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Jueves, 20 de Enero de 2022 Tiempo de lectura:

JOSEPH RATZINGER: DE OCULTAR LA PEDERASTIA EN MÚNICH A PROTEGER AL PEDERASTA FUNDADOR DE LOS LEGIONARIOS DE CRISTO

Un informe señala su responsabilidad en Alemania, hace años fue señalado por su responsabilidad al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Este jueves, 20 de enero, salía la luz el informe independiente sobre abusos sexuales a menores cometidos en la archidiócesis de Múnich, Alemania, que señala al papa emérito Benedicto XVI como (presunto) responsable de haber encubierto a cuatro sacerdotes que cometieron abusos sexuales durante el periodo en que ejerció como arzobispo allí, entre 1977 y 1982 (...).

Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

  Este jueves, 20 de enero, salía la luz el informe independiente sobre abusos sexuales a menores cometidos en la archidiócesis de Múnich, Alemania, que señala al papa emérito Benedicto XVI como (presunto) responsable de haber encubierto a cuatro sacerdotes que cometieron abusos sexuales durante el periodo en que ejerció como arzobispo allí, entre 1977 y 1982.

 

 

   Martin Pusch, uno de los abogados autores del informe, explicó concretamente el caso de dos sacerdotes, que pese a ser sancionados penalmente por abusos cuando Joseph Ratzinger era arzobispo, pudieron seguir trabajando como pastores. El documento señala que no fueron objeto de ningún procedimiento en términos de derecho canónico y que Ratzinger no  mostró interés alguno por atender a las víctimas.

 

 

   Uno de los casos que involucran al Papa emérito es el del traslado del sacerdote Peter H. de Essen a Múnich. H. habría abusado -según un decreto interno del tribunal eclesiástico de Múnich de 2016- de niños en su diócesis de origen y más tarde fue enviado a la archidiócesis de Múnich, donde volvió a cometer agresiones y también fue condenado penalmente. El Papa emérito dijo, según el informe, que el sacerdote “solo era un exhibicionista”.

 

 

   El informe enumera un total de 497 casos de abusos sexuales a menores ocurridos entre 1945 y 2019 y cometidos por 235 presuntos autores, entre ellos 173 sacerdotes. Según los expertos, 247 víctimas eran hombres y 182 mujeres. El 60% de ellos tenían entre 8 y 14 años. Alrededor de 40 clérigos fueron reincorporados a la labor pastoral después de que se conocieran sus actos, 18 de ellos incluso después de las correspondientes condenas. Pese a la alta cifra de víctimas, la abogada Marion Westpfahl ha dicho que están convencidos de que la magnitud de lo sucedido “es mucho mayor”.

 

 

   Los abogados han concluido que muchos de los sacerdotes continuaron ejerciendo sus funciones después de conocerse su comportamiento. Además de los expedientes oficiales y de personal, el abogado Martin Pusch ha asegurado que él y sus colegas se han basado en decenas de entrevistas con testigos presenciales y se han esforzado por obtener declaraciones sobre los casos de quienes ocupaban puestos de responsabilidad en la Iglesia.

 

 

  Como era lógico suponer, Joseph Ratzinger ha negado “contundentemente” todas las acusaciones. Sin embargo, esta no es, en absoluto, la primera vez que rescindir es acusado de ocultar la pederastia en el seno de la Iglesia Católica.

 

 

 

RATZINGER ORDENÓ SILENCIAR LOS ABUSOS SEXUALES A MENORES BAJO AMENAZA DE EXCOMUNIÓN

 

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    En el año 2010, cuando Joseph Ratzinger  ya ejercía como Papa Benedicto XVI,  El Vaticano aseguró que se había desatado una campaña para desprestigiarles a raíz de los miles de casos de pederastia cometidos por sacerdotes que habían comenzado a salir a la luz en Estados Unidos, México Irlanda o Canadá varios años antes.

 

 

  "Benedicto XVI - aseguraron desde la Santa Sede - es el pontífice que más ha hecho contra la pederastia en la Iglesia". Ante el escándalo desatado internacionalmente, el propio Ratzinger se vio obligado a pedir perdón públicamente "por los abusos sexuales contra menores perpetrados por algunos sacerdotes".

 

 

    "No comprendo cómo esto pudo suceder", aseguró con aparente pesar Ratzinger, a los periodistas que le acompañaron en un viaje a México, donde el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel - un protegido de Juan Pablo II, llevó a cabo estos abusos durante gran parte de su vida.

 

 

    Sin embargo, documentos dados a conocer por conocer por el ex sacerdote Alberto Athié y el investigador Fernando González demostraron que Ratzinger estaba mintiendo.

 

 

   Según consta en estos documentos, el Vaticano conoció la existencia de estos abusos al menos desde el año 1956. El informe más importante que lo prueba es del sacerdote carmelita Anastasio Ballestero. Se trata de una suerte de resumen con toda la información sobre la actividad delictiva de Maciel.

 

 

   La responsabilidad directa de Ratzinger en el ocultamiento y protección de los delitos del fundador de Los Legionarios comenzó en 1981, al hacerse cargo de la Congregación para la Doctrina de la Fe:

 

 

   "Cuando surge la denuncia formal ante esa congregación, en ese momento por oficio, se debería haber atraído todas las informaciones que estaban en Roma" - denunció Athié al diario 'La Jornada'.

 

 

    En 1998, algunos ex Legionarios de Cristo acudieron a presentar una denuncia formal ante Ratzinger por estos crímenes.

 

 

   "Ratzinger - añadió el ex sacerdote Alberto Athié a la publicación mexicana- nunca respondió. Retuvo el proceso judicial, hasta que ya definitivamente no le quedó otra que reducirlo al estado laical. Lo hizo para proteger a Maciel y protegerse a sí mismo, porque iba a entrar al cónclave".

 

 

   El caso de Marcial Maciel, en cualquier caso, tampoco constituye una excepción en el tratamiento de la Iglesia Católica de los delitos de pederastia cometidos por sus sacerdotes alrededor de todo el mundo.

 

 

   La política oficial de la Iglesia a este respecto se encuentra reflejada en la directiva “Crimen sollicitationis”, aprobada por Juan XXIII en 1962 para imponer la obligación de guardar silencio sobre estos abusos sexuales bajo pena de excomunión.

 

 

   Este documento permanecía vigente cuando Joseph Ratzinger fue nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Tras acceder al cargo, el futuro Papa redactó un nuevo decreto que consagraba los aspectos fundamentales de la antigua disposición. Principalmente, la obligación de que las denuncias por abusos se presentaran exclusivamente en Roma y la pena de excomunión para aquellas víctimas o sacerdotes que se atrevieran a denunciar ante tribunales ordinarios o la prensa.

 

 

   El propio Ratzinger fue, en efecto, quien ordenó silenciar los abusos a menores. A través de una carta que sería recuperada posteriormente por el semanario 'The Observer', dio instrucciones a todos los obispos sobre las medidas que debían disponer para encubrir a los clérigos que realizan este tipo de prácticas delictivas.

 

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