MICHAEL ROBERTS: “LA ACCIÓN ORGANIZADA DE LA CLASE TRABAJADORA ES LA CLAVE PARA ENFRENTAR AL IMPERIALISMO Y AL CAPITALISMO
“Una buena parte de los países Brics tienen regímenes capitalistas fuertemente desiguales, sin ningún compromiso con el internacionalismo ni con los derechos de la clase trabajadora", asegura M. Roberts, economista marxista
¿Está el mundo entrando en una nueva era de caos económico y rivalidades entre grandes potencias? ¿Qué papel juega Estados Unidos bajo el liderazgo de figuras como Donald Trump? ¿Y qué alternativas existen realmente para quienes creen que el sistema capitalista actual no funciona? En una entrevista con el economista marxista británico Michael Roberts, publicada por la revista Jacobin, se analizan a fondo las estrategias económicas y geopolíticas de Trump, sus consecuencias para la clase trabajadora, y el papel desempeñado por potencias emergentes como China o el bloque de los BRICS.
POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En un artículo publicado en la revista estadounidense
Jacobin, titulado "La apuesta de Trump no saldrá bien", el economista marxista Michael Roberts analizó las políticas económicas de Donald Trump y su impacto a nivel mundial.
Según Roberts, las medidas impulsadas por el presidente estadounidense, centradas principalmente en imponer aranceles y en reindustrializar el país, no resolverán los problemas estructurales del capitalismo norteamericano ni tampoco evitarán el declive de la hegemonía estadounidense.
Roberts describe a Trump como un personaje impredecible, pero con una estrategia clara: recuperar la fuerza industrial de Estados Unidos y reducir el déficit comercial. Para ello, Trump promueve el proteccionismo, una política que busca impedir que los productos extranjeros compitan en el mercado estadounidense.
Esta visión se basa en la idea de que la economía de EE.UU. ha sido debilitada por el traslado de sus industrias a países con salarios más bajos y regulaciones más flexibles, como China, México o Vietnam.
“El capitalismo del siglo XXI es incapaz de satisfacer las necesidades sociales de la mayoría de la población.”
El problema, explica Roberts, es que esta apuesta ya se ha intentado en el pasado sin éxito. Un ejemplo claro es la política arancelaria de 1930, conocida como Smoot-Hawley, que empeoró los efectos de la Gran Depresión.
Hoy, dice Roberts, imponer aranceles podría generar efectos similares: encarecer los productos, disminuir la rentabilidad de las empresas y perjudicar a los consumidores.
Además, aunque Trump rechaza el libre comercio en su política exterior, en lo interno mantiene principios del neoliberalismo: reducir impuestos a los ricos, recortar el gasto social y promover la privatización del Estado. Esta contradicción debilita su proyecto económico. A pesar de sus promesas, la deuda pública de EE.UU. sigue aumentando y el déficit presupuestario se ha disparado.
“Trump ha roto con el libre comercio, pero no con el neoliberalismo.”
Roberts también critica las medidas contra la inmigración y el intento de atraer inversión extranjera mientras se expulsa a trabajadores migrantes, lo cual afecta a sectores como el tecnológico o la construcción. Todo esto genera un ambiente de inestabilidad y desconfianza, tanto dentro como fuera del país.
En cuanto al contexto global, Roberts señala que vivimos una etapa de creciente competencia entre potencias, especialmente entre EE.UU. y China. Aunque muchos piensan que estamos avanzando hacia un mundo multipolar, con varias potencias en lugar de una sola dominante, el economista británico advierte que este cambio no significa necesariamente una mayor justicia o equilibrio.
"Los BRICS están regidos por regímenes capitalistas fuertemente desiguales, sin ningún compromiso con el internacionalismo ni con los derechos de la clase trabajadora".
Roberts destaca que los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), aunque se presentan como alternativa a la hegemonía estadounidense, no forman un bloque sólido ni comparten una visión común. Por tanto, no pueden liderar un verdadero cambio progresista en el orden mundial.
Aunque algunos sectores de izquierda ven en los BRICS una esperanza para un nuevo orden mundial más justo, Roberts es tajante al respecto: estos países tienen regímenes autoritarios o capitalistas fuertemente desiguales, sin ningún compromiso con el internacionalismo ni con los derechos de la clase trabajadora.
En ese contexto, Roberts argumenta que solo un cambio radical —liderado por los movimientos obreros— puede abrir el camino a verdaderas transformaciones democráticas y socialistas, no solo en los países BRICS, sino como parte de una estrategia internacional contra el imperialismo y el capitalismo global.
Es decir, no cree que la solución venga de nuevas alianzas entre Estados capitalistas del Sur global, sino de la acción organizada y revolucionaria de la clase trabajadora en esos países.
Roberts critica a las corrientes de izquierda que, según él, han abandonado la idea de una transformación profunda del sistema
En su análisis, Roberts también subraya que el sistema capitalista global se encuentra en una "larga depresión" desde la crisis de 2008. El crecimiento es débil, las inversiones productivas han bajado y muchas empresas sobreviven gracias al endeudamiento. Esto ha provocado que los beneficios se destinen más a la especulación financiera que a la innovación.
Por último, Roberts critica a las corrientes de izquierda que, según él, han abandonado la idea de una transformación profunda del sistema. Estas corrientes se limitan a proponer reformas dentro del capitalismo, mientras que, simultáneamente, crece el apoyo a posturas nacionalistas y reaccionarias.
Frente a estos fenómenos, Roberts plantea la necesidad de una izquierda que apueste por el socialismo como única salida realista ante la crisis del sistema capitalista actual.
POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En un artículo publicado en la revista estadounidense
Jacobin, titulado "La apuesta de Trump no saldrá bien", el economista marxista Michael Roberts analizó las políticas económicas de Donald Trump y su impacto a nivel mundial.
Según Roberts, las medidas impulsadas por el presidente estadounidense, centradas principalmente en imponer aranceles y en reindustrializar el país, no resolverán los problemas estructurales del capitalismo norteamericano ni tampoco evitarán el declive de la hegemonía estadounidense.
Roberts describe a Trump como un personaje impredecible, pero con una estrategia clara: recuperar la fuerza industrial de Estados Unidos y reducir el déficit comercial. Para ello, Trump promueve el proteccionismo, una política que busca impedir que los productos extranjeros compitan en el mercado estadounidense.
Esta visión se basa en la idea de que la economía de EE.UU. ha sido debilitada por el traslado de sus industrias a países con salarios más bajos y regulaciones más flexibles, como China, México o Vietnam.
“El capitalismo del siglo XXI es incapaz de satisfacer las necesidades sociales de la mayoría de la población.”
El problema, explica Roberts, es que esta apuesta ya se ha intentado en el pasado sin éxito. Un ejemplo claro es la política arancelaria de 1930, conocida como Smoot-Hawley, que empeoró los efectos de la Gran Depresión.
Hoy, dice Roberts, imponer aranceles podría generar efectos similares: encarecer los productos, disminuir la rentabilidad de las empresas y perjudicar a los consumidores.
Además, aunque Trump rechaza el libre comercio en su política exterior, en lo interno mantiene principios del neoliberalismo: reducir impuestos a los ricos, recortar el gasto social y promover la privatización del Estado. Esta contradicción debilita su proyecto económico. A pesar de sus promesas, la deuda pública de EE.UU. sigue aumentando y el déficit presupuestario se ha disparado.
“Trump ha roto con el libre comercio, pero no con el neoliberalismo.”
Roberts también critica las medidas contra la inmigración y el intento de atraer inversión extranjera mientras se expulsa a trabajadores migrantes, lo cual afecta a sectores como el tecnológico o la construcción. Todo esto genera un ambiente de inestabilidad y desconfianza, tanto dentro como fuera del país.
En cuanto al contexto global, Roberts señala que vivimos una etapa de creciente competencia entre potencias, especialmente entre EE.UU. y China. Aunque muchos piensan que estamos avanzando hacia un mundo multipolar, con varias potencias en lugar de una sola dominante, el economista británico advierte que este cambio no significa necesariamente una mayor justicia o equilibrio.
"Los BRICS están regidos por regímenes capitalistas fuertemente desiguales, sin ningún compromiso con el internacionalismo ni con los derechos de la clase trabajadora".
Roberts destaca que los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), aunque se presentan como alternativa a la hegemonía estadounidense, no forman un bloque sólido ni comparten una visión común. Por tanto, no pueden liderar un verdadero cambio progresista en el orden mundial.
Aunque algunos sectores de izquierda ven en los BRICS una esperanza para un nuevo orden mundial más justo, Roberts es tajante al respecto: estos países tienen regímenes autoritarios o capitalistas fuertemente desiguales, sin ningún compromiso con el internacionalismo ni con los derechos de la clase trabajadora.
En ese contexto, Roberts argumenta que solo un cambio radical —liderado por los movimientos obreros— puede abrir el camino a verdaderas transformaciones democráticas y socialistas, no solo en los países BRICS, sino como parte de una estrategia internacional contra el imperialismo y el capitalismo global.
Es decir, no cree que la solución venga de nuevas alianzas entre Estados capitalistas del Sur global, sino de la acción organizada y revolucionaria de la clase trabajadora en esos países.
Roberts critica a las corrientes de izquierda que, según él, han abandonado la idea de una transformación profunda del sistema
En su análisis, Roberts también subraya que el sistema capitalista global se encuentra en una "larga depresión" desde la crisis de 2008. El crecimiento es débil, las inversiones productivas han bajado y muchas empresas sobreviven gracias al endeudamiento. Esto ha provocado que los beneficios se destinen más a la especulación financiera que a la innovación.
Por último, Roberts critica a las corrientes de izquierda que, según él, han abandonado la idea de una transformación profunda del sistema. Estas corrientes se limitan a proponer reformas dentro del capitalismo, mientras que, simultáneamente, crece el apoyo a posturas nacionalistas y reaccionarias.
Frente a estos fenómenos, Roberts plantea la necesidad de una izquierda que apueste por el socialismo como única salida realista ante la crisis del sistema capitalista actual.





























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.173