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Miércoles, 07 de Mayo de 2025 Tiempo de lectura:

RUMANÍA: LA ULTRADERECHA ARRASA EN LA PRIMERA VUELTA ELECTORAL

¿Qué hay detrás de la anulación electoral en Rumanía? ¿Es George Simion un verdadero “anti-sistema”?

Rumanía atraviesa una de sus mayores crisis políticas desde la caída del socialismo. Con elecciones anuladas, ascenso del populismo y una izquierda ausente, el país se convierte en campo de batalla de fuerzas burguesas en disputa, bajo la sombra de intereses imperialistas.

POR HANSI QUEDNAU PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

 

       La historia reciente de Rumanía se parece más a una novela de intriga que a la "democracia estable" que desea [Img #84372]parecer. En solo seis meses, el país ha pasado por dos elecciones presidenciales, una anulación judicial sin precedentes, protestas masivas, dimisiones y una segunda vuelta electoral que pone frente a frente a dos figuras que se autorreclaman anti-establishment”. Pero ¿qué está pasando realmente detrás de este caos?

 

     Desde la mirada crítica que utilizamos para analizar la situación en ese país, no hablamos solo de elecciones o de candidatos. Lo que se está fracturando en Rumanía es la hegemonía de su burguesía: esa clase dominante que, desde la caída del socialismo en 1989, ha monopolizado el poder, las riquezas y las decisiones políticas, muchas veces al servicio de intereses extranjeros. Lo que hoy vemos es su incapacidad para mantener el control sin que las costuras del sistema salten por los aires.

 

¿POR QUÉ ANULARON LAS ELECCIONES?

     El 6 de diciembre de 2024, el Tribunal Constitucional de Rumanía anuló la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada apenas dos semanas antes. ¿La razón oficial? Irregularidades graves, interferencia extranjera (sugiriendo a Rusia como protagonista), y financiación ilegal de la campaña de un candidato inesperado: Călin Georgescu, un outsider con discurso nacionalista, anti UE y prorruso.

 

 

     Más allá de las justificaciones formales, hay que preguntarse, ¿Qué significa que el aparato judicial —parte integral del Estado burgués— invalide una elección en la que había ganado un candidato que no formaba parte del “club” habitual del poder? Significa que la clase dominante no estaba dispuesta a correr riesgos. La burguesía pro-occidental, conectada con los intereses de la Unión Europea y la OTAN, simplemente no podía aceptar que un personaje fuera del libreto llegara al poder y pusiera en peligro esa alianza estratégica, vital para el flujo de capital y para su reproducción como clase.

 

GEORGE SIMION: ¿HÉROE DEL PUEBLO O FUNCIONARIO DEL CAPITAL?

       Tras la caída de Georgescu, la figura que capitalizó el descontento fue George Simion, líder del partido ultranacionalista AUR. Su mensaje es claro: patria, soberanía, “orden”, y rechazo a las élites tradicionales. Pero cuidado: que Simion se diga “anti-establishment” no significa que desee terminar con el capitalismo. Más bien, propone otra forma de administrarlo, más autoritaria, más conservadora, pero profundamente funcional a la pequeña burguesía empobrecida y a ciertos sectores del capital nacional que sienten que Bruselas no les deja espacio.

 

    Simion no propone nacionalizar los medios de producción ni poner fin a la explotación del trabajo. En cambio, reparte discursos contra inmigrantes, la Unión Europea y minorías diversas. Es el manual clásico del populismo de derecha: canalizar la bronca social hacia enemigos difusos y no hacia el verdadero origen del sufrimiento: la explotación capitalista y el saqueo neoliberal.

 

RUMANÍA: DE LA RESTAURACIÓN CAPITALISTA A LA SUBORDINACIÓN IMPERIALISTA

     Desde que en 1989 cayó el régimen socialista de Ceaușescu, Rumanía ha transitado un camino de restauración capitalista que ha implicado privatizaciones masivas, destrucción de derechos sociales y alineamiento con las potencias occidentales

 

     Su ingreso en la OTAN (2004) y la UE (2007) no trajo prosperidad para el pueblo, sino una nueva forma de dependencia. Su economía fue sometida a los dictados de Bruselas y Berlín, y su política exterior subordinada a Washington.

 

     El resultado: pobreza estructural para casi un tercio de la población, éxodo masivo de jóvenes y profesionales, y una clase política desprestigiada y corrupta. Esta es la base material de la crisis actual. La gente no vota por Simion o por Dan por ideología pura, sino por frustración, por desesperanza. Y ahí radica el peligro: cuando la izquierda no existe como opción real, los sectores populares terminan abrazando soluciones que no solo no resuelven nada, sino que pueden empeorar las cosas.

 

 

   LA CLASE TRABAJADORA, AUSENTE EN LA ESCENA POLÍTICA

    Un aspecto preocupante de la crisis rumana es la total desaparición de una izquierda organizada con base de clase. Ni sindicatos combativos, ni partidos obreros, ni discursos que hablen de propiedad colectiva, justicia social o control democrático de la economía. Todo el debate gira en torno a cómo gestionar mejor el capitalismo: con rostro occidental y neoliberal, como propone Nicușor Dan, o con banderas nacionales y conservadoras, como promete Simion.

 

    Pero ninguna de las dos opciones representa una alternativa real para la mayoría trabajadora. El escenario actual revela una enorme debilidad en la conciencia de clase, una hegemonía ideológica casi total de la burguesía en todas sus formas (liberal o reaccionaria), y una necesidad urgente de reconstrucción de fuerzas populares con un proyecto emancipador.

 

RUMANÍA EN EL TABLERO DEL IMPERIALISMO

   La elección rumana no solo interesa a los rumanos. Estados Unidos y la Unión Europea ven al país como un peón estratégico frente a Rusia, sobre todo por su ubicación en el Mar Negro y su papel como plataforma de la OTAN. Rusia, por su parte, intenta debilitar la cohesión de la alianza occidental apoyando (directa o indirectamente) a candidatos que cuestionen ese alineamiento. El caso de Georgescu es un ejemplo claro.

 

     Pero estos choques no son por el bienestar del pueblo rumano, sino por intereses geopolíticos y de clase. Cada bloque imperialista busca tener gobiernos afines que garanticen sus negocios, sus bases militares y su influencia regional. Mientras tanto, la soberanía popular brilla por su ausencia, secuestrada por las élites internas y los intereses externos.

 

¿QUÉ PUEDE VENIR DESPUÉS?

     El próximo 18 de mayo se celebrará la segunda vuelta entre Simion y Dan. El primero encarna el nacionalismo autoritario, y el segundo la continuidad liberal. Ninguno representa una ruptura con el capitalismo ni una esperanza real para los trabajadores. Por eso, más allá del resultado, la crisis política seguirá abierta. La pregunta es: ¿aparecerá una tercera opción que organice el descontento desde abajo, con una perspectiva de clase, anticapitalista y verdaderamente democrática?

 

     La historia de otros países muestra que el populismo de derecha puede crecer en terrenos donde la izquierda ha sido derrotada o se ha vuelto inofensiva. Pero también enseña que las crisis abren oportunidades. En Francia, los Chalecos Amarillos; en Chile, la revuelta de 2019; en Colombia, el paro nacional. Cuando el pueblo se pone en movimiento, nada está escrito.

 

 

EL DESCONTENTO NO ORGANIZADO: LA PUNTA DEL ICEBERG

    Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los observadores es: ¿cómo puede alguien como George Simion, con un discurso abiertamente ultranacionalista, conservador y reaccionario, obtener casi el 41% del voto en una primera vuelta presidencial? ¿Qué lleva a tanta gente a votar por una figura así?

 

     La respuesta no está en sus méritos personales ni en su carisma, sino en la profunda crisis de representación política que atraviesa Rumanía. Tras más de tres décadas de gobiernos liberales, ajustes, recortes, privatizaciones y corrupción, una gran parte de la población ha dejado de creer en los partidos tradicionales. Y cuando el pueblo pierde la fe en la “democracia” burguesa, se abre el terreno para propuestas más radicales, aunque no sean transformadoras en términos de clase.

 

    Aquí se activa lo que Marx llamabafalsa conciencia: un estado en el que los trabajadores y sectores populares canalizan su frustración no hacia quienes los explotan, sino hacia blancos más fáciles: inmigrantes, Bruselas, minorías, políticos corruptos. Y es en ese hueco ideológico donde brota el populismo de derecha.


 
 
 
 
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  • Chorche

    Chorche | Viernes, 09 de Mayo de 2025 a las 23:02:00 horas

    Si aparece la tercera opción, los amos del mundo, la dictadura del capital, la harán fracasar. No la permitirán.
    Una vez caída la URSS del empujón que le dieron enemigos externos e internos, le dictadura capitalista sin rival alguno se ha hecho el amo del mundo colonizando también las mentes de las últimas generaciones que no han conocido otra cosa ni saben de luchas ni de derechos.
    Con estos mimbres poco se puede hacer. Y los viejos luchadores van desapareciendo.
    Quieres decir Hansi que la democracia ha visitado alguna vez al Planeta Tierra?
    El manipulador sistema capitalista ha conseguido hacer creer a la gente que el sufragio universal es la democracia.

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  • Gabriela

    Gabriela | Miércoles, 07 de Mayo de 2025 a las 14:05:17 horas

    Si no se vota lo que ellos quieren manda a la mierda su supuesta democracia y ya esta. El que se crea otra cosa es un ingenuo.

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