
PUTIN Y TRUMP: ¿HACIA UNA ALIANZA TÁCITA ENTRE LAS DOS "GRANDES POTENCIAS"?
¿Qué implica el reconocimiento de Rusia como gran potencia por parte de Estados Unidos? ¿Cómo afectará esta nueva dinámica a la geopolítica mundial?
Las recientes conversaciones entre Vladímir Putin y Donald Trump señalan un cambio significativo en las relaciones internacionales. Desde una perspectiva marxista, este acercamiento refleja un reconocimiento de Rusia como una gran potencia y plantea interrogantes sobre las implicaciones para las clases trabajadoras a nivel global.
POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En un giro inesperado en la política internacional, las
recientes interacciones entre el presidente ruso Vladímir Putin y el presidente estadounidense Donald Trump sugieren un reconocimiento tácito de Rusia como una "gran potencia" por parte de Estados Unidos.
Este desarrollo es significativo, especialmente cuando el tema se analiza desde una perspectiva marxista, que enfatiza las relaciones de poder y la lucha de clases en el escenario global.
LA EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES RUSO-ESTADOUNIDENSES
Históricamente, las relaciones entre Rusia y Estados Unidos han estado marcadas por períodos de tensión y cooperación. Durante la Guerra Fría, ambas naciones se posicionaron como superpotencias rivales, representando sistemas económicos y políticos opuestos: el capitalismo liderado por Estados Unidos y el socialismo soviético.
Con el colapso de la Unión Soviética, Rusia experimentó una fase de reestructuración económica y política salvaje, mientras Estados Unidos emergía como la potencia indiscutidamente hegemónica.
Sin embargo, bajo el liderazgo de Putin, Rusia ha buscado reafirmar su posición en el escenario internacional. La reciente conversación telefónica de dos horas entre Trump y Putin, centrada en la búsqueda de una tregua en el conflicto ucraniano, es un indicio de este resurgimiento. Aunque no se alcanzó un alto el fuego completo, se acordó una pausa de 30 días en los ataques a infraestructuras energéticas, lo que refleja la disposición de ambas partes a negociar.
EL RECONOCIMIENTO DE RUSIA COMO "GRAN POTENCIA"
Desde una perspectiva marxista, las relaciones internacionales están profundamente influenciadas por las dinámicas de poder y los intereses económicos. El hecho de que Estados Unidos, bajo la administración de Trump, busque activamente la cooperación de Rusia en asuntos críticos no solo nos está sugiriendo un reconocimiento de su estatus como gran potencia. Nos insinúa también que, dados los cambios que se han operado en el escenario internacional, expresaba su deseo de compartir puntos de vista y de negociar los respectivos intereses en juego.
Un preámbulo de esa "realpolitik" muy bien ha podido producirse ya sin que nos hallamos apercibido de ello, tal y como nos lo ha sugerido desde las páginas de este mismo digital, Cristóbal García Vera, en su artículo titulado "¿Siria al filo del trueque?: las claves de un posible intercambio geopolítico entre EEUU y Rusia", que nos avisaba sobre las sorprendentes circunstancias que rodearon al repentino colapso del gobierno de Bashar al-Assad.
Este reconocimiento no solo es simbólico, sino que también tiene implicaciones materiales, ya que ambos países poseen vastos recursos naturales y capacidades militares significativas.
El analista político ruso Fyodor Lukyanov ha señalado que la disposición de Trump a negociar directamente con Putin marca un alejamiento de las políticas anteriores de Estados Unidos, que a menudo buscaban aislar a Rusia en la arena internacional. Lukyanov destaca que esta interacción directa es un reconocimiento implícito de la importancia de Rusia en la resolución de conflictos globales.
TESTIMONIOS QUE RESPALDAN ESTA PERSPECTIVA
Diversos expertos y analistas internacionales han comentado sobre este cambio en la dinámica de poder. Steve Rosenberg, editor de la BBC para Rusia, observó que la reciente llamada telefónica entre Trump y Putin fue vista en Moscú como un éxito diplomático para el Kremlin, ya que Putin no fue presionado para hacer concesiones relevantes y, al mismo tiempo, logró establecer sus propias condiciones para la paz.
Por otro lado, Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC en Europa Oriental, señaló que, aunque Trump buscaba un alto el fuego completo, Putin solo ofreció una pausa limitada en los ataques, lo que le permitió mantener su posición firme en las negociaciones. Esta postura refuerza la imagen de Rusia como una nación que defiende sus intereses estratégicos en el escenario internacional.
IMPLICACIONES GEOPOLÍTICAS Y ECONÓMICAS
El reconocimiento de Rusia como una gran potencia por parte de Estados Unidos tiene múltiples implicaciones.
Geopolíticamente, podría conducir a una reconfiguración de alianzas y a una mayor cooperación en áreas de interés mutuo, como la lucha contra el terrorismo y la estabilidad regional en zonas conflictivas. Económicamente, ambos países podrían beneficiarse de acuerdos en sectores clave, como la energía y la tecnología.
Sin embargo, desde una perspectiva marxista, es crucial analizar cómo estas relaciones afectan a las clases trabajadoras de ambos países y del mundo en general. La cooperación entre potencias conducirá a acuerdos que beneficiarán a las élites económicas y políticas, mientras que las necesidades y derechos de los trabajadores y de los pueblos quedarán relegadas al arbitrio de los intereses de las respectivas clases dominantes .
La reciente interacción entre Putin y Trump indica un reconocimiento tácito de Rusia como una "gran potencia" por parte de Estados Unidos. Este tipo de desarrollo resalta cuáles son las dinámicas de poder y los intereses económicos que están moldeando las relaciones internacionales, hecho, por otra parte, que no tiene nada de novedoso, aunque sus nuevos protagonistas sí lo sean.
POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En un giro inesperado en la política internacional, las recientes interacciones entre el presidente ruso Vladímir Putin y el presidente estadounidense Donald Trump sugieren un reconocimiento tácito de Rusia como una "gran potencia" por parte de Estados Unidos.
Este desarrollo es significativo, especialmente cuando el tema se analiza desde una perspectiva marxista, que enfatiza las relaciones de poder y la lucha de clases en el escenario global.
LA EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES RUSO-ESTADOUNIDENSES
Históricamente, las relaciones entre Rusia y Estados Unidos han estado marcadas por períodos de tensión y cooperación. Durante la Guerra Fría, ambas naciones se posicionaron como superpotencias rivales, representando sistemas económicos y políticos opuestos: el capitalismo liderado por Estados Unidos y el socialismo soviético.
Con el colapso de la Unión Soviética, Rusia experimentó una fase de reestructuración económica y política salvaje, mientras Estados Unidos emergía como la potencia indiscutidamente hegemónica.
Sin embargo, bajo el liderazgo de Putin, Rusia ha buscado reafirmar su posición en el escenario internacional. La reciente conversación telefónica de dos horas entre Trump y Putin, centrada en la búsqueda de una tregua en el conflicto ucraniano, es un indicio de este resurgimiento. Aunque no se alcanzó un alto el fuego completo, se acordó una pausa de 30 días en los ataques a infraestructuras energéticas, lo que refleja la disposición de ambas partes a negociar.
EL RECONOCIMIENTO DE RUSIA COMO "GRAN POTENCIA"
Desde una perspectiva marxista, las relaciones internacionales están profundamente influenciadas por las dinámicas de poder y los intereses económicos. El hecho de que Estados Unidos, bajo la administración de Trump, busque activamente la cooperación de Rusia en asuntos críticos no solo nos está sugiriendo un reconocimiento de su estatus como gran potencia. Nos insinúa también que, dados los cambios que se han operado en el escenario internacional, expresaba su deseo de compartir puntos de vista y de negociar los respectivos intereses en juego.
Un preámbulo de esa "realpolitik" muy bien ha podido producirse ya sin que nos hallamos apercibido de ello, tal y como nos lo ha sugerido desde las páginas de este mismo digital, Cristóbal García Vera, en su artículo titulado "¿Siria al filo del trueque?: las claves de un posible intercambio geopolítico entre EEUU y Rusia", que nos avisaba sobre las sorprendentes circunstancias que rodearon al repentino colapso del gobierno de Bashar al-Assad.
Este reconocimiento no solo es simbólico, sino que también tiene implicaciones materiales, ya que ambos países poseen vastos recursos naturales y capacidades militares significativas.
El analista político ruso Fyodor Lukyanov ha señalado que la disposición de Trump a negociar directamente con Putin marca un alejamiento de las políticas anteriores de Estados Unidos, que a menudo buscaban aislar a Rusia en la arena internacional. Lukyanov destaca que esta interacción directa es un reconocimiento implícito de la importancia de Rusia en la resolución de conflictos globales.
TESTIMONIOS QUE RESPALDAN ESTA PERSPECTIVA
Diversos expertos y analistas internacionales han comentado sobre este cambio en la dinámica de poder. Steve Rosenberg, editor de la BBC para Rusia, observó que la reciente llamada telefónica entre Trump y Putin fue vista en Moscú como un éxito diplomático para el Kremlin, ya que Putin no fue presionado para hacer concesiones relevantes y, al mismo tiempo, logró establecer sus propias condiciones para la paz.
Por otro lado, Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC en Europa Oriental, señaló que, aunque Trump buscaba un alto el fuego completo, Putin solo ofreció una pausa limitada en los ataques, lo que le permitió mantener su posición firme en las negociaciones. Esta postura refuerza la imagen de Rusia como una nación que defiende sus intereses estratégicos en el escenario internacional.
IMPLICACIONES GEOPOLÍTICAS Y ECONÓMICAS
El reconocimiento de Rusia como una gran potencia por parte de Estados Unidos tiene múltiples implicaciones.
Geopolíticamente, podría conducir a una reconfiguración de alianzas y a una mayor cooperación en áreas de interés mutuo, como la lucha contra el terrorismo y la estabilidad regional en zonas conflictivas. Económicamente, ambos países podrían beneficiarse de acuerdos en sectores clave, como la energía y la tecnología.
Sin embargo, desde una perspectiva marxista, es crucial analizar cómo estas relaciones afectan a las clases trabajadoras de ambos países y del mundo en general. La cooperación entre potencias conducirá a acuerdos que beneficiarán a las élites económicas y políticas, mientras que las necesidades y derechos de los trabajadores y de los pueblos quedarán relegadas al arbitrio de los intereses de las respectivas clases dominantes .
La reciente interacción entre Putin y Trump indica un reconocimiento tácito de Rusia como una "gran potencia" por parte de Estados Unidos. Este tipo de desarrollo resalta cuáles son las dinámicas de poder y los intereses económicos que están moldeando las relaciones internacionales, hecho, por otra parte, que no tiene nada de novedoso, aunque sus nuevos protagonistas sí lo sean.
Chorche | Domingo, 23 de Marzo de 2025 a las 18:14:42 horas
Las mentiras de la guerra o cómo nos manipulan. (Lorenzo Barón Ciprés)
Los nuevos señores de la guerra son expertos en juegos malabares y van a intentar embaucarnos con el peligro de invasión, por parte de Rusia, de una parte de Europa y con que, para intentar evitarlo, si hacen falta sacrificios se hacen.
Son mentiras, de entrada, Putin no es tan malo como dicen. Ni lo era cuando tenía acuerdos comerciales muy favorables para Europa, que con la guerra hicieron volar por los aires (de ahí la provocación), ni es tan malo ahora.
Tampoco es creíble que en los planes de Rusia esté el deseo de invadir ningún país, ni siquiera de su entorno. Lo de Ucrania es otra historia muy diferente a lo que nos han vendido. Lo de Ucrania tiene que ver con que querían meter a la OTAN en las puertas de Moscú, incumpliendo las promesas hechas a Gorbachov, en relación con la disolución del Pacto de Varsovia y la desintegración de la URSS. Y tiene que ver con la defensa de la población rusa del Donbás, masacrada (14.00 muertos) por el régimen de Zelenski, entre 2014 y 2022, tras la entrada en vigor de un alto el fuego. Incluso después de ser firmado el acuerdo de Minsk el 15 de febrero de 2015. Un año antes, el 2 de mayo de 2014, se produjeron los asesinatos de Odessa, en donde una muchedumbre marchó por las calles en apoyo al referéndum. Atacados por parte de la ultraderecha abiertamente nazista y fuertemente armada, tuvieron que refugiarse en la casa de los sindicatos que fue incendiada con ellos dentro, con un saldo de 41 muertos y medio centenar de heridos. Así funcionaba la Ucrania proatlantista.
De esto se hablaba, poco pero se hablaba, en algunos medios y algunas tertulias al principio de la guerra. Con el paso del tiempo han impuesto el relato monocorde: que Putin es un dictador, un genocida, un criminal capaz de matar en cualquier lugar del mundo, y que Rusia quiere someter a toda Europa al más puro estilo colonialista o imperialista, como hacían las potencias occidentales.
La idiotez de los dirigentes europeos nos puede costar muy caro. Claro, nos costará muy caro a los de siempre, a los de abajo. Los de las élites no ponen sacrificios y mucho menos vidas humanas.
Nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino, con todo lo que nos echen, como si fuéramos imbéciles. Aunque quizás lo seamos y por eso nos tratan como tales.
A los que deseamos la paz no nos cuesta mucho esfuerzo pensar que la invasión de Ucrania (vamos a llamarla así para que no se molesten demasiado los señores de la guerra) fue un acto en defensa propia. Llegar a la invasión puede que fuera un error, pero desde el momento en que ves que te quieren meter en las puertas de Moscú a la OTAN, a la que sacaron de la UCI precisamente para esto, un país históricamente agredido algo tendrá que hacer.
En este contexto de pensamiento único que han creado, resulta duro ir contra la corriente dominante con estos argumentos y razonamientos. Pero alguien tiene que empezar a hacerlo. De no ser así, siempre prevalecerá la mentira, y será imposible salir de este bucle.
hay que desmontar todas estas mentiras o nos comerán el tarro y acabaremos creyendo que el peligro ruso es tan real que merecerá la pena que renunciemos a los servicios públicos, incluida alguna parte de las pensiones. Y si tienen que recurrir a endurecer la ley mordaza, en vez de derogarla, lo harán. Porque en esta dinámica bélica, para disuadir al enemigo ruso, ahora es el 2
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