LA SIGNIFICACIÓN DE JAVIER FERNÁNDEZ QUESADA EN LA MEMORIA HISTÓRICA Y DEMOCRÁTICA
Una víctima del franquismo ignorada por las instituciones canarias
A 48 años de su asesinato, la figura de Javier Fernández Quesada continúa siendo un símbolo silenciado en la memoria colectiva canaria. Su muerte, ocurrida durante una huelga obrera en 1977, ilustra —afirman Daniel Casal y Jaime Bethencourt— el olvido institucional y la hipocresía con la que se aplica la Ley de Memoria Histórica en Canarias.
Por DANIEL CASAL Y JAIME BETHENCOURT (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Sustituir las denominaciones de las calles y eliminar distinciones a personajes vinculados con el franquismo está bien; derribar o resignificar monumentos o esculturas que ensalcen la dictadura resulta laudable. Aunque parece que la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y Democrática en aquellos otros apartados, como la exhumación de los cadáveres que aún yacen en los caminos para darles digna sepultura, o devolver a sus legítimos herederos las propiedades incautadas a los represaliados o asesinados por las hordas fascistas, parecen tareas ímprobas. Similar desinterés vienen demostrando las instituciones, formalmente democráticas, en la necesaria recuperación de los espacios públicos requisados entonces por el ejército golpista y aún hoy destinados a actividades castrenses y de recreo.
Especialmente en Canarias, la Ley de la Memoria Histórica, reivindicada por las instituciones públicas, lamentablemente queda en la práctica lastrada en su aplicación por la hipocresía y la falta de determinación, impidiendo, más allá de los gestos simbólicos, las acciones concretas para también afianzar la democracia y el desenmascaramiento de los actores de los desmanes durante la dictadura.
"Ni los autores materiales ni los intelectuales de aquel asesinato fueron juzgados o castigados, como resultado de un cómplice colaboracionismo policial-militar, gubernamental, judicial y parlamentario"
A propósito de memorias y olvidos históricos y democráticos, se cumple este 12 de diciembre el 48 aniversario del asesinato del estudiante de 22 años, Javier Fernández Quesada, en la Universidad de La Laguna. Un suceso con un simbolismo singular producido durante la huelga que en el año 1977 desarrollaron varios sectores obreros organizados en los sindicatos nacionalistas que, al unísono, reivindicaban salarios y derechos. Peticiones estas que, en aquellas fechas, trataron de ser repetidamente ahogadas mediante una conjura empresarial-gubernamental con el objetivo de frenar el auge del sindicalismo combativo de las organizaciones soberanistas canarias, recurriendo para ello a la represión laboral, la persecución y detención de sindicalistas, e incluso el ametrallamiento de los universitarios que exteriorizaban su solidaridad con la clase obrera, con el resultado del execrable crimen que hoy rememoramos.
Ni los autores materiales ni los intelectuales de aquel asesinato fueron juzgados o castigados, ello como resultado de un cómplice colaboracionismo policial-militar, gubernamental, judicial y parlamentario para proteger a los homicidas.
Tardíamente, y mediante presión popular, a Javier Fernández le fue reconocida en el año 2008 la condición de víctima del franquismo prevista en la Ley de Memoria Histórica. Pero, hasta la fecha, ninguna institución canaria, por propia iniciativa, ha realizado actividad alguna reseñable para resaltar la trascendencia de su figura como símbolo y mártir de la lucha desarrollada en Canarias por las libertades y los derechos de los trabajadores. La denominación de una plaza de La Laguna con el nombre de Parque Javier Fernández Quesada fue posible por el tesón de Intersindical Canaria y el compromiso en su día alcanzado con todos los grupos de la Corporación para que apoyasen la iniciativa. El actual grupo de gobierno de la ciudad de La Laguna ha permitido que ese parque y sus plantas sea ahora un espacio para la suciedad y el libre tránsito de mascotas caninas, desoyendo todas las peticiones para que este significativo lugar recupere la dignidad y el decoro que merece.
Por lo demás, tras la difusión del vídeo “Javier, Memoria viva”, elaborado por Intersindical, que incluye las circunstancias y el contexto social en el que se produce la muerte de Javier, resaltamos también la edición del voluntarista audiovisual “Quesada, La verdad del silencio”, un trabajo este con un contenido lamentablemente edulcorado por exigencias de su producción con patrocinio institucional.
Se cierran las actividades de la recuperación de la memoria de Fernández Quesada —todas ellas con la ausencia institucional de los promotores de la Memoria Histórica— con los actos que, cada 12 de diciembre y 1º de Mayo, realiza Intersindical Canaria en solitario o junto a otros colectivos, celebrando indistintamente homenajes al estudiante grancanario en el recinto universitario lagunero, así como en el parque que en la misma ciudad lleva su nombre.
Es esta una glosa en la que pretendemos llamar la atención sobre la discriminación que los mismos artífices y promotores de la Ley de Memoria Histórica aplican, haciendo depender el grado de reconocimiento a las víctimas no de su significación popular y sacrificio por las libertades, sino de la mayor o menor simpatía con su ideología o ideario político. No es casual que Javier Fernández Quesada no figure entre los homenajeados de las corporaciones públicas canarias ni de los partidos que la integran, pues la sola sospecha de su ideario soberanista y su solidaridad con la clase trabajadora que le llevó a la muerte sitúa a algunos teóricos demócratas en el bando de los enemigos confesos de la democracia.
Hoy, 48 años después, Intersindical Canaria vuelve a rememorar la figura del estudiante con los actos que tendrán lugar en la Universidad de La Laguna y, por primera ocasión, junto a la Federación Sindical Canaria en el Cementerio de Vegueta de Las Palmas, lugar en el que descansa su cuerpo.
Este 12 de diciembre, en toda la Nación canaria, las organizaciones de los trabajadores volvemos a reivindicar la simbólica vigencia del compañero que continuará simbolizando y acompañando la lucha de las personas trabajadoras canarias y la emancipación de su tierra.
(*) Jaime Bethencourt y Daniel Casal. Sindicalistas de Intersindical Canaria y de la Federación Sindical Canaria.
Por DANIEL CASAL Y JAIME BETHENCOURT (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Sustituir las denominaciones de las calles y eliminar distinciones a personajes vinculados con el franquismo está bien; derribar o resignificar monumentos o esculturas que ensalcen la dictadura resulta laudable. Aunque parece que la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y Democrática en aquellos otros apartados, como la exhumación de los cadáveres que aún yacen en los caminos para darles digna sepultura, o devolver a sus legítimos herederos las propiedades incautadas a los represaliados o asesinados por las hordas fascistas, parecen tareas ímprobas. Similar desinterés vienen demostrando las instituciones, formalmente democráticas, en la necesaria recuperación de los espacios públicos requisados entonces por el ejército golpista y aún hoy destinados a actividades castrenses y de recreo.
Especialmente en Canarias, la Ley de la Memoria Histórica, reivindicada por las instituciones públicas, lamentablemente queda en la práctica lastrada en su aplicación por la hipocresía y la falta de determinación, impidiendo, más allá de los gestos simbólicos, las acciones concretas para también afianzar la democracia y el desenmascaramiento de los actores de los desmanes durante la dictadura.
"Ni los autores materiales ni los intelectuales de aquel asesinato fueron juzgados o castigados, como resultado de un cómplice colaboracionismo policial-militar, gubernamental, judicial y parlamentario"
A propósito de memorias y olvidos históricos y democráticos, se cumple este 12 de diciembre el 48 aniversario del asesinato del estudiante de 22 años, Javier Fernández Quesada, en la Universidad de La Laguna. Un suceso con un simbolismo singular producido durante la huelga que en el año 1977 desarrollaron varios sectores obreros organizados en los sindicatos nacionalistas que, al unísono, reivindicaban salarios y derechos. Peticiones estas que, en aquellas fechas, trataron de ser repetidamente ahogadas mediante una conjura empresarial-gubernamental con el objetivo de frenar el auge del sindicalismo combativo de las organizaciones soberanistas canarias, recurriendo para ello a la represión laboral, la persecución y detención de sindicalistas, e incluso el ametrallamiento de los universitarios que exteriorizaban su solidaridad con la clase obrera, con el resultado del execrable crimen que hoy rememoramos.
Ni los autores materiales ni los intelectuales de aquel asesinato fueron juzgados o castigados, ello como resultado de un cómplice colaboracionismo policial-militar, gubernamental, judicial y parlamentario para proteger a los homicidas.
Tardíamente, y mediante presión popular, a Javier Fernández le fue reconocida en el año 2008 la condición de víctima del franquismo prevista en la Ley de Memoria Histórica. Pero, hasta la fecha, ninguna institución canaria, por propia iniciativa, ha realizado actividad alguna reseñable para resaltar la trascendencia de su figura como símbolo y mártir de la lucha desarrollada en Canarias por las libertades y los derechos de los trabajadores. La denominación de una plaza de La Laguna con el nombre de Parque Javier Fernández Quesada fue posible por el tesón de Intersindical Canaria y el compromiso en su día alcanzado con todos los grupos de la Corporación para que apoyasen la iniciativa. El actual grupo de gobierno de la ciudad de La Laguna ha permitido que ese parque y sus plantas sea ahora un espacio para la suciedad y el libre tránsito de mascotas caninas, desoyendo todas las peticiones para que este significativo lugar recupere la dignidad y el decoro que merece.
Por lo demás, tras la difusión del vídeo “Javier, Memoria viva”, elaborado por Intersindical, que incluye las circunstancias y el contexto social en el que se produce la muerte de Javier, resaltamos también la edición del voluntarista audiovisual “Quesada, La verdad del silencio”, un trabajo este con un contenido lamentablemente edulcorado por exigencias de su producción con patrocinio institucional.
Se cierran las actividades de la recuperación de la memoria de Fernández Quesada —todas ellas con la ausencia institucional de los promotores de la Memoria Histórica— con los actos que, cada 12 de diciembre y 1º de Mayo, realiza Intersindical Canaria en solitario o junto a otros colectivos, celebrando indistintamente homenajes al estudiante grancanario en el recinto universitario lagunero, así como en el parque que en la misma ciudad lleva su nombre.
Es esta una glosa en la que pretendemos llamar la atención sobre la discriminación que los mismos artífices y promotores de la Ley de Memoria Histórica aplican, haciendo depender el grado de reconocimiento a las víctimas no de su significación popular y sacrificio por las libertades, sino de la mayor o menor simpatía con su ideología o ideario político. No es casual que Javier Fernández Quesada no figure entre los homenajeados de las corporaciones públicas canarias ni de los partidos que la integran, pues la sola sospecha de su ideario soberanista y su solidaridad con la clase trabajadora que le llevó a la muerte sitúa a algunos teóricos demócratas en el bando de los enemigos confesos de la democracia.
Hoy, 48 años después, Intersindical Canaria vuelve a rememorar la figura del estudiante con los actos que tendrán lugar en la Universidad de La Laguna y, por primera ocasión, junto a la Federación Sindical Canaria en el Cementerio de Vegueta de Las Palmas, lugar en el que descansa su cuerpo.
Este 12 de diciembre, en toda la Nación canaria, las organizaciones de los trabajadores volvemos a reivindicar la simbólica vigencia del compañero que continuará simbolizando y acompañando la lucha de las personas trabajadoras canarias y la emancipación de su tierra.
(*) Jaime Bethencourt y Daniel Casal. Sindicalistas de Intersindical Canaria y de la Federación Sindical Canaria.

































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