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Domingo, 12 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:

ESPAÑA Y EE.UU. BAJO EL MISMO PATRÓN: EL AVANCE SILENCIOSO DE BLACKROCK SOBRE NUESTROS BIENES ESENCIALES

BlackRock: el gigante financiero que se adueña de nuestra energía, vivienda y servicios públicos. ¿Cómo influye BlackRock en las decisiones energéticas y urbanas de nuestro país?

BlackRock no solo gestiona activos financieros. Está rediseñando la infraestructura de nuestras vidas: electricidad, vivienda, servicios públicos. Una expansión global que avanza sin freno ni control. ¿De qué manera influye BlackRock en las decisiones energéticas y urbanas de nuestro país? ¿Quien es Larry Fink, el arquitecto del proceso de finaciarización mundial? ¿Cuál es su historia?

 

 POR CARLOS SERNA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

      En el curso de los últimos años, la gigantesca [Img #87162]multinacional BlackRock ha estado protagonizando una ofensiva global en toda regla, para hacerse con el control de infraestructuras estratégicas en sectores vitales como la energía, los servicios públicos y los centros de datos.

 

    Esta expansión, que se está produciendo tanto en Estados Unidos como en Europa, representa una de las transformaciones más profundas en el mapa del poder económico global.

 

 INFRAESTRUCTURAS CON RENTABILIDAD GARANTIZADA

 

[Img #87179]      Uno de los movimientos más significativos de esta estrategia se ha dado en el sector eléctrico estadounidense, donde BlackRock, a través de su división Global Infrastructure Partners, ha adquirido empresas como Allete, matriz de Minnesota Power, que abastece a más de 100.000 clientes.

 

    Este tipo de operaciones han sido aprobadas por organismos reguladores sin oposición significativa, a pesar de las advertencias de expertos que alertan sobre el riesgo de un encarecimiento de tarifas, menor transparencia y una gestión centrada en la rentabilidad inmediata en lugar del interés público.

 

      Estas adquisiciones responden a una lógica de maximización de beneficios basada en el control de sectores que generan ingresos estables y están poco expuestos a la competencia. Las empresas de servicios públicos, al funcionar en régimen casi monopólico, ofrecen a los inversores garantías de una rentabilidad sostenida. Esta es precisamente la razón por la que gigantes como BlackRock están virando su estrategia hacia el control directo de estos activos.

 

EL AUGE DIGITAL COMO EXCUSA PARA ACUMULAR PODER

 

     En paralelo, el auge de la inteligencia artificial y la economía digital ha provocado un incremento exponencial en la demanda de electricidad, especialmente en lo que respecta al mantenimiento de centros de datos.

 

    BlackRock ha aprovechado esta coyuntura para ampliar su presencia también en ese sector, con negociaciones en curso para adquirir compañías que gestionan centros de datos a escala internacional. Esto le permite controlar no solo la infraestructura energética, sino también los nodos fundamentales del nuevo capitalismo digital.

 

LA OFENSIVA EN ESPAÑA: ENERGÍA, BANCOS Y VIVIENDA

 

     En el caso de España, la presencia de BlackRock también se ha intensificado de forma notable. La firma estadounidense es uno de los mayores accionistas de compañías del IBEX 35, como Iberdrola, Banco Santander, BBVA, Telefónica o Repsol.

 

    En el sector energético, su influencia es particularmente relevante: posee participaciones sustanciales en Iberdrola y Naturgy, dos de las mayores compañías del sector. Esto le permite tener voz y voto en decisiones estratégicas que afectan directamente al sistema eléctrico español, desde las políticas de transición energética hasta la fijación de precios.

 

ESPECULACIÓN INMOBILIARIA Y EXPULSIÓN DE VECINOS

 

     En el ámbito inmobiliario, BlackRock ha entrado con fuerza en el mercado de vivienda español a través de su brazo de gestión de activos inmobiliarios.

 

    En ciudades como Madrid y Barcelona, ha adquirido bloques completos de viviendas, muchas veces destinadas al alquiler turístico o de lujo, lo que está contribuyendo a la subida de precios y al proceso de elitización de barrios enteros, hecho que provoca la de expulsión de  sus vecinos tradicionales .

 

   Este fenómeno ha sido ampliamente criticado por colectivos sociales que denuncian la "financiarización" de la vivienda y el aumento de la especulación urbana.

 

INDICIOS DE PRESENCIA INDIRECTA EN CANARIAS. ¿CENTRAL HIDROELÉCTRICA DE CHIRA-SORIA?

 

     Aunque no disponemos de evidencias públicas de adquisiciones directas de BlackRock en el  territorio canario, su influencia se manifiesta de forma indirecta a través de su participación en empresas nacionales que operan en el Archipiélago.

    Es el caso de Naturgy, uno de los principales actores energéticos en las Islas, donde el fondo estadounidense mantiene una posición significativa tras la adquisición de GIP.

    Asimismo, se han publicado informaciones que vinculan a BlackRock con proyectos estratégicos como la controvertida central hidroeléctrica de Chira-Soria, en Gran Canaria, señalada por sectores ecologistas como un ejemplo de privatización encubierta del sistema energético.

     Aunque el fondo no aparece como promotor formal, su presencia en las estructuras de financiación global del sector permite inferir su influencia estructural. Además, su papel como accionista mayoritario en 19 de las 35 empresas del IBEX —entre ellas Repsol, Iberdrola, Endesa o Acciona— asegura que las decisiones que afectan a Canarias no estén exentas del poder silencioso de este gigante financiero.

[Img #87161]

 

     La lógica de centralización capitalista que representa BlackRock convierte cualquier territorio, por periférico que sea, en un espacio potencial de extracción de rentabilidad.

 

INFRAESTRUCTURAS CRÍTICAS Y PARAÍSOS FISCALES

 

      Además, este fondo multinacional  ha invertido en infraestructuras críticas como autopistas, redes ferroviarias y concesiones hospitalarias, en algunos casos a través de sociedades instrumentales registradas en paraísos fiscales.

 

    Esta forma de operar le permite obtener altos retornos con escasa exposición pública, al tiempo que se beneficia de garantías estatales y contratos de largo plazo que reducen el riesgo de sus inversiones.

 

 

UN MODELO INCOMPATIBLE CON EL BIEN COMÚN

 

        Lo preocupante de esta expansión no es únicamente el volumen de activos controlados por BlackRock, sino el modelo que impone: una lógica empresarial centrada en la rentabilidad financiera, a menudo incompatible con la gestión de bienes públicos o servicios esenciales.

 

    Cuando las decisiones sobre electricidad, vivienda o sanidad se subordinan a los intereses de los accionistas de un fondo global, se pone en cuestión el principio mismo de soberanía económica y el acceso equitativo a derechos fundamentales.

 

UN MARCO NORMATIVO DÉBIL FRENTE AL PODER FINANCIERO

 

        Mientras tanto, los marcos regulatorios, tanto en Estados Unidos como en Europa, han demostrado ser insuficientes para contener esta ola de privatización silenciosa. La connivencia de gobiernos, la opacidad de las operaciones y la falta de rendición de cuentas están facilitando que empresas como BlackRock rediseñen el mapa de poder sin ningún control democrático.

 

¿QUIÉN DECIDE SOBRE NUESTRAS VIDAS?

 

     La creciente concentración de propiedad en manos de fondos financieros plantea interrogantes profundos sobre el futuro del modelo económico. ¿Qué sucede cuando un puñado de empresas decide sobre cuestiones que afectan a millones de personas? ¿Cómo garantizar el acceso universal a servicios básicos cuando estos están gestionados con criterios exclusivamente financieros? ¿Qué papel le queda desempeñar al Estado cuando este se convierte en garante de la rentabilidad de los grandes inversores?

 

PONER LÍMITES A LA ESPECULACIÓN CON LO PÚBLICO

 

      Estas preguntas deberían colocarse en el centro del debate público si se pretende defender un modelo de sociedad donde la economía esté al servicio de la mayoría y no de una minoría de fondos globales.

 

  BlackRock no es solo un gestor de activos, sino que increiblemente se ha convertido en un actor político con capacidad de moldear el presente y el futuro de nuestras sociedades.

 
 
 
 
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