
DESCUBRIMIENTO ESPECTACULAR: UNA MOLÉCULA INTESTINAL CULPABLE DE LOS INFARTOS
Una molécula del intestino, nueva sospechosa de los infartos: el descubrimiento que podría salvar millones de vidas
Un descubrimiento revolucionario ha sacudido la medicina cardiovascular: investigadores españoles han identificado una molécula producida por bacterias del intestino que puede provocar la acumulación de grasa en las arterias. Esta nueva causa de la aterosclerosis podría explicar por qué muchas personas sufren infartos sin tener los factores de riesgo clásicos. La buena noticia: también se ha encontrado cómo bloquearla.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
Durante años, la mayoría de los médicos han apuntado al colesterol como el principal culpable de los infartos y otras enfermedades del corazón.
Sin embargo, un reciente descubrimiento realizado por
científicos españoles ha sacudido ese paradigma: parte de la culpa podría estar también en nuestras propias bacterias intestinales.
Sí, has leído bien. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature ha demostrado que ciertas bacterias que viven en nuestro intestino pueden fabricar una molécula que daña las arterias y puede provocar infartos, aunque la persona no tenga el colesterol alto.
Este hallazgo, logrado tras 15 años de investigación con más de 4.000 voluntarios del Banco Santander, abre una nueva puerta en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, que hoy matan a más de 18 millones de personas cada año.
¿Qué es exactamente lo que han descubierto?
Los investigadores encontraron que una molécula llamada propionato de imidazol, producida por bacterias del intestino, es capaz por sí sola de causar aterosclerosis, es decir, la acumulación de grasa en las paredes de las arterias. Esta acumulación puede estrechar o bloquear completamente los vasos sanguíneos, provocando infartos o accidentes cerebrovasculares (ictus).
Lo sorprendente es que muchas de las personas que participaron en el estudio parecían completamente sanas. Tenían entre 40 y 55 años, no mostraban síntomas, y, sin embargo, el 63% ya tenía signos de aterosclerosis en su cuerpo.
El doctor David Sancho, líder de la investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), lo resume así:
“Esta molécula causa la enfermedad. Lo hemos demostrado en ratones y se ha observado en personas con aterosclerosis activa”.
¿Y ahora qué?
La buena noticia es que, al identificar esta molécula y cómo actúa, los científicos también han encontrado una forma de detenerla. Han logrado bloquear el receptor al que se une esta sustancia en el organismo, y al hacerlo, los ratones tratados dejaron de desarrollar la enfermedad, incluso cuando seguían una dieta rica en colesterol.
“Con este tratamiento experimental prevenimos completamente el desarrollo de la enfermedad en los animales”, asegura Sancho. Aunque todavía falta tiempo para que se pruebe en humanos, el hallazgo es prometedor.
¿Qué opinan los expertos?
El descubrimiento ha causado un gran interés internacional. El cardiólogo alemán Arash Haghikia, que también investiga esta molécula, afirma:
“Es especialmente llamativo que el propionato de imidazol pueda causar aterosclerosis incluso en personas con colesterol normal. Esto podría explicar por qué algunos pacientes sufren infartos sin tener los factores de riesgo clásicos”.
Por su parte, el doctor Valentín Fuster, una de las mayores autoridades mundiales en salud cardiovascular, ha participado también en el estudio y destaca su impacto:
“Se trata de un cambio de perspectiva en el tratamiento y la prevención de estas enfermedades”.
El testimonio de un voluntario
Julián, uno de los trabajadores que participó como voluntario en el estudio, cuenta su experiencia:
“Yo me apunté por curiosidad, pensaba que estaba sano. Cuando me hicieron las pruebas y me dijeron que tenía signos de arterias obstruidas me quedé helado. Gracias al estudio cambié mi alimentación, y ahora me controlo mucho más. Siento que me salvó la vida”.
¿Qué podemos hacer mientras tanto?
Aunque este descubrimiento abre la puerta a nuevos tratamientos, los médicos recuerdan que las recomendaciones básicas siguen siendo válidas: evitar el tabaco, controlar la presión arterial, mantener un peso saludable y hacer ejercicio regularmente. Además, en el futuro, es posible que tengamos pruebas para detectar esta molécula en sangre y fármacos específicos para bloquearla.
En definitiva, lo que comemos y las bacterias que viven en nuestro cuerpo podrían tener mucho más que ver con nuestra salud de lo que imaginábamos. Este hallazgo es un paso gigantesco hacia una medicina más precisa, personalizada y, sobre todo, esperanzadora.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
Durante años, la mayoría de los médicos han apuntado al colesterol como el principal culpable de los infartos y otras enfermedades del corazón.
Sin embargo, un reciente descubrimiento realizado por científicos españoles ha sacudido ese paradigma: parte de la culpa podría estar también en nuestras propias bacterias intestinales.
Sí, has leído bien. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature ha demostrado que ciertas bacterias que viven en nuestro intestino pueden fabricar una molécula que daña las arterias y puede provocar infartos, aunque la persona no tenga el colesterol alto.
Este hallazgo, logrado tras 15 años de investigación con más de 4.000 voluntarios del Banco Santander, abre una nueva puerta en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, que hoy matan a más de 18 millones de personas cada año.
¿Qué es exactamente lo que han descubierto?
Los investigadores encontraron que una molécula llamada propionato de imidazol, producida por bacterias del intestino, es capaz por sí sola de causar aterosclerosis, es decir, la acumulación de grasa en las paredes de las arterias. Esta acumulación puede estrechar o bloquear completamente los vasos sanguíneos, provocando infartos o accidentes cerebrovasculares (ictus).
Lo sorprendente es que muchas de las personas que participaron en el estudio parecían completamente sanas. Tenían entre 40 y 55 años, no mostraban síntomas, y, sin embargo, el 63% ya tenía signos de aterosclerosis en su cuerpo.
El doctor David Sancho, líder de la investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), lo resume así:
“Esta molécula causa la enfermedad. Lo hemos demostrado en ratones y se ha observado en personas con aterosclerosis activa”.
¿Y ahora qué?
La buena noticia es que, al identificar esta molécula y cómo actúa, los científicos también han encontrado una forma de detenerla. Han logrado bloquear el receptor al que se une esta sustancia en el organismo, y al hacerlo, los ratones tratados dejaron de desarrollar la enfermedad, incluso cuando seguían una dieta rica en colesterol.
“Con este tratamiento experimental prevenimos completamente el desarrollo de la enfermedad en los animales”, asegura Sancho. Aunque todavía falta tiempo para que se pruebe en humanos, el hallazgo es prometedor.
¿Qué opinan los expertos?
El descubrimiento ha causado un gran interés internacional. El cardiólogo alemán Arash Haghikia, que también investiga esta molécula, afirma:
“Es especialmente llamativo que el propionato de imidazol pueda causar aterosclerosis incluso en personas con colesterol normal. Esto podría explicar por qué algunos pacientes sufren infartos sin tener los factores de riesgo clásicos”.
Por su parte, el doctor Valentín Fuster, una de las mayores autoridades mundiales en salud cardiovascular, ha participado también en el estudio y destaca su impacto:
“Se trata de un cambio de perspectiva en el tratamiento y la prevención de estas enfermedades”.
El testimonio de un voluntario
Julián, uno de los trabajadores que participó como voluntario en el estudio, cuenta su experiencia:
“Yo me apunté por curiosidad, pensaba que estaba sano. Cuando me hicieron las pruebas y me dijeron que tenía signos de arterias obstruidas me quedé helado. Gracias al estudio cambié mi alimentación, y ahora me controlo mucho más. Siento que me salvó la vida”.
¿Qué podemos hacer mientras tanto?
Aunque este descubrimiento abre la puerta a nuevos tratamientos, los médicos recuerdan que las recomendaciones básicas siguen siendo válidas: evitar el tabaco, controlar la presión arterial, mantener un peso saludable y hacer ejercicio regularmente. Además, en el futuro, es posible que tengamos pruebas para detectar esta molécula en sangre y fármacos específicos para bloquearla.
En definitiva, lo que comemos y las bacterias que viven en nuestro cuerpo podrían tener mucho más que ver con nuestra salud de lo que imaginábamos. Este hallazgo es un paso gigantesco hacia una medicina más precisa, personalizada y, sobre todo, esperanzadora.
Chorche | Martes, 22 de Julio de 2025 a las 17:33:50 horas
Los microplásticos se encuentran en nuestros alimentos y agua y en el aire que respiramos. Y ahora ha llegado a nuestro torrente sanguíneo, órganos internos, semen e incluso en la leche materna.
En la actualidad, los efectos a largo plazo de los microplásticos en la salud humana no se han mapeado completamente, pero están asociados con alteraciones hormonales, reducción de la fertilidad y cáncer, entre otras cosas.
Todos los días, respiramos y comemos microplásticos. Aún así, ¡las grandes empresas quieren triplicar la producción de plástico para 2050! No podemos lidiar con las consecuencias para la salud de la contaminación plástica hasta que dejemos de producir más plástico.
En agosto, los líderes mundiales se reunirán nuevamente en Suiza para la ronda final de negociaciones sobre el tratado global de plásticos : aquí los gobiernos negociarán el contenido del acuerdo.
Tú tienes la oportunidad de influir en el resultado.
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