
SE DISPARA LA TENSIÓN POLÍTICA EN LIBIA: CIENTOS DE MANIFESTANTES ATACAN EL PARLAMENTO
Rompieron las puertas con un bulldozer y prendieron fuego a oficinas, vestíbulos y coches oficiales
Desde el 1 de julio, el descontento popular se ha vuelto a manifestar en las ciudades libias debido al deterioro de las condiciones de vida, la subida del precio del pan y el combustible y los cortes de suministro eléctrico. Cientos de manifestantes atacaron el edificio del parlamento en la ciudad oriental de Tobruk y prendieron fuego a sus instalaciones.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El deterioro de las condiciones de vida del pueblo libio ha propiciado que cientos de manifestantes se congregaran ante el edificio del parlamento en la ciudad oriental de Tobruk, rompieron con un bulldozer las puertas y prendieran fuego a oficinas, vestíbulos, coches oficiales e incluso documentos, según Libya News Agency.
Tobruk, a cientos de kms al este de la capital, Trípoli, alberga la sede del parlamento desde que en 2014 el país quedara dividido por la confrontación de dos fuerzas rivales.
Los manifestantes exigen la disolución de todos los organismos políticos, la convocatoria de elecciones, la expulsión de mercenarios extranjeros y la transferencia de los poderes electorales al Consejo Supremo del Estado, con sede en Trípoli.
Debido a la cancelación de la convocatoria de elecciones el año pasado, el país africano se halla en una grave crisis política.
Sigue habiendo una lucha por el poder entre el Gobierno Nacional de Unidad (GNU), con base en Trípoli (oeste), presidido por Abdel Hamid Dbeibeh; y el gabinete del ex-ministro del Interior, Fathi Bashagha, con sede en Sirte (este), apoyado por el comandante en jefe del Ejército Nacional de Libia, Khalifa Haftar.
Además de estos dos centros de poder, los partidarios de Saif al-Islam, hijo del líder asesinado Muammar Gadafi, han planteado las mismas exigencias que los manifestantes en cuanto a la disolución de los gobiernos actuales y la convocatoria de elecciones. Como informamos en un artículo anterior, en la sociedad libia aumenta el apoyo a Saif al-Islam y hay incluso pronósticos de que podría salir victorioso en unas elecciones presidenciales.
Según información de Sada El Balad, el portavoz del Ejército Nacional de Libia, con sede en el este del país, ha dicho que está dispuesto a apoyar las demandas populares expresadas en las manifestaciones de estos días, que reconoce como legítimas en el contexto de la crisis. Al mismo tiempo, el ejército confirmó que tomaría todas las medidas necesarias para preservar la independencia de Libia en caso de que hubiera intentos externos de influir en la movilización popular.
Al parecer, en medios y redes sociales de Libia, se ha especulado sobre que EE.UU podría estar detrás de las movilizaciones actuales. Se dice que Washington quiere fomentar una nueva “revolucion”, desestabilizar la ya de por sí precaria situación política del país, para poner en el poder a personas leales a sus intereses y, por tanto, seguir absorbiendo las remesas del rico sector petrolero.
Sea como fuere, el embajador de EE.UU en Libia, Richard Norland, ha dejado implícito que, de cara a las próximas elecciones, dará su apoyo al Gobierno de Unidad Nacional, dirigido por el Primer Ministro Abdul Hamid Dbeibeh, leal a Washington pero que ha perdido legitimidad.
Otro personaje muy impopular en Libia, Stephanie Williams, ciudadana estadounidense, consejera del Secretariado General de la ONU para África del Norte y ex-jefa de la misión de la ONU para Libia, antes de las recientes movilizaciones, aseguró que la Corporación Nacional de Petróleo de Trípoli era incapaz de administrar los beneficios de la venta de sus productos, y propuso que se estableciera un mecanismo “interino” que permitiera a la ONU el control total de los beneficios que genera los recursos energéticos del país.
Mediante este intento de imponer un control externo sobre el petróleo libio y privar a los libios del beneficio de la venta de su legítima riqueza nacional, Stephanie Williams quiere seguir robando las remesas del petróleo del país, pero esta vez no bajo cuerda, sino a nivel oficial.
Muchos libios creen que la culpa de los actuales acontecimientos en Libia recae en las actividades de Williams, de las que dimos detalles en un artículo anterior. Estas han contribuido al conflicto divisorio entre el oeste y este, que podría haber sido resuelto hace tiempo. Después de todo, los libios ya han demostrado su deseo de que se celebren elecciones en el país y elegir a su primer presidente y no a una marioneta de EE.UU.
Sin embargo, con la “ayuda” de Stephanie William y la embajadora británica en Libia, el proceso electoral fue interrumpido y pospuesto indefinidamente. No les interesa la opinión del pueblo libio, sino seguir controlando el país desde fuera, saqueando sus recursos y manteniendo el caos interno.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El deterioro de las condiciones de vida del pueblo libio ha propiciado que cientos de manifestantes se congregaran ante el edificio del parlamento en la ciudad oriental de Tobruk, rompieron con un bulldozer las puertas y prendieran fuego a oficinas, vestíbulos, coches oficiales e incluso documentos, según Libya News Agency.
Tobruk, a cientos de kms al este de la capital, Trípoli, alberga la sede del parlamento desde que en 2014 el país quedara dividido por la confrontación de dos fuerzas rivales.
Los manifestantes exigen la disolución de todos los organismos políticos, la convocatoria de elecciones, la expulsión de mercenarios extranjeros y la transferencia de los poderes electorales al Consejo Supremo del Estado, con sede en Trípoli.
Debido a la cancelación de la convocatoria de elecciones el año pasado, el país africano se halla en una grave crisis política.
Sigue habiendo una lucha por el poder entre el Gobierno Nacional de Unidad (GNU), con base en Trípoli (oeste), presidido por Abdel Hamid Dbeibeh; y el gabinete del ex-ministro del Interior, Fathi Bashagha, con sede en Sirte (este), apoyado por el comandante en jefe del Ejército Nacional de Libia, Khalifa Haftar.
Además de estos dos centros de poder, los partidarios de Saif al-Islam, hijo del líder asesinado Muammar Gadafi, han planteado las mismas exigencias que los manifestantes en cuanto a la disolución de los gobiernos actuales y la convocatoria de elecciones. Como informamos en un artículo anterior, en la sociedad libia aumenta el apoyo a Saif al-Islam y hay incluso pronósticos de que podría salir victorioso en unas elecciones presidenciales.
Según información de Sada El Balad, el portavoz del Ejército Nacional de Libia, con sede en el este del país, ha dicho que está dispuesto a apoyar las demandas populares expresadas en las manifestaciones de estos días, que reconoce como legítimas en el contexto de la crisis. Al mismo tiempo, el ejército confirmó que tomaría todas las medidas necesarias para preservar la independencia de Libia en caso de que hubiera intentos externos de influir en la movilización popular.
Al parecer, en medios y redes sociales de Libia, se ha especulado sobre que EE.UU podría estar detrás de las movilizaciones actuales. Se dice que Washington quiere fomentar una nueva “revolucion”, desestabilizar la ya de por sí precaria situación política del país, para poner en el poder a personas leales a sus intereses y, por tanto, seguir absorbiendo las remesas del rico sector petrolero.
Sea como fuere, el embajador de EE.UU en Libia, Richard Norland, ha dejado implícito que, de cara a las próximas elecciones, dará su apoyo al Gobierno de Unidad Nacional, dirigido por el Primer Ministro Abdul Hamid Dbeibeh, leal a Washington pero que ha perdido legitimidad.
Otro personaje muy impopular en Libia, Stephanie Williams, ciudadana estadounidense, consejera del Secretariado General de la ONU para África del Norte y ex-jefa de la misión de la ONU para Libia, antes de las recientes movilizaciones, aseguró que la Corporación Nacional de Petróleo de Trípoli era incapaz de administrar los beneficios de la venta de sus productos, y propuso que se estableciera un mecanismo “interino” que permitiera a la ONU el control total de los beneficios que genera los recursos energéticos del país.
Mediante este intento de imponer un control externo sobre el petróleo libio y privar a los libios del beneficio de la venta de su legítima riqueza nacional, Stephanie Williams quiere seguir robando las remesas del petróleo del país, pero esta vez no bajo cuerda, sino a nivel oficial.
Muchos libios creen que la culpa de los actuales acontecimientos en Libia recae en las actividades de Williams, de las que dimos detalles en un artículo anterior. Estas han contribuido al conflicto divisorio entre el oeste y este, que podría haber sido resuelto hace tiempo. Después de todo, los libios ya han demostrado su deseo de que se celebren elecciones en el país y elegir a su primer presidente y no a una marioneta de EE.UU.
Sin embargo, con la “ayuda” de Stephanie William y la embajadora británica en Libia, el proceso electoral fue interrumpido y pospuesto indefinidamente. No les interesa la opinión del pueblo libio, sino seguir controlando el país desde fuera, saqueando sus recursos y manteniendo el caos interno.
Maribel Santana | Jueves, 07 de Julio de 2022 a las 18:29:34 horas
Que raro que los yanquis tenga las garras metidas ahí, ya diseñaron el asesinato de Gadafi y la perra fascista de la Clinto fue una de las mas asesinas.
Si los pueblos no aprenden quienes son los bandidos y quienes velan por sus intereses, nasa que hacer. A ver si tenemos suerte. Parece que el mundo se está moviendo.
Las ganas que el pueblo estadounidense le monte una guerra civil a estos imperialistas a ver si caen ya en picado y no levanta la cabeza nunca mas.
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