
RUSIA TODAY, ELON MUSK Y EL CUENTO TÁRTARO DE LA "LIBERTAD DE EXPRESIÓN"
¿Cuáles han sido las razones reales por las que Occidente ha cercado con la censura a los medios rusos?
Las restricciones y censura aplicada por Occidente a los medios rusos y la pródiga permisividad hacia el magnate de los magnates, Elon Musk, reflejan un doble e inquietante rasero, en el manejo de la libertad de expresión en Europa y en los EEUU. Mientras que los medios rusos RT y Sputnik son acusados de manipular la opinión pública, Musk utiliza su todopoderosa plataforma para incitar a la violencia y desinformar a los internautas, sin que por ello se produzca ningún tipo de consecuencias. ¿Quién decide qué se puede decir y qué no en el espacio público?
Por MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En el actual escenario contemporáneo, el concepto de la "libertad de expresión" es gestionada según los intereses económicos y políticos dominantes. Mientras Estados Unidos y la Unión Europea han restringido la difusión de plataformas rusas como RT y Sputnik, acusándolas de manipular la opinión pública, figuras como Elon Musk, con su red social X (anteriormente Twitter), gozan de un tratamiento completamente distinto, a pesar de incitar indirectamente a la violencia y promover la desinformación.
Este tipo de paradojas pone en evidencia los entresijos de un sistema en el que las relaciones de poder son realmente las que definen qué es aceptable y que no lo es en el debate público.
En realidad, esta realidad no debería sorprendernos. A lo largo de la historia ha sido siempre así. La clase social que hegemoniza la economía de un país, es también aquella que hegemonizará al conjunto de las instituciones, el Poder judicial, las Fuerzas Armadas y, naturalmente, al propio Gobierno que se convierte en una suerte de su Consejo de Administración así como, por supuesto, las instituciones educativas y los grandes medios de comunicación.
Yo me atrevería a jugarme un doble contra sencillo con cualquiera de mis lectores que pudiera ponerme un ejemplo histórico constatable, que ponga en entredicho lo que estoy afirmando. Como no podría ocurrir de otra manera, los medios de comunicación rusos no son una excepción. Al igual que los occidentales, representan también a la elite económica y política que hoy detenta la propiedad de los medios de producción de ese país.
LAS RESTRICCIONES A RT Y A SPUTNIK: GEOPOLÍTICA Y CONTROL MEDIÁTICO
En el año 2016, tras las elecciones estadounidenses, las plataformas rusas RT y Sputnik fueron señaladas por el Gobierno de EE.UU. y sus Agencias de Inteligencia de ser "agentes de desinformación".
Aunque no se aportara ningún tipo de pruebas que demostraran la influencia directa de estos dos medios en los resultados electorales que llevaron a Trump a la presidencia, tanto en antiguo Twitter como otras plataformas estadounidenses restringieron las actividades publicitarias de ambos medios. Y utilizando también ese argumento, se justificó una masiva censura mediática contra RT y Sputnik.
En Europa, la prohibición de esos medios llegó mucho más lejos. Tras el estallido de la guerra en Ucrania, en 2022, se bloqueó el acceso de los ciudadanos de la UE a estos dos portales. Las autoridades europeas argumentaron que ambos medios formaban parte "de una estrategia del Kremlin" para manipular la narrativa sobre la naturaleza del conflicto.
Evidentemente, tal afirmación verdad, podría ser perfectamente verosímil, pero la verdad es que los contenidos proporcionados por RT y Sputnik tenían mucha menos virulencia guerrera que la usada por los medios occidentales, donde los canales de TV fueron convertidos en virtuales Estados Mayores de propaganda guerreros al servicio de la OTAN y los intereses de los Estados Unidos.
Mi opinión acerca de los medios rusos RT y Sputnik es muy clara. Creo que, sin necesidad de recurrir a argumentos tan burdos como aquellos que en USA los acusan de influir en anteriores elecciones presidenciales, se puede afirmar que las plataformas comunicacionales rusas están al servicio de los intereses de la oligarquía que en 1990 asaltó el aparato del Estado soviético procediendo a la privatización masiva de la propiedad pública los pueblos que entonces formaban parte de la URSS , que con un esfuerzo titánico a lo largo de 83 años habían logrado construir, venciendo todo tipo de obstáculos.
Una vez formulada esta precisión, también deseo puntualizar que, en mi opinión, ambas publicaciones rusas, a diferencia de otras occidentales, como la CNN o la BBC, abordan cualquier tipo de temas de manera más profesional, atractiva y aparentemente más "imparcial" que las plataformas de comunicación occidentales, sin que ello cuestione la alineación indudable que ambas plataformas tienen con las tesis del actual expansionismo ruso, que en nombre de los intereses de la oligarquía, hoy defiende el presidente Vladimir Putin.
LAS AUTÉNTICAS RAZONES DE LA CLAUSURA DE RT Y SPUTNIK
Según prueban las estadísticas del volumen de visitas de la versión estadounidense de RT, este medio no logró captar nunca una audiencia que pudiera considerarse significativa en los Estados Unidos . Aunque fue accesible por TV y online, el público estadounidense no mostró mucho interés por los medios rusos, un fenómeno, por otra parte, nada extraño si se tiene en cuenta la tendencia "autista" que caracteriza al público norteamericano, poco amigo de fuentes que procedan de otras latitudes.
Las cifras de visitas de RT en los EEUU fueron muy fluctuantes, con picos de audiencia durante eventos notables como las elecciones presidenciales de 2016, y las operaciones militares rusas en el extranjero, pero en general RT se mantuvo en Estados Unidos como un medio de nicho que no llegó a disponer nunca de una base amplia de seguidores. Teniendo en cuenta estos datos y la aplastante influencia de las grandes Corporaciones de la comunicación, difícilmente un medio como RT podía haber influido.
En contraste con la relativa baja popularidad de RT y Sputnik en los EEUU, ambas plataformas han sido, y continúan siendo, extraordinariamente populares en América Latina, especialmente a través de sus versiones en castellano. En 2019, RT afirmó que su audiencia semanal en la región había alcanzado los 17 millones de personas, triplicando casi, en solo dos años, su afluencia de visitantes.
Además, su presencia en redes sociales como Facebook superó con creces a los grandes medios internacionales, como CNN en Español y BBC Mundo, con 18 millones de seguidores. RT es también la fuente de contenido ruso más visitada en países como Argentina, Venezuela y México, que representan el 42% de su tráfico.
Ni que decir tiene que en Europa, la situación cambió radicalmente tras las sanciones de censura impuestas por la UE en respuesta a la invasión rusa de Ucrania en 2022. RT y Sputnik fueron prohibidos en la mayoría de los países de la UE, lo que provocó una caída significativa en sus audiencias, con un descenso de hasta el 80% del tráfico en la región.
A la luz de todos estos datos parece más plausible la hipótesis de que el bloqueo contra las plataformas comunicacionales rusas ha tenido que ver más con el éxito que su difusión está teniendo en una parte del planeta, que a la acción disruptiva que ambos portales pudieran ejercer en la política doméstica estadounidense.
LA HIPOCRESÍA DEL TRATAMIENTO A ELON MUSK Y "X"
En contraposición al tratamiento que se da a los medios rusos, Elon Musk, propietario de X, goza de una libertad prácticamente ilimitada en su plataforma. Musk ha usado X para difundir información falsa, desinformación electoral y hasta comentarios peligrosos que incitan indirectamente a la violencia, como por ejemplo fue cuando sugirió a través de un mensaje personal suyo hace tan solo unos días que "nadie está intentando siquiera asesinar" al presidente Joe Biden o a la vicepresidenta Kamala Harris.
Sin embargo, pese a subrepticio mensaje de Musk no se produjo una reacción similar por parte de los gobiernos occidentales o los medios dominantes para que se le aplicara el cerrojo a sus influyentes actividades mediáticas. A pesar de la preocupación expresada por unos pocos funcionarios y expertos especializados en temas relacionados con los extremismos, Musk sigue siendo libre para operar con su plataforma sin ninguna clase de restricciones.
Este llamativo contraste es también un ejemplo de cómo el poder económico influye en la libertad de expresión. Musk, como uno de los hombres más ricos del mundo, tiene una capacidad de influencia global gracias a su control sobre una red social que cuenta con alrededor de 550 millones de usuarios activos cada mes. Sus acciones y declaraciones, aunque polémicas y potencialmente peligrosas, son vistas simplemente como parte del "juego democrático" de la libertad de expresión, mientras que los medios rusos son sancionados por infinitamente muchísimo menos.
EL CONTROL IDEOLÓGICO DEL DISCURSO PÚBLICO
Un análisis detenido y reflexivo sobre estas curiosas paradojas evidenciará que la libertad de expresión no es un derecho universal, sino que se modula según los intereses de quienes controlan los medios y el capital. Los gobiernos de EE.UU. y la UE justifican la censura a los medios rusos en nombre de la democracia, mientras que, por otra parte, toleran los discursos incendiarios y desinformativos que surgen desde plataformas occidentales cuando coinciden con sus propios intereses.
Musk representa el ejemplo perfecto de cómo es el capital el que domina el discurso público. Su capacidad para influir en millones de personas no está sometida a ningún tipo de control, no por respeto a la libertad de expresión sino porque su poder económico le otorga absoluta inmunidad.
Su plataforma X se ha convertido en un espacio donde circula todo tipo de contenido, incluidos aquellos que incitan al odio o promueven teorías conspirativas. Sin embargo, a diferencia de los medios rusos, no solo no enfrenta sanciones ni restricciones sino que el propio Musk puede ejercer arbitrariamente como censor de cualquier mensaje o usuario que desee silenciar.
La impunidad con la que opera Musk refleja cómo los intereses del capital están por encima de las supuestas preocupaciones sobre la verdad o la integridad democrática.
Las paradojas que se desprenden de la censura a RT y Sputnik frente al trato laxo hacia Elon Musk y su plataforma evidencian, en definitiva, cómo en un contexto global dominado por el capitalismo la libertad de expresión es un privilegio que realmente pertenece a aquellos que detentan el capital y son propietarios de los medios de comunicación, mientras que quienes desafían el orden establecido son silenciados o arrinconados bajo el pretexto de proteger la democracia. El caso de Musk no es solo una muestra de la doble moral en la regulación del discurso, sino también un recordatorio de que el control ideológico de la sociedad capitalista está más presente que nunca en los tiempos que vivimos.
Por MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En el actual escenario contemporáneo, el concepto de la "libertad de expresión" es gestionada según los intereses económicos y políticos dominantes. Mientras Estados Unidos y la Unión Europea han restringido la difusión de plataformas rusas como RT y Sputnik, acusándolas de manipular la opinión pública, figuras como Elon Musk, con su red social X (anteriormente Twitter), gozan de un tratamiento completamente distinto, a pesar de incitar indirectamente a la violencia y promover la desinformación.
Este tipo de paradojas pone en evidencia los entresijos de un sistema en el que las relaciones de poder son realmente las que definen qué es aceptable y que no lo es en el debate público.
En realidad, esta realidad no debería sorprendernos. A lo largo de la historia ha sido siempre así. La clase social que hegemoniza la economía de un país, es también aquella que hegemonizará al conjunto de las instituciones, el Poder judicial, las Fuerzas Armadas y, naturalmente, al propio Gobierno que se convierte en una suerte de su Consejo de Administración así como, por supuesto, las instituciones educativas y los grandes medios de comunicación.
Yo me atrevería a jugarme un doble contra sencillo con cualquiera de mis lectores que pudiera ponerme un ejemplo histórico constatable, que ponga en entredicho lo que estoy afirmando. Como no podría ocurrir de otra manera, los medios de comunicación rusos no son una excepción. Al igual que los occidentales, representan también a la elite económica y política que hoy detenta la propiedad de los medios de producción de ese país.
LAS RESTRICCIONES A RT Y A SPUTNIK: GEOPOLÍTICA Y CONTROL MEDIÁTICO
En el año 2016, tras las elecciones estadounidenses, las plataformas rusas RT y Sputnik fueron señaladas por el Gobierno de EE.UU. y sus Agencias de Inteligencia de ser "agentes de desinformación".
Aunque no se aportara ningún tipo de pruebas que demostraran la influencia directa de estos dos medios en los resultados electorales que llevaron a Trump a la presidencia, tanto en antiguo Twitter como otras plataformas estadounidenses restringieron las actividades publicitarias de ambos medios. Y utilizando también ese argumento, se justificó una masiva censura mediática contra RT y Sputnik.
En Europa, la prohibición de esos medios llegó mucho más lejos. Tras el estallido de la guerra en Ucrania, en 2022, se bloqueó el acceso de los ciudadanos de la UE a estos dos portales. Las autoridades europeas argumentaron que ambos medios formaban parte "de una estrategia del Kremlin" para manipular la narrativa sobre la naturaleza del conflicto.
Evidentemente, tal afirmación verdad, podría ser perfectamente verosímil, pero la verdad es que los contenidos proporcionados por RT y Sputnik tenían mucha menos virulencia guerrera que la usada por los medios occidentales, donde los canales de TV fueron convertidos en virtuales Estados Mayores de propaganda guerreros al servicio de la OTAN y los intereses de los Estados Unidos.
Mi opinión acerca de los medios rusos RT y Sputnik es muy clara. Creo que, sin necesidad de recurrir a argumentos tan burdos como aquellos que en USA los acusan de influir en anteriores elecciones presidenciales, se puede afirmar que las plataformas comunicacionales rusas están al servicio de los intereses de la oligarquía que en 1990 asaltó el aparato del Estado soviético procediendo a la privatización masiva de la propiedad pública los pueblos que entonces formaban parte de la URSS , que con un esfuerzo titánico a lo largo de 83 años habían logrado construir, venciendo todo tipo de obstáculos.
Una vez formulada esta precisión, también deseo puntualizar que, en mi opinión, ambas publicaciones rusas, a diferencia de otras occidentales, como la CNN o la BBC, abordan cualquier tipo de temas de manera más profesional, atractiva y aparentemente más "imparcial" que las plataformas de comunicación occidentales, sin que ello cuestione la alineación indudable que ambas plataformas tienen con las tesis del actual expansionismo ruso, que en nombre de los intereses de la oligarquía, hoy defiende el presidente Vladimir Putin.
LAS AUTÉNTICAS RAZONES DE LA CLAUSURA DE RT Y SPUTNIK
Según prueban las estadísticas del volumen de visitas de la versión estadounidense de RT, este medio no logró captar nunca una audiencia que pudiera considerarse significativa en los Estados Unidos . Aunque fue accesible por TV y online, el público estadounidense no mostró mucho interés por los medios rusos, un fenómeno, por otra parte, nada extraño si se tiene en cuenta la tendencia "autista" que caracteriza al público norteamericano, poco amigo de fuentes que procedan de otras latitudes.
Las cifras de visitas de RT en los EEUU fueron muy fluctuantes, con picos de audiencia durante eventos notables como las elecciones presidenciales de 2016, y las operaciones militares rusas en el extranjero, pero en general RT se mantuvo en Estados Unidos como un medio de nicho que no llegó a disponer nunca de una base amplia de seguidores. Teniendo en cuenta estos datos y la aplastante influencia de las grandes Corporaciones de la comunicación, difícilmente un medio como RT podía haber influido.
En contraste con la relativa baja popularidad de RT y Sputnik en los EEUU, ambas plataformas han sido, y continúan siendo, extraordinariamente populares en América Latina, especialmente a través de sus versiones en castellano. En 2019, RT afirmó que su audiencia semanal en la región había alcanzado los 17 millones de personas, triplicando casi, en solo dos años, su afluencia de visitantes.
Además, su presencia en redes sociales como Facebook superó con creces a los grandes medios internacionales, como CNN en Español y BBC Mundo, con 18 millones de seguidores. RT es también la fuente de contenido ruso más visitada en países como Argentina, Venezuela y México, que representan el 42% de su tráfico.
Ni que decir tiene que en Europa, la situación cambió radicalmente tras las sanciones de censura impuestas por la UE en respuesta a la invasión rusa de Ucrania en 2022. RT y Sputnik fueron prohibidos en la mayoría de los países de la UE, lo que provocó una caída significativa en sus audiencias, con un descenso de hasta el 80% del tráfico en la región.
A la luz de todos estos datos parece más plausible la hipótesis de que el bloqueo contra las plataformas comunicacionales rusas ha tenido que ver más con el éxito que su difusión está teniendo en una parte del planeta, que a la acción disruptiva que ambos portales pudieran ejercer en la política doméstica estadounidense.
LA HIPOCRESÍA DEL TRATAMIENTO A ELON MUSK Y "X"
En contraposición al tratamiento que se da a los medios rusos, Elon Musk, propietario de X, goza de una libertad prácticamente ilimitada en su plataforma. Musk ha usado X para difundir información falsa, desinformación electoral y hasta comentarios peligrosos que incitan indirectamente a la violencia, como por ejemplo fue cuando sugirió a través de un mensaje personal suyo hace tan solo unos días que "nadie está intentando siquiera asesinar" al presidente Joe Biden o a la vicepresidenta Kamala Harris.
Sin embargo, pese a subrepticio mensaje de Musk no se produjo una reacción similar por parte de los gobiernos occidentales o los medios dominantes para que se le aplicara el cerrojo a sus influyentes actividades mediáticas. A pesar de la preocupación expresada por unos pocos funcionarios y expertos especializados en temas relacionados con los extremismos, Musk sigue siendo libre para operar con su plataforma sin ninguna clase de restricciones.
Este llamativo contraste es también un ejemplo de cómo el poder económico influye en la libertad de expresión. Musk, como uno de los hombres más ricos del mundo, tiene una capacidad de influencia global gracias a su control sobre una red social que cuenta con alrededor de 550 millones de usuarios activos cada mes. Sus acciones y declaraciones, aunque polémicas y potencialmente peligrosas, son vistas simplemente como parte del "juego democrático" de la libertad de expresión, mientras que los medios rusos son sancionados por infinitamente muchísimo menos.
EL CONTROL IDEOLÓGICO DEL DISCURSO PÚBLICO
Un análisis detenido y reflexivo sobre estas curiosas paradojas evidenciará que la libertad de expresión no es un derecho universal, sino que se modula según los intereses de quienes controlan los medios y el capital. Los gobiernos de EE.UU. y la UE justifican la censura a los medios rusos en nombre de la democracia, mientras que, por otra parte, toleran los discursos incendiarios y desinformativos que surgen desde plataformas occidentales cuando coinciden con sus propios intereses.
Musk representa el ejemplo perfecto de cómo es el capital el que domina el discurso público. Su capacidad para influir en millones de personas no está sometida a ningún tipo de control, no por respeto a la libertad de expresión sino porque su poder económico le otorga absoluta inmunidad.
Su plataforma X se ha convertido en un espacio donde circula todo tipo de contenido, incluidos aquellos que incitan al odio o promueven teorías conspirativas. Sin embargo, a diferencia de los medios rusos, no solo no enfrenta sanciones ni restricciones sino que el propio Musk puede ejercer arbitrariamente como censor de cualquier mensaje o usuario que desee silenciar.
La impunidad con la que opera Musk refleja cómo los intereses del capital están por encima de las supuestas preocupaciones sobre la verdad o la integridad democrática.
Las paradojas que se desprenden de la censura a RT y Sputnik frente al trato laxo hacia Elon Musk y su plataforma evidencian, en definitiva, cómo en un contexto global dominado por el capitalismo la libertad de expresión es un privilegio que realmente pertenece a aquellos que detentan el capital y son propietarios de los medios de comunicación, mientras que quienes desafían el orden establecido son silenciados o arrinconados bajo el pretexto de proteger la democracia. El caso de Musk no es solo una muestra de la doble moral en la regulación del discurso, sino también un recordatorio de que el control ideológico de la sociedad capitalista está más presente que nunca en los tiempos que vivimos.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.117