
EL NORTE DE EUROPA ANTE LA AMENAZA DE UN "COLAPSO CLIMÁTICO"
¿Son las advertencias de los científicos parte de los planes de las elites para imponer su "capitalismo verde"?
Recientemente, 44 destacados científicos en el ámbito del clima alertaron a los líderes de los países nórdicos sobre el peligro inminente de un colapso de la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico. Este sistema de corrientes, vital para el clima global, se ha estado desacelerando como consecuencia del calentamiento global (...).
Por MARTÍN ÁLVAREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Recientemente, 44 destacados científicos en el ámbito del clima alertaban a los líderes de los países nórdicos sobre el peligro inminente de un colapso de la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés). Este sistema de corrientes, vital para el clima global, se ha estado desacelerando como consecuencia del calentamiento global y podría detenerse en las próximas décadas. De producirse esta interrupción, los expertos advierten que los efectos serán desastrosos y permanentes, con el norte de Europa como una de las zonas más afectadas.
La importancia de la AMOC en la regulación del clima global
La Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico, o AMOC, es un sistema de corrientes oceánicas que incluye el famoso flujo del Golfo, conocido como la Corriente del Golfo. La AMOC juega un papel crucial en la redistribución de calor en el planeta, transportando agua cálida desde las regiones tropicales hacia el norte, lo que contribuye a regular el clima en el hemisferio norte. De esta forma, tiene una influencia directa en las temperaturas de Europa del Norte, especialmente en invierno, suavizando el clima en países como Suecia, Noruega y Dinamarca.
Sin embargo, múltiples investigaciones sugieren que la AMOC se está desacelerando debido al aumento de la temperatura global y al deshielo de los polos. Este proceso incrementa la cantidad de agua dulce que se vierte en el Atlántico Norte, alterando la densidad del agua y, por ende, la estabilidad de las corrientes oceánicas. La pérdida de esta circulación provocaría cambios climáticos extremos en diversas regiones del mundo, incluyendo América del Norte, América del Sur, y en particular Europa del Norte.
Consecuencias del colapso de la AMOC para el norte de Europa
La advertencia de los científicos describe un panorama alarmante: una interrupción de la AMOC resultaría en un enfriamiento sustancial en el norte de Europa. Sin esta corriente de agua cálida, los inviernos en la región serían mucho más fríos y las condiciones climáticas extremas podrían volverse permanentes. Además, los científicos advierten sobre el riesgo de sequías prolongadas en el sur de Europa y un aumento de las tormentas intensas y las inundaciones en el Norte del continente.
El colapso de la AMOC no solo afectaría el clima en la superficie, sino que también modificaría los ecosistemas oceánicos, al alterar los ciclos de nutrientes y la vida marina en el Atlántico Norte. Esto tendría repercusiones para la pesca y otros sectores económicos dependientes del mar, generando un impacto socioeconómico significativo en las comunidades costeras.
El fenómeno de El Niño y su relación con el calentamiento global
El cambio climático también está modificando la frecuencia y la intensidad de fenómenos como El Niño, el cual contribuye al aumento de las temperaturas globales y tiene efectos directos en el clima a nivel mundial. Según el jefe científico del Centro Meteorológico de Rusia, el fenómeno de El Niño ha dado paso a una fase neutral, pero existe una probabilidad superior al 80% de que en diciembre de 2024 se inicie una fase fría, conocida como La Niña.
Este cambio no significa una pausa en el calentamiento global. De hecho, se espera que 2024 sea uno de los años más cálidos de la historia registrada, superando incluso los récords alcanzados en 2023. Las proyecciones sugieren que estos patrones climáticos extremos podrían volverse más comunes a medida que las temperaturas globales continúan en aumento, una situación que incrementa la urgencia de actuar contra el cambio climático.
La necesidad de una acción climática urgente
El llamamiento de los científicos es claro: sin acciones inmediatas y decisivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global, el colapso de la AMOC podría ocurrir en cuestión de décadas. Este proceso sería irreversible y devastador, dejando a los países afectados con climas inhabitables y ecosistemas alterados permanentemente.
Insta a los líderes de los países nórdicos, y del mundo en general, a implementar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático. Esto implicaría adoptar medidas estrictas para reducir las emisiones de carbono, implementar energías renovables y conservar los ecosistemas naturales que actúan como sumideros de carbono.
La advertencia de los científicos sobre el colapso de la AMOC en el Atlántico Norte no debería tomarse a la ligera. La evidencia científica muestra que el cambio climático está teniendo efectos reales y devastadores en los sistemas naturales que sostienen la vida en la Tierra.
Las falsas promesas del "capitalismo verde" y el desenfoque del problema
Sin embargo, la pretensión de que sería posible resolver la crisis medioambiental global dentro del marco capitalista, algo sencillamente irrealizable, representa una trampa peligrosa: una "utopía reaccionaria" al servicio de quienes pretenden preservar y renovar las formas de explotación bajo una nueva fachada ecológica.
Con campañas de “capitalismo verde” y promesas de una transición ecológica, las elites han logrado controlar el debate ambiental y vender soluciones "sostenibles" que solo perpetúan su dominación económica. Este “lavado verde”, que incluye la promoción de tecnologías y energías renovables controladas por los mismos monopolios responsables de la destrucción mediambiental, no constituye una solución, sino una reconversión de los mecanismos de acumulación y explotación.
No obstante, los planes de estas elites mundiales de continuar haciendo negocio con el cambio climático no deberían contribuir a potenciar la creencia errónea, en la que han caído algunos sectores de la izquierda, de que la propia crisis medioambiental sería también una "invención de los capitalistas".
Este desenfoque del problema, que confunde la utilización espuria de la crisis con su "inexistencia", parte de una desconocimiento que comienza por olvidar que, como ya señalara el propio Carlos Marx con visión de largo alcance, el capitalismo tiende inevitablemente a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano, en un ciclo de acumulación constante que no puede coexistir con los límites naturales de los ecosistemas.
La crisis ambiental no es una fantasía diseñada para controlar a las masas, sino un resultado directo e inevitable del funcionamiento del capitalismo, por mucho que las elites sí instrumentalicen esta crisis para reforzar su poder, canalizando la urgente demanda de cambio hacia un capitalismo supuestamente "verde" que perpetúa sus cimientos depredadores.
Superar la crisis climática requiere, pues, mucho más que mejoras tecnológicas o ajustes en el mercado: exige una ruptura radical con el actual sistema económico y una transformación social profunda, en la cual los recursos naturales y los medios de producción sean gestionados de forma democrática y orientada al bien común y no a la acumulación de capital.
Por MARTÍN ÁLVAREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Recientemente, 44 destacados científicos en el ámbito del clima alertaban a los líderes de los países nórdicos sobre el peligro inminente de un colapso de la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés). Este sistema de corrientes, vital para el clima global, se ha estado desacelerando como consecuencia del calentamiento global y podría detenerse en las próximas décadas. De producirse esta interrupción, los expertos advierten que los efectos serán desastrosos y permanentes, con el norte de Europa como una de las zonas más afectadas.
La importancia de la AMOC en la regulación del clima global
La Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico, o AMOC, es un sistema de corrientes oceánicas que incluye el famoso flujo del Golfo, conocido como la Corriente del Golfo. La AMOC juega un papel crucial en la redistribución de calor en el planeta, transportando agua cálida desde las regiones tropicales hacia el norte, lo que contribuye a regular el clima en el hemisferio norte. De esta forma, tiene una influencia directa en las temperaturas de Europa del Norte, especialmente en invierno, suavizando el clima en países como Suecia, Noruega y Dinamarca.
Sin embargo, múltiples investigaciones sugieren que la AMOC se está desacelerando debido al aumento de la temperatura global y al deshielo de los polos. Este proceso incrementa la cantidad de agua dulce que se vierte en el Atlántico Norte, alterando la densidad del agua y, por ende, la estabilidad de las corrientes oceánicas. La pérdida de esta circulación provocaría cambios climáticos extremos en diversas regiones del mundo, incluyendo América del Norte, América del Sur, y en particular Europa del Norte.
Consecuencias del colapso de la AMOC para el norte de Europa
La advertencia de los científicos describe un panorama alarmante: una interrupción de la AMOC resultaría en un enfriamiento sustancial en el norte de Europa. Sin esta corriente de agua cálida, los inviernos en la región serían mucho más fríos y las condiciones climáticas extremas podrían volverse permanentes. Además, los científicos advierten sobre el riesgo de sequías prolongadas en el sur de Europa y un aumento de las tormentas intensas y las inundaciones en el Norte del continente.
El colapso de la AMOC no solo afectaría el clima en la superficie, sino que también modificaría los ecosistemas oceánicos, al alterar los ciclos de nutrientes y la vida marina en el Atlántico Norte. Esto tendría repercusiones para la pesca y otros sectores económicos dependientes del mar, generando un impacto socioeconómico significativo en las comunidades costeras.
El fenómeno de El Niño y su relación con el calentamiento global
El cambio climático también está modificando la frecuencia y la intensidad de fenómenos como El Niño, el cual contribuye al aumento de las temperaturas globales y tiene efectos directos en el clima a nivel mundial. Según el jefe científico del Centro Meteorológico de Rusia, el fenómeno de El Niño ha dado paso a una fase neutral, pero existe una probabilidad superior al 80% de que en diciembre de 2024 se inicie una fase fría, conocida como La Niña.
Este cambio no significa una pausa en el calentamiento global. De hecho, se espera que 2024 sea uno de los años más cálidos de la historia registrada, superando incluso los récords alcanzados en 2023. Las proyecciones sugieren que estos patrones climáticos extremos podrían volverse más comunes a medida que las temperaturas globales continúan en aumento, una situación que incrementa la urgencia de actuar contra el cambio climático.
La necesidad de una acción climática urgente
El llamamiento de los científicos es claro: sin acciones inmediatas y decisivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global, el colapso de la AMOC podría ocurrir en cuestión de décadas. Este proceso sería irreversible y devastador, dejando a los países afectados con climas inhabitables y ecosistemas alterados permanentemente.
Insta a los líderes de los países nórdicos, y del mundo en general, a implementar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático. Esto implicaría adoptar medidas estrictas para reducir las emisiones de carbono, implementar energías renovables y conservar los ecosistemas naturales que actúan como sumideros de carbono.
La advertencia de los científicos sobre el colapso de la AMOC en el Atlántico Norte no debería tomarse a la ligera. La evidencia científica muestra que el cambio climático está teniendo efectos reales y devastadores en los sistemas naturales que sostienen la vida en la Tierra.
Las falsas promesas del "capitalismo verde" y el desenfoque del problema
Sin embargo, la pretensión de que sería posible resolver la crisis medioambiental global dentro del marco capitalista, algo sencillamente irrealizable, representa una trampa peligrosa: una "utopía reaccionaria" al servicio de quienes pretenden preservar y renovar las formas de explotación bajo una nueva fachada ecológica.
Con campañas de “capitalismo verde” y promesas de una transición ecológica, las elites han logrado controlar el debate ambiental y vender soluciones "sostenibles" que solo perpetúan su dominación económica. Este “lavado verde”, que incluye la promoción de tecnologías y energías renovables controladas por los mismos monopolios responsables de la destrucción mediambiental, no constituye una solución, sino una reconversión de los mecanismos de acumulación y explotación.
No obstante, los planes de estas elites mundiales de continuar haciendo negocio con el cambio climático no deberían contribuir a potenciar la creencia errónea, en la que han caído algunos sectores de la izquierda, de que la propia crisis medioambiental sería también una "invención de los capitalistas".
Este desenfoque del problema, que confunde la utilización espuria de la crisis con su "inexistencia", parte de una desconocimiento que comienza por olvidar que, como ya señalara el propio Carlos Marx con visión de largo alcance, el capitalismo tiende inevitablemente a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano, en un ciclo de acumulación constante que no puede coexistir con los límites naturales de los ecosistemas.
La crisis ambiental no es una fantasía diseñada para controlar a las masas, sino un resultado directo e inevitable del funcionamiento del capitalismo, por mucho que las elites sí instrumentalicen esta crisis para reforzar su poder, canalizando la urgente demanda de cambio hacia un capitalismo supuestamente "verde" que perpetúa sus cimientos depredadores.
Superar la crisis climática requiere, pues, mucho más que mejoras tecnológicas o ajustes en el mercado: exige una ruptura radical con el actual sistema económico y una transformación social profunda, en la cual los recursos naturales y los medios de producción sean gestionados de forma democrática y orientada al bien común y no a la acumulación de capital.
Armand | Lunes, 20 de Enero de 2025 a las 03:14:22 horas
Marx nunca vivio en un pais comunista, por tanto, no se entero de que los paises comunistas fueron los mayores destructores de medio ambiente. Por ejemplo, durante la URSS, los gobiernos rusos hicieron desaparecer el mar de Aral, lo convirtieron en un desierto. Lo liquidaron con toda la flora y fauna acuaticas que alli tenian su habitat
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