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Viernes, 23 de Julio de 2021 Tiempo de lectura:

HEMINGWAY, EL FBI Y LA REVOLUCIÓN CUBANA

La persecución del FBI a Hemingway contribuyó a «su angustia y suicidio»

Segun la periodista norteamericana Eileen Jones, la docuserie estadounidense «Hemingway», de Ken Burns y Lynn Novick, sobre labiografia del escritor, omite detalles clave sobre sus convicciones políticas de izquierda, su relacion y apoyo a la Revolución cubana, así como la severa vigilancia con la que el FBI persiguió al novelista estadounidense hasta el día de su suicidio.

 
POR EULEEN JONES (*)
 

    El 21 de julio de 1899 nació Ernest Hemingway. La docuserie «Hemingway», de Ken Burns y Lynn Novick, arroja nueva luz sobre su vida, pero omite detalles clave sobre sus convicciones políticas de izquierda, incluida la severa vigilancia con que el FBI le persiguió hasta el día de su suicidio.

 

    Ayuda saber que Ernest Hemingway tenía miedo a la oscuridad. Después de haber sido gravemente herido en la Primera Guerra Mundial, tenía que mantener la luz encendida toda la noche, todas las noches en casa, y su hermana a veces tenía que sentarse con él para mantenerlo tranquilo. Le habían disparado en una batalla nocturna, y dijo que sintió que su alma se separaba de su cuerpo y luego volvía misteriosamente. Estaba seguro de que si se encontraba de nuevo en la oscuridad total, su alma abandonaría su cuerpo de forma permanente.

 

     El joven Hemingway, tal y como se presenta en el primer episodio de la serie de tres partes de la PBS «Hemingway», dirigida por Ken Burns y Lynn Novick, es en realidad una figura interesante: un tipo grande y desgarbado que se siente más cómodo en la naturaleza y que lucha en una familia extraña y problemática, propensa a las enfermedades mentales y al suicidio. Primero intenta encontrar su camino como reportero y luego como escritor. Abarca la época anterior a la aparición de su personaje más conocido, el escritor bebedor, de dos puños y hombre de armas tomar, que siempre asiste a las corridas de toros y habla de las debilidades de los escritores rivales y se deja fotografiar sonriendo ante los grandes y hermosos animales que ha cazado. 

 

       La docuserie aborda a Hemingway con el tono de reverencia solemne, incluso lúgubre, por el que es conocido Ken Burns, como si todo el mundo siguiera estando de acuerdo de forma incondicional en que Hemingway fue el mejor escritor estadounidense del siglo XX, lo que, por lo que sé, no es en absoluto el caso.

 

    Como era de esperar, el documental de Burns y Novick tampoco arroja  mucha poca luz sobre la política de izquierdas de Hemingway. El documental hace hincapié en el modo en que Hemingway se desmorona al final de su vida, presumiblemente por una combinación de factores heredados: nueve conmociones cerebrales a lo largo de su vida y el empeoramiento del alcoholismo. Aunque Hemingway estaba convencido durante este tiempo de que era vigilado por el gobierno, Burns y Novick lo descartan como una simple paranoia.

 

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   Pero resulta que sí estaba siendo vigilado por agentes del gobierno, y había un grueso archivo del FBI sobre él que se remonta a décadas atrás. Como argumenta David Masciotra de Salon, Burns entrevistó al difunto A. E. Hotchner, periodista y amigo de Hemingway desde hace mucho tiempo, que escribió tres libros sobre el autor, pero nunca reconoce que Hotchner expresara su remordimiento por no haber tomado en serio las afirmaciones de Hemingway sobre la vigilancia del FBI. La exposición del expediente del FBI llevó a Hotchner a escribir que «lamentablemente juzgó mal» los temores de su amigo, y que la persecución del FBI a Hemingway contribuyó a «su angustia y suicidio».

 

    La vigilancia de Hemingway comenzó, como era de esperar, en los años treinta. Hemingway llamó la atención del FBI por primera vez décadas antes, debido a su apoyo al gobierno republicano (es decir, socialista) en España durante la Guerra Civil… [J. Edgar] Hoover denunció a Hemingway como un «antifascista prematuro», una etiqueta extraña pero precisa del compromiso político de toda la vida del autor con la destrucción de las fuerzas fascistas.

 

      Imaginemos cuánto debió aumentar la vigilancia del FBI en los últimos años de la vida de Hemingway, con su apoyo abierto a la revolución de Fidel Castro en Cuba, apoyo que solo se menciona brevemente en el documental de Burns–Novick. Sin embargo, no se menciona el apoyo financiero de Hemingway y su trabajo de activista en favor de la revolución, que debe haber hecho mucho para construir el archivo de más de cien páginas del FBI en el momento de su muerte en 1961:

 

     Incluía la orden del antiguo director del FBI, J. Edgar Hoover, de vigilar a Hemingway, detalles de los planes para intervenir sus teléfonos e incluso información sobre cómo el médico de Hemingway en la Clínica Mayo informaba del estado del autor a la oficina de campo del FBI en Minnesota. También hay memorandos de agentes que ofrecen propuestas sobre cómo el FBI podría destruir la reputación pública del querido escritor.

 

    En un acto atroz de mala praxis periodística, la serie de Burns y Novick ni siquiera menciona el expediente del FBI.

 

     Al parecer, el apoyo de Hemingway a Fidel Castro no decayó, ni siquiera después de la catástrofe de Bahía de Cochinos y la prohibición de viajar a Cuba por parte de Estados Unidos, que impidió al autor volver para siempre a su querida casa cubana donde había vivido durante veinte años. Burns y Novick recorrieron la casa para preparar la película y encontraron «botellas de alcohol a medio beber, sus discos esparcidos alrededor del tocadiscos y pequeñas anotaciones de peso anotadas con lápiz en la pared junto a su báscula en el baño». 

 

    No es que el documental carezca de información: Burns y Novick parecen tener acceso a todos los lugares, cartas, fotos, vídeos y entrevistas relacionados con el tema. Pero el tono y el enfoque general tienden a mantenerse sin importar el tema, ya sea la Guerra Civil, el jazz, el béisbol, el Dust Bowl o Ernest Hemingway. Como siempre, la cálida narración de Peter Coyote, la música elegíaca y un arco narrativo bastante sencillo. Sin embargo, todo ello se traduce en una tendencia a la despolitización, pero a estas alturas Burns es famoso por su habilidad para lijar las partes más interesantes de sus temas.

 

Hemingway se merece algo mejor. Y nosotros también.

 

 (*)Euleen Jones  es una periodista estadounidense que escribe en el digital Jacobin, de donde hemos condensado su articulo sobre la docuserie sobre la biografia de Hermingway

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