LAS FARC: EL “DEJA VÚ” SANGRIENTO DE LOS "PROCESOS DE PAZ" DE COLOMBIA
Atacaron las sedes de la Unión Patriótica (UP) y Fuerza Alternativa Revolucionario Común (FARC) en Bogotá.
Las clases hegemónicas en Colombia no aceptan sino la rendición o el exterminio de los desmovilizados de los "procesos de paz" en su país. Como si de un “Deja Vú” se tratara, lo que hoy le sucede la Fuerza Alternativa Revolucionario Común (FARC), se parece mucho a lo sucedido en los años 80 (...).
Por JOSÉ MELQUIADES PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Las clases hegemónicas en Colombia no aceptan sino la rendición o el exterminio de los desmovilizados de los "procesos de paz" en su país. Como si de un “Deja Vú” se tratara, lo que hoy le sucede la Fuerza Alternativa Revolucionario Común (FARC), se parece mucho -con apenas diferencias- a lo que les pasó a aquellos otros que organizados en partidos o movimientos de izquierdas intentaron, en los años 80, adherirse al llamado “juego político democrático”. los protagonistas de aquel catastrófico proceso se llamaron Unión Patriótica (1985), Alianza Democrática M-19 y Corriente de Renovación Socialista (CRS), esta última en la década de los 90.
Como un ejemplo del actual desarme político que sufre una parte importante de la izquierda es lo sucedido en la madrugada del pasado viernes, 11 de octubre. De acuerdo con el testimonio de Jaime Caycedo, secretario general del Partido Comunista Colombia (PCC), que comparte su sede con la UP, en horas tempranas de la madrugada de ese día un grupo de desconocidos dispararon y arrojaron una bomba incendiaria contra la sede del Comité Central de ese movimiento en la ciudad de Bogotá. Afortunadamente, por la hora en la que fue realizado el atentado, no se produjeron víctimas.
De acuerdo con la información ofrecida por el dirigente comunista, los atacantes dejaron un impreso en la que expresaban una clara amenaza para el futuro: “Regresamos”. Una promesa que estaba acompañada por la imagen de una calavera.
Por su parte, desde las FARC, partido nacido desde la desmovilización de la antigua guerrilla, se denunció igualmente que desconocidos habían arrancado carteles de campaña en su sede política, dejaron igualmente un mensaje idéntico al encontrado en la sede del Partido Comunista y de la UP.
En una breve nota publicada en una conocida red social, Julián Gallo, senador de las FARC, además de confirmar los hechos demandó al Presidente de Colombia, Iván Duque, garantías para la oposición.
Significativamente, los ataques ocurren a menos de 20 días de efectuarse las elecciones locales del 27 de octubre.
Parece evidente que la oligarquía colombiana está empeñada en conseguir que la inclusión de las FARC fracase como sucedió con las experiencias anteriores.
Este está constituyendo el denominador común dominante en Colombia desde mediados de la década de 1980. Es cierto que algunas personalidades surgidas de aquellos procesos están hoy insertos en la institucionalidad, en la que se permite un lugar papeles políticos de cierta notoriedad. No obstante, ninguna de las organizaciones partidistas de las que se acogieron a la "participación democrática" han logrado sobrevivir.
Ni la Alianza Democrática M-19, ni la Corriente de Renovación Socialista (CRS) con guerrilleros disidentes del ELN durante el gobierno César Gaviria, ni la Unión Patriótica -inicialmente asociada con el Partido Comunista- con el gobierno Belisario Betancur, que consiguió ser la más sólida de aquellas organizaciones pudo lograr sus objetivos dentro de las instituciones.
Parece pertinente recordar, que la persecución y el virtual exterminio por parte del Estado colombiano, de los paramilitares y de los narcotraficantes terminaron dando al traste con aquella tentativa de "integración" en el sistema político colombiano.
Por JOSÉ MELQUIADES PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Las clases hegemónicas en Colombia no aceptan sino la rendición o el exterminio de los desmovilizados de los "procesos de paz" en su país. Como si de un “Deja Vú” se tratara, lo que hoy le sucede la Fuerza Alternativa Revolucionario Común (FARC), se parece mucho -con apenas diferencias- a lo que les pasó a aquellos otros que organizados en partidos o movimientos de izquierdas intentaron, en los años 80, adherirse al llamado “juego político democrático”. los protagonistas de aquel catastrófico proceso se llamaron Unión Patriótica (1985), Alianza Democrática M-19 y Corriente de Renovación Socialista (CRS), esta última en la década de los 90.
Como un ejemplo del actual desarme político que sufre una parte importante de la izquierda es lo sucedido en la madrugada del pasado viernes, 11 de octubre. De acuerdo con el testimonio de Jaime Caycedo, secretario general del Partido Comunista Colombia (PCC), que comparte su sede con la UP, en horas tempranas de la madrugada de ese día un grupo de desconocidos dispararon y arrojaron una bomba incendiaria contra la sede del Comité Central de ese movimiento en la ciudad de Bogotá. Afortunadamente, por la hora en la que fue realizado el atentado, no se produjeron víctimas.
De acuerdo con la información ofrecida por el dirigente comunista, los atacantes dejaron un impreso en la que expresaban una clara amenaza para el futuro: “Regresamos”. Una promesa que estaba acompañada por la imagen de una calavera.
Por su parte, desde las FARC, partido nacido desde la desmovilización de la antigua guerrilla, se denunció igualmente que desconocidos habían arrancado carteles de campaña en su sede política, dejaron igualmente un mensaje idéntico al encontrado en la sede del Partido Comunista y de la UP.
En una breve nota publicada en una conocida red social, Julián Gallo, senador de las FARC, además de confirmar los hechos demandó al Presidente de Colombia, Iván Duque, garantías para la oposición.
Significativamente, los ataques ocurren a menos de 20 días de efectuarse las elecciones locales del 27 de octubre.
Parece evidente que la oligarquía colombiana está empeñada en conseguir que la inclusión de las FARC fracase como sucedió con las experiencias anteriores.
Este está constituyendo el denominador común dominante en Colombia desde mediados de la década de 1980. Es cierto que algunas personalidades surgidas de aquellos procesos están hoy insertos en la institucionalidad, en la que se permite un lugar papeles políticos de cierta notoriedad. No obstante, ninguna de las organizaciones partidistas de las que se acogieron a la "participación democrática" han logrado sobrevivir.
Ni la Alianza Democrática M-19, ni la Corriente de Renovación Socialista (CRS) con guerrilleros disidentes del ELN durante el gobierno César Gaviria, ni la Unión Patriótica -inicialmente asociada con el Partido Comunista- con el gobierno Belisario Betancur, que consiguió ser la más sólida de aquellas organizaciones pudo lograr sus objetivos dentro de las instituciones.
Parece pertinente recordar, que la persecución y el virtual exterminio por parte del Estado colombiano, de los paramilitares y de los narcotraficantes terminaron dando al traste con aquella tentativa de "integración" en el sistema político colombiano.































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.122