
¿POR QUÉ ACUSA EL HISTORIADOR ERIC TOUSSAINT A CHINA, INDIA Y RUSIA DE SER "SOCIOS INVISIBLES" DEL HORROR EN PALESTINA?
¿Cómplices del genocidio? El silencio de los BRICS ante la masacre en Gaza estremece al mundo?
Mientras los cielos de Gaza se tiñen de rojo y los niños palestinos mueren bajo los escombros, las potencias emergentes del planeta —los BRICS— prefieren mirar hacia otro lado. ¿Se han convertido en cómplices silenciosos de uno de los mayores crímenes de nuestra era? ¿Es el comercio más importante que la vida?
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL / "Comité de Defensa para la abolición de las deudas ilegítimas".
En un extenso artículo rubricado por el historiador y politólogo Eric Toussaint en el digital portavoz del "Comité de Defensa para la abolición de las deudas ilegítimas", al que nuestros lectores podrán acceder directamente pinchando aquí, plantea aportando todo tipo de datos, fuentes y estadísticas, varias interrogantes sumamente incómodas, pero también fundamentales:
¿Por qué los BRICS no han condenado abiertamente lo que muchos califican como un genocidio en Gaza?
¿Por qué una buena parte de los países fundadores de esa organización no solo mantienen relaciones comerciales privilegiadas con el Estado de Israel, sino que además le suministran armamento que luego utilizarán para bombardear Gaza?
A través de un análisis profundo y extraordinariamente documentado, Toussaint nos muestra las flagrantes contradicciones entre el discurso y la práctica de estas potencias capitalistas emergentes. Aunque los BRICS se presentan como una alternativa al poder occidental, su respuesta ante la tragedia palestina ha sido tibia, evasiva y, en muchos casos, cómplice.
Para tratar de entender este fenómeno, avisa Éric Toussaint, conviene observar con detalle las posiciones individuales de sus miembros más destacados: China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica.
Cada uno de ellos tiene una relación particular con Israel, y estas relaciones están marcadas por intereses económicos, geopolíticos y militares que explican, aunque no justifican, su pasividad o ambigüedad ante la catástrofe humanitaria que se ha estado produciendo en Palestina.
CHINA: EL SILENCIO ESTRATÉGICO DEL MAYOR PROVEEDOR DE ISRAEL
China es, actualmente, el primer socio comercial de Israel. Esta relación ha ido fortaleciéndose año tras año. Según Toussaint, las exportaciones chinas a Israel pasaron de 13.000 millones de dólares en 2022 a cerca de 19.000 millones en 2024, y en 2025 han seguido creciendo.
Es decir, mientras se desarrollaban operaciones militares en Gaza con miles de víctimas civiles, el comercio bilateral no solo no se interrumpía, sino que además prosperaba.
Pero más preocupante aún es el hecho de que productos tecnológicos de origen chino, como drones fabricados por empresas como "Autel Robotics" y DJI, estén siendo utilizados por el Ejército israelí en acciones que organizaciones internacionales como Euro-Med Monitor han denunciado como crímenes de guerra.
Estos drones, originalmente diseñados para uso civil, han sido modificados para lanzar explosivos sobre áreas densamente pobladas, provocando muertes de civiles, incluidos niños y niñas.
Pese a las reiteradas advertencias de la ONU y las recomendaciones para que las empresas actúen conforme al derecho internacional, las autoridades chinas no han tomado medidas para impedir este tipo de prácticas. Tampoco han cuestionado públicamente a Israel. En la Cumbre de los BRICS de 2025, China evitó el uso de cualquier término contundente como “genocidio” o “limpieza étnica”.
RUSIA: DIPLOMACIA AMBIGUA Y RELACIONES OPACAS
La postura rusa es otro ejemplo de ambigüedad deliberada. Aunque Vladimir Putin mantiene una retórica crítica hacia Occidente y se presenta como defensor de un orden internacional multipolar, no ha condenado el accionar israelí en Gaza. Es más, el vínculo entre Putin y Netanyahu es descrito como cordial, incluso amistoso.
Rusia tampoco ha interrumpido sus relaciones comerciales con Israel. A pesar de la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas por Occidente, el intercambio comercial entre Rusia e Israel no solo se mantuvo, sino que se recuperó tras una leve caída.
En 2024, alcanzó los 3.900 millones de dólares. Israel sigue importando cereales, petróleo, gas y carbón de Rusia, y exportando productos de alto valor añadido como tecnología médica y química.
Otro dato inquietante que revela el artículo-informe de Éric Toussaint es que entre 2023 y 2024, soldados con doble nacionalidad ruso-israelí participaron en operaciones militares en Gaza. Al menos 500 de ellos estuvieron involucrados, y nueve murieron. Las autoridades rusas no han emitido crítica alguna a esta participación.
Además, Rusia se ha negado a sumarse a la demanda presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, ni ha respaldado el grupo de La Haya que promueve sanciones y bloqueos a Israel.
Todo esto indica que, para Moscú, sus intereses geoestratégicos están por encima de una defensa activa de los derechos humanos en Palestina.
INDIA: LA ALIANZA ARMAMENTÍSTICA CON ISRAEL
Pero caso de la India, otro de los países fundadores de los BRICS, es particularmente alarmante.
Desde la llegada al poder del ultraderechista Narendra Modi en 2014, el país ha ido estrechando sus lazos con Israel, tanto en el ámbito militar como en el económico. El comercio bilateral ronda los 10.000 millones de dólares, y la India se ha convertido en el principal comprador de armas israelíes, representando el 37% de sus exportaciones en ese rubro.
Mientras Gaza era bombardeada, empresas indias continuaban enviando armas a Israel. Entre ellas, se destacan compañías como "Adani-Elbit Advanced Systems" y "Munitions India Ltd". A la vez, India seguía recibiendo misiles, drones y sistemas de defensa israelíes sin interrupción.
En abril de 2025, el gobierno indio incluso se abstuvo en una votación en la ONU que pedía un alto al fuego y un embargo de armas contra Israel.
Narendra Modi también ha modificado el enfoque histórico de la India hacia Palestina. Fue el primer jefe de gobierno indio en visitar Israel sin hacer escala en los territorios palestinos, lo que marcó un giro simbólico importante. Internamente, la derecha hindú ha impulsado una narrativa que deslegitima la solidaridad con el pueblo palestino, reforzando así la orientación proisraelí del Estado.
SUDÁFRICA: ENTRE LA DENUNCIA Y LA CONTRADICCIÓN
Sudáfrica es, dentro del grupo BRICS, el país que ha adoptado la postura más crítica contra Israel. Fue el primero en presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia por genocidio, una acción que marca un precedente importante a nivel internacional. También ha promovido la creación del “grupo de La Haya”, junto a otros países del Sur global, con el fin de coordinar acciones legales y diplomáticas contra las políticas israelíes.
Sin embargo, esta actitud valiente convive con una contradicción grave: Sudáfrica continúa exportando carbón a Israel. Según algunas fuentes, el 15% del carbón utilizado por el Estado israelí proviene de Sudáfrica. Esta exportación sigue activa a pesar de las denuncias, amparándose en argumentos comerciales y legales poco convincentes, como el respeto a las normas de la OMC.
El profesor Patrick Bond ha sido una de las voces más críticas con esta incoherencia, recordando que muchos países han desobedecido las normas comerciales internacionales cuando se trataba de temas de derechos humanos, sin enfrentar represalias significativas. Como concluye Francesca Albanese, relatora de la ONU, proveer energía a un país que la utiliza en una guerra de ocupación y exterminio puede convertir a los proveedores en cómplices de crímenes internacionales.
BRASIL: UN CAMBIO TARDÍO Y LLENO DE AMBIGÜEDADES
La política exterior de Brasil ha vivido vaivenes importantes según el gobierno de turno. Bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, la relación con Israel se volvió particularmente estrecha. Con la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva al poder en 2023, se esperaban cambios, sobre todo en lo relativo al respeto a los derechos humanos y la solidaridad con los pueblos oprimidos. Sin embargo, hasta julio de 2025, Brasil no había asumido una posición contundente en defensa del pueblo palestino.
No fue sino hasta la Cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, en julio de 2025, que el gobierno brasileño anunció su intención de unirse a una futura demanda internacional contra Israel. Aunque esta decisión es bienvenida, llega tarde y no va acompañada, al menos por ahora, de medidas concretas como la suspensión de acuerdos comerciales o el cese de exportaciones que puedan beneficiar al aparato militar israelí.
Brasil mantiene vínculos económicos importantes con Israel, tanto en lo comercial como en lo tecnológico y militar. A pesar de su retórica progresista, el gobierno de Lula ha mantenido relaciones diplomáticas normales con Tel Aviv y no ha propuesto sanciones ni embargos, ni dentro del marco del BRICS ni de forma unilateral.
Este comportamiento refleja una realidad incómoda: aunque muchos gobiernos del Sur Global expresan verbalmente su solidaridad con Palestina, en la práctica no adoptan decisiones que realmente alteren el statu quo. La economía, los intereses geopolíticos y las presiones internacionales pesan infinitamente más que los principios.
LOS BRICS COMO GRUPO: ENTRE EL DISCURSO Y LA ACCIÓN
Una de las críticas más importantes del artículo de Éric Toussaint es que, como bloque, los BRICS no han actuado de forma unificada ni decidida para denunciar lo que está ocurriendo en Gaza. En la declaración final de su Cumbre de julio de 2025, no se mencionó la palabra "genocidio", ni "limpieza étnica", ni siquiera "masacre". Se limitaron a expresar su preocupación por el uso excesivo de la fuerza, repitiendo fórmulas diplomáticas sin consecuencias reales.
Esto es especialmente llamativo si consideramos que los BRICS representan cerca de la mitad de la población mundial, el 40% de las reservas de combustibles fósiles y una parte sustancial del PIB global. Si quisieran, podrían ejercer una presión significativa sobre Israel, sobre todo cortando relaciones comerciales o suspendiendo la provisión de insumos energéticos esenciales para mantener la economía y el aparato militar israelí.
Pero no lo hacen. Y esa inacción no puede explicarse únicamente por “prudencia diplomática” o respeto al multilateralismo. Como señala Toussaint, estos países defienden, en última instancia, un modelo económico capitalista, productivista y extractivista. Y en ese modelo, las relaciones comerciales, la estabilidad de los mercados y el acceso a tecnología y recursos tienen prioridad sobre la defensa de los derechos humanos.
Además, las potencias occidentales —especialmente Estados Unidos— siguen desempeñando un papel central en la política mundial. Muchos países del Sur, incluidos miembros de los BRICS, temen represalias o aislamientos si se alinean abiertamente contra Israel, un aliado estratégico de Washington.
¿QUÉ ALTERNATIVAS EXISTEN?
Frente a esta situación, es legítimo preguntarse: ¿qué pueden hacer los pueblos del mundo ante la pasividad de sus gobiernos? El artículo de Éric Toussaint propone algunas pistas. Por un lado, se destacan las movilizaciones ciudadanas, como las ocupaciones de universidades, las manifestaciones callejeras o las campañas de boicot. Estas acciones han logrado, en algunos casos, frenar acuerdos o generar presión política.
Por otro lado, se resalta el papel de las iniciativas jurídicas, como las demandas ante la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional. Aunque estas vías son lentas y complejas, permiten sentar precedentes legales y documentar crímenes que, de otra manera, quedarían impunes.
Finalmente, es fundamental promover una conciencia crítica que permita entender las causas estructurales del conflicto. La guerra en Palestina no es un fenómeno aislado, sino el resultado de décadas de colonialismo, apartheid, ocupación militar y despojo sistemático. Y mientras el sistema internacional permita que los intereses económicos y militares prevalezcan sobre los derechos humanos, estas tragedias seguirán ocurriendo.
UNA OPORTUNIDAD HISTÓRICA DESPERDICIADA
La guerra en Gaza es uno de los conflictos más documentados y denunciados del siglo XXI. Cada día, nuevas pruebas salen a la luz mostrando la magnitud del sufrimiento civil, la destrucción de infraestructuras básicas y la violación sistemática del derecho internacional. Frente a esto, la pasividad de los BRICS es inaceptable.
China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica tienen el poder —económico, diplomático y simbólico— para marcar una diferencia. Pero hasta ahora han preferido proteger sus intereses antes que defender la justicia. Sus discursos sobre un “nuevo orden mundial” suenan vacíos si no están acompañados de acciones coherentes.
Más allá de las Cumbres y los comunicados oficiales, lo que está en juego es la vida de millones de personas. Cada dron vendido, cada barril de petróleo exportado, cada carga de carbón enviada, contribuye a sostener una maquinaria de muerte que lleva décadas funcionando. Y eso no puede ni debe ser ignorado.
MENSAJE DE TOUSSAINT A AQUELLOS DE LA IZQUIERDA QUE SE HACEN ILUSIONES CON LOS BRICS
Para aquellos y aquellas de izquierda que se hacen ilusiones sobre la voluntad de los BRICS de tomar iniciativas claras a favor de los pueblos, la última cumbre y su actitud como bloque con respecto al genocidio en Gaza y a sus relaciones con Israel debería contribuir a abrirles los ojos .
En una continuación de este informe, segun el historiador Eric Toussaint podrá constatarse cómo los dirigentes de los BRICS sostienen el modo de producción capitalista que nos ha conducido al desastre actual. Los BRICS son favorables al mantenimiento de la arquitectura financiera internacional (con el FMI y el Banco Mundial en su centro) y la comercial internacional (OMC, tratados de libre comercio,…) tal como hoy existen.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL / "Comité de Defensa para la abolición de las deudas ilegítimas".
En un extenso artículo rubricado por el historiador y politólogo Eric Toussaint en el digital portavoz del "Comité de Defensa para la abolición de las deudas ilegítimas", al que nuestros lectores podrán acceder directamente pinchando aquí, plantea aportando todo tipo de datos, fuentes y estadísticas, varias interrogantes sumamente incómodas, pero también fundamentales:
¿Por qué los BRICS no han condenado abiertamente lo que muchos califican como un genocidio en Gaza?
¿Por qué una buena parte de los países fundadores de esa organización no solo mantienen relaciones comerciales privilegiadas con el Estado de Israel, sino que además le suministran armamento que luego utilizarán para bombardear Gaza?
A través de un análisis profundo y extraordinariamente documentado, Toussaint nos muestra las flagrantes contradicciones entre el discurso y la práctica de estas potencias capitalistas emergentes. Aunque los BRICS se presentan como una alternativa al poder occidental, su respuesta ante la tragedia palestina ha sido tibia, evasiva y, en muchos casos, cómplice.
Para tratar de entender este fenómeno, avisa Éric Toussaint, conviene observar con detalle las posiciones individuales de sus miembros más destacados: China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica.
Cada uno de ellos tiene una relación particular con Israel, y estas relaciones están marcadas por intereses económicos, geopolíticos y militares que explican, aunque no justifican, su pasividad o ambigüedad ante la catástrofe humanitaria que se ha estado produciendo en Palestina.
CHINA: EL SILENCIO ESTRATÉGICO DEL MAYOR PROVEEDOR DE ISRAEL
China es, actualmente, el primer socio comercial de Israel. Esta relación ha ido fortaleciéndose año tras año. Según Toussaint, las exportaciones chinas a Israel pasaron de 13.000 millones de dólares en 2022 a cerca de 19.000 millones en 2024, y en 2025 han seguido creciendo.
Es decir, mientras se desarrollaban operaciones militares en Gaza con miles de víctimas civiles, el comercio bilateral no solo no se interrumpía, sino que además prosperaba.
Pero más preocupante aún es el hecho de que productos tecnológicos de origen chino, como drones fabricados por empresas como "Autel Robotics" y DJI, estén siendo utilizados por el Ejército israelí en acciones que organizaciones internacionales como Euro-Med Monitor han denunciado como crímenes de guerra.
Estos drones, originalmente diseñados para uso civil, han sido modificados para lanzar explosivos sobre áreas densamente pobladas, provocando muertes de civiles, incluidos niños y niñas.
Pese a las reiteradas advertencias de la ONU y las recomendaciones para que las empresas actúen conforme al derecho internacional, las autoridades chinas no han tomado medidas para impedir este tipo de prácticas. Tampoco han cuestionado públicamente a Israel. En la Cumbre de los BRICS de 2025, China evitó el uso de cualquier término contundente como “genocidio” o “limpieza étnica”.
RUSIA: DIPLOMACIA AMBIGUA Y RELACIONES OPACAS
La postura rusa es otro ejemplo de ambigüedad deliberada. Aunque Vladimir Putin mantiene una retórica crítica hacia Occidente y se presenta como defensor de un orden internacional multipolar, no ha condenado el accionar israelí en Gaza. Es más, el vínculo entre Putin y Netanyahu es descrito como cordial, incluso amistoso.
Rusia tampoco ha interrumpido sus relaciones comerciales con Israel. A pesar de la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas por Occidente, el intercambio comercial entre Rusia e Israel no solo se mantuvo, sino que se recuperó tras una leve caída.
En 2024, alcanzó los 3.900 millones de dólares. Israel sigue importando cereales, petróleo, gas y carbón de Rusia, y exportando productos de alto valor añadido como tecnología médica y química.
Otro dato inquietante que revela el artículo-informe de Éric Toussaint es que entre 2023 y 2024, soldados con doble nacionalidad ruso-israelí participaron en operaciones militares en Gaza. Al menos 500 de ellos estuvieron involucrados, y nueve murieron. Las autoridades rusas no han emitido crítica alguna a esta participación.
Además, Rusia se ha negado a sumarse a la demanda presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, ni ha respaldado el grupo de La Haya que promueve sanciones y bloqueos a Israel.
Todo esto indica que, para Moscú, sus intereses geoestratégicos están por encima de una defensa activa de los derechos humanos en Palestina.
INDIA: LA ALIANZA ARMAMENTÍSTICA CON ISRAEL
Pero caso de la India, otro de los países fundadores de los BRICS, es particularmente alarmante.
Desde la llegada al poder del ultraderechista Narendra Modi en 2014, el país ha ido estrechando sus lazos con Israel, tanto en el ámbito militar como en el económico. El comercio bilateral ronda los 10.000 millones de dólares, y la India se ha convertido en el principal comprador de armas israelíes, representando el 37% de sus exportaciones en ese rubro.
Mientras Gaza era bombardeada, empresas indias continuaban enviando armas a Israel. Entre ellas, se destacan compañías como "Adani-Elbit Advanced Systems" y "Munitions India Ltd". A la vez, India seguía recibiendo misiles, drones y sistemas de defensa israelíes sin interrupción.
En abril de 2025, el gobierno indio incluso se abstuvo en una votación en la ONU que pedía un alto al fuego y un embargo de armas contra Israel.
Narendra Modi también ha modificado el enfoque histórico de la India hacia Palestina. Fue el primer jefe de gobierno indio en visitar Israel sin hacer escala en los territorios palestinos, lo que marcó un giro simbólico importante. Internamente, la derecha hindú ha impulsado una narrativa que deslegitima la solidaridad con el pueblo palestino, reforzando así la orientación proisraelí del Estado.
SUDÁFRICA: ENTRE LA DENUNCIA Y LA CONTRADICCIÓN
Sudáfrica es, dentro del grupo BRICS, el país que ha adoptado la postura más crítica contra Israel. Fue el primero en presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia por genocidio, una acción que marca un precedente importante a nivel internacional. También ha promovido la creación del “grupo de La Haya”, junto a otros países del Sur global, con el fin de coordinar acciones legales y diplomáticas contra las políticas israelíes.
Sin embargo, esta actitud valiente convive con una contradicción grave: Sudáfrica continúa exportando carbón a Israel. Según algunas fuentes, el 15% del carbón utilizado por el Estado israelí proviene de Sudáfrica. Esta exportación sigue activa a pesar de las denuncias, amparándose en argumentos comerciales y legales poco convincentes, como el respeto a las normas de la OMC.
El profesor Patrick Bond ha sido una de las voces más críticas con esta incoherencia, recordando que muchos países han desobedecido las normas comerciales internacionales cuando se trataba de temas de derechos humanos, sin enfrentar represalias significativas. Como concluye Francesca Albanese, relatora de la ONU, proveer energía a un país que la utiliza en una guerra de ocupación y exterminio puede convertir a los proveedores en cómplices de crímenes internacionales.
BRASIL: UN CAMBIO TARDÍO Y LLENO DE AMBIGÜEDADES
La política exterior de Brasil ha vivido vaivenes importantes según el gobierno de turno. Bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, la relación con Israel se volvió particularmente estrecha. Con la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva al poder en 2023, se esperaban cambios, sobre todo en lo relativo al respeto a los derechos humanos y la solidaridad con los pueblos oprimidos. Sin embargo, hasta julio de 2025, Brasil no había asumido una posición contundente en defensa del pueblo palestino.
No fue sino hasta la Cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, en julio de 2025, que el gobierno brasileño anunció su intención de unirse a una futura demanda internacional contra Israel. Aunque esta decisión es bienvenida, llega tarde y no va acompañada, al menos por ahora, de medidas concretas como la suspensión de acuerdos comerciales o el cese de exportaciones que puedan beneficiar al aparato militar israelí.
Brasil mantiene vínculos económicos importantes con Israel, tanto en lo comercial como en lo tecnológico y militar. A pesar de su retórica progresista, el gobierno de Lula ha mantenido relaciones diplomáticas normales con Tel Aviv y no ha propuesto sanciones ni embargos, ni dentro del marco del BRICS ni de forma unilateral.
Este comportamiento refleja una realidad incómoda: aunque muchos gobiernos del Sur Global expresan verbalmente su solidaridad con Palestina, en la práctica no adoptan decisiones que realmente alteren el statu quo. La economía, los intereses geopolíticos y las presiones internacionales pesan infinitamente más que los principios.
LOS BRICS COMO GRUPO: ENTRE EL DISCURSO Y LA ACCIÓN
Una de las críticas más importantes del artículo de Éric Toussaint es que, como bloque, los BRICS no han actuado de forma unificada ni decidida para denunciar lo que está ocurriendo en Gaza. En la declaración final de su Cumbre de julio de 2025, no se mencionó la palabra "genocidio", ni "limpieza étnica", ni siquiera "masacre". Se limitaron a expresar su preocupación por el uso excesivo de la fuerza, repitiendo fórmulas diplomáticas sin consecuencias reales.
Esto es especialmente llamativo si consideramos que los BRICS representan cerca de la mitad de la población mundial, el 40% de las reservas de combustibles fósiles y una parte sustancial del PIB global. Si quisieran, podrían ejercer una presión significativa sobre Israel, sobre todo cortando relaciones comerciales o suspendiendo la provisión de insumos energéticos esenciales para mantener la economía y el aparato militar israelí.
Pero no lo hacen. Y esa inacción no puede explicarse únicamente por “prudencia diplomática” o respeto al multilateralismo. Como señala Toussaint, estos países defienden, en última instancia, un modelo económico capitalista, productivista y extractivista. Y en ese modelo, las relaciones comerciales, la estabilidad de los mercados y el acceso a tecnología y recursos tienen prioridad sobre la defensa de los derechos humanos.
Además, las potencias occidentales —especialmente Estados Unidos— siguen desempeñando un papel central en la política mundial. Muchos países del Sur, incluidos miembros de los BRICS, temen represalias o aislamientos si se alinean abiertamente contra Israel, un aliado estratégico de Washington.
¿QUÉ ALTERNATIVAS EXISTEN?
Frente a esta situación, es legítimo preguntarse: ¿qué pueden hacer los pueblos del mundo ante la pasividad de sus gobiernos? El artículo de Éric Toussaint propone algunas pistas. Por un lado, se destacan las movilizaciones ciudadanas, como las ocupaciones de universidades, las manifestaciones callejeras o las campañas de boicot. Estas acciones han logrado, en algunos casos, frenar acuerdos o generar presión política.
Por otro lado, se resalta el papel de las iniciativas jurídicas, como las demandas ante la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional. Aunque estas vías son lentas y complejas, permiten sentar precedentes legales y documentar crímenes que, de otra manera, quedarían impunes.
Finalmente, es fundamental promover una conciencia crítica que permita entender las causas estructurales del conflicto. La guerra en Palestina no es un fenómeno aislado, sino el resultado de décadas de colonialismo, apartheid, ocupación militar y despojo sistemático. Y mientras el sistema internacional permita que los intereses económicos y militares prevalezcan sobre los derechos humanos, estas tragedias seguirán ocurriendo.
UNA OPORTUNIDAD HISTÓRICA DESPERDICIADA
La guerra en Gaza es uno de los conflictos más documentados y denunciados del siglo XXI. Cada día, nuevas pruebas salen a la luz mostrando la magnitud del sufrimiento civil, la destrucción de infraestructuras básicas y la violación sistemática del derecho internacional. Frente a esto, la pasividad de los BRICS es inaceptable.
China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica tienen el poder —económico, diplomático y simbólico— para marcar una diferencia. Pero hasta ahora han preferido proteger sus intereses antes que defender la justicia. Sus discursos sobre un “nuevo orden mundial” suenan vacíos si no están acompañados de acciones coherentes.
Más allá de las Cumbres y los comunicados oficiales, lo que está en juego es la vida de millones de personas. Cada dron vendido, cada barril de petróleo exportado, cada carga de carbón enviada, contribuye a sostener una maquinaria de muerte que lleva décadas funcionando. Y eso no puede ni debe ser ignorado.
MENSAJE DE TOUSSAINT A AQUELLOS DE LA IZQUIERDA QUE SE HACEN ILUSIONES CON LOS BRICS
Para aquellos y aquellas de izquierda que se hacen ilusiones sobre la voluntad de los BRICS de tomar iniciativas claras a favor de los pueblos, la última cumbre y su actitud como bloque con respecto al genocidio en Gaza y a sus relaciones con Israel debería contribuir a abrirles los ojos .
En una continuación de este informe, segun el historiador Eric Toussaint podrá constatarse cómo los dirigentes de los BRICS sostienen el modo de producción capitalista que nos ha conducido al desastre actual. Los BRICS son favorables al mantenimiento de la arquitectura financiera internacional (con el FMI y el Banco Mundial en su centro) y la comercial internacional (OMC, tratados de libre comercio,…) tal como hoy existen.
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