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Viernes, 30 de Mayo de 2025 Tiempo de lectura:

ELON MUSK CONTRA TRUMP: GUERRA ENTRE FRACCIONES DEL CAPITAL

¿Por qué un millonario como Musk rompe con Trump en este momento?

Elon Musk ha roto con Donald Trump, y lo ha hecho a lo grande: criticándolo abiertamente y renunciando a su puesto en la Casa Blanca. ¿Capricho personal? ¿Desacuerdo ideológico? Nada de eso. Bajo la lupa del materialismo histórico, su gesto revela una lucha interna por la hegemonía dentro del capital. Una batalla entre el viejo nacionalismo petrolero y la nueva aristocracia digital.

POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

     Elon Musk ha anunciado su “adiós definitivo a la Casa [Img #84777]Blanca”, en referencia a su salida del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), y lo hizo apenas un día después de lanzar duras críticas contra Donald Trump.

 

     Para muchos, fue simplemente una reacción temperamental de un magnate excéntrico. Pero si observamos este gesto desde una perspectiva crítica, lo que parece una “rabieta de genio” se revela realmente como una jugada estratégica en una guerra interna del capital por redefinir su hegemonía política.

 

UN CONFLICTO ENTRE FRACCIONES DE LA BURGUESÍA

     Lo primero que conviene tratar de entender es que la burguesía no es un bloque monolítico.  Ni en los EEUU ni en otras partes del mundo. En el seno de la clase dominante existen casi siempre diferentes fracciones que representan intereses particulares según el sector del capital que controlan: financiero, industrial, tecnológico, militar, etc.

 

    En este caso, Musk representa a una fracción emergente del capital: el capital tecnoindustrial posfordista, basado en plataformas digitales, inteligencia artificial y energías renovables.

 

    Trump, por su parte, ha sido la figura política que ha aglutinado a sectores más tradicionales del capital: el extractivismo fósil, la industria armamentista y el capital inmobiliario.

 

     Cuando Musk rompe con Trump, lo que está haciendo no es “abandonar la política”, sino declarar la independencia política de su fracción de clase. Una fracción que ya no necesita de la figura de Trump para hacer avanzar sus intereses, y que incluso puede considerarla un obstáculo para sus planes de expansión global.

 

EL CAPITAL BUSCA NUEVAS FORMAS DE LEGITIMACIÓN

 

    Trump se ha convertido en una figura tóxica para determinados sectores del capital que necesitan mantener una imagen de innovación, sostenibilidad y eficiencia frente a los ojos de consumidores globales y jóvenes inversores. Para Musk, alinearse con Trump en este contexto ya no parece ser rentable ni viable.

 

    Musk ha entendido que el tipo de consenso que produce Trump —basado en el nacionalismo, el negacionismo climático y el racismo cultural— entra en contradicción directa con la base de legitimidad de su propio proyecto empresarial, que se sustenta en valores como el progreso tecnológico, la sostenibilidad y el cosmopolitismo digital.

 

UNA BATALLA POR EL CONTROL DE LA SUPERESTRUCTURA

    El Estado no es un árbitro neutral, sino un instrumento de dominación de clase. La ruptura de Musk con Trump también debe leerse como una batalla por el control de ese instrumento. Cuando una fracción del capital considera que la estructura política dominante ya no garantiza adecuadamente su reproducción, impulsa una reconfiguración del poder.

 

    En este sentido, el adiós de Musk al entorno trumpista podría anticipar una nueva orientación del capital tecnoempresarial hacia formas más “blandas” de dominación política: alianzas con el Partido Demócrata, promoción de tecnócratas neoliberales o incluso proyectos “postpartidistas” bajo la bandera de la innovación.

 

LA MERCANCÍA Y SU FETICHISMO

     La figura de Musk ha sido mitificada como la del “genio rebelde”, pero en realidad él es una suerte de  personificación del fetichismo de la mercancía en su versión del siglo XXI.  

 

     Cuando Musk dice que se va de la Casa Blanca “para centrarse en sus proyectos tecnológicos”, en realidad está desplazando la política del terreno institucional al empresarial. Pero eso no significa que abandone la política, sino que la reconduce hacia una forma más sutil y tecnocrática de dominación de clase.

 

     En definitiva, la ruptura entre Elon Musk y Donald Trump no puede entenderse como un simple desacuerdo personal. Se trata de una expresión más del conflicto entre distintas fracciones de la burguesía por el control del aparato estatal y del sentido común dominante.  

 

    El capital, en su versión tecnoempresarial, busca ahora una nueva narrativa: una en la que la figura autoritaria de Trump ya no encaja.

 

   Pero no obstante, no debemos dejarnos engañar. Esta “despolitización” es solo una nueva forma de ejercer poder, con otro lenguaje, pero con los mismos objetivos: preservar la dominación de clase bajo nuevas formas.

 
 
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  • Chorche

    Chorche | Domingo, 01 de Junio de 2025 a las 20:37:33 horas

    La dictadura del capital a través de las nuevas tecnologías:
    El papel de Microsoft en Gaza va mucho más allá del bloqueo del correo electrónico de la CPI.
    (Robert Inlakesh, Rebelión **** .)
    Le bloqueó el acceso a su cuenta de correo oficial de la CPI justo cuando formalizaba los cargos contra los principales líderes sionistas.
    Karim Khan, presidente de la Corte Penal Internacional, se había atrevido a perseguir a funcionarios israelíes por crímenes de guerra y fue silenciado digitalmente al instante. Sus cuentas fueron canceladas, su nombre fue difamado, su poder despojado.
    Fue la última jugada de una campaña coordinada, respaldada por Washington, Tel Aviv y Silicon Valley, para destruir al único tribunal dispuesto a desafiar la impunidad israelí.
    Y Microsoft está en el centro de todo ésto...
    ...Muchos críticos del papel descomunal de Microsoft en la guerra de Israel, argumental que cuando un estado extranjero y sus aliados en Silicon Valley pueden paralizar un tribunal internacional con el clic de un botón, no es sólo Gaza la que está bajo asedio, sino nuestras instituciones, nuestra tecnología y nuestra soberanía.

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  • Maribel Santana

    Maribel Santana | Sábado, 31 de Mayo de 2025 a las 18:41:39 horas

    Totalmente de acuerdo con el autor, los capitalistas también tienen sus " luchas de clases". Ellos son el Estado ( la organización de una clase que aplasta a la otra). Ellos están por encima de las instituciones, las utilizan, se ocultan y se apoyan en ellas, para su beneficio, pero son los que marcan la pauta. Es el verdadero Estado.

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  • Chorche

    Chorche | Sábado, 31 de Mayo de 2025 a las 17:27:21 horas

    Si lo que defiende Musk es un capitalismo de innovación, sostenibilidad y eficiencia, la IA es todo menos SOSTENIBLE.
    El mismo acaba de anunciar que se va a producir un apagón mundial porque no hay “infraestructuras” suficientes para ella.
    Malo es el extractivismo fósil y los “valores” que defiende Trump, pero no son mejores los que defiende Musk: la IA con los grandísimos recursos que consume de agua, electricidad, que son inasumibles para un Planeta saqueado y en fase terminal. Cuando hay escasez de agua, incluso para las personas ya sólo nos faltaba la IA. Y ya podemos ver que las "máquinas" del sistema capitalista son para beneficiarse el sistema y prescindir de las personas. La IA que los padres de la "criatura" ahora dicen que están arrepentidos de haberla creado porque nos puede volver locos. Y en las manos de quienes la controlan y dirigen, bien seguro que no se va a utilizar para beneficiar a la humanidad, sino para manipularla en propio beneficio.
    Lo más lejos de la sostenibilidad, de la sensatez, de la sabiduría y de los valores humanos es la IA.
    Y los miles de millones de habitantes del Planeta callados y a tragar con todo lo que nos echen.
    El mundo necesita líderes con valores y sabiduría. Trump y Musk son solo multimillonarios. Han seguido el camino opuesto. Son un retrato del mundo de hoy: todos querrían ser como ellos. Los valores y la sabiduría son una especie en extinción. Así nos va.

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