
ANTE UNA INFAME Y NAUSEABUNDA CAMPAÑA
"Muy poca verosimilitud puede concederse a quien “trabaja” sin rigor alguno y demuestra no saber ni papa de la Historia de este Archipiélago."
"Los afanes de protagonismo de Francisco González Tejera, e incluso las apetencias crematísticas, presiden los quehaceres de este falsario que difama la tarea de nuestros investigadores y sirve objetivamente a la reacción franquista con tantas exageraciones y simplezas".
“Tanto vale ser alabado de los buenos, como vituperado de los malos”.
Marco Tulio Cicerón
Por AGUSTÍN MILLARES CANTERO (*) / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Sin apoyatura empírica alguna y carente de la menor cualificación profesional, el señor Francisco González Tejera ha venido argumentando en los últimos tiempos sobre los supuestos 5.000 (y hasta 8.000) asesinatos del fascismo en Canarias durante la Guerra Civil y años inmediatamente posteriores. Los afanes de protagonismo, e incluso las apetencias crematísticas, presiden los quehaceres de este falsario que difama la tarea de nuestros investigadores y sirve objetivamente a la reacción franquista con tantas exageraciones y simplezas.
¿Qué documentación ha utilizado el “reverendo totorota” para fundamentar sus
afirmaciones y en qué archivos ha laborado? ¿Ignora que la llamada Historia Oral es algo muy distinto (o mejor, antagónico) de cuanto hace? Es obvio que el intruso carece de autoridad intelectual alguna y, sin embargo, tiene la insolencia de presentarse como un experto en la Memoria Histórica y de repartir credenciales de fidelidad a su causa, tachando de “negacionistas” a cuantos repudian los disparates que propone muy a menudo, casi en la generalidad de los exponentes divulgados.
Al margen de testimonios personales muy débiles para cualquier especialista en la cuestión, ninguna fuente contrastada avala el pretendido asesinato en San Lorenzo de un bebé de cuatro meses de la propia familia del susodicho, a manos de un criminal faccioso. Todo indica que se trata de una pura invención proyectada con abyectos fines. El problema con este plumífero mediocre, es que lo han tomado en serio organizaciones que se dicen revolucionarias y le han dado alas para creerse un personaje merecedor de toda credibilidad.
Lo primero que tendría que explicar el incompetente advenedizo, es si ese Penichet al que atribuye el lanzamiento de la criatura contra una pared del domicilio allanado es o no el jurista José Penichet Guerra, alcalde y delegado local de Falange en San Lorenzo. O si el “sargento Pernía”, uno de sus teóricos acompañantes, no fue otro que Gregorio Pernía y Campos, oficial del ayuntamiento de la misma jurisdicción. Y así un largo etcétera de incógnitas que todo buen estudioso debe solventar antes de ponerse a escribir.
Muy poca verosimilitud puede concederse a quien “trabaja” sin rigor alguno y demuestra no saber ni papa de la Historia de este Archipiélago. Entre otras cosas, semejante indocto sigue sin enterarse todavía que la corporación municipal de San Lorenzo en julio de 1936 no era de elección democrática, sino una comisión gestora nombrada a dedo por el gobernador civil del Frente Popular. ¡Y ya es ser ignorante en grado superlativo!
Ahora recurre también este redomado sinvergüenza al insulto familiar a los Millares, desde la demagogia más burda, acompañado de uno de sus adláteres que se ha sumado al carro de la ignominia y de la infamia, el señor Teodoro Santana Hernández, para engrosar la nómina de los "revolucionarios" de pacotilla que traicionan la memoria de las izquierdas en estas latitudes. Amplios historiales poseen los bribones entre nosotros. Sólo merecen asco y desprecio.
Igual repugnancia tendría que concitar, en toda persona decente, otra de las calumnias que el manipulador González Tejera está contribuyendo a difundir con enorme desfachatez: la de convertir a Agustín Millares Sall en Jefe (en realidad, Delegado) de Propaganda de FET y de las JONS, confundiéndolo olímpicamente con el escritor surrealista Agustín Espinosa García. Es más, lo hace copartícipe de atrocidades falangistas en la Mar Fea basándose en el testimonio de un tal Marco Antonio Ferreras Beltrán, a quien no he encontrado en ninguna de las relaciones de detenidos por los rebeldes que publicó la prensa de entonces. ¿Cometió el autor de Crimen tales salvajadas poco antes de morir, ya que mi padre no estaba en la isla por esas fechas? Hace falta ser muy embaucador para sugerir tales dislates.
Expliqué sucintamente, en mi ensayo El estudiante rojo. Los trajines del primer Agustín Millares Sall y de sus camaradas (1931-1936), los rasgos de las vinculaciones del futuro poeta con el falangismo y su reincorporación a las filas comunistas en 1943 (página 110). El espíritu inquisitorial de algunos puristas de la revolución, tan inmaculados ellos, les incapacita para entender estas contradicciones en un joven de 19 años que temió por su vida. No vale la pena intentar explicárselas, siquiera del modo más simple.
Jamás he visto un proceder tan infame como el de este vil canalla, secundado por otros de su misma ralea. Todos los libelos (que no libros) del difamador González Tejera, constituyen un monumento a la bajeza humana, un insulto a la inteligencia y un atentado a la historiografía insular. Quienes alaben a este fantoche y suscriban cualquiera de sus exabruptos, serán cómplices de las peores conductas imaginables. Más pronto que tarde quedarán retratados como lo que son: intrigantes que lesionan a los colectivos memorialistas y hacen el juego a las fuerzas reaccionarias con sus manejos tramposos.
(*) Agustín Millares Cantero es historiador.
“Tanto vale ser alabado de los buenos, como vituperado de los malos”.
Marco Tulio Cicerón
Por AGUSTÍN MILLARES CANTERO (*) / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Sin apoyatura empírica alguna y carente de la menor cualificación profesional, el señor Francisco González Tejera ha venido argumentando en los últimos tiempos sobre los supuestos 5.000 (y hasta 8.000) asesinatos del fascismo en Canarias durante la Guerra Civil y años inmediatamente posteriores. Los afanes de protagonismo, e incluso las apetencias crematísticas, presiden los quehaceres de este falsario que difama la tarea de nuestros investigadores y sirve objetivamente a la reacción franquista con tantas exageraciones y simplezas.
¿Qué documentación ha utilizado el “reverendo totorota” para fundamentar sus afirmaciones y en qué archivos ha laborado? ¿Ignora que la llamada Historia Oral es algo muy distinto (o mejor, antagónico) de cuanto hace? Es obvio que el intruso carece de autoridad intelectual alguna y, sin embargo, tiene la insolencia de presentarse como un experto en la Memoria Histórica y de repartir credenciales de fidelidad a su causa, tachando de “negacionistas” a cuantos repudian los disparates que propone muy a menudo, casi en la generalidad de los exponentes divulgados.
Al margen de testimonios personales muy débiles para cualquier especialista en la cuestión, ninguna fuente contrastada avala el pretendido asesinato en San Lorenzo de un bebé de cuatro meses de la propia familia del susodicho, a manos de un criminal faccioso. Todo indica que se trata de una pura invención proyectada con abyectos fines. El problema con este plumífero mediocre, es que lo han tomado en serio organizaciones que se dicen revolucionarias y le han dado alas para creerse un personaje merecedor de toda credibilidad.
Lo primero que tendría que explicar el incompetente advenedizo, es si ese Penichet al que atribuye el lanzamiento de la criatura contra una pared del domicilio allanado es o no el jurista José Penichet Guerra, alcalde y delegado local de Falange en San Lorenzo. O si el “sargento Pernía”, uno de sus teóricos acompañantes, no fue otro que Gregorio Pernía y Campos, oficial del ayuntamiento de la misma jurisdicción. Y así un largo etcétera de incógnitas que todo buen estudioso debe solventar antes de ponerse a escribir.
Muy poca verosimilitud puede concederse a quien “trabaja” sin rigor alguno y demuestra no saber ni papa de la Historia de este Archipiélago. Entre otras cosas, semejante indocto sigue sin enterarse todavía que la corporación municipal de San Lorenzo en julio de 1936 no era de elección democrática, sino una comisión gestora nombrada a dedo por el gobernador civil del Frente Popular. ¡Y ya es ser ignorante en grado superlativo!
Ahora recurre también este redomado sinvergüenza al insulto familiar a los Millares, desde la demagogia más burda, acompañado de uno de sus adláteres que se ha sumado al carro de la ignominia y de la infamia, el señor Teodoro Santana Hernández, para engrosar la nómina de los "revolucionarios" de pacotilla que traicionan la memoria de las izquierdas en estas latitudes. Amplios historiales poseen los bribones entre nosotros. Sólo merecen asco y desprecio.
Igual repugnancia tendría que concitar, en toda persona decente, otra de las calumnias que el manipulador González Tejera está contribuyendo a difundir con enorme desfachatez: la de convertir a Agustín Millares Sall en Jefe (en realidad, Delegado) de Propaganda de FET y de las JONS, confundiéndolo olímpicamente con el escritor surrealista Agustín Espinosa García. Es más, lo hace copartícipe de atrocidades falangistas en la Mar Fea basándose en el testimonio de un tal Marco Antonio Ferreras Beltrán, a quien no he encontrado en ninguna de las relaciones de detenidos por los rebeldes que publicó la prensa de entonces. ¿Cometió el autor de Crimen tales salvajadas poco antes de morir, ya que mi padre no estaba en la isla por esas fechas? Hace falta ser muy embaucador para sugerir tales dislates.
Expliqué sucintamente, en mi ensayo El estudiante rojo. Los trajines del primer Agustín Millares Sall y de sus camaradas (1931-1936), los rasgos de las vinculaciones del futuro poeta con el falangismo y su reincorporación a las filas comunistas en 1943 (página 110). El espíritu inquisitorial de algunos puristas de la revolución, tan inmaculados ellos, les incapacita para entender estas contradicciones en un joven de 19 años que temió por su vida. No vale la pena intentar explicárselas, siquiera del modo más simple.
Jamás he visto un proceder tan infame como el de este vil canalla, secundado por otros de su misma ralea. Todos los libelos (que no libros) del difamador González Tejera, constituyen un monumento a la bajeza humana, un insulto a la inteligencia y un atentado a la historiografía insular. Quienes alaben a este fantoche y suscriban cualquiera de sus exabruptos, serán cómplices de las peores conductas imaginables. Más pronto que tarde quedarán retratados como lo que son: intrigantes que lesionan a los colectivos memorialistas y hacen el juego a las fuerzas reaccionarias con sus manejos tramposos.
(*) Agustín Millares Cantero es historiador.
José F. | Domingo, 19 de Mayo de 2019 a las 23:52:16 horas
Miren, yo de lo de ese pobre niño Braulio no tengo ni idea, ni me han aclarado mucho, ni unos ni otros. Lo que si puedo decir es que me compré el libro "Semilla de Memoria", porque me interesa mucho el tema, y me sentí estafado. En la solapa, que fue lo que me llevó a comprarlo, se promete que el libro recoge la historia que "cuentan aquellos abuelos que un día perdieron la guerra pero no la memoria", pero la verdad es que luego no te encuentras nada de eso. Solo son como cuentos cortos, con mucha sangre y todavía más sexo, que para colmo están muy mal escritos. La verdad es que hace falta valor para publicar eso, y encima pretender que por ello uno es "escritor".
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