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LOS SANITARIOS DE CANARIAS AL LÍMITE: AMENAZA DE HUELGA ANTE EL COLAPSO CRÓNICO DE LAS URGENCIAS

La movilización que desnuda la realidad sanitaria de Canarias

El personal sanitario de Canarias ha dicho basta. Ante el colapso de las urgencias hospitalarias, las listas de espera interminables y la falta de recursos y personal, amenazan con ir a la huelga si el Gobierno regional no ofrece soluciones reales. No es una crisis nueva, sino el resultado de décadas de recortes, precarización y abandono de la sanidad pública.

Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

   Más de un centenar de profesionales sanitarios se concentraron la pasada semana frente al Parlamento de Canarias, hartos de un colapso hospitalario que lleva años cronificándose. Convocados por el sindicato SATSE y respaldados por Intersindical Canaria, salieron a la calle con un mensaje claro: sin refuerzos, sin planificación y sin personal suficiente, el sistema sanitario público canario está condenado al colapso permanente.

 

   Las pancartas exhibidas durante la protesta no dejaron lugar para la duda.

 

   En una de ellas se leía:

 

“600 mayores atrapados en hospitales públicos de Canarias”, denunciando la falta de recursos sociosanitarios que mantiene bloqueadas camas hospitalarias con pacientes que no pueden ser trasladados.

 

    Otra pancarta resumía el drama de las urgencias:

 

“Después de más de 24 horas sentada en una silla de Urgencias he fallecido esperando al médico”. No son exageraciones, son situaciones reales.

 

   Beatriz Medina, enfermera de Urgencias en el Hospital Universitario de Canarias, confirma esta realidad:

 

“Hay pacientes que pasan días enteros en camillas en los pasillos, sin apenas privacidad, esperando que alguna cama quede libre. Nosotras hacemos lo que podemos, pero no somos superhéroes. Esto es indigno para ellos y para nosotras”.

 

URGENCIAS AL LÍMITE: EL DESBORDAMIENTO PERMANENTE

 

   El colapso de las Urgencias en Canarias es una consecuencia directa de la falta de planificación estructural. En cada pico de enfermedades estacionales, las salas de espera se convierten en un hervidero de pacientes acumulados sin recursos suficientes.

 

     Año tras año, la situación se repite como un ciclo sin solución. Las medidas adoptadas por el Gobierno regional han sido meros parches temporales: refuerzos puntuales de personal, algún contrato precario y poco más.

  

   Yoel Hernández, secretario autonómico de SATSE, lo describe sin ambages:

 

    “Llevamos meses avisando. Nos reunimos con la Consejería, planteamos propuestas para reforzar de manera estable las plantillas y mejorar la coordinación entre niveles asistenciales, pero no ha pasado nada. No podemos seguir atendiendo con menos manos y más pacientes”.

 

   El resultado es una saturación continua que afecta no solo a la calidad asistencial, sino a la propia salud de los profesionales, sometidos a sobrecargas laborales constantes. En urgencias, donde cada minuto cuenta, la falta de personal y la falta de camas configuran un cóctel letal.

 

EL MODELO ECONÓMICO Y SU IMPACTO EN LA SANIDAD

 

   Pero entender el colapso sanitario en Canarias exige mirar más allá de la coyuntura inmediata. Las islas han construido su economía sobre la base de un turismo masivo que consume recursos públicos sin aportar al fortalecimiento de los servicios esenciales. Los hospitales canarios no solo atienden a la población residente, sino también a millones de turistas que, ante cualquier percance, recurren al sistema público.

 

   Laura Hernández, auxiliar de enfermería en Tenerife, lo explica con claridad:

 

   “Atendemos a pacientes extranjeros que, aunque tengan seguro privado, prefieren venir a urgencias porque es gratis. Y claro, no podemos negarles la atención, pero eso suma más carga sobre un sistema ya saturado”.

 

     En un modelo económico dependiente del turismo y basado en el empleo precario, la inversión pública en sanidad nunca ha sido una prioridad. La privatización parcial de servicios, la externalización de tareas y la cronificación de la temporalidad han debilitado el sistema hasta dejarlo sin capacidad de respuesta ante emergencias previsibles.

 

TRABAJO PRECARIO Y EXPLOTACIÓN SANITARIA

 

  Para los trabajadores sanitarios, la precariedad no es un concepto teórico, es el día a día. Contratos temporales de semanas, guardias encadenadas, jornadas interminables y salarios congelados han hecho de la sanidad pública un espacio donde la vocación choca contra la realidad.

 

  Ángel Márquez, médico de Urgencias en el Hospital Insular de Gran Canaria, lo resume así:

 

“Salimos de una guardia de 24 horas, volvemos al día siguiente y nos encontramos con la misma cola de camillas en el pasillo. No es solo falta de personal, es que nos tratan como piezas de recambio”.

 

   Esta situación no es accidental,  sino la consecuencia de un modelo que, al mercantilizar la salud, convierte a los profesionales en fuerza de trabajo barata y prescindible. Al degradar sus condiciones laborales, se genera un círculo vicioso: menos estabilidad, menos experiencia acumulada, más errores y mayor deterioro del servicio.

 

  La Consejería de Sanidad ha anunciado en varias ocasiones medidas para aliviar la presión en urgencias, pero todas han sido insuficientes o directamente no se han llegado a aplicar. Reforzar la seguridad en las puertas o contratar personal de refuerzo temporal no cambia la estructura de fondo. Sin planificación a largo plazo, sin personal fijo y sin inversión real, el colapso es inevitable.

 

  Para el movimiento sindical y los colectivos de defensa de la Sanidad pública, esta falta de soluciones refleja la voluntad política de seguir debilitando el sector público en favor del privado. Cada paciente derivado a la sanidad privada es un negocio para las empresas que gestionan esos servicios, y cada profesional quemado es una oportunidad para externalizar tareas.

 

   Ante esta situación, los sanitarios canarios no descartan la huelga como última herramienta de presión.

 
 
 
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