
EUROPA SE PREPARA PARA LA GUERRA TOTAL CONTRA RUSIA: 800 MIL MILLONES PARA EL "GRAN REARME"
¿QUÉ OCURRIRÁ SI EUROPA ENVÍA TROPAS A UCRANIA? MOSCÚ RESPONDIÓ ESTE MISMO JUEVES AL RETO DE LA UE
Europa acaba de lanzarse a la mayor carrera armamentista desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras Ursula von der Leyen ofrece 800.000 millones para blindar el continente, Rusia moviliza su maquinaria de guerra, con miles de tanques, bombarderos nucleares y millones de soldados preparados para el conflicto total. El choque parece inevitable y, entre la propaganda belicista y las advertencias de Moscú, el continente entero se acerca peligrosamente al abismo. ¿Es esta la antesala de la guerra que marcará el siglo XXI?
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL
La Cumbre extraordinaria celebrada este 6 de marzo en Bruselas marcó un punto de inflexión en la política de defensa de la Unión Europea.
Ante el alejamiento estratégico de Estados Unidos y el
endurecimiento del frente ruso, los líderes europeos decidieron acelerar un plan de rearme sin precedentes. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó el programa “Rearmar Europa”, que destina 800.000 millones de euros al refuerzo de las capacidades militares europeas.
La premisa oficial es -alegan- garantizar la seguridad de Ucrania y de Europa ante la “amenaza rusa”, pero el trasfondo es mucho más amplio: la UE busca consolidarse como un actor militar autónomo, capaz de intervenir directamente en conflictos a las puertas del continente.
Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, agradeció este respaldo y subrayó que “¡no estamos solos!”, apuntalando la narrativa de una Ucrania inseparable del proyecto geopolítico europeo.
CONSENSO BELICISTA ENTRE LAS ÉLITES EUROPEAS
Las intervenciones de los principales mandatarios europeos durante la cumbre reflejaron un alineamiento casi absoluto con la estrategia de militarización. El primer ministro polaco, Donald Tusk, reclamó “retomar la carrera armamentística con Rusia y ganarla”, evocando un lenguaje propio de la Guerra Fría. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, insistió en que “hay que gastar y gastar en defensa”, mientras Emmanuel Macron alertaba de que Europa debe prepararse para un futuro sin el paraguas estadounidense.
Este consenso no es casual, sino el reflejo de una Europa donde las prioridades sociales han sido desplazadas por el discurso de la seguridad militarizada. Olaf Scholz, canciller alemán saliente, incluso propuso modificar las reglas de estabilidad presupuestaria para que el gasto militar no esté sujeto a las restricciones fiscales que han estrangulado durante años las políticas sociales de los Estados miembros.
REARME Y AUSTERIDAD: LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA
El contraste es evidente. Durante más de una década, la UE impuso programas de austeridad draconiana que desmantelaron servicios públicos esenciales, especialmente en el sur de Europa. Ahora, esos mismos líderes que predicaban el equilibrio presupuestario, abren las arcas públicas para financiar una escalada armamentista cuyo principal beneficiario es la industria militar y los grandes fondos financieros.
El periodista Fabrizio Verde sintetizó esta contradicción, señalando que
la UE “ha dejado caer la máscara liberal, mostrando su verdadero rostro: el de una élite neoliberal y militarista dispuesta a sacrificar el bienestar de los pueblos en el altar de la guerra y el lucro”.
No se trata de garantizar la seguridad de la población europea, sino de consolidar un modelo económico basado en el despojo interno y la economía de guerra.
HACIA UNA “EUROPA+” INTERVENCIONISTA
Paralelamente, la Cumbre dejó entrever un proyecto aún más ambicioso: la creación de una “Europa+”, una coalición de voluntarios dispuesta a enviar tropas directamente a Ucrania. Este formato, inspirado en las alianzas ad hoc que Occidente utilizó en Irak o Afganistán, pretende sortear la falta de consenso interno dentro de la UE, sumando incluso a países no europeos.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el eslovaco Robert Fico, fueron las voces discordantes. Fico denunció que esta estrategia belicista es adoptada sin consultar a los pueblos europeos, y amenazó con vetar cualquier decisión que implique más financiación o apoyo militar a Kiev. Orbán, pese a sus lazos con Moscú, aceptó reforzar las capacidades defensivas nacionales, pero rechazó ceder soberanía a Bruselas.
RUSIA RESPONDE: AMENAZAS Y LÍNEAS ROJAS
Desde Moscú, la reacción no se hizo esperar. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que cualquier despliegue de tropas europeas en Ucrania será considerado una intervención directa de la OTAN, lo que desencadenaría una respuesta inmediata de Rusia. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, fue aún más claro al afirmar que “Europa piensa más en la guerra que en la paz”.
La escalada verbal incluyó referencias a la posibilidad de extender el paraguas nuclear francés a toda Europa, algo que Emmanuel Macron dejó caer como opción. Lavrov calificó esta declaración como una “amenaza directa” y estableció un paralelismo histórico entre Macron y figuras como Napoleón o Hitler, quienes también subestimaron la capacidad defensiva rusa. Este cruce de declaraciones no es anecdótico, sino un síntoma de la creciente inestabilidad en el corazón de Europa.
GUERRA Y BENEFICIO: LA INDUSTRIA ARMAMENTÍSTICA COMO GANADORA
El programa “Rearmar Europa” es, en esencia, un plan de salvamento para la industria armamentística europea, necesitada de nuevos mercados tras el declive de las guerras en Oriente Medio. Empresas de armamento, fondos de inversión y consultoras vinculadas al sector bélico se perfilan como los principales beneficiarios de esta nueva doctrina de “paz a través de la fuerza”.
El analista Michele Giorgio subraya que “los fondos destinados al rearme son fondos sustraídos a la sanidad, la educación y la protección social de millones de europeos”, configurando un modelo económico donde la guerra y el despojo interno son las únicas salidas a la crisis estructural del capitalismo europeo.
EUROPA ANTE EL MUNDO MULTIPOLAR
Mientras la UE se rearma y estrecha su vínculo con la OTAN, el mundo avanza hacia un orden multipolar donde China, India, Brasil y otras potencias emergentes consolidan espacios de cooperación y desarrollo al margen de Occidente. Esta transformación global es vista por las élites europeas no como una oportunidad para redefinir su papel, sino como una amenaza existencial que sólo puede ser contenida mediante el fortalecimiento militar.
El comentarista Alessandro Lattanzio advierte que la UE ha asumido el papel de “brazo político-militar subordinado al complejo militar-industrial estadounidense”, renunciando a cualquier atisbo de autonomía estratégica. En lugar de convertirse en un puente entre potencias, Europa se reconfigura como una fortaleza armada, ajena a las necesidades de sus propios pueblos y cada vez más dependiente de la lógica de la confrontación global.
SEGURIDAD... ¿PARA QUIÉN?
El nuevo rumbo de la UE no garantiza la seguridad de los pueblos europeos, sino la de una minoría privilegiada que busca prolongar su dominio económico y político a través de la guerra. La verdadera seguridad de Europa no se juega en el frente oriental, sino en su capacidad para garantizar empleo, vivienda, sanidad y derechos sociales.
Frente a una élite dispuesta a convertir Europa en un campo de batalla para preservar su hegemonía, la única alternativa real es reconstruir un modelo basado en la cooperación, la justicia social y la paz. Cualquier otra opción conduce, inevitablemente, a la catástrofe.
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL
La Cumbre extraordinaria celebrada este 6 de marzo en Bruselas marcó un punto de inflexión en la política de defensa de la Unión Europea.
Ante el alejamiento estratégico de Estados Unidos y el endurecimiento del frente ruso, los líderes europeos decidieron acelerar un plan de rearme sin precedentes. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó el programa “Rearmar Europa”, que destina 800.000 millones de euros al refuerzo de las capacidades militares europeas.
La premisa oficial es -alegan- garantizar la seguridad de Ucrania y de Europa ante la “amenaza rusa”, pero el trasfondo es mucho más amplio: la UE busca consolidarse como un actor militar autónomo, capaz de intervenir directamente en conflictos a las puertas del continente.
Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, agradeció este respaldo y subrayó que “¡no estamos solos!”, apuntalando la narrativa de una Ucrania inseparable del proyecto geopolítico europeo.
CONSENSO BELICISTA ENTRE LAS ÉLITES EUROPEAS
Las intervenciones de los principales mandatarios europeos durante la cumbre reflejaron un alineamiento casi absoluto con la estrategia de militarización. El primer ministro polaco, Donald Tusk, reclamó “retomar la carrera armamentística con Rusia y ganarla”, evocando un lenguaje propio de la Guerra Fría. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, insistió en que “hay que gastar y gastar en defensa”, mientras Emmanuel Macron alertaba de que Europa debe prepararse para un futuro sin el paraguas estadounidense.
Este consenso no es casual, sino el reflejo de una Europa donde las prioridades sociales han sido desplazadas por el discurso de la seguridad militarizada. Olaf Scholz, canciller alemán saliente, incluso propuso modificar las reglas de estabilidad presupuestaria para que el gasto militar no esté sujeto a las restricciones fiscales que han estrangulado durante años las políticas sociales de los Estados miembros.
REARME Y AUSTERIDAD: LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA
El contraste es evidente. Durante más de una década, la UE impuso programas de austeridad draconiana que desmantelaron servicios públicos esenciales, especialmente en el sur de Europa. Ahora, esos mismos líderes que predicaban el equilibrio presupuestario, abren las arcas públicas para financiar una escalada armamentista cuyo principal beneficiario es la industria militar y los grandes fondos financieros.
El periodista Fabrizio Verde sintetizó esta contradicción, señalando que
la UE “ha dejado caer la máscara liberal, mostrando su verdadero rostro: el de una élite neoliberal y militarista dispuesta a sacrificar el bienestar de los pueblos en el altar de la guerra y el lucro”.
No se trata de garantizar la seguridad de la población europea, sino de consolidar un modelo económico basado en el despojo interno y la economía de guerra.
HACIA UNA “EUROPA+” INTERVENCIONISTA
Paralelamente, la Cumbre dejó entrever un proyecto aún más ambicioso: la creación de una “Europa+”, una coalición de voluntarios dispuesta a enviar tropas directamente a Ucrania. Este formato, inspirado en las alianzas ad hoc que Occidente utilizó en Irak o Afganistán, pretende sortear la falta de consenso interno dentro de la UE, sumando incluso a países no europeos.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el eslovaco Robert Fico, fueron las voces discordantes. Fico denunció que esta estrategia belicista es adoptada sin consultar a los pueblos europeos, y amenazó con vetar cualquier decisión que implique más financiación o apoyo militar a Kiev. Orbán, pese a sus lazos con Moscú, aceptó reforzar las capacidades defensivas nacionales, pero rechazó ceder soberanía a Bruselas.
RUSIA RESPONDE: AMENAZAS Y LÍNEAS ROJAS
Desde Moscú, la reacción no se hizo esperar. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que cualquier despliegue de tropas europeas en Ucrania será considerado una intervención directa de la OTAN, lo que desencadenaría una respuesta inmediata de Rusia. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, fue aún más claro al afirmar que “Europa piensa más en la guerra que en la paz”.
La escalada verbal incluyó referencias a la posibilidad de extender el paraguas nuclear francés a toda Europa, algo que Emmanuel Macron dejó caer como opción. Lavrov calificó esta declaración como una “amenaza directa” y estableció un paralelismo histórico entre Macron y figuras como Napoleón o Hitler, quienes también subestimaron la capacidad defensiva rusa. Este cruce de declaraciones no es anecdótico, sino un síntoma de la creciente inestabilidad en el corazón de Europa.
GUERRA Y BENEFICIO: LA INDUSTRIA ARMAMENTÍSTICA COMO GANADORA
El programa “Rearmar Europa” es, en esencia, un plan de salvamento para la industria armamentística europea, necesitada de nuevos mercados tras el declive de las guerras en Oriente Medio. Empresas de armamento, fondos de inversión y consultoras vinculadas al sector bélico se perfilan como los principales beneficiarios de esta nueva doctrina de “paz a través de la fuerza”.
El analista Michele Giorgio subraya que “los fondos destinados al rearme son fondos sustraídos a la sanidad, la educación y la protección social de millones de europeos”, configurando un modelo económico donde la guerra y el despojo interno son las únicas salidas a la crisis estructural del capitalismo europeo.
EUROPA ANTE EL MUNDO MULTIPOLAR
Mientras la UE se rearma y estrecha su vínculo con la OTAN, el mundo avanza hacia un orden multipolar donde China, India, Brasil y otras potencias emergentes consolidan espacios de cooperación y desarrollo al margen de Occidente. Esta transformación global es vista por las élites europeas no como una oportunidad para redefinir su papel, sino como una amenaza existencial que sólo puede ser contenida mediante el fortalecimiento militar.
El comentarista Alessandro Lattanzio advierte que la UE ha asumido el papel de “brazo político-militar subordinado al complejo militar-industrial estadounidense”, renunciando a cualquier atisbo de autonomía estratégica. En lugar de convertirse en un puente entre potencias, Europa se reconfigura como una fortaleza armada, ajena a las necesidades de sus propios pueblos y cada vez más dependiente de la lógica de la confrontación global.
SEGURIDAD... ¿PARA QUIÉN?
El nuevo rumbo de la UE no garantiza la seguridad de los pueblos europeos, sino la de una minoría privilegiada que busca prolongar su dominio económico y político a través de la guerra. La verdadera seguridad de Europa no se juega en el frente oriental, sino en su capacidad para garantizar empleo, vivienda, sanidad y derechos sociales.
Frente a una élite dispuesta a convertir Europa en un campo de batalla para preservar su hegemonía, la única alternativa real es reconstruir un modelo basado en la cooperación, la justicia social y la paz. Cualquier otra opción conduce, inevitablemente, a la catástrofe.
Nemecio Mamani | Jueves, 13 de Marzo de 2025 a las 06:03:25 horas
Lo que se escucha y lo que se ve, Loque se siente, es un desmoronamiento de la unión Europea, en temas de vida, calidad de vida, salud, alimentación y progreso, se ve un retroceso al pasado una Europa derrotada por guerras, armas y sufrimiento, tomar decisiones para entregar recursos ecofinancieros, y sumir al abismo a toda una Europa súper poblada, va con sabor a cadáveres, es lo que siento, es mi opinión personal.
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