
LA IMAGEN IDÍLICA DE CANARIAS EN EL CINE: MITO, TURISMO Y MANIPULACIÓN CULTURAL (VÍDEO)
¿Un "paraíso" construido cinematográficamente?
El historiador Enrique Ramírez Guedes en su notable trabajo "La imagen de Canarias y el cine: una mitificación interesada", analiza cómo el cine ha sido utilizado para proyectar una imagen idealizada del archipiélago canario. Un proceso que - según el autor- ha respondido a intereses comerciales y turísticos que han dominado la representación de las islas desde finales del siglo XIX.
Por ARTURO INGLOTT PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Más allá de sus aspectos artísticos, comerciales y de puro entretenimiento, el cine ha sido utilizado, a lo largo de su historia, como una potente herramienta de control social. Los gobiernos y la gran industria, de la cual Hollywood constituye su mayor exponente, lo han empleado para transmitir una imagen del mundo que beneficia casi siempre a sus propios intereses. Al mostrar ciertas versiones de la realidad y omitir otras, el cine refuerza valores y creencias que sirven a los poderes dominantes.
Una realidad de la que tampoco ha escapado, pese a su modesto tamaño y relevancia internacional, el archipiélago canario.
Así lo expone el historiador Enrique Ramírez Guedes en su notable trabajo "La imagen de Canarias y el cine: una mitificación interesada", publicado en la Revista de Historia Canaria de la ULL en el año 2017.
En su trabajo, Ramírez Guedes analiza cómo el cine ha sido utilizado para proyectar una imagen idealizada del archipiélago canario. Un proceso que - según el autor- ha respondido a intereses comerciales y turísticos que han dominado la representación de las islas desde finales del siglo XIX.
De esta forma - explica el historiador - "en lugar de reflejar la realidad social y económica de Canarias, el cine ha contribuido a consolidar un mito paradisíaco que ha desdibujado su verdadera identidad cultural".
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN DE CANARIAS: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD
A lo largo de la historia, Canarias ha sido retratada como un "paraíso terrenal", una tierra de abundancia y tranquilidad donde la naturaleza y el clima benigno ofrecen una vida sencilla y sin preocupaciones.
Ramírez Guedes destaca cómo esta representación fue primero impulsada por cronistas, viajeros y, posteriormente por cineastas que contribuyeron a consolidar esta imagen idílica.
Ya desde el S. XIX - apunta Enrique Ramírez Guedes - las instituciones locales adoptan esta idea como un recurso comercial, particularmente enfocado en atraer a viajeros.
El regionalismo jugó un papel fundamental en la creación de esta identidad idealizada. Durante el siglo XIX, figuras como Néstor de la Torre, un pintor y arquitecto canario, promovieron una estética regionalista que exaltaba los paisajes, las tradiciones y el folclore de las islas.
De esta manera,, la cultura local fue convertida en una atracción turística más, con trajes típicos y festividades organizadas como parte del "paquete" cultural que se ofrecía a los visitantes. Sin embargo, este proceso de idealización muchas veces desdibujaba las complejidades y problemas sociales que enfrentaban los habitantes de Canarias.
EL CINE COMO HERRAMIENTA DE PROPAGANDA TURÍSTICA
Con la llegada del cine a principios del siglo XX, las autoridades locales vieron en este medio una oportunidad perfecta para promocionar las islas a nivel internacional.
Sin embargo, Ramírez Guedes señala que el cine no tuvo sobre Canarias una mirada orientada a reflejar la realidad insular, sino que fue utilizado principalmente como un instrumento de propaganda turística.
Este enfoque limitó la posibilidad de un cine comprometido con la realidad social de las islas, priorizando producciones que mostraban sus paisajes exóticos y su cultura tradicional como reclamos turísticos.
Entre las primeras películas filmadas en Canarias destacan "El ladrón de los guantes blancos" (1926), dirigida por José González Rivero, y "La hija del Mestre" (1928), de Carlos Luis Monzón.
A pesar de sus esfuerzos, estas películas no lograron consolidar una industria cinematográfica en las islas. La mayoría de estas primeras producciones se consideraron simplemente como entretenimiento, y no lograron atraer el interés del público local ni de los intelectuales de la época. En lugar de retratar la vida social de las islas, el cine se centró en ofrecer una visión atractiva y comercial de sus paisajes y tradiciones.
Durante los años 30 y 40, este enfoque se consolidó con películas como "Islas de Tenerife" (1941), dirigida por Rafael Gil, y "Tenerife, Jardín del Atlántico" (1934), producida por Cultura Films de Barcelona. Ambas películas mostraban las islas como un lugar ideal para el turismo, destacando su belleza natural y su estilo de vida idílico.
Sin embargo, como destaca Ramírez Guedes, estas producciones ocultaban las dificultades económicas y sociales que enfrentaba la población canaria, ofreciendo una imagen superficial que beneficiaba únicamente al sector turístico.
CRÍTICA DEL CINE EXTRANJERO EN CANARIAS
Además del cine nacional, el cine extranjero también contribuyó a distorsionar la imagen de Canarias.
Ramírez Guedes señala que muchas producciones extranjeras utilizaron las islas simplemente como decorados exóticos, desvinculados de la realidad insular. Un ejemplo destacado es "La Habanera" (1937), dirigida por Detlef Sierck (más conocido como Douglas Sirk), que utiliza Tenerife como sustituto de Puerto Rico. Este tipo de producciones contribuyó a reforzar la idea de Canarias como un lugar exótico y distante, pero sin aportar nada a su identidad cultural.
De manera similar, la productora británica Hammer Films utilizó los paisajes volcánicos de Canarias para ambientar películas prehistóricas y fantásticas, como "Hace un millón de años" (1966) y "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra" (1970). En estas películas, las islas aparecen como escenarios prehistóricos sin ninguna referencia a su realidad histórica o cultural. Ramírez Guedes critica que, aunque rodadas en lugares icónicos como Lanzarote, Fuerteventura o el Teide, estas películas reforzaron una imagen completamente ficticia de las islas.
EL CINE COMO APARATO IDEOLÓGICO
El cine constituye una herramienta poderosa para la producción y reproducción de ideología. No se limita a reflejar la realidad, o determinados aspectos de la realidad, sino que tiene la capacidad de crear significados que refuerza las estructuras sociales existentes.
En el caso de Canarias, las películas que promueven la imagen idílica de las islas, sirviendo así a los intereses de la industria turística, que beneficia principalmente a las élites económicas conectadas con intereses foráneos.
En este sentido, el cine turístico que muestra a Canarias como una suerte de "paraíso terrenal" no solo oculta las contradicciones sociales de las islas, sino que crea una representación distorsionada que refuerza los intereses comerciales y de clase.
Ramírez Guedes utiliza el concepto de "simulacro" de Jean Baudrillard para describir cómo la representación cinematográfica de Canarias ha suplantado a la realidad.
El cine, al proyectar una imagen idealizada de las islas, ha contribuido a la creación de el referido "simulacro" donde la representación ha reemplazado a la realidad, distorsionando la verdadera identidad de las Islas y sus habitantes.
VÍDEO RELACIONADO:
Por ARTURO INGLOTT PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Más allá de sus aspectos artísticos, comerciales y de puro entretenimiento, el cine ha sido utilizado, a lo largo de su historia, como una potente herramienta de control social. Los gobiernos y la gran industria, de la cual Hollywood constituye su mayor exponente, lo han empleado para transmitir una imagen del mundo que beneficia casi siempre a sus propios intereses. Al mostrar ciertas versiones de la realidad y omitir otras, el cine refuerza valores y creencias que sirven a los poderes dominantes.
Una realidad de la que tampoco ha escapado, pese a su modesto tamaño y relevancia internacional, el archipiélago canario.
Así lo expone el historiador Enrique Ramírez Guedes en su notable trabajo "La imagen de Canarias y el cine: una mitificación interesada", publicado en la Revista de Historia Canaria de la ULL en el año 2017.
En su trabajo, Ramírez Guedes analiza cómo el cine ha sido utilizado para proyectar una imagen idealizada del archipiélago canario. Un proceso que - según el autor- ha respondido a intereses comerciales y turísticos que han dominado la representación de las islas desde finales del siglo XIX.
De esta forma - explica el historiador - "en lugar de reflejar la realidad social y económica de Canarias, el cine ha contribuido a consolidar un mito paradisíaco que ha desdibujado su verdadera identidad cultural".
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN DE CANARIAS: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD
A lo largo de la historia, Canarias ha sido retratada como un "paraíso terrenal", una tierra de abundancia y tranquilidad donde la naturaleza y el clima benigno ofrecen una vida sencilla y sin preocupaciones.
Ramírez Guedes destaca cómo esta representación fue primero impulsada por cronistas, viajeros y, posteriormente por cineastas que contribuyeron a consolidar esta imagen idílica.
Ya desde el S. XIX - apunta Enrique Ramírez Guedes - las instituciones locales adoptan esta idea como un recurso comercial, particularmente enfocado en atraer a viajeros.
El regionalismo jugó un papel fundamental en la creación de esta identidad idealizada. Durante el siglo XIX, figuras como Néstor de la Torre, un pintor y arquitecto canario, promovieron una estética regionalista que exaltaba los paisajes, las tradiciones y el folclore de las islas.
De esta manera,, la cultura local fue convertida en una atracción turística más, con trajes típicos y festividades organizadas como parte del "paquete" cultural que se ofrecía a los visitantes. Sin embargo, este proceso de idealización muchas veces desdibujaba las complejidades y problemas sociales que enfrentaban los habitantes de Canarias.
EL CINE COMO HERRAMIENTA DE PROPAGANDA TURÍSTICA
Con la llegada del cine a principios del siglo XX, las autoridades locales vieron en este medio una oportunidad perfecta para promocionar las islas a nivel internacional.
Sin embargo, Ramírez Guedes señala que el cine no tuvo sobre Canarias una mirada orientada a reflejar la realidad insular, sino que fue utilizado principalmente como un instrumento de propaganda turística.
Este enfoque limitó la posibilidad de un cine comprometido con la realidad social de las islas, priorizando producciones que mostraban sus paisajes exóticos y su cultura tradicional como reclamos turísticos.
Entre las primeras películas filmadas en Canarias destacan "El ladrón de los guantes blancos" (1926), dirigida por José González Rivero, y "La hija del Mestre" (1928), de Carlos Luis Monzón.
A pesar de sus esfuerzos, estas películas no lograron consolidar una industria cinematográfica en las islas. La mayoría de estas primeras producciones se consideraron simplemente como entretenimiento, y no lograron atraer el interés del público local ni de los intelectuales de la época. En lugar de retratar la vida social de las islas, el cine se centró en ofrecer una visión atractiva y comercial de sus paisajes y tradiciones.
Durante los años 30 y 40, este enfoque se consolidó con películas como "Islas de Tenerife" (1941), dirigida por Rafael Gil, y "Tenerife, Jardín del Atlántico" (1934), producida por Cultura Films de Barcelona. Ambas películas mostraban las islas como un lugar ideal para el turismo, destacando su belleza natural y su estilo de vida idílico.
Sin embargo, como destaca Ramírez Guedes, estas producciones ocultaban las dificultades económicas y sociales que enfrentaba la población canaria, ofreciendo una imagen superficial que beneficiaba únicamente al sector turístico.
CRÍTICA DEL CINE EXTRANJERO EN CANARIAS
Además del cine nacional, el cine extranjero también contribuyó a distorsionar la imagen de Canarias.
Ramírez Guedes señala que muchas producciones extranjeras utilizaron las islas simplemente como decorados exóticos, desvinculados de la realidad insular. Un ejemplo destacado es "La Habanera" (1937), dirigida por Detlef Sierck (más conocido como Douglas Sirk), que utiliza Tenerife como sustituto de Puerto Rico. Este tipo de producciones contribuyó a reforzar la idea de Canarias como un lugar exótico y distante, pero sin aportar nada a su identidad cultural.
De manera similar, la productora británica Hammer Films utilizó los paisajes volcánicos de Canarias para ambientar películas prehistóricas y fantásticas, como "Hace un millón de años" (1966) y "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra" (1970). En estas películas, las islas aparecen como escenarios prehistóricos sin ninguna referencia a su realidad histórica o cultural. Ramírez Guedes critica que, aunque rodadas en lugares icónicos como Lanzarote, Fuerteventura o el Teide, estas películas reforzaron una imagen completamente ficticia de las islas.
EL CINE COMO APARATO IDEOLÓGICO
El cine constituye una herramienta poderosa para la producción y reproducción de ideología. No se limita a reflejar la realidad, o determinados aspectos de la realidad, sino que tiene la capacidad de crear significados que refuerza las estructuras sociales existentes.
En el caso de Canarias, las películas que promueven la imagen idílica de las islas, sirviendo así a los intereses de la industria turística, que beneficia principalmente a las élites económicas conectadas con intereses foráneos.
En este sentido, el cine turístico que muestra a Canarias como una suerte de "paraíso terrenal" no solo oculta las contradicciones sociales de las islas, sino que crea una representación distorsionada que refuerza los intereses comerciales y de clase.
Ramírez Guedes utiliza el concepto de "simulacro" de Jean Baudrillard para describir cómo la representación cinematográfica de Canarias ha suplantado a la realidad.
El cine, al proyectar una imagen idealizada de las islas, ha contribuido a la creación de el referido "simulacro" donde la representación ha reemplazado a la realidad, distorsionando la verdadera identidad de las Islas y sus habitantes.
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