LOS GOBIERNOS DE ESPAÑA Y CANARIAS CONTRA LA SUPERVIVENCIA DE LOS PESCADORES ARTESANALES DEL ARCHIPIÉLAGO
Atan denuncia el plan para entregar el mar canario a la pesca industrial
La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) ha denunciado un proyecto impulsado por el Gobierno de España, con el respaldo del Gobierno de Canarias, para autorizar la pesca industrial en aguas del archipiélago. La medida pone en serio riesgo la pesca artesanal, la biodiversidad marina y el modo de vida de las comunidades costeras canarias.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En las aguas del archipiélago canario se libra una batalla silenciosa pero crucial. La defensa del mar como fuente de vida frente al proyecto que pretende transformarlo en terreno de negocio para la gran industria pesquera. La reciente denuncia de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) pone el foco sobre un proyecto que, de concretarse, podría alterar irreversiblemente el frágil equilibrio ecológico y social de las islas.
Según ha informado ATAN, el Gobierno español, con el respaldo del Gobierno de Canarias y utilizando como canal a la Unión Europea, ha impulsado la aprobación de un “proyecto piloto” que abre la puerta a la pesca con cerco industrial y a la cría intensiva de atún rojo (Thunnus thynnus) y rabil (Thunnus albacares) en aguas canarias. Este plan fue presentado y aprobado en la 29ª Reunión Ordinaria de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), celebrada en Sevilla entre el 17 y el 24 de noviembre de 2025.
UN MODELO EXTRACTIVO QUE PONE EN JAQUE MATE A LA PESCA ARTESANAL
La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza advierte que este proyecto representa una grave amenaza para la biodiversidad marina del archipiélago y para los pescadores locales que han sostenido, generación tras generación, una forma de pesca artesanal y sostenible. Actualmente, la pesca con cerco industrial —así como la de arrastre— está expresamente prohibida en el caladero nacional de Canarias debido a sus efectos dañinos sobre los ecosistemas marinos. Sin embargo, este nuevo paso institucional allana el camino para introducirla a través de una “vía piloto” que, en realidad, podría consolidarse en un modelo de explotación permanente.
La pesca con cerco industrial consiste en rodear grandes bancos de peces con redes enormes —a veces de cientos de metros de longitud— que se cierran por debajo como una bolsa. Aunque se diseñó para capturar especies como el atún de forma masiva, cuando se usa junto a dispositivos que atraen artificialmente a los peces (conocidos como FADs), esta técnica se vuelve altamente invasiva, ya que no distingue entre especies objetivo y otras que quedan atrapadas incidentalmente, incluidas especies juveniles o en peligro.
En otros contextos del Atlántico tropical, esta técnica ha provocado el colapso de poblaciones enteras de túnidos y alteraciones en las cadenas tróficas marinas. Instituciones científicas y organizaciones conservacionistas han advertido reiteradamente sobre los riesgos de replicar este modelo en zonas ricas en biodiversidad y aún relativamente bien conservadas, como el caladero canario.
LAS COFRADÍAS SE REBELAN
No puede extrañar, pues, que la reacción del sector pesquero local no se haya hecho esperar. Las cofradías de pescadores de Canarias han mostrado su rechazo frontal al proyecto, alertando que permitir este tipo de pesca supondría “una amenaza grave” para la flota artesanal de las islas. En declaraciones recogidas por medios locales, varios portavoces han señalado que la introducción de flotas industriales en el caladero acabaría con los recursos que sostienen su actividad y dejaría sin medios de vida a centenares de familias que dependen directamente del mar.
El modelo artesanal de pesca no solo es una forma de producción. Es también una manera de vivir, de relacionarse con el entorno, de construir comunidad. Se basa en embarcaciones pequeñas, artes tradicionales, una pesca selectiva y de bajo impacto. Representa una alternativa viable, sostenible y más equitativa, frente a la lógica de acumulación intensiva que impulsa la industria pesquera global.
DE LA SOBREPESCA A LA MIGRACIÓN: UNA CADENA DE CONSECUENCIAS
La historia reciente de otros caladeros del Atlántico y el Mediterráneo ofrece un espejo inquietante de lo que podría suceder en Canarias. En países como Senegal o Mauritania, la entrada masiva de flotas industriales extranjeras en zonas tradicionalmente pesqueras ha provocado el colapso de los recursos, el empobrecimiento de comunidades costeras y el aumento de las migraciones. Jóvenes pescadores sin futuro se han visto forzados a abandonar sus pueblos en busca de otros destinos, como las propias islas canarias, a las que trata de llegar en cayucos en los que se juegan y a menudo pierden la vida.
Muchos de los cayucos que arriban al Archipiélago tienen como origen estas comunidades pesqueras empobrecidas del África occidental. La sobrepesca industrial, aliada a acuerdos comerciales desiguales y a la falta de protección de los caladeros locales, se convierte así en una causa estructural de migraciones forzadas.
Replicar ese modelo en Canarias —con una población insular que ya enfrenta desafíos sociales y económicos— puede abrir un ciclo de consecuencias similares: pérdida de empleos en el sector pesquero, precarización y desestructuración de comunidades costeras y, por supuesto, mayor concentración del beneficio en pocas manos.
¿QUIÉN SE BENEFICIA?: EL PAPEL DEL ESTADO Y EL CAPITAL
ATAN denuncia que el Gobierno de Canarias no solo ha participado en las reuniones preparatorias del proyecto, sino que, siendo la acuicultura una competencia exclusiva autonómica, su responsabilidad es ineludible. Ya sea por acción directa o por pasividad, su implicación en este proceso es evidente.
La complicidad institucional responde a una lógica económica más amplia. La subordinación de los recursos naturales a las dinámicas del capital global. La pesca industrial no responde a las necesidades alimentarias de la población local ni al equilibrio ecológico, sino a la maximización de beneficios en el mercado internacional. En este esquema, el mar se convierte en una mercancía más, explotada al ritmo de la rentabilidad empresarial, sin importar los daños colaterales.
La iniciativa que amenazada con terminar por completo con los recursos pesqueros canarios, y como consecuencia de ello, con el modo de vida de los pescadores tradicionales isleños, es impulsada por dos gobiernos que, al menos en el plano discursivo, se presentan como comprometidos con la sostenibilidad y el medioambiente.
Como señala ATAN, permitir la introducción de la pesca de cerco industrial supondría un golpe mortal no solo al medio ambiente, sino a los canarios que han vivido y viven del mar. La ciudadanía, las cofradías, las organizaciones sociales y los responsables políticos que aún conserven un mínimo de sentido común deberían unirse para frenar este proyecto antes de que sea demasiado tarde.
Lo que está en juego es un modo de vida y una forma de entender la relación con la naturaleza. La pesca artesanal canaria ha demostrado ser capaz de sostener empleo, cultura y biodiversidad. Su defensa no es una nostalgia del pasado, sino una apuesta por un futuro sostenible, justo y arraigado en el territorio.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En las aguas del archipiélago canario se libra una batalla silenciosa pero crucial. La defensa del mar como fuente de vida frente al proyecto que pretende transformarlo en terreno de negocio para la gran industria pesquera. La reciente denuncia de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) pone el foco sobre un proyecto que, de concretarse, podría alterar irreversiblemente el frágil equilibrio ecológico y social de las islas.
Según ha informado ATAN, el Gobierno español, con el respaldo del Gobierno de Canarias y utilizando como canal a la Unión Europea, ha impulsado la aprobación de un “proyecto piloto” que abre la puerta a la pesca con cerco industrial y a la cría intensiva de atún rojo (Thunnus thynnus) y rabil (Thunnus albacares) en aguas canarias. Este plan fue presentado y aprobado en la 29ª Reunión Ordinaria de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), celebrada en Sevilla entre el 17 y el 24 de noviembre de 2025.
UN MODELO EXTRACTIVO QUE PONE EN JAQUE MATE A LA PESCA ARTESANAL
La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza advierte que este proyecto representa una grave amenaza para la biodiversidad marina del archipiélago y para los pescadores locales que han sostenido, generación tras generación, una forma de pesca artesanal y sostenible. Actualmente, la pesca con cerco industrial —así como la de arrastre— está expresamente prohibida en el caladero nacional de Canarias debido a sus efectos dañinos sobre los ecosistemas marinos. Sin embargo, este nuevo paso institucional allana el camino para introducirla a través de una “vía piloto” que, en realidad, podría consolidarse en un modelo de explotación permanente.
La pesca con cerco industrial consiste en rodear grandes bancos de peces con redes enormes —a veces de cientos de metros de longitud— que se cierran por debajo como una bolsa. Aunque se diseñó para capturar especies como el atún de forma masiva, cuando se usa junto a dispositivos que atraen artificialmente a los peces (conocidos como FADs), esta técnica se vuelve altamente invasiva, ya que no distingue entre especies objetivo y otras que quedan atrapadas incidentalmente, incluidas especies juveniles o en peligro.
En otros contextos del Atlántico tropical, esta técnica ha provocado el colapso de poblaciones enteras de túnidos y alteraciones en las cadenas tróficas marinas. Instituciones científicas y organizaciones conservacionistas han advertido reiteradamente sobre los riesgos de replicar este modelo en zonas ricas en biodiversidad y aún relativamente bien conservadas, como el caladero canario.
LAS COFRADÍAS SE REBELAN
No puede extrañar, pues, que la reacción del sector pesquero local no se haya hecho esperar. Las cofradías de pescadores de Canarias han mostrado su rechazo frontal al proyecto, alertando que permitir este tipo de pesca supondría “una amenaza grave” para la flota artesanal de las islas. En declaraciones recogidas por medios locales, varios portavoces han señalado que la introducción de flotas industriales en el caladero acabaría con los recursos que sostienen su actividad y dejaría sin medios de vida a centenares de familias que dependen directamente del mar.
El modelo artesanal de pesca no solo es una forma de producción. Es también una manera de vivir, de relacionarse con el entorno, de construir comunidad. Se basa en embarcaciones pequeñas, artes tradicionales, una pesca selectiva y de bajo impacto. Representa una alternativa viable, sostenible y más equitativa, frente a la lógica de acumulación intensiva que impulsa la industria pesquera global.
DE LA SOBREPESCA A LA MIGRACIÓN: UNA CADENA DE CONSECUENCIAS
La historia reciente de otros caladeros del Atlántico y el Mediterráneo ofrece un espejo inquietante de lo que podría suceder en Canarias. En países como Senegal o Mauritania, la entrada masiva de flotas industriales extranjeras en zonas tradicionalmente pesqueras ha provocado el colapso de los recursos, el empobrecimiento de comunidades costeras y el aumento de las migraciones. Jóvenes pescadores sin futuro se han visto forzados a abandonar sus pueblos en busca de otros destinos, como las propias islas canarias, a las que trata de llegar en cayucos en los que se juegan y a menudo pierden la vida.
Muchos de los cayucos que arriban al Archipiélago tienen como origen estas comunidades pesqueras empobrecidas del África occidental. La sobrepesca industrial, aliada a acuerdos comerciales desiguales y a la falta de protección de los caladeros locales, se convierte así en una causa estructural de migraciones forzadas.
Replicar ese modelo en Canarias —con una población insular que ya enfrenta desafíos sociales y económicos— puede abrir un ciclo de consecuencias similares: pérdida de empleos en el sector pesquero, precarización y desestructuración de comunidades costeras y, por supuesto, mayor concentración del beneficio en pocas manos.
¿QUIÉN SE BENEFICIA?: EL PAPEL DEL ESTADO Y EL CAPITAL
ATAN denuncia que el Gobierno de Canarias no solo ha participado en las reuniones preparatorias del proyecto, sino que, siendo la acuicultura una competencia exclusiva autonómica, su responsabilidad es ineludible. Ya sea por acción directa o por pasividad, su implicación en este proceso es evidente.
La complicidad institucional responde a una lógica económica más amplia. La subordinación de los recursos naturales a las dinámicas del capital global. La pesca industrial no responde a las necesidades alimentarias de la población local ni al equilibrio ecológico, sino a la maximización de beneficios en el mercado internacional. En este esquema, el mar se convierte en una mercancía más, explotada al ritmo de la rentabilidad empresarial, sin importar los daños colaterales.
La iniciativa que amenazada con terminar por completo con los recursos pesqueros canarios, y como consecuencia de ello, con el modo de vida de los pescadores tradicionales isleños, es impulsada por dos gobiernos que, al menos en el plano discursivo, se presentan como comprometidos con la sostenibilidad y el medioambiente.
Como señala ATAN, permitir la introducción de la pesca de cerco industrial supondría un golpe mortal no solo al medio ambiente, sino a los canarios que han vivido y viven del mar. La ciudadanía, las cofradías, las organizaciones sociales y los responsables políticos que aún conserven un mínimo de sentido común deberían unirse para frenar este proyecto antes de que sea demasiado tarde.
Lo que está en juego es un modo de vida y una forma de entender la relación con la naturaleza. La pesca artesanal canaria ha demostrado ser capaz de sostener empleo, cultura y biodiversidad. Su defensa no es una nostalgia del pasado, sino una apuesta por un futuro sostenible, justo y arraigado en el territorio.































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