EVOCANDO A TOMÁS MORALES DESDE CUBA (IV)
Un gran poeta canario
El 28 de enero de 1946, fecha en que se conmemoraba el natalicio de José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, hijo de la tinerfeña Leonor Pérez, comenzaba a circular en el archipiélago caribeño -recuerda el escritor cubano José Antonio Quintana - la revista ilustrada Canarias en Cuba (...).
Por JOSÉ ANTONIO QUINTANA (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El 28 de enero de 1946, fecha en que se conmemoraba el natalicio de
José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, hijo de la tinerfeña Leonor Pérez, comenzaba a circular en el archipiélago caribeño la revista ilustrada Canarias en Cuba.
Editada por la Asociación Canaria, con una frecuencia mensual, afirmaba en el primer número:
«…y nuestro gran entusiasmo, y grandísima voluntad, son las armas con que nos lanzamos a esta empresa de publicar una revista, que compendie de la mejor manera, la inmensa labor que en este país han realizado los canarios que, salidos de aquellas peñas en los mejores años labor que de sus vidas han dado a esta magnánima y querida tierra cubana, lo mejor de sus esfuerzos, trabajando intensamente engrandecimiento por su engrandecimiento, gozando de sus alegrías, llorando con sus dolores y fundiéndose finalmente en un estrecho abrazo con la patria en la que levantaron un hogar, y en las que sus hijos,- cubanos descendientes de isleños, sabrán mantener la noble tradición del campesino de las Afortunadas, que ve con el florecer de la tierra con tanto esfuerzo labrada, el mejor premio y galardón a sus afanes».
Anunciaba en sus propósitos divulgar las biografías de canarios relevantes como Benito Pérez Galdós, Viera y Clavijo, los Estévanez, entre otros. Incluía en el listado al poeta Tomás Morales, a quien sin dudas admiraba mucho la directiva de la Asociación, pues tenía un busto del bardo en su sede principal en La Habana, réplica de la obra realizada por el escultor Victorio Macho, además había divulgado, en 1921, un posible viaje a Cuba del autor de Las Rosas de Hércules, invitado por sus paisanos.
«Queremos establecer a través de nuestra revista una conexión sentimental entre nuestra querida tierra lejana, y nuestros isleños aquí asentados, mediante un aporte de noticias, que al margen de toda política y bandería, nos diga del constante rotar de la vida en aquellos lares donde los nombres de personas, sucesos, y cosas, tan gratos nos son en el recuerdo, por sobre el tiempo y la distancia»
Para cumplir sus objetivos, la revista en su primer número abordó tres personalidades Benito Pérez Galdós, Leonor Pérez y Tomás Morales. En el caso del poeta publicó sus versos pertenecientes a Puerto de Gran Canaria.
Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico
con sus faroles rojos en la noche calina
y el disco de la luna bajo el azul romántico
rielando en la movible serenidad marina.
Silencio en los muelles en la paz bochornosa,
lento compás de remos, en el confín perdido
y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido.
Fingen en la penumbra fosfóricos trenzados
las mortecinas luces de los barcos anclados
mirando entre las ondas muertes de la bahía.
Y de pronto, rasgando la calma, sosegado,
un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía.
Cerró el homenaje con el siguiente artículo escrito por Antonio Fleitas.
UN GRAN POETA CANARIO TOMAS MORALES
«Los regionalismos son siempre perjudiciales porque propenden al extremismo. Políticamente, desembocan en los más suicidas separatismos. Y en el terreno estrictamente cultural, reducen el ámbito de una poesía o de un libro. Una cosa es la exaltación de los valores regionales y otra muy distinta la inclusión de esos valores en un limitado radio de acción; así empequeñecemos lo que originariamente tiene proporciones de grande.
Si quisiéramos situar a Tomás Morales en un regionalismo insular, reduciríamos la figura cumbre y señera del poeta canario a dimensiones estrechas. La fuerza y el vigor de la poesía de Tomás Morales descansan en el acento que le presta el uso del idioma castellano, dando categoría universal a lo expresado y sentido en una isla del Atlántico. Por otra parte, el talento poético de Tomás Morales rechaza los límites estrechos; la poesía —para que tenga el nombre de tal— necesita de dilatados horizontes en donde el poeta va reflejando su inspiración, y sirven, además, a su propia recreación artística.
Tampoco se concibe ese regionalismo a poco que se conozca la geografía y la historia de las Islas Canarias. Una y otra nos hablan de la homogeneidad de sus habitantes, que imposibilita, por lo tanto, destacar racialmente con caracteres de contraste lo que en otras regiones de la península es sumamente sencillo y fácil: Aragón, Andalucía, Murcia, etc. (Todo se incluye, naturalmente, a las que poseen idioma o dialecto vernáculo). He ahí la razón del regionalismo poético de Gabriel y Galán o de Vicente Medina, por ejemplo, verdaderos aciertos de interpretaciones típicas: tienen base consistente y firme por las especiales condiciones de esas modalidades particulares; en las Islas Canarias no existen tales peculiaridades regionales, y por estas circunstancias, una poesía o una literatura típicamente regional estarían condenadas al fracaso.
Lo que antecede no quiere decir que Tomás Morales, poeta de lengua española de tan altos vuelos, no posea las características que a los nacidos en Canarias dan el suelo y el clima. Esto es otra cosa. Y en este sentido Tomás Morales es un poeta típicamente canario. ¿Cuáles son las características de la poesía canaria? El catedrático de Literatura, ayer de la Universidad de La Laguna y hoy de la de Barcelona, Ángel Valbuena, escritor y crítico literario, señala en su «Historia de la poesía canaria» (t. I, 1937) las cuatro siguientes características aplicables a Tomás Morales: aislamiento, cosmopolitismo, intimidad, sentimiento del mar. Y efectivamente, si analizamos someramente la obra del poeta canario «Las Rosas de Hércules», aquí y allá vamos encontrando una y otra característica, a tal punto que juntas todas forman el poeta de resonancias universales y eternas, cualidades éstas, que le dan valor permanente y duradero.
Del mar, con su rumor de ondas, ha arrancado Tomás Morales los acentos de majestad y grandeza, propio de les grandes épicos; del sentimiento profundo de lo íntimo, gratos lirismos; del exotismo de sus viajes, aires de culturas extrañas que dan colorido a sus versos, y del aislamiento, fundamental característica del poeta canario, una concentración y un reposo, que es acicate para mayores empeños.
La perspectiva de un cuarto de siglo desde que falleció Tomás Morales es suficiente para valorar su producción poética. Ahí está su obra, «Las Rosas de Hércules», que habla por sí sola como monumento poético imperecedero. La juventud de Tomás, sus 35 años de vida terrenal, son suficientes para consagrarle eternamente en nuestro recuerdo. Como a «Fígaro», aunque pasó fugazmente por la vida, a Tomás Morales le salva ese aire esencialmente juvenil, que es distintivo característico de los grandes hombres».
No dudo que el estudio de los numerosos periódicos y revistas publicados en Cuba por los emigrados canarios develará la importancia de esta vía en la recepción de la vida y obra de Tomás Morales. Seguiremos indagando, tal vez nos premie la suerte en ese viaje silencioso por las páginas de amarillentos y carcomidos papeles. JAQ
Publicado originalmente en http://canariascuba.com/
Por JOSÉ ANTONIO QUINTANA (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El 28 de enero de 1946, fecha en que se conmemoraba el natalicio de
José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, hijo de la tinerfeña Leonor Pérez, comenzaba a circular en el archipiélago caribeño la revista ilustrada Canarias en Cuba.
Editada por la Asociación Canaria, con una frecuencia mensual, afirmaba en el primer número:
«…y nuestro gran entusiasmo, y grandísima voluntad, son las armas con que nos lanzamos a esta empresa de publicar una revista, que compendie de la mejor manera, la inmensa labor que en este país han realizado los canarios que, salidos de aquellas peñas en los mejores años labor que de sus vidas han dado a esta magnánima y querida tierra cubana, lo mejor de sus esfuerzos, trabajando intensamente engrandecimiento por su engrandecimiento, gozando de sus alegrías, llorando con sus dolores y fundiéndose finalmente en un estrecho abrazo con la patria en la que levantaron un hogar, y en las que sus hijos,- cubanos descendientes de isleños, sabrán mantener la noble tradición del campesino de las Afortunadas, que ve con el florecer de la tierra con tanto esfuerzo labrada, el mejor premio y galardón a sus afanes».
Anunciaba en sus propósitos divulgar las biografías de canarios relevantes como Benito Pérez Galdós, Viera y Clavijo, los Estévanez, entre otros. Incluía en el listado al poeta Tomás Morales, a quien sin dudas admiraba mucho la directiva de la Asociación, pues tenía un busto del bardo en su sede principal en La Habana, réplica de la obra realizada por el escultor Victorio Macho, además había divulgado, en 1921, un posible viaje a Cuba del autor de Las Rosas de Hércules, invitado por sus paisanos.
«Queremos establecer a través de nuestra revista una conexión sentimental entre nuestra querida tierra lejana, y nuestros isleños aquí asentados, mediante un aporte de noticias, que al margen de toda política y bandería, nos diga del constante rotar de la vida en aquellos lares donde los nombres de personas, sucesos, y cosas, tan gratos nos son en el recuerdo, por sobre el tiempo y la distancia»
Para cumplir sus objetivos, la revista en su primer número abordó tres personalidades Benito Pérez Galdós, Leonor Pérez y Tomás Morales. En el caso del poeta publicó sus versos pertenecientes a Puerto de Gran Canaria.
Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico
con sus faroles rojos en la noche calina
y el disco de la luna bajo el azul romántico
rielando en la movible serenidad marina.
Silencio en los muelles en la paz bochornosa,
lento compás de remos, en el confín perdido
y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido.
Fingen en la penumbra fosfóricos trenzados
las mortecinas luces de los barcos anclados
mirando entre las ondas muertes de la bahía.
Y de pronto, rasgando la calma, sosegado,
un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía.
Cerró el homenaje con el siguiente artículo escrito por Antonio Fleitas.
UN GRAN POETA CANARIO TOMAS MORALES
«Los regionalismos son siempre perjudiciales porque propenden al extremismo. Políticamente, desembocan en los más suicidas separatismos. Y en el terreno estrictamente cultural, reducen el ámbito de una poesía o de un libro. Una cosa es la exaltación de los valores regionales y otra muy distinta la inclusión de esos valores en un limitado radio de acción; así empequeñecemos lo que originariamente tiene proporciones de grande.
Si quisiéramos situar a Tomás Morales en un regionalismo insular, reduciríamos la figura cumbre y señera del poeta canario a dimensiones estrechas. La fuerza y el vigor de la poesía de Tomás Morales descansan en el acento que le presta el uso del idioma castellano, dando categoría universal a lo expresado y sentido en una isla del Atlántico. Por otra parte, el talento poético de Tomás Morales rechaza los límites estrechos; la poesía —para que tenga el nombre de tal— necesita de dilatados horizontes en donde el poeta va reflejando su inspiración, y sirven, además, a su propia recreación artística.
Tampoco se concibe ese regionalismo a poco que se conozca la geografía y la historia de las Islas Canarias. Una y otra nos hablan de la homogeneidad de sus habitantes, que imposibilita, por lo tanto, destacar racialmente con caracteres de contraste lo que en otras regiones de la península es sumamente sencillo y fácil: Aragón, Andalucía, Murcia, etc. (Todo se incluye, naturalmente, a las que poseen idioma o dialecto vernáculo). He ahí la razón del regionalismo poético de Gabriel y Galán o de Vicente Medina, por ejemplo, verdaderos aciertos de interpretaciones típicas: tienen base consistente y firme por las especiales condiciones de esas modalidades particulares; en las Islas Canarias no existen tales peculiaridades regionales, y por estas circunstancias, una poesía o una literatura típicamente regional estarían condenadas al fracaso.
Lo que antecede no quiere decir que Tomás Morales, poeta de lengua española de tan altos vuelos, no posea las características que a los nacidos en Canarias dan el suelo y el clima. Esto es otra cosa. Y en este sentido Tomás Morales es un poeta típicamente canario. ¿Cuáles son las características de la poesía canaria? El catedrático de Literatura, ayer de la Universidad de La Laguna y hoy de la de Barcelona, Ángel Valbuena, escritor y crítico literario, señala en su «Historia de la poesía canaria» (t. I, 1937) las cuatro siguientes características aplicables a Tomás Morales: aislamiento, cosmopolitismo, intimidad, sentimiento del mar. Y efectivamente, si analizamos someramente la obra del poeta canario «Las Rosas de Hércules», aquí y allá vamos encontrando una y otra característica, a tal punto que juntas todas forman el poeta de resonancias universales y eternas, cualidades éstas, que le dan valor permanente y duradero.
Del mar, con su rumor de ondas, ha arrancado Tomás Morales los acentos de majestad y grandeza, propio de les grandes épicos; del sentimiento profundo de lo íntimo, gratos lirismos; del exotismo de sus viajes, aires de culturas extrañas que dan colorido a sus versos, y del aislamiento, fundamental característica del poeta canario, una concentración y un reposo, que es acicate para mayores empeños.
La perspectiva de un cuarto de siglo desde que falleció Tomás Morales es suficiente para valorar su producción poética. Ahí está su obra, «Las Rosas de Hércules», que habla por sí sola como monumento poético imperecedero. La juventud de Tomás, sus 35 años de vida terrenal, son suficientes para consagrarle eternamente en nuestro recuerdo. Como a «Fígaro», aunque pasó fugazmente por la vida, a Tomás Morales le salva ese aire esencialmente juvenil, que es distintivo característico de los grandes hombres».
No dudo que el estudio de los numerosos periódicos y revistas publicados en Cuba por los emigrados canarios develará la importancia de esta vía en la recepción de la vida y obra de Tomás Morales. Seguiremos indagando, tal vez nos premie la suerte en ese viaje silencioso por las páginas de amarillentos y carcomidos papeles. JAQ
Publicado originalmente en http://canariascuba.com/

































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