
LOS 9.400 MUERTOS DEL GOBIERNO DE AYUSO FUERZAN LA APERTURA DE UN JUICIO
¿Cuántas vidas pudieron haberse salvado si Ayuso hubiera cumplido sus promesas? Familias exigen justicia por un abandono que dejó más de 9.400 muertos en residencias de Madrid.
Más de 9.400 mayores murieron en las residencias de Madrid durante los primeros meses de la pandemia, muchos de ellos sin acceso a atención hospitalaria por protocolos discriminatorios. Hoy, 109 familias luchan por justicia en una denuncia que pone en cuestión al gobierno de Ayuso.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
El drama de las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid durante la primera ola de la pandemia de COVID-19 sigue siendo un tema que no encuentra cierre. Años después, el caso reabierto por 109 familias busca justicia frente a lo que consideran una gestión negligente y discriminatoria por parte del gobierno liderado por Isabel Díaz Ayuso.
Las cifras son demoledoras: más de 9.400 personas mayores fallecieron en residencias en los primeros dos meses de pandemia, y más de 7.200 murieron sin ser trasladadas a hospitales, según los protocolos que emitió la Consejería de Sanidad de Madrid. Estos protocolos, conocidos como los protocolos de la vergüenza, se han convertido en el centro de una denuncia colectiva.
La tragedia anunciada y la negligencia institucional
El 8 de marzo de 2020, las residencias de mayores en Madrid quedaron selladas bajo la promesa de ser medicalizadas. Sin embargo, esa promesa nunca se cumplió. Con personal insuficiente, falta de material sanitario y sin refuerzos médicos significativos, las condiciones dentro de estos centros se convirtieron en una trampa mortal para quienes allí vivían.
Mientras los mayores residentes eran rechazados en los hospitales, las personas de la misma edad o con las mismas condiciones de salud que vivían fuera de estos centros sí tenían acceso a la atención hospitalaria. La discriminación era evidente, como lo refleja la denuncia presentada bajo el delito continuado de denegación de prestación por motivos discriminatorios.
La abogada Carmen López, presidenta de la plataforma Marea de Residencias, explicó la estrategia legal:
“No podíamos probar cuántas vidas podrían haberse salvado, pero sí podíamos demostrar que hubo discriminación por el mero hecho de residir en un centro de mayores o tener algún tipo de discapacidad”.
Este enfoque ha llevado a 109 familias a unirse a la denuncia en busca de reparación para las víctimas y sus seres queridos.
Testimonios desgarradores: el horror en primera persona
Las historias de las familias que perdieron a sus mayores en esta crisis humanitaria no dejan lugar a dudas sobre la magnitud del sufrimiento.
Isabel, quien declaró el viernes ante la Fiscalía, narró cómo su madre falleció en la Gran Residencia de Madrid sin acceso a un hospital.
“Nos decían que estaba bien, pero no podía hablar con ella. Mi hija, auxiliar de enfermería, tuvo que entrar a trabajar allí para poder estar con mi madre. Al menos tuvo la suerte de morir acompañada de alguien de su familia”, relató Isabel, dejando en evidencia el abandono y la falta de empatía por parte de las autoridades.
Otro caso doloroso es el de Yedra, funcionaria que perdió a su tía en la residencia Los Nogales, en el barrio de Pacífico.
"Mi tía no tenía enfermedades previas graves. Cuando hablé con ella por videollamada, la vi abatida, con la mascarilla bajo la barbilla. Dos días después, me dijeron que había muerto. Pregunté por qué no la habían trasladado al hospital y me respondieron que tenían un papel de la Comunidad de Madrid que lo impedía”, recuerda entre lágrimas.
Este tipo de testimonios no solo revelan el impacto emocional en las familias, sino que confirman el uso de protocolos que priorizaron el rechazo a la atención médica sobre el derecho a la vida.
Justicia tardía, pero necesaria
El caso reabierto por estas familias pone de manifiesto una lucha contra el olvido. A pesar de los intentos de archivar las investigaciones, el artículo 511 del Código Penal se ha convertido en la herramienta clave para buscar justicia por lo ocurrido. Este delito castiga la denegación de servicios públicos por motivos discriminatorios, y aunque las penas asociadas no sean excesivamente altas, el verdadero objetivo de las familias es que se reconozca el daño causado y que se asuman responsabilidades.
Sin embargo, la batalla no será fácil. La mayoría absoluta del Partido Popular en la Asamblea de Madrid ha bloqueado cualquier comisión de investigación y ha impedido actos de desagravio o reuniones con las familias afectadas. Mientras tanto, las heridas de miles de familias permanecen abiertas, como lo explica Yedra: “Nadie se merece ese fin inhumano, y lo que más me duele es que a mucha gente en Madrid esto le da igual”.
Un sistema que priorizó la economía sobre la vida
Esta tragedia no puede entenderse sin atender a las raíces estructurales del problema. La gestión de las residencias en Madrid, basada en un modelo privatizado y precarizado, demuestra cómo la vida de los mayores fue subordinada a los intereses económicos. La falta de inversión pública en los servicios esenciales y el abandono institucional de estos centros son consecuencias directas de una política neoliberal que prioriza el beneficio sobre el bienestar colectivo.
Las familias que ahora luchan por justicia no solo exigen reparación por sus pérdidas, sino que también reclaman una transformación radical en la forma en que se gestionan las residencias de mayores. La pandemia dejó al descubierto las grietas de un sistema profundamente desigual, donde el cuidado de los más vulnerables quedó relegado a un segundo plano.
Llamamiento a la memoria colectiva
Las declaraciones ante la Fiscalía y la persistencia de estas 109 familias representan un grito de justicia frente a un sistema que normaliza la desigualdad y la deshumanización. No es solo una cuestión de números ni de leyes. Es una cuestión de dignidad.
Como dice Yedra:
“Aunque estén muertos, necesitan que se haga justicia”.
Y, en este sentido, el caso de las residencias de mayores en Madrid es un recordatorio de que la memoria y la lucha colectiva son las únicas herramientas para evitar que historias como estas se repitan.
Fuentes:
- Artículos sobre las denuncias de Marea de Residencias.
- Noticias sobre la gestión de residencias durante la pandemia en Madrid (El País, El Diario).
- Información sobre el artículo 511 del Código Penal (BOE y análisis jurídicos).
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
El drama de las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid durante la primera ola de la pandemia de COVID-19 sigue siendo un tema que no encuentra cierre. Años después, el caso reabierto por 109 familias busca justicia frente a lo que consideran una gestión negligente y discriminatoria por parte del gobierno liderado por Isabel Díaz Ayuso.
Las cifras son demoledoras: más de 9.400 personas mayores fallecieron en residencias en los primeros dos meses de pandemia, y más de 7.200 murieron sin ser trasladadas a hospitales, según los protocolos que emitió la Consejería de Sanidad de Madrid. Estos protocolos, conocidos como los protocolos de la vergüenza, se han convertido en el centro de una denuncia colectiva.
La tragedia anunciada y la negligencia institucional
El 8 de marzo de 2020, las residencias de mayores en Madrid quedaron selladas bajo la promesa de ser medicalizadas. Sin embargo, esa promesa nunca se cumplió. Con personal insuficiente, falta de material sanitario y sin refuerzos médicos significativos, las condiciones dentro de estos centros se convirtieron en una trampa mortal para quienes allí vivían.
Mientras los mayores residentes eran rechazados en los hospitales, las personas de la misma edad o con las mismas condiciones de salud que vivían fuera de estos centros sí tenían acceso a la atención hospitalaria. La discriminación era evidente, como lo refleja la denuncia presentada bajo el delito continuado de denegación de prestación por motivos discriminatorios.
La abogada Carmen López, presidenta de la plataforma Marea de Residencias, explicó la estrategia legal:
“No podíamos probar cuántas vidas podrían haberse salvado, pero sí podíamos demostrar que hubo discriminación por el mero hecho de residir en un centro de mayores o tener algún tipo de discapacidad”.
Este enfoque ha llevado a 109 familias a unirse a la denuncia en busca de reparación para las víctimas y sus seres queridos.
Testimonios desgarradores: el horror en primera persona
Las historias de las familias que perdieron a sus mayores en esta crisis humanitaria no dejan lugar a dudas sobre la magnitud del sufrimiento.
Isabel, quien declaró el viernes ante la Fiscalía, narró cómo su madre falleció en la Gran Residencia de Madrid sin acceso a un hospital.
“Nos decían que estaba bien, pero no podía hablar con ella. Mi hija, auxiliar de enfermería, tuvo que entrar a trabajar allí para poder estar con mi madre. Al menos tuvo la suerte de morir acompañada de alguien de su familia”, relató Isabel, dejando en evidencia el abandono y la falta de empatía por parte de las autoridades.
Otro caso doloroso es el de Yedra, funcionaria que perdió a su tía en la residencia Los Nogales, en el barrio de Pacífico.
"Mi tía no tenía enfermedades previas graves. Cuando hablé con ella por videollamada, la vi abatida, con la mascarilla bajo la barbilla. Dos días después, me dijeron que había muerto. Pregunté por qué no la habían trasladado al hospital y me respondieron que tenían un papel de la Comunidad de Madrid que lo impedía”, recuerda entre lágrimas.
Este tipo de testimonios no solo revelan el impacto emocional en las familias, sino que confirman el uso de protocolos que priorizaron el rechazo a la atención médica sobre el derecho a la vida.
Justicia tardía, pero necesaria
El caso reabierto por estas familias pone de manifiesto una lucha contra el olvido. A pesar de los intentos de archivar las investigaciones, el artículo 511 del Código Penal se ha convertido en la herramienta clave para buscar justicia por lo ocurrido. Este delito castiga la denegación de servicios públicos por motivos discriminatorios, y aunque las penas asociadas no sean excesivamente altas, el verdadero objetivo de las familias es que se reconozca el daño causado y que se asuman responsabilidades.
Sin embargo, la batalla no será fácil. La mayoría absoluta del Partido Popular en la Asamblea de Madrid ha bloqueado cualquier comisión de investigación y ha impedido actos de desagravio o reuniones con las familias afectadas. Mientras tanto, las heridas de miles de familias permanecen abiertas, como lo explica Yedra: “Nadie se merece ese fin inhumano, y lo que más me duele es que a mucha gente en Madrid esto le da igual”.
Un sistema que priorizó la economía sobre la vida
Esta tragedia no puede entenderse sin atender a las raíces estructurales del problema. La gestión de las residencias en Madrid, basada en un modelo privatizado y precarizado, demuestra cómo la vida de los mayores fue subordinada a los intereses económicos. La falta de inversión pública en los servicios esenciales y el abandono institucional de estos centros son consecuencias directas de una política neoliberal que prioriza el beneficio sobre el bienestar colectivo.
Las familias que ahora luchan por justicia no solo exigen reparación por sus pérdidas, sino que también reclaman una transformación radical en la forma en que se gestionan las residencias de mayores. La pandemia dejó al descubierto las grietas de un sistema profundamente desigual, donde el cuidado de los más vulnerables quedó relegado a un segundo plano.
Llamamiento a la memoria colectiva
Las declaraciones ante la Fiscalía y la persistencia de estas 109 familias representan un grito de justicia frente a un sistema que normaliza la desigualdad y la deshumanización. No es solo una cuestión de números ni de leyes. Es una cuestión de dignidad.
Como dice Yedra:
“Aunque estén muertos, necesitan que se haga justicia”.
Y, en este sentido, el caso de las residencias de mayores en Madrid es un recordatorio de que la memoria y la lucha colectiva son las únicas herramientas para evitar que historias como estas se repitan.
Fuentes:
- Artículos sobre las denuncias de Marea de Residencias.
- Noticias sobre la gestión de residencias durante la pandemia en Madrid (El País, El Diario).
- Información sobre el artículo 511 del Código Penal (BOE y análisis jurídicos).
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