
EL CONSENSO DE LOS PODEROSOS: VON DER LEYEN, PSOE Y EL VIEJO TEATRILLO DE BRUSELAS
El voto del PSOE en Bruselas muestra que el progresismo termina donde empieza el poder real
Uno de los gestos más llamativos de la moción de censura presentada contra Von der Leyen por la venta- compra opaca de vacunas, fue el voto emitido por el PSOE, que, junto al Partido Popular Europeo y los liberales, respaldaron a la presidenta de la Comision, tal y como ya habían hecho cuando la eligieron presidenta.
POR CARLOS SERNA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La reciente moción de censura presentada en el
Parlamento Europeo contra Ursula von der Leyen ha servido para recordarnos algo esencial sobre la política en la Unión Europea: el verdadero poder no reside en los discursos, sino en las alianzas.
Aunque la moción contra von der Leyen fue impulsada por sectores de extrema derecha, su trasfondo era mucho más amplio:
Cuestionaba la opacidad de las negociaciones entre la Comisión y las grandes farmacéuticas durante la pandemia. Sin embargo, lo que terminó quedando en evidencia fue la profundidad del consenso político que blinda al aparato europeo, incluso frente a acusaciones graves.
Uno de los gestos más llamativos fue el del PSOE, que, junto al Partido Popular Europeo y los liberales, respaldó a Von der Leyen, como ya lo había hecho cuando fue elegida presidenta de la Comisión.
Este episodio, que a primera vista podría parecer técnico o rutinario, revela el funcionamiento real del poder en la UE y la fragilidad de los discursos progresistas cuando se enfrentan al compromiso con las élites comunitarias.
UNA MOCIÓN MUERTA ANTES DE NACER
La moción de censura fue presentada por 72 eurodiputados, en su mayoría vinculados a la ultraderecha europea. El motivo formal: los vínculos oscuros entre la Comisión y los grandes laboratorios durante la gestión de la compra-venta de vacunas contra el COVID-19.
Estas acusaciones no eran nuevas. De manera reiterada han sido expuestas en este mismo digital en muchas ocasiones y artículos. Pero el hecho de que provinieran de un sector ideológicamente tan controvertido facilitó su desactivación inmediata por parte del bloque dominante.
Con 175 votos a favor, 360 en contra y 18 abstenciones, la moción no sólo fracasó: fue aplastada.
Más allá de los números, lo que importó fue el bloque de apoyo a Von der Leyen. Socialdemócratas, liberales y populares unieron fuerzas para blindar a la presidenta de la Comisión, incluso cuando su gestión había sido objeto de sospechas documentadas. No importó el contenido de las denuncias, sino quién las formulaba y, sobre todo, a quién afectaban.
EL PSOE, ENTRE EL DISCURSO Y LA REALIDAD
Especial atención merece el papel desempeñado por el PSOE. No es la primera vez que el partido se alinea con Von der Leyen: ya en su momento fue clave para su elección como presidenta, pese a que ella misma procede del espectro ultraconservador. En esta ocasión, su respaldo vuelve a evidenciar la distancia entre el discurso "progresista" que aparenta sostener en España y las decisiones que toma en Bruselas.
Lo que resulta más significativo no es el voto en sí, sino lo que representa: la plena incorporación del PSOE al núcleo duro de la gobernanza neoliberal europea. En los hechos, no existe ya una frontera entre el centro-derecha y el centro-izquierda cuando se trata de defender los pilares institucionales de la Unión: austeridad, privatizaciones, subordinación al capital financiero y opacidad en los grandes contratos.
LA ILUSIÓN DEMOCRÁTICA EN LA UE
Lo ocurrido con la moción es un ejemplo más de la escenificación democrática que predomina en las instituciones europeas. El Parlamento tiene capacidad limitada para fiscalizar al poder ejecutivo comunitario, y las mayorías se forman más por lealtades burocráticas que por coherencia ideológica.
Lo que se presenta como una democracia plural es, en realidad, un sistema de blindaje técnico frente a cualquier intento de cuestionar el status quo.
En este sentido, los documentos revelan una paradoja inquietante: una moción impulsada por fuerzas reaccionarias consigue, aunque sea por accidente, señalar un problema real —la opacidad con que se firmaron contratos millonarios durante una emergencia sanitaria global—, mientras que los partidos autodenominados progresistas eligen mirar hacia otro lado para no debilitar al aparato institucional.
El resultado, naturalmente, es un silencio cómplice, no con la extrema derecha, sino con las estructuras reales del poder europeo.
BRUSELAS COMO SÍNTOMA
El caso Von der Leyen no es un accidente, sino el reflejo de una deriva más profunda. En la Unión Europea actual, los grandes consensos se mantienen a toda costa, aunque para ello haya que sacrificar la transparencia, la rendición de cuentas y la coherencia ideológica. Lo importante no es quién tiene razón, sino quién garantiza la estabilidad del sistema.
Y en ese reparto de tareas, tanto el Partido Popular como el PSOE se han convertido en piezas intercambiables de una maquinaria orientada a proteger los intereses del capital, incluso en momentos graves de crisis sanitaria.
Mientras tanto, el ciudadano medio —ese que paga impuestos, soporta recortes y ve cómo se diluyen sus derechos sociales— queda al margen de todo. La política europea se convierte así en una especie de teatro sin público, donde los actores principales representan una obra cuyo final ya ha sido escrito.
POR CARLOS SERNA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La reciente moción de censura presentada en el Parlamento Europeo contra Ursula von der Leyen ha servido para recordarnos algo esencial sobre la política en la Unión Europea: el verdadero poder no reside en los discursos, sino en las alianzas.
Aunque la moción contra von der Leyen fue impulsada por sectores de extrema derecha, su trasfondo era mucho más amplio:
Cuestionaba la opacidad de las negociaciones entre la Comisión y las grandes farmacéuticas durante la pandemia. Sin embargo, lo que terminó quedando en evidencia fue la profundidad del consenso político que blinda al aparato europeo, incluso frente a acusaciones graves.
Uno de los gestos más llamativos fue el del PSOE, que, junto al Partido Popular Europeo y los liberales, respaldó a Von der Leyen, como ya lo había hecho cuando fue elegida presidenta de la Comisión.
Este episodio, que a primera vista podría parecer técnico o rutinario, revela el funcionamiento real del poder en la UE y la fragilidad de los discursos progresistas cuando se enfrentan al compromiso con las élites comunitarias.
UNA MOCIÓN MUERTA ANTES DE NACER
La moción de censura fue presentada por 72 eurodiputados, en su mayoría vinculados a la ultraderecha europea. El motivo formal: los vínculos oscuros entre la Comisión y los grandes laboratorios durante la gestión de la compra-venta de vacunas contra el COVID-19.
Estas acusaciones no eran nuevas. De manera reiterada han sido expuestas en este mismo digital en muchas ocasiones y artículos. Pero el hecho de que provinieran de un sector ideológicamente tan controvertido facilitó su desactivación inmediata por parte del bloque dominante.
Con 175 votos a favor, 360 en contra y 18 abstenciones, la moción no sólo fracasó: fue aplastada.
Más allá de los números, lo que importó fue el bloque de apoyo a Von der Leyen. Socialdemócratas, liberales y populares unieron fuerzas para blindar a la presidenta de la Comisión, incluso cuando su gestión había sido objeto de sospechas documentadas. No importó el contenido de las denuncias, sino quién las formulaba y, sobre todo, a quién afectaban.
EL PSOE, ENTRE EL DISCURSO Y LA REALIDAD
Especial atención merece el papel desempeñado por el PSOE. No es la primera vez que el partido se alinea con Von der Leyen: ya en su momento fue clave para su elección como presidenta, pese a que ella misma procede del espectro ultraconservador. En esta ocasión, su respaldo vuelve a evidenciar la distancia entre el discurso "progresista" que aparenta sostener en España y las decisiones que toma en Bruselas.
Lo que resulta más significativo no es el voto en sí, sino lo que representa: la plena incorporación del PSOE al núcleo duro de la gobernanza neoliberal europea. En los hechos, no existe ya una frontera entre el centro-derecha y el centro-izquierda cuando se trata de defender los pilares institucionales de la Unión: austeridad, privatizaciones, subordinación al capital financiero y opacidad en los grandes contratos.
LA ILUSIÓN DEMOCRÁTICA EN LA UE
Lo ocurrido con la moción es un ejemplo más de la escenificación democrática que predomina en las instituciones europeas. El Parlamento tiene capacidad limitada para fiscalizar al poder ejecutivo comunitario, y las mayorías se forman más por lealtades burocráticas que por coherencia ideológica.
Lo que se presenta como una democracia plural es, en realidad, un sistema de blindaje técnico frente a cualquier intento de cuestionar el status quo.
En este sentido, los documentos revelan una paradoja inquietante: una moción impulsada por fuerzas reaccionarias consigue, aunque sea por accidente, señalar un problema real —la opacidad con que se firmaron contratos millonarios durante una emergencia sanitaria global—, mientras que los partidos autodenominados progresistas eligen mirar hacia otro lado para no debilitar al aparato institucional.
El resultado, naturalmente, es un silencio cómplice, no con la extrema derecha, sino con las estructuras reales del poder europeo.
BRUSELAS COMO SÍNTOMA
El caso Von der Leyen no es un accidente, sino el reflejo de una deriva más profunda. En la Unión Europea actual, los grandes consensos se mantienen a toda costa, aunque para ello haya que sacrificar la transparencia, la rendición de cuentas y la coherencia ideológica. Lo importante no es quién tiene razón, sino quién garantiza la estabilidad del sistema.
Y en ese reparto de tareas, tanto el Partido Popular como el PSOE se han convertido en piezas intercambiables de una maquinaria orientada a proteger los intereses del capital, incluso en momentos graves de crisis sanitaria.
Mientras tanto, el ciudadano medio —ese que paga impuestos, soporta recortes y ve cómo se diluyen sus derechos sociales— queda al margen de todo. La política europea se convierte así en una especie de teatro sin público, donde los actores principales representan una obra cuyo final ya ha sido escrito.
Chorche | Miércoles, 23 de Julio de 2025 a las 12:55:03 horas
No solo protegen al capital, incluso blanquean al franquismo:
SOCIALISMO DEL DE VERDAD, NO EL DEL PSOE O BARBARIE. SALIR DE ESTA UNION EUROPEA ES MÁS QUE NECESARIO. HAY UN MUNDO MÁS JUSTO ESPERANDONOS FUERA DE ELLA.
¿Por qué el Parlamento Europeo permite a Vox una exposición sobre Cuelgamuros el 18 de julio?
Gerard Fageda, «Público».
El partido de extrema derecha blanquea en la Eurocámara la mayor fosa común de España.
Vox ha conseguido que, justamente en la semana del 18 de julio, haya una exposición sobre el Valle de Cuelgamuros en el Parlamento Europeo. Se trata de una propuesta y una muestra impulsada por el portavoz del partido de extrema derecha en la Eurocámara, Jorge Buxadé, y que ha pasado todos los filtros de la cámara comunitaria. Ahora bien, la gran pregunta es: ¿por qué se ha dejado presentar una exhibición que blanquee la mayor fosa común de España?
El Parlamento Europeo es el más derechizado de la historia y con más representantes que nunca de la extrema derecha. Y el organismo interno que tiene que garantizar que las exposiciones que se presentan en la Eurocámara tienen que cumplir con los valores de la Unión Europea está controlado por una mayoría conservadora y de extrema derecha. Además, la presidenta del Parlamento Europeo, la también conservadora Roberta Metsola, se ha puesto de lado y evita dar explicaciones sobre por qué de la exposición de Vox.
Por un lado, según ha podido saber Público, el organismo que controla este tipo de exposiciones, el llamado Cuestor, argumenta que le han dado permiso a Buxadé por qué «el Parlamento Europeo es un lugar de diversidad, con un espectro de opiniones políticas representadas por sus 720 diputados», y «es natural que estas opiniones políticas den lugar a diferentes reflexiones sobre nuestro pasado común». «Sin embargo, no es función del PE ni de sus órganos posicionarse sobre disputas históricas«, concluye el Cuestor.
En su turno, la presidencia del Parlamento Europeo responde a preguntas de este periódico que es responsabilidad del Cuestor vetar o dar luz verde los proyectos de exhibiciones que se presentan. En cambio, evitan responder si Metsola podría interceder y, por lo tanto, vetar la exposición dedicada a Cuelgamuros, si bien la gran mayoría de partidos españoles aseguran a Público que la presidenta de la Eurocámara sí que tiene el poder de mandar a retirar una exposición de este tipo.
De hecho, el Partido Popular y Se acabó la fiesta son los únicos dos partidos españoles, junto con Vox, que no han pedido al Parlamento Europeo que rectifique y obligue a Buxadé a retirar la exposición. El resto de formaciones políticas han enviado una carta a la cual ha tenido acceso este periódico en la que piden que se prohíba la exhibición porque «es incompatible con los valores y normas que rigen» el Parlamento Europeo. También le preguntan si en la solicitud de Vox para presentar la exhibición ya especificó que trataría sobre la fosa común y si realmente se «revisó previamente» el contenido de la exhibición. De momento, la presidencia de la Eurocámara continúa sin responder.
PP y Se acabó la fiesta son los únicos partidos que no han pedido al PE que rectifique y obligue a Vox a retirar la exposición
La misiva recuerda en la Eurocámara que el hecho de que la exposición pueda visitarse durante la semana del 18 de julio no es «casual ni neutra», sino que tiene «un marcado carácter de enaltecimiento» al régimen franquista. En la misma línea, los eurodiputados critican que Vox denomine el monumento franquista como el Valle de los Caídos y no con su denominación oficial, Valle de Cuelgamuros. «Constituye un acto de revisionismo y exaltación del pasado franquista«, insisten todos los partidos del Estado menos los de la derecha española.
En este sentido, los eurodiputados que firman la carta denuncian que «la exposición ha resultado ser en realidad un intento de blanquear el fascismo«. «La exposición está dedicada al conjunto monumental del Valle de los Caídos: incluye paneles explicativos, fotografías originales, una maqueta del lugar, así como aportaciones de conocidos defensores de la reinterpretación del monumento y de la dictadura franquista en España», denuncian.
En la misma línea, recuerdan a la Presidenta del Parlamento Europeo que el Valle de Cuelgamuros «se construyó bajo el régimen de Francisco Franco utilizando mano de obra forzada de presos políticos y, durante décadas, albergó los restos del dictador en un lugar destacado del monumento». Además, la misiva apunta que «los cuerpos de más de 33.000 víctimas fueron trasladados al lugar, muchos de ellos sin el consentimiento de sus familias». «Por sus orígenes y simbolismo, este lugar representa la dictadura y el sufrimiento de miles de represaliados«, concluye.
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