Jueves, 30 de Octubre de 2025

Actualizada

Jueves, 30 de Octubre de 2025 a las 17:28:10 horas

| 63
Jueves, 01 de Mayo de 2025 Tiempo de lectura:

TRUMP REACTIVA LA GUERRA GLOBAL POR EL CONTROL DEL SIGLO XXI Y SE PREPARA PARA AFRONTAR POSIBLES "DESORDENES CIVILES"

Washington impone un nuevo orden mundial sin acuerdos ni consensos

Desde su vuelta al poder, Donald Trump ha desatado una nueva etapa de tensiones globales. Estados Unidos se retira de acuerdos internacionales, presiona a gobiernos aliados y amenaza con sanciones a quienes afecten los intereses de sus grandes empresas tecnológicas. Europa intenta defender su soberanía fiscal y digital. Pero el conflicto ya no es solo comercial: es una pugna por quién manda y bajo qué reglas viviremos en el siglo XXI.

 

 POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

    En el curso de los últimos años, el mundo ha dejado de [Img #86396]parecerse a aquel viejo tablero diplomático que habíamos conocido durante décadas.

 

    Acuerdos internacionales que antes eran intocables hoy se rompen sin pestañear. Las amenazas ya no vienen solo de misiles o tropas, sino de aranceles, sanciones fiscales y plataformas digitales. En el centro de este cambio está Estados Unidos, que ha iniciado una transformación radical en su política exterior bajo el liderazgo de Donald Trump.

 

  “Lo que parece una simple disputa fiscal es, en realidad, una lucha por el control del futuro.”

 

 

    Este artículo describe con detalle los distintos frentes de ese conflicto. Desde la imposición de tasas a las multinacionales tecnológicas hasta las amenazas militares para sofocar protestas internas, lo que se pone en juego no son simples intereses comerciales, sino la forma misma en que se estructura el poder en el siglo XXI. Estados Unidos ya no quiere negociar; quiere imponer. Europa reacciona. Y el resto del mundo observa.

 

UN NUEVO ORDEN MUNDIAL: ROMPER ACUERDOS, IMPONER CONDICIONES

     Uno de los primeros síntomas de este cambio fue la salida de EE.UU. de varios acuerdos multilaterales. El más simbólico, sin duda, fue el abandono del Acuerdo de París sobre el clima, pero no fue el único.

     Le siguieron el pacto nuclear con Irán, el acuerdo fiscal global sobre las multinacionales digitales y hasta la Organización Mundial de la Salud.

 

     Con ello, Washington envió un mensaje claro: el multilateralismo ha terminado. El nuevo orden mundial no se basará en consensos ni instituciones internacionales, sino en relaciones bilaterales donde el más fuerte impone las condiciones.

 

    Trump no lo oculta: “América primero” no es solo un eslogan electoral, es una doctrina de gobierno.

 

   LA TASA DIGITAL: EUROPA VERSUS TECNOLÓGICAS ESTADOUNIDENSES

 

    Uno de los campos más visibles de esta confrontación es el espacio digital. España, Francia e Italia han decidido aplicar impuestos específicos a los beneficios que empresas como Google, Amazon o Facebook obtienen en sus territorios. Son medidas que buscan corregir una evidente injusticia fiscal: estas empresas ganan millones en Europa pero tributan en paraísos fiscales o en países con regímenes ventajosos.

 

     La reacción de Washington ha sido furiosa. La administración Trump considera que estas tasas “discriminan” a empresas estadounidenses. ¿La respuesta? Amenazas de imponer fuertes aranceles a productos europeos, como el vino francés o el aceite español, si estas tasas no se retiran.

 

     De este modo, un simple impuesto se ha convertido en una nueva herramienta de confrontación. Estados Unidos defiende a sus empresas con toda su maquinaria diplomática y comercial. Europa, por su parte, dice defender su soberanía para legislar en su territorio. El conflicto es claro: ¿quién manda en la economía digital?

 

SOBERANÍA VS PRESIÓN: EL PULSO ENTRE BRUSELAS Y WASHINGTON

 

    La Unión Europea no ha tardado en responder. Bruselas ha declarado que defenderá el “derecho soberano” de los Estados a regular su espacio digital, a proteger sus datos y a exigir que todas las empresas —tengan la nacionalidad que tengan— cumplan con las mismas obligaciones fiscales y legales.

 

    Pero el conflicto no es solo legal o económico. Es profundamente político. Se está redefiniendo la relación entre Estados y empresas, entre derecho nacional y poder corporativo, entre multilateralismo y nacionalismo económico.

 

“Cuando el ejército se prepara para sofocar protestas y el comercio se convierte en amenaza, el conflicto ya no es diplomático: es estructural.”

 

    Y mientras Europa intenta actuar como un bloque unido, Estados Unidos apuesta por dividir para mandar: amenaza individualmente a países que se atreven a enfrentarse a sus intereses y utiliza su capacidad militar, económica y diplomática como forma de chantaje encubierto.

 

EL FANTASMA DEL CONTROL INTERNO: CUANDO LA MILITARIZACIÓN LLAMA A LA PUERTA

     El giro autoritario no se limita al exterior. También se expresa con fuerza dentro de las propias fronteras de Estados Unidos. En un momento de máxima tensión social por las protestas contra el racismo y la brutalidad policial, Trump ordenó al Pentágono prepararse para actuar militarmente contra la población civil. Lo justificó como una respuesta necesaria para mantener el “orden” ante posibles disturbios.

 

     Este episodio, recogido por el propio secretario de Defensa en su testimonio ante el Congreso, no solo refleja una forma autoritaria de entender el poder, sino que conecta con la misma lógica que rige la política exterior de EE.UU.: aplastar cualquier disidencia, ya sea dentro o fuera del país, cuando esta amenace intereses estratégicos.

 

      Las protestas en las calles se ven como un “enemigo interno” a contener. Las decisiones fiscales de gobiernos aliados se consideran una “provocación” externa. En ambos casos, la respuesta es fuerza y presión.

 

¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO?

       Nada menos que la arquitectura del poder global. Estados Unidos está cambiando las reglas de juego: ya no pretende liderar un orden consensuado, sino imponer su voluntad allí donde pueda. Las empresas tecnológicas son su nuevo brazo económico. Los aranceles, su herramienta de castigo. El ejército, su último recurso.

 

     Europa, por su parte, busca reafirmar su capacidad para actuar como bloque autónomo. No solo en lo económico, sino también en lo normativo, lo digital y lo fiscal. Pero no lo tiene fácil: el poder de EE.UU. sigue siendo inmenso y no va a dudar en utilizarlo.

 

     Este conflicto no acabará pronto. Tampoco es una simple guerra comercial. Es una lucha por definir quién manda en el siglo XXI y bajo qué reglas. En ese pulso, la soberanía, la democracia y la equidad están en juego.

 

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.173

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.