una ruptura con el pasado, no ha sido mas que una confirmación de que el poder, en las actuales coordenadas, está sostenido por pactos de mutua y rentable utilidad.
Ahmed al-Sharaa con el monarca español, Felipe VI
PUTIN, UN ILUSIONISTA QUE SOLO SORPRENDE A SUS SEGUIDORES MÁS FANÁTICOS
Desde los medios de comunicación críticos con el actual establishment interimperialista, y especialmente desde Canarias Semanal, no han faltado voces de colaboradores que han venido alertando de manera reiterada desde hace algún tiempo, sobre este tipo de maniobras.
La presencia de Putin junto al ex líder de Al-Nusra no representa un giro inesperado y sorprendente, sino la continuación lógica de una política basada en el pragmatismo, las consideraciones de la geopolítica del expansionismo y la desmemoria histórica.
Putin ya mostró —en la Chechenia bélica, con el abandono de Libia a su suerte, en Ucrania o en Bielorrusia— que puede cambiar de aliados, de banderas y hasta de “enemigos” de manera fulminante, siempre que tales cambios de orientación sirvan a sus fines.
Ahora, la presencia del antiguo rebanacuellos Al-Sharaa en Moscú es perfectamente funcional con la idea de mantener a Siria dentro de la órbita de influencia rusa, incluso si eso implica legitimar a quienes, años atrás, eran considerados criminales internacionales en busca y captura.
El ex líder yihadista completando su círculo de apoyos políticos con Vladímir Putin
¿Y por qué no habría de hacerlo? Putin fue, en los años noventa, un actor clave en el desmantelamiento de la URSS y en la construcción de un nuevo Régimen que se nutrió de burócratas oligarcas de su mismo origen.
Corresponde recordar que la oleada de privatizaciones masivas y la concentración de riqueza que marcaron el poscomunismo ruso fueron administradas por funcionarios como él, que sabían bien que el futuro del país pasaba necesariamente por una suerte de autoritarismo bonapartista, contrarrevolucionario y restaurador de los valores reaccionarios de la sociedad presoviética.
DESDE "CANARIAS SEMANAL" SE HABÍA ADVERTIDO
Tiempo atrás, en sus análisis sobre la situación de Siria, comentaristas de Canarias Semanal ya advirtieron que la intervención de Rusia en Siria no estaba motivada por ningun tipo de solidaridad internacionalista con el pueblo de este país, ni por motivaciones "antiimperialistas", sino por sus propios intereses geopolíticos: mantener la presencia rusa en el Mediterráneo, permitiéndole continuar desempeñando su papel como árbitro y gendarme regional, a través del mantenimiento de sus bases navales.
En artículos tales como “¿Siria al filo del trueque?” o “Putin y Trump: ¿hacia una alianza tácita?”, se indicaba que la política exterior rusa respondía estos intereses, aunque no fueran ejecutados con los mismos métodos de los Estados Unidos. Putin ofrecía "estabilidad" a cambio de influencia, lo que naturalmente implica aceptar y sostener a aliados tan dispares como Al Assad, Erdogan, el general Haftar en Libia… o ahora, Al Sharaa.
Fue desde la década de los noventa del siglo pasado, como subordinado directo de Boris Yeltsin, cuando Putin contribuyó, junto con su jefe, a desmantelar el sistema de propiedad social de la URSS, para entregárselo a una naciente oligarquía rusa.
Partiendo de ese tipo de concepciones, ¿por qué razón tendría que extrañarnos que hoy reconozca como aliado a un ultrareaccionario ex rebanacabezas, siempre que este pueda servirle para garantizar su acceso a puertos, gasoductos, así como al recurso al botín de los contratos de reconstrucción de los estragos provocados por la guerra?
LO INSÓLITO ES CREER A ESTAS ALTURAS, QUE ESTO SEA UN "HECHO INSÓLITO"
El hecho de que Putin reciba a Al Sharaa en Moscú no "es un giro", ni "una contradicción", ni una “paradoja de la geopolítica”. Quienes así piensan ponen de manifiesto que su reloj quedó dramáticamente parado en algún momento del pasado siglo XX.
Y si así sucede es, posiblemente, porque no acaban de apercibirse de que la hegemonía mundial de nuestros días está encabezada por las grandes potencias capitalistas que desde oriente a occidente se están disputando con ferocidad, los mercados y la influencia geopolítica, porque en ello les van los beneficios y la sobrevivencia de sus respectivas oligarquías.
La arquitectura de la economía del mundo de nuestros días, con todas las distancias que haya que tener en cuenta, se parece infinitamente más a la que Lenin describió en vísperas de la I Guerra Mundial en su libro "El imperialismo, fase superior del capitalismo", que a la que conocemos desde hace tan solo tres décadas.
Justo por todo ello, Putin ha hecho exactamente lo que cabía de esperar de un líder que ha gobernado durante más de veinte años, sobre la base del cálculo estratégico, el oportunismo y la redefinición constante de sus “principios”, en función de los intereses de la oligarquía que representa y defiende.
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Pablo Ortega | Viernes, 17 de Octubre de 2025 a las 11:37:40 horas
Creo que Rebanacuellos le ha prometido a Putin que se va a dedicar a "desnazificar" Siria, cortando cabezas como sólo ellos saben hacer. Que terrible. Haciendo barbaridades con la población siria y ahora también con el apoyo de Rusia, no solo con el patrocinio de Estados Unidos. Carta blanca para asesinar, torturar y reprimir sin límites.
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