EL REGRESO DEL PARTIDO ÚNICO: CÓMO PSOE Y PP GARANTIZAN EL RÉGIMEN NEOLIBERAL
Las encuestas confirman la resurrección del bipartidismo, que opera como dos caras de un mismo proyecto de poder
Las encuestas dibujan un panorama que muchos creían superado: el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español vuelven a acaparar entre ambos -escribe Justo Soto - una mayoría clara de intención de voto, tanto a nivel estatal como en comunidades como Canarias (...).
Por JUSTO SOTO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las encuestas dibujan un panorama que muchos creían superado: el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español vuelven a acaparar entre ambos una mayoría clara de intención de voto, tanto a nivel estatal como en comunidades como Canarias. Este resurgimiento no es casual ni temporal. Es la manifestación natural de un sistema que, en su esencia, nunca dejó de ser bipartidista. Pero hoy debemos llamar a las cosas por su nombre: no son dos partidos enfrentados, sino las dos expresiones políticas de un mismo proyecto de poder—el partido único del capital financiero, con políticas neoliberales en lo económico y atlantistas incondicionales en lo geopolítico.
EL GRAN CAMUFLAJE DEL PSOE
El Partido Socialista ha ejecutado una operación de camuflaje política magistral. Apoyándose en formaciones a su izquierda y apropiándose de símbolos y luchas legítimas—como la memoria histórica contra el franquismo o la retórica antifascista frente a Vox—ha logrado presentarse como el dique de contención esencial para el progresismo. Esta estrategia le permite blanquear un historial y un presente de políticas profundamente reaccionarias.
Basta ver su acción de gobierno: mantiene la esencia de la reforma laboral que precariza, gestiona servicios públicos con lógica privatizadora, no deroga la "ley mordaza", se compromete a elevar el gasto militar al 2% del PIB exigido por la OTAN, y sigue una sumisión absoluta a los dictados de Bruselas y Washington, incluso en conflictos que escalan hacia la confrontación global.
El antifascismo se ha erigido como el perfecto escudo ideológico para ocultar el núcleo neoliberal del PSOE.
EL ANTIFASCISMO COMO ESCUDO IDEOLÓGICO
Este discurso, necesario frente a la ultraderecha real, se ha convertido en la herramienta estratégica que permite al PSOE ocultar su núcleo programático neoliberal. Al monopolizar la defensa "anti-Vox", se posiciona como el referente inevitable de la "izquierda social", un espacio que, en realidad, ha vaciado de contenido transformador. La retórica contra la ultraderecha, así, opera un desvío: hace creer que el conflicto político principal es entre democracia y fascismo, y no entre el consenso neoliberal de las élites y las mayorías sociales.
El resultado es un péndulo político PP-PSOE que, en lo fundamental, nunca oscila: defensa de los intereses del gran capital, lealtad inquebrantable a la OTAN, y gestión tecnocrática de un régimen que prioriza la estabilidad del sistema sobre las necesidades de las mayorías.
La retórica contra Vox, necesaria en sí misma, oculta una verdad incómoda: esa ultraderecha comparte los postulados centrales del partido único neoliberal y atlantista, adornándolos con xenofobia y antifeminismo. Combatir a Vox exige combatir, fundamentalmente, a sus cómplices necesarios: el consenso neoliberal y el orden atlantista que constituyen el sustrato real de su proyecto.
EL FRACASO ESTRATÉGICO DE LA IZQUIERDA TRANSFORMADORA
Aquí yace el fracaso más doloroso: el de la izquierda que decía venir a transformar el sistema. Su error estratégico ha sido monumental. Al entrar en gobiernos de coalición, cambió una posición de fuerza electoral por una de subalternidad política. Aceptó políticas testimoniales a cambio de asumir, por omisión o respaldo, la agenda económica y exterior del PSOE.
Se convirtió en el colchón de legitimidad progresista que amortiguó el descontento con políticas neoliberales y atlantistas, sin poder alterarlas estructuralmente. Asumió la lógica del "mal menor" hasta diluir su propio proyecto, dejando de ofrecer una alternativa creíble. En Canarias, esta dinámica se replica, donde la complejidad nacional se diluye en la misma lógica de gestión del statu quo.
LO QUE REALMENTE MUESTRAN LAS ENCUESTAS
Las encuestas no reflejan un giro a la derecha de la sociedad, sino la implosión de una alternativa. Muestran el triunfo de un régimen que ha logrado reconfigurarse, donde una de sus mitades se viste de rojo para canalizar y desactivar el descontento. El bipartidismo no ha vuelto: nunca se fue. Simplemente ha reafirmado su dominio.
La tarea urgente ya no es solo desenmascarar al PP y a Vox, sino romper definitivamente el espejismo y desvelar al PSOE como lo que es: la otra columna, a veces más presentable, del mismo régimen. Mientras no ocurra esto, las encuestas seguirán cantando la misma victoria del partido único del capital. El desafío está servido, y el tiempo corre en contra de quienes aún creen en una verdadera alternativa.
Por JUSTO SOTO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las encuestas dibujan un panorama que muchos creían superado: el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español vuelven a acaparar entre ambos una mayoría clara de intención de voto, tanto a nivel estatal como en comunidades como Canarias. Este resurgimiento no es casual ni temporal. Es la manifestación natural de un sistema que, en su esencia, nunca dejó de ser bipartidista. Pero hoy debemos llamar a las cosas por su nombre: no son dos partidos enfrentados, sino las dos expresiones políticas de un mismo proyecto de poder—el partido único del capital financiero, con políticas neoliberales en lo económico y atlantistas incondicionales en lo geopolítico.
EL GRAN CAMUFLAJE DEL PSOE
El Partido Socialista ha ejecutado una operación de camuflaje política magistral. Apoyándose en formaciones a su izquierda y apropiándose de símbolos y luchas legítimas—como la memoria histórica contra el franquismo o la retórica antifascista frente a Vox—ha logrado presentarse como el dique de contención esencial para el progresismo. Esta estrategia le permite blanquear un historial y un presente de políticas profundamente reaccionarias.
Basta ver su acción de gobierno: mantiene la esencia de la reforma laboral que precariza, gestiona servicios públicos con lógica privatizadora, no deroga la "ley mordaza", se compromete a elevar el gasto militar al 2% del PIB exigido por la OTAN, y sigue una sumisión absoluta a los dictados de Bruselas y Washington, incluso en conflictos que escalan hacia la confrontación global.
El antifascismo se ha erigido como el perfecto escudo ideológico para ocultar el núcleo neoliberal del PSOE.
EL ANTIFASCISMO COMO ESCUDO IDEOLÓGICO
Este discurso, necesario frente a la ultraderecha real, se ha convertido en la herramienta estratégica que permite al PSOE ocultar su núcleo programático neoliberal. Al monopolizar la defensa "anti-Vox", se posiciona como el referente inevitable de la "izquierda social", un espacio que, en realidad, ha vaciado de contenido transformador. La retórica contra la ultraderecha, así, opera un desvío: hace creer que el conflicto político principal es entre democracia y fascismo, y no entre el consenso neoliberal de las élites y las mayorías sociales.
El resultado es un péndulo político PP-PSOE que, en lo fundamental, nunca oscila: defensa de los intereses del gran capital, lealtad inquebrantable a la OTAN, y gestión tecnocrática de un régimen que prioriza la estabilidad del sistema sobre las necesidades de las mayorías.
La retórica contra Vox, necesaria en sí misma, oculta una verdad incómoda: esa ultraderecha comparte los postulados centrales del partido único neoliberal y atlantista, adornándolos con xenofobia y antifeminismo. Combatir a Vox exige combatir, fundamentalmente, a sus cómplices necesarios: el consenso neoliberal y el orden atlantista que constituyen el sustrato real de su proyecto.
EL FRACASO ESTRATÉGICO DE LA IZQUIERDA TRANSFORMADORA
Aquí yace el fracaso más doloroso: el de la izquierda que decía venir a transformar el sistema. Su error estratégico ha sido monumental. Al entrar en gobiernos de coalición, cambió una posición de fuerza electoral por una de subalternidad política. Aceptó políticas testimoniales a cambio de asumir, por omisión o respaldo, la agenda económica y exterior del PSOE.
Se convirtió en el colchón de legitimidad progresista que amortiguó el descontento con políticas neoliberales y atlantistas, sin poder alterarlas estructuralmente. Asumió la lógica del "mal menor" hasta diluir su propio proyecto, dejando de ofrecer una alternativa creíble. En Canarias, esta dinámica se replica, donde la complejidad nacional se diluye en la misma lógica de gestión del statu quo.
LO QUE REALMENTE MUESTRAN LAS ENCUESTAS
Las encuestas no reflejan un giro a la derecha de la sociedad, sino la implosión de una alternativa. Muestran el triunfo de un régimen que ha logrado reconfigurarse, donde una de sus mitades se viste de rojo para canalizar y desactivar el descontento. El bipartidismo no ha vuelto: nunca se fue. Simplemente ha reafirmado su dominio.
La tarea urgente ya no es solo desenmascarar al PP y a Vox, sino romper definitivamente el espejismo y desvelar al PSOE como lo que es: la otra columna, a veces más presentable, del mismo régimen. Mientras no ocurra esto, las encuestas seguirán cantando la misma victoria del partido único del capital. El desafío está servido, y el tiempo corre en contra de quienes aún creen en una verdadera alternativa.

































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