
EL ERROR DE LLAMAR A TODO FASCISMO
"La categoría fascismo hoy en día ha perdido prácticamente cualquier significado"
Si todo es fascismo, nada lo es. Se comete el error - escribe Justo Soto - de no caracterizar correctamente a dicho fenómeno histórico, así como trivializar los crímenes del fascismo, y al mismo tiempo blanquear a partidos del sistema neoliberal, como, por ejemplo: en USA, demócratas y republicanos (...).
Por JUSTO SOTO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Si todo es fascismo, nada lo es, se comete el error de no caracterizar correctamente a dicho fenómeno histórico, así como trivializar los crímenes del fascismo, y al mismo tiempo blanquear a partidos del sistema neoliberal, como, por ejemplo: en USA, demócratas y republicanos. En Europa, socialdemócratas y liberales, y en España, el PP, PSOE, etc.
Este blanqueamiento logra desviar la atención de las políticas neoliberales que tienen un impacto significativo en la sociedad, como la privatización de servicios públicos, la desregulación del mercado laboral y la reducción/eliminación del estado de bienestar.
El término "fascismo" se ha utilizado de manera tan amplia y diversa que a veces puede perder su significado específico. Cuando todo se etiqueta como fascismo, se corre el riesgo de diluir el concepto y perder de vista las verdaderas causas y responsables de los problemas sociales y políticos del mundo actual.
La categoría fascismo hoy en día ha perdido prácticamente cualquier significado respecto a su origen, empleándose más bien como un insulto. Ulrich Beck, sociólogo alemán, introdujo el concepto de “categorías zombi” para describir ciertos conceptos sociológicos que, aunque siguen siendo utilizados, ya no son útiles para entender la realidad contemporánea. Según Beck, estas categorías son como “muertos vivientes” que ya no capturan adecuadamente la complejidad de la sociedad.
El fascismo, en su definición histórica, se refiere a un régimen autoritario y nacionalista que surgió en Europa en el siglo XX, con figuras como Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania. Dimitrov describió al fascismo, más acertadamente, como la "dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero".
Dimitrov argumentaba que el fascismo, dentro de un contexto histórico determinado, no era simplemente un cambio de gobierno dentro de un sistema burgués, sino una transformación radical hacia una dictadura abierta que buscaba aplastar cualquier oposición, especialmente de la clase obrera y los movimientos revolucionarios.
Sin embargo, en el discurso contemporáneo, el término se ha ampliado para incluir una variedad de comportamientos y políticas autoritarias. "Fascismo de izquierda" es una expresión elaborada por el filósofo Jürgen Habermas para referirse a una supuesta modalidad de fascismo que se daba en la Alemania de su época, tanto en la vida pública e institucional, y especialmente universitaria, mediante una violencia a veces de baja intensidad, pero, otras, con resultados cruentos, siempre con el procedimiento terrorista de imponer, por coacción y terror, una opinión a la mayoría.
El "fascismo de izquierda" es una entelequia fruto del anticomunismo, dado que el movimiento comunista y la izquierda nunca han defendido posiciones ultraizquierdistas, que han sido claramente minoritarias. Lenin argumentaba que el “izquierdismo” es una enfermedad infantil del comunismo, ya que estas tendencias a menudo rechazan compromisos tácticos necesarios y la participación en instituciones burguesas, lo que puede aislar a los comunistas de las masas trabajadoras. Lenin creía que el terrorismo excitativo, que buscaba provocar una reacción violenta del Estado para despertar la conciencia revolucionaria, era una estrategia equivocada.
En su lugar, abogaba por la organización y movilización de las masas trabajadoras como el camino más efectivo hacia la revolución. Es un hecho contrastado que, en un contexto de avance de la izquierda en Europa, Estados Unidos y los poderes contrarrevolucionarios empezaron su clandestina lucha contra la expansión de la izquierda en suelo europeo y plantaron el germen de lo que a partir de la década de los 60 se conocería como la “Stay Behind”. Estas redes estuvieron involucradas en actividades terroristas y actos de desestabilización política en varios países europeos, mediante la creación /infiltración de los servicios secretos, fundamentalmente la CIA, en movimientos de ultraizquierda y ultraderecha, para ocasionar el miedo y pavor en las sociedades europeas, con lo que justificaban, en pos de la seguridad, la lucha contra la izquierda, y restricciones a las libertades. Por ejemplo, leyes antiterroristas.
Umberto Eco, en su ensayo "Ur-Fascismo" o "El fascismo eterno", argumenta que el fascismo no es un fenómeno limitado a una época o lugar específico, sino que puede resurgir en diferentes formas y contextos históricos. Eco identifica catorce características comunes que pueden aparecer en movimientos fascistas, sugiriendo que basta con que una de ellas esté presente para que el fascismo pueda "coagular" alrededor de ella.
Esta visión de un fascismo atemporal no es adecuada y es problemática porque:
- El concepto de "fascismo eterno" no es útil y operativo para entender los movimientos políticos contemporáneos.
- Simplifica la complejidad histórica: Al tratar de identificar un "mínimo común denominador" del fascismo, se corre el riesgo de ignorar las diferencias significativas entre los distintos regímenes fascistas.
- Descontextualiza el fenómeno: El fascismo histórico estuvo profundamente influenciado por las condiciones sociales, económicas y políticas de su tiempo. Al considerar el fascismo como una constante atemporal, se pierde de vista como estos factores específicos contribuyeron a su surgimiento.
- El concepto de fascismo eterno, es ambiguo y genérico: Si cualquier movimiento con una o más de las características identificadas por Eco puede ser considerado fascista, el concepto pierde su precisión y utilidad analítica.
Ejemplo del uso inadecuado y erróneo del término fascista, lo podemos comprobar en España, con relación al partido Vox, al catalogarse a dicho partido Vox como fascista, Julio Anguita, describió a la fuerza política Vox como una extrema derecha que había asumido perfectamente el neoliberalismo y la política del capitalismo.
Además, aclaraba Anguita, ni siquiera son fascistas. Vox es una extrema derecha hija del capitalismo en crisis, recordando que la Falange auténtica y otras más, en algunas cosas, eran anticapitalistas, y hablaban de cuestiones como nacionalizar la banca o la reforma agraria.
En América, los gobernantes venezolanos, han calificado como fascistas a sus opositores, dando a entender que ultraderecha y fascismo son lo mismo. El presidente Nicolás Maduro anunció el 19 de agosto de 2024 que se llevaría a cabo un Congreso antifascista en Venezuela con la misión de diagnosticar
“la situación actual de esa doctrina en el mundo y la agresión contra Venezuela que está llevando a cabo el fascismo y acciones similares en el mundo, considerándose a Venezuela el epicentro más visible de la batalla contra dicha doctrina”.
A mi juicio centrarse en la agresión “fascista”, confundiendo ultraderecha con fascismo, es un error, dado que el fascismo fue un movimiento ideológico y político que tuvo un origen y un fin. La derrota en 1945 marca el fin del fascismo propiamente dicho como fascismo histórico, como movimiento político, salvo las excepciones del fascismo español y portugués, que con el apoyo del imperialismo se mantuvieron en el poder hasta los años setenta del siglo XX.
Por otro lado, y lo más importante, se deja en un segundo plano al auténtico responsable de la agresión a Venezuela y los pueblos del mundo, que no es otro que el imperialismo en su fase neoliberal, y su oligarquía quienes deciden la agenda, define los tiempos, señala las políticas comerciales, las sanciones y los sancionados, las políticas de emigración, el enfrentamiento con los BRICS, la política neocolonial, la posición sobre Israel, sobre Irán. El tipo de políticas económicas, el papel del complejo militar industrial y científico y si habrá o no guerra.
En definitiva, es el capitalismo en su fase imperialista neoliberal, factor clave para que los partidos y movimientos de extrema derecha avancen en la sociedad. La aplicación de las fórmulas neoliberales desde los años 80 y las crisis económicas y sociales que generaron, junto a la caída del bloque socialista, la aparición de un nuevo mundo multipolar, la lucha contra el neocolonialismo, serían la responsable de la actual crisis de las democracias “formales” occidentales, que suponen un gran paso atrás respecto a la conquista de derechos fundamentales y el mantenimiento de la llamada “paz social”.
Es evidente que utilizar al fascismo como espantapájaros es una manipulación política y emocional clara: El fascismo evoca imágenes de crímenes, autoritarismo y represión, lo que puede generar miedo y ansiedad en la población. Este miedo es explotado por partidos mal llamados de “izquierda” como el PSOE, para manipular a la ciudadanía, tratando de legitimarse como demócratas y ocultar sus políticas neoliberales, dirigiendo la atención hacia un enemigo común, en lugar de trabajar para solucionar los problemas estructurales que causan la crisis.
Al enfocar la crítica de forma sistemática en un fascismo conceptual, se pasa por alto cómo el imperialismo y las oligarquías corporativas, son los verdaderos responsables de la crisis social y la barbarie en la que vive el mundo hoy en día, impidiéndonos centrarnos en estas fuerzas que operan de manera más sutil y estructural, cuyos impactos son determinantes, profundos y duraderos.
Por JUSTO SOTO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Si todo es fascismo, nada lo es, se comete el error de no caracterizar correctamente a dicho fenómeno histórico, así como trivializar los crímenes del fascismo, y al mismo tiempo blanquear a partidos del sistema neoliberal, como, por ejemplo: en USA, demócratas y republicanos. En Europa, socialdemócratas y liberales, y en España, el PP, PSOE, etc.
Este blanqueamiento logra desviar la atención de las políticas neoliberales que tienen un impacto significativo en la sociedad, como la privatización de servicios públicos, la desregulación del mercado laboral y la reducción/eliminación del estado de bienestar.
El término "fascismo" se ha utilizado de manera tan amplia y diversa que a veces puede perder su significado específico. Cuando todo se etiqueta como fascismo, se corre el riesgo de diluir el concepto y perder de vista las verdaderas causas y responsables de los problemas sociales y políticos del mundo actual.
La categoría fascismo hoy en día ha perdido prácticamente cualquier significado respecto a su origen, empleándose más bien como un insulto. Ulrich Beck, sociólogo alemán, introdujo el concepto de “categorías zombi” para describir ciertos conceptos sociológicos que, aunque siguen siendo utilizados, ya no son útiles para entender la realidad contemporánea. Según Beck, estas categorías son como “muertos vivientes” que ya no capturan adecuadamente la complejidad de la sociedad.
El fascismo, en su definición histórica, se refiere a un régimen autoritario y nacionalista que surgió en Europa en el siglo XX, con figuras como Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania. Dimitrov describió al fascismo, más acertadamente, como la "dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero".
Dimitrov argumentaba que el fascismo, dentro de un contexto histórico determinado, no era simplemente un cambio de gobierno dentro de un sistema burgués, sino una transformación radical hacia una dictadura abierta que buscaba aplastar cualquier oposición, especialmente de la clase obrera y los movimientos revolucionarios.
Sin embargo, en el discurso contemporáneo, el término se ha ampliado para incluir una variedad de comportamientos y políticas autoritarias. "Fascismo de izquierda" es una expresión elaborada por el filósofo Jürgen Habermas para referirse a una supuesta modalidad de fascismo que se daba en la Alemania de su época, tanto en la vida pública e institucional, y especialmente universitaria, mediante una violencia a veces de baja intensidad, pero, otras, con resultados cruentos, siempre con el procedimiento terrorista de imponer, por coacción y terror, una opinión a la mayoría.
El "fascismo de izquierda" es una entelequia fruto del anticomunismo, dado que el movimiento comunista y la izquierda nunca han defendido posiciones ultraizquierdistas, que han sido claramente minoritarias. Lenin argumentaba que el “izquierdismo” es una enfermedad infantil del comunismo, ya que estas tendencias a menudo rechazan compromisos tácticos necesarios y la participación en instituciones burguesas, lo que puede aislar a los comunistas de las masas trabajadoras. Lenin creía que el terrorismo excitativo, que buscaba provocar una reacción violenta del Estado para despertar la conciencia revolucionaria, era una estrategia equivocada.
En su lugar, abogaba por la organización y movilización de las masas trabajadoras como el camino más efectivo hacia la revolución. Es un hecho contrastado que, en un contexto de avance de la izquierda en Europa, Estados Unidos y los poderes contrarrevolucionarios empezaron su clandestina lucha contra la expansión de la izquierda en suelo europeo y plantaron el germen de lo que a partir de la década de los 60 se conocería como la “Stay Behind”. Estas redes estuvieron involucradas en actividades terroristas y actos de desestabilización política en varios países europeos, mediante la creación /infiltración de los servicios secretos, fundamentalmente la CIA, en movimientos de ultraizquierda y ultraderecha, para ocasionar el miedo y pavor en las sociedades europeas, con lo que justificaban, en pos de la seguridad, la lucha contra la izquierda, y restricciones a las libertades. Por ejemplo, leyes antiterroristas.
Umberto Eco, en su ensayo "Ur-Fascismo" o "El fascismo eterno", argumenta que el fascismo no es un fenómeno limitado a una época o lugar específico, sino que puede resurgir en diferentes formas y contextos históricos. Eco identifica catorce características comunes que pueden aparecer en movimientos fascistas, sugiriendo que basta con que una de ellas esté presente para que el fascismo pueda "coagular" alrededor de ella.
Esta visión de un fascismo atemporal no es adecuada y es problemática porque:
- El concepto de "fascismo eterno" no es útil y operativo para entender los movimientos políticos contemporáneos.
- Simplifica la complejidad histórica: Al tratar de identificar un "mínimo común denominador" del fascismo, se corre el riesgo de ignorar las diferencias significativas entre los distintos regímenes fascistas.
- Descontextualiza el fenómeno: El fascismo histórico estuvo profundamente influenciado por las condiciones sociales, económicas y políticas de su tiempo. Al considerar el fascismo como una constante atemporal, se pierde de vista como estos factores específicos contribuyeron a su surgimiento.
- El concepto de fascismo eterno, es ambiguo y genérico: Si cualquier movimiento con una o más de las características identificadas por Eco puede ser considerado fascista, el concepto pierde su precisión y utilidad analítica.
Ejemplo del uso inadecuado y erróneo del término fascista, lo podemos comprobar en España, con relación al partido Vox, al catalogarse a dicho partido Vox como fascista, Julio Anguita, describió a la fuerza política Vox como una extrema derecha que había asumido perfectamente el neoliberalismo y la política del capitalismo.
Además, aclaraba Anguita, ni siquiera son fascistas. Vox es una extrema derecha hija del capitalismo en crisis, recordando que la Falange auténtica y otras más, en algunas cosas, eran anticapitalistas, y hablaban de cuestiones como nacionalizar la banca o la reforma agraria.
En América, los gobernantes venezolanos, han calificado como fascistas a sus opositores, dando a entender que ultraderecha y fascismo son lo mismo. El presidente Nicolás Maduro anunció el 19 de agosto de 2024 que se llevaría a cabo un Congreso antifascista en Venezuela con la misión de diagnosticar
“la situación actual de esa doctrina en el mundo y la agresión contra Venezuela que está llevando a cabo el fascismo y acciones similares en el mundo, considerándose a Venezuela el epicentro más visible de la batalla contra dicha doctrina”.
A mi juicio centrarse en la agresión “fascista”, confundiendo ultraderecha con fascismo, es un error, dado que el fascismo fue un movimiento ideológico y político que tuvo un origen y un fin. La derrota en 1945 marca el fin del fascismo propiamente dicho como fascismo histórico, como movimiento político, salvo las excepciones del fascismo español y portugués, que con el apoyo del imperialismo se mantuvieron en el poder hasta los años setenta del siglo XX.
Por otro lado, y lo más importante, se deja en un segundo plano al auténtico responsable de la agresión a Venezuela y los pueblos del mundo, que no es otro que el imperialismo en su fase neoliberal, y su oligarquía quienes deciden la agenda, define los tiempos, señala las políticas comerciales, las sanciones y los sancionados, las políticas de emigración, el enfrentamiento con los BRICS, la política neocolonial, la posición sobre Israel, sobre Irán. El tipo de políticas económicas, el papel del complejo militar industrial y científico y si habrá o no guerra.
En definitiva, es el capitalismo en su fase imperialista neoliberal, factor clave para que los partidos y movimientos de extrema derecha avancen en la sociedad. La aplicación de las fórmulas neoliberales desde los años 80 y las crisis económicas y sociales que generaron, junto a la caída del bloque socialista, la aparición de un nuevo mundo multipolar, la lucha contra el neocolonialismo, serían la responsable de la actual crisis de las democracias “formales” occidentales, que suponen un gran paso atrás respecto a la conquista de derechos fundamentales y el mantenimiento de la llamada “paz social”.
Es evidente que utilizar al fascismo como espantapájaros es una manipulación política y emocional clara: El fascismo evoca imágenes de crímenes, autoritarismo y represión, lo que puede generar miedo y ansiedad en la población. Este miedo es explotado por partidos mal llamados de “izquierda” como el PSOE, para manipular a la ciudadanía, tratando de legitimarse como demócratas y ocultar sus políticas neoliberales, dirigiendo la atención hacia un enemigo común, en lugar de trabajar para solucionar los problemas estructurales que causan la crisis.
Al enfocar la crítica de forma sistemática en un fascismo conceptual, se pasa por alto cómo el imperialismo y las oligarquías corporativas, son los verdaderos responsables de la crisis social y la barbarie en la que vive el mundo hoy en día, impidiéndonos centrarnos en estas fuerzas que operan de manera más sutil y estructural, cuyos impactos son determinantes, profundos y duraderos.
Chorche | Lunes, 30 de Septiembre de 2024 a las 15:17:50 horas
Fascismo hoy se ha convertido en un honor para un rebaño de manipulados/desinformados.
Lo que ha pasado a ser un insulto para este rebaño es ser comunista.
Buenaventura Durruti, algunos pensadores e incluso he leído que el propio Lenin decían que el fascismo forma parte de la oligarquía, de la burguesía y recurren a él cuando ven su poder amenazado.
Ayer era el fascismo, hoy la ultraderecha. De todos modos, quieres decir que existen fascismos de izquierdas?.
Vox, también es fascista o franquista que viene a ser lo mismo o muy parecido, no?.
Dicen que el golpe de estado del 36 y posterior guerra fue el primer ensayo/ataque del fascismo en Europa; pero Europa no lo supo ver o no lo quiso ver. El golpe fue una conspiración oligarca con los militares felones.
Yo siempre había considerado que capitalismo/fascismo/ultraderecha forman parte de una misma cosa.
Tendré en cuenta para lo sucesivo tus aclaraciones al respecto.
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