
EL "CLUB DE LOS INTOCABLES": EL 1% DE LOS MILLONARIOS CANARIOS SE REPARTEN TODA LA RIQUEZA DEL ARCHIPIÉLAGO
Los más ricos acaparan 60.000 millones de euros, la mayoría sobrevive con bajos salarios y sin acceso a la vivienda
Las cifras lo dicen todo: Canarias es la comunidad con mayor desigualdad de todo el Estado español. Mientras una élite de menos del 1 % concentra millones en patrimonio inmobiliario, turístico e industrial, el resto lucha por llegar a fin de mes. Este artículo pone nombre, apellidos y claves a esa concentración de poder que impide un reparto justo y sostenible de la riqueza.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Canarias es una tierra de contrastes. Bajo el sol constante que dibuja postales para los turistas se esconde una verdad menos luminosa. Las islas son el feudo de una aristocracia económica que concentra, controla y multiplica su riqueza, mientras la inmensa mayoría apenas logra sostener su subsistencia.
Según el último estudio de EsadeEcPol, las 8.551 familias más ricas del Archipiélago, apenas un 1 % de las familias, acumulan 60.000 millones de euros, lo que equivale al 27 % de toda la riqueza regional. Cada una de ellas posee, de media, más de 7 millones de euros. En el otro extremo, el 50 % más pobre apenas dispone del 4,2 % del total. Pero la pregunta no es solo cuánto tienen, sino quiénes son y cómo han obtenido estas fortunas.
EL PEQUEÑO CÍRCULO DEL PODER
La estructura de este selecto club no responde al azar ni al esfuerzo individual de “emprendedores visionarios”. Es el producto de un sistema histórico que reparte privilegios, tierras, subsidios, contratos públicos y concesiones en torno a unos pocos apellidos. Desde hace décadas, las mismas familias diversifican y blindan su poder, mientras moldean a su medida los mecanismos económicos de las Islas. Estas son algunas de ellas:
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Eustasio López González (Grupo Lopesan): con una fortuna estimada en más de 1.200 millones de euros, su emporio turístico y de construcción controla decenas de hoteles, negocios inmobiliarios, empresas de energías renovables y salud privada. Acusado en múltiples casos de corrupción, sigue siendo el “rey sin corona” del sur de Gran Canaria.
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Los hermanos Domínguez Santana (HiperDino): fundadores de la cadena de supermercados con más de 200 establecimientos en el Archipiélago, su riqueza ronda los 400 millones de euros. También están presentes en el turismo, los medios de comunicación y el deporte.
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Wolfgang Kiessling (Loro Parque, Siam Park): con una fortuna entre 370 y 550 millones, ha convertido sus parques temáticos en iconos del turismo, aunque sus métodos y prácticas han sido criticados por entidades ecologistas y sociales.
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Pedro Agustín del Castillo (Binter): controla la principal aerolínea canaria y parte de su infraestructura logística. Su fortuna supera los 210 millones.
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Grupo Satocan (Juan Miguel Sanjuán).
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Domingo Alonso (automoción).
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Amid Achi (franquicias).
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Hospiten (familia Cobiella).
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Familia Martínón (Grupo Martínón).
Con un patrimonio estimado en más de 210 M €, iniciaron su trayectoria en el desarrollo turístico de Puerto de Mogán y han continuado invirtiendo en construcción e inmobiliaria en varias islas.
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Familia Rosa (Grupo Rosa)
Propietarios del exclusivo Hotel Jardín Tecina en La Gomera, también cuentan con inversiones en agricultura y bodegas en el sur de Tenerife.
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Ram Bhavnani
Inversor con orígenes en India asentado en las islas desde los años 60. Sus actividades incluyen participaciones significativas en banca (Popular, Santander) e importantes inversiones inmobiliarias, con un patrimonio estimado superior a 200 M € .
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Familia Alonso (Grupo Cordial / Domingo Alonso)
Con presencia fuerte en el sector hotelero (Be Cordial) y diversificación hacia tecnología y movilidad, este conglomerado controla un patrimonio de más de 200 M €.
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Miguel Ángel Ramírez Alonso (Grupo Ralons)
Fundador de Seguridad Integral Canaria (una de las principales empresas de seguridad de España), y actual presidente y máximo accionista de la UD Las Palmas. Controla más de 20 empresas de servicios.
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Familia Hardisson
Históricamente influyente en Tenerife, con intereses en viticultura, transporte marítimo y servicios eléctricos desde principios del siglo XX.
Estas familias comparten un rasgo común: el acceso privilegiado a los sectores estratégicos de Canarias, particularmente el turismo, el comercio minorista y las infraestructuras. En un archipiélago dependiente de la economía de servicios, estos monopolios les permiten fijar precios, dictar ritmos laborales y condicionar políticas públicas.
DESIGUALDAD ESTRUCTURAL, NO ACCIDENTAL
La distribución de la riqueza en Canarias no es una anomalía dentro de un sistema funcional. Es la expresión más pura del funcionamiento real de ese sistema. En un territorio donde el índice de Gini (que mide la desigualdad) alcanza el 75,2, el más alto del Estado, la riqueza fluye desde el trabajo hacia la propiedad, desde la periferia hacia el centro, desde la multitud que produce hacia los pocos que acumulan.
Lejos de constituir una excepción local, este patrón se repite en todas las economías capitalistas dependientes. Pero en el caso de Canarias, se acentúa por una serie de factores específicos:
Una dependencia del turismo internacional, que genera enormes ingresos, con una baja distribución local y alta precariedad laboral; la importancia de un mercado inmobiliario especulativo, donde gran parte del patrimonio familiar se basa en viviendas e inversiones que excluyen a las clases trabajadoras del acceso a la vivienda, una fiscalidad “débil” para los capitales, que permite que las grandes fortunas apenas contribuyan al sostenimiento del sistema público y un conjunto de políticas públicas orientadas a sostener este modelo económico basado en el turismo de masas y la especulación con el suelo, en lugar de diversificar la economía y fortalecer el tejido productivo local.
VIVIR DE LAS RENTAS Y EL ESTADO
Una parte significativa del capital acumulado por estas privilegiadas familias proviene procesos de acumulación inicial facilitados por la desamortización de tierras, la privatización de servicios públicos, las concesiones administrativas y los fondos europeos.
Además, las grandes empresas turísticas y comerciales reciben ayudas públicas millonarias, exenciones fiscales específicas (ZEC, REF), ventajas en licitaciones y acceso prioritario a infraestructuras. Es decir, el mismo Estado que falla en redistribuir la riqueza se convierte en vehículo de enriquecimiento para los de siempre.
Este es uno de los aspectos más invisibilizados del debate económico: la elite canaria no necesita competir para ganar. Posee monopolios o cuasi monopolios, controlan sectores enteros y cuentan con las puertas abiertas de los despachos institucionales. La competencia es para los pequeños, para los autónomos y para quienes no tienen padrinos.
EL LADRILLO, EL TURISMO Y LA VIDA
Gran parte de la fortuna de este 1 % se encuentra concentrada en el sector inmobiliario y turístico. Según el mismo informe de EsadeEcPol, un 30 % de la riqueza de las familias canarias proviene de la vivienda principal. Pero en el caso de las grandes fortunas, el porcentaje se eleva al considerar viviendas turísticas, alquileres vacacionales y fondos inmobiliarios.
Así, mientras miles de jóvenes y familias son expulsadas de sus barrios por los precios del alquiler, una minoría concentra viviendas, sube precios y negocia con la necesidad de vivir. Este proceso no es colateral, sino estructural: cuanto más se expulsa a la población local, más rentable es el negocio de la vivienda como inversión.
El modelo económico basado en el turismo masivo ha sido defendido por décadas como un “motor de progreso”, pero los datos son claros: produce empleo mal remunerado, contamina, genera dependencia, encarece la vida y beneficia a unos pocos.
Junto a esta realidad, las políticas públicas han contribuido también, significativamente, a potenciar el desigual reparto de la riqueza. En un sistema donde la propiedad privada de los medios de producción y del suelo es intocable, las políticas redistributivas se convierten en parches cada vez más frágiles frente a una maquinaria de acumulación constante.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Canarias es una tierra de contrastes. Bajo el sol constante que dibuja postales para los turistas se esconde una verdad menos luminosa. Las islas son el feudo de una aristocracia económica que concentra, controla y multiplica su riqueza, mientras la inmensa mayoría apenas logra sostener su subsistencia.
Según el último estudio de EsadeEcPol, las 8.551 familias más ricas del Archipiélago, apenas un 1 % de las familias, acumulan 60.000 millones de euros, lo que equivale al 27 % de toda la riqueza regional. Cada una de ellas posee, de media, más de 7 millones de euros. En el otro extremo, el 50 % más pobre apenas dispone del 4,2 % del total. Pero la pregunta no es solo cuánto tienen, sino quiénes son y cómo han obtenido estas fortunas.
EL PEQUEÑO CÍRCULO DEL PODER
La estructura de este selecto club no responde al azar ni al esfuerzo individual de “emprendedores visionarios”. Es el producto de un sistema histórico que reparte privilegios, tierras, subsidios, contratos públicos y concesiones en torno a unos pocos apellidos. Desde hace décadas, las mismas familias diversifican y blindan su poder, mientras moldean a su medida los mecanismos económicos de las Islas. Estas son algunas de ellas:
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Eustasio López González (Grupo Lopesan): con una fortuna estimada en más de 1.200 millones de euros, su emporio turístico y de construcción controla decenas de hoteles, negocios inmobiliarios, empresas de energías renovables y salud privada. Acusado en múltiples casos de corrupción, sigue siendo el “rey sin corona” del sur de Gran Canaria.
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Los hermanos Domínguez Santana (HiperDino): fundadores de la cadena de supermercados con más de 200 establecimientos en el Archipiélago, su riqueza ronda los 400 millones de euros. También están presentes en el turismo, los medios de comunicación y el deporte.
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Wolfgang Kiessling (Loro Parque, Siam Park): con una fortuna entre 370 y 550 millones, ha convertido sus parques temáticos en iconos del turismo, aunque sus métodos y prácticas han sido criticados por entidades ecologistas y sociales.
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Pedro Agustín del Castillo (Binter): controla la principal aerolínea canaria y parte de su infraestructura logística. Su fortuna supera los 210 millones.
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Grupo Satocan (Juan Miguel Sanjuán).
-
Domingo Alonso (automoción).
-
Amid Achi (franquicias).
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Hospiten (familia Cobiella).
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Familia Martínón (Grupo Martínón).
Con un patrimonio estimado en más de 210 M €, iniciaron su trayectoria en el desarrollo turístico de Puerto de Mogán y han continuado invirtiendo en construcción e inmobiliaria en varias islas. -
Familia Rosa (Grupo Rosa)
Propietarios del exclusivo Hotel Jardín Tecina en La Gomera, también cuentan con inversiones en agricultura y bodegas en el sur de Tenerife. -
Ram Bhavnani
Inversor con orígenes en India asentado en las islas desde los años 60. Sus actividades incluyen participaciones significativas en banca (Popular, Santander) e importantes inversiones inmobiliarias, con un patrimonio estimado superior a 200 M € . -
Familia Alonso (Grupo Cordial / Domingo Alonso)
Con presencia fuerte en el sector hotelero (Be Cordial) y diversificación hacia tecnología y movilidad, este conglomerado controla un patrimonio de más de 200 M €. -
Miguel Ángel Ramírez Alonso (Grupo Ralons)
Fundador de Seguridad Integral Canaria (una de las principales empresas de seguridad de España), y actual presidente y máximo accionista de la UD Las Palmas. Controla más de 20 empresas de servicios. -
Familia Hardisson
Históricamente influyente en Tenerife, con intereses en viticultura, transporte marítimo y servicios eléctricos desde principios del siglo XX.
Estas familias comparten un rasgo común: el acceso privilegiado a los sectores estratégicos de Canarias, particularmente el turismo, el comercio minorista y las infraestructuras. En un archipiélago dependiente de la economía de servicios, estos monopolios les permiten fijar precios, dictar ritmos laborales y condicionar políticas públicas.
DESIGUALDAD ESTRUCTURAL, NO ACCIDENTAL
La distribución de la riqueza en Canarias no es una anomalía dentro de un sistema funcional. Es la expresión más pura del funcionamiento real de ese sistema. En un territorio donde el índice de Gini (que mide la desigualdad) alcanza el 75,2, el más alto del Estado, la riqueza fluye desde el trabajo hacia la propiedad, desde la periferia hacia el centro, desde la multitud que produce hacia los pocos que acumulan.
Lejos de constituir una excepción local, este patrón se repite en todas las economías capitalistas dependientes. Pero en el caso de Canarias, se acentúa por una serie de factores específicos:
Una dependencia del turismo internacional, que genera enormes ingresos, con una baja distribución local y alta precariedad laboral; la importancia de un mercado inmobiliario especulativo, donde gran parte del patrimonio familiar se basa en viviendas e inversiones que excluyen a las clases trabajadoras del acceso a la vivienda, una fiscalidad “débil” para los capitales, que permite que las grandes fortunas apenas contribuyan al sostenimiento del sistema público y un conjunto de políticas públicas orientadas a sostener este modelo económico basado en el turismo de masas y la especulación con el suelo, en lugar de diversificar la economía y fortalecer el tejido productivo local.
VIVIR DE LAS RENTAS Y EL ESTADO
Una parte significativa del capital acumulado por estas privilegiadas familias proviene procesos de acumulación inicial facilitados por la desamortización de tierras, la privatización de servicios públicos, las concesiones administrativas y los fondos europeos.
Además, las grandes empresas turísticas y comerciales reciben ayudas públicas millonarias, exenciones fiscales específicas (ZEC, REF), ventajas en licitaciones y acceso prioritario a infraestructuras. Es decir, el mismo Estado que falla en redistribuir la riqueza se convierte en vehículo de enriquecimiento para los de siempre.
Este es uno de los aspectos más invisibilizados del debate económico: la elite canaria no necesita competir para ganar. Posee monopolios o cuasi monopolios, controlan sectores enteros y cuentan con las puertas abiertas de los despachos institucionales. La competencia es para los pequeños, para los autónomos y para quienes no tienen padrinos.
EL LADRILLO, EL TURISMO Y LA VIDA
Gran parte de la fortuna de este 1 % se encuentra concentrada en el sector inmobiliario y turístico. Según el mismo informe de EsadeEcPol, un 30 % de la riqueza de las familias canarias proviene de la vivienda principal. Pero en el caso de las grandes fortunas, el porcentaje se eleva al considerar viviendas turísticas, alquileres vacacionales y fondos inmobiliarios.
Así, mientras miles de jóvenes y familias son expulsadas de sus barrios por los precios del alquiler, una minoría concentra viviendas, sube precios y negocia con la necesidad de vivir. Este proceso no es colateral, sino estructural: cuanto más se expulsa a la población local, más rentable es el negocio de la vivienda como inversión.
El modelo económico basado en el turismo masivo ha sido defendido por décadas como un “motor de progreso”, pero los datos son claros: produce empleo mal remunerado, contamina, genera dependencia, encarece la vida y beneficia a unos pocos.
Junto a esta realidad, las políticas públicas han contribuido también, significativamente, a potenciar el desigual reparto de la riqueza. En un sistema donde la propiedad privada de los medios de producción y del suelo es intocable, las políticas redistributivas se convierten en parches cada vez más frágiles frente a una maquinaria de acumulación constante.
Rukaden | Miércoles, 09 de Julio de 2025 a las 16:50:07 horas
El régimen colonial espanol en Canarias necesita perpetuarse en esta Perla del Atlántico, para ello cuenta con ese entramado oligárquico empresarial, sus lacayos, siervos y esbirros los Trillizos PPSOECC y la inestimable ayuda de un Pueblo castrado con una "pasividad en la brega" cómplice del colonialismo. Desde el siglo XV somos colonia y nos quedan unos cuantos siglos más. TIERRA QUEMADA será lo que quede cuando el colonialismo espanol y euro-peo por su propia entropía se autodestruya. El Continente Africano es grande para emigrar allá y poblar.
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