
THATCHER, LA DESREGULACIÓN LABORISTA Y EL "MOVIMIENTO YIMBY"
Con apenas unas semanas el el gobierno, a los laboristas les ha faltado tiempo para aliarse con los grandes promotores Inmobiliarios
El Partido Laborista, bajo la influencias del controvertido movimiento YIMBY, ha propuesto desregular la planificación urbana, una medida que muchos critican como una" traición a los trabajadores" y un beneficio para los grandes promotores inmobiliarios. ¿Qué consecuencias tendrá esta política para la crisis de vivienda que atraviesa la Gran Bretaña?
POR AUGUSTO VALLE PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La reciente iniciativa del flamante ejecutivo del Partido Laborista de desregular los procesos de planificación en Gran Bretaña ha generado un intenso debate sobre el impacto potencial que podrá tener en la crisis inmobiliaria por la que está atravesando el país.
Mientras que los defensores del enfoque "Yes In My Back Yard" (YIMBY) argumentan que la liberalización de las regulaciones de planificación estimulará la construcción de viviendas y aliviará la crisis. Sin embargo, no son pocos críticos que desde una perspectiva marxista sostienen que esta medida solo servirá para beneficiar a los promotores inmobiliarios y al capital, sin abordar las necesidades fundamentales de los trabajadores e inquilinos.
En este breve artículo exploraremos el contexto histórico de la planificación urbana en Gran Bretaña, analizando la propuesta laborista desde una óptica de izquierdas.
LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA PLANIFICACIÓN URBANA EN GRAN BRETAÑA
La planificación urbana en Gran Bretaña ha experimentado diversas transformaciones a lo largo del tiempo, influenciadas por cambios políticos, económicos y sociales. Durante el siglo XIX y principios del XX, el crecimiento urbano fue impulsado en gran medida por la industrialización y la expansión del capitalismo, lo que llevó a un desarrollo caótico y sin control en muchas ciudades del Reino Unido.
Más adelante, la II Guerra Mundial marcó un punto de inflexión con la puesta en marcha de políticas de planificación más estructuradas.
La Ley de Planificación Urbana y Rural de 1947 estableció un sistema de control estatal sobre el uso del suelo, buscando equilibrar el desarrollo urbano con la conservación de áreas rurales y asegurar una distribución equitativa de los recursos.
Durante las décadas posteriores, la construcción de viviendas sociales y la regulación estatal jugaron un papel crucial en la mitigación de las crisis de vivienda.
Sin embargo, a partir de la década de 1980, el gobierno de Margaret Thatcher inició un proceso de desregulación y privatización, promoviendo la venta de viviendas sociales y reduciendo el papel del Estado en la planificación urbana. Esta tendencia continuó en años posteriores, contribuyendo a la actual crisis de vivienda caracterizada por altos precios y una escasez de viviendas asequibles.
LA DESREGULACIÓN Y EL "MOVIMIENTO YIMBY" (1)
Desde una perspectiva marxista, la actual propuesta laborista de desregular los procesos de planificación es interpretada como una continuación de las políticas neoliberales que han dominado la agenda política británica a lo largo de las últimas décadas. El capital busca de forma perseverante, nuevas formas de expandirse y acumular más capital. En este contexto, la desregulación de la planificación urbana hay que interpretarla como un medio para facilitar esta expansión.
El "movimiento YIMBY", favorable a las desregulaciones, argumenta que al eliminar las barreras de planificación, se incentivará la construcción de más viviendas, lo que teóricamente - argumentan- debería reducir los precios debido a una mayor oferta. Sin embargo, los sectores de la izquierda radical, critican esta visión simplista de la economía de mercado. En primer lugar, los promotores inmobiliarios privados construyen viviendas con el objetivo de maximizar sus ganancias, no de satisfacer las necesidades de vivienda de la población. La experiencia indica, no obstante, que este tipo de desregulaciones termina orientándose hacia la construcción de viviendas de lujo que resultarán inaccesibles para la mayoría de los trabajadores e inquilinos.
Además, la desregulación tiende a beneficiar a los grandes inversores y promotores inmobiliarios, que disponen de los recursos para influir en las políticas gubernamentales y asegurar proyectos lucrativos. Como resultado de ello, las áreas urbanas terminan transformándose en espacios de acumulación de capital, donde el valor de la tierra y los alquileres aumentan, forzando el desplazamiento de las comunidades con bajos ingresos y e incrementando la desigualdad social.
EL PAPEL DE LA PLANIFICACIÓN Y LA VIVIENDA PÚBLICA EN LA SOLUCIÓN DE LA CRISIS
La solución a la crisis de vivienda no pasará, desde luego, por la desregulación y la liberalización del mercado, sino que tendrá que ser una intervención estatal decidida, la que priorice las necesidades de la clase trabajadora. Esto incluye la construcción de viviendas sociales a gran escala, la implementación de controles de alquileres y la reversión de las políticas de austeridad que han debilitado los servicios públicos y la capacidad de planificación estatal.
Un sistema de planificación robusto y bien financiado puede asegurar que el desarrollo urbano esté alineado con el interés público y no con los intereses del capital privado. Esto implica una planificación democrática y participativa, donde las comunidades locales tengan voz y voto en las decisiones que afectan su entorno.
La desregulación de los procesos de planificación propuesta por el Partido Laborista, bajo la influencia del movimiento YIMBY, representa una apuesta arriesgada que podría profundizar aún más, la crisis de vivienda en Gran Bretaña. Desde una perspectiva histórica, esta medida laborista se alinea con las tendencias neoliberales de las últimas décadas, que han favorecido la acumulación de capital a expensas de las necesidades de los trabajadores y las comunidades.
En lugar de desregular, lo que se necesita es un enfoque que refuerce la capacidad del Estado para planificar y proveer viviendas asequibles, garantizando que todos tengan acceso a un hogar digno. La historia de la planificación urbana en Gran Bretaña muestra que las intervenciones estatales pueden jugar un papel crucial en la mitigación de las crisis de vivienda, y es hora de retomar ese camino con una visión centrada en la justicia social y la equidad.
NOTAS
(1) El movimiento YIMBY (Yes In My Back Yard) aboga por la desregulación de las restricciones de planificación para facilitar la construcción de viviendas. Surgió como respuesta al movimiento NIMBY (Not In My Back Yard) y busca aumentar la oferta de viviendas, especialmente en áreas urbanas de alta demanda, para reducir precios y alquileres. Los YIMBYs promueven el desarrollo de alta densidad y la reducción de trámites burocráticos para fomentar la construcción rápida y eficiente de nuevas viviendas. Sin embargo, ha sido criticado por beneficiar a promotores inmobiliarios y no abordar adecuadamente las necesidades de las comunidades de bajos ingresos.
Fuentes
-
- Harvey, David. The Limits to Capital. Verso Books, 2006.
- Engels, Friedrich. The Housing Question. International Publishers Co., 1935.
- Madden, David, y Marcuse, Peter. In Defense of Housing: The Politics of Crisis. Verso Books, 2016.
- Meen, Geoffrey. Housing Economics: A Historical Perspective. Palgrave Macmillan, 2001
POR AUGUSTO VALLE PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La reciente iniciativa del flamante ejecutivo del Partido Laborista de desregular los procesos de planificación en Gran Bretaña ha generado un intenso debate sobre el impacto potencial que podrá tener en la crisis inmobiliaria por la que está atravesando el país.
Mientras que los defensores del enfoque "Yes In My Back Yard" (YIMBY) argumentan que la liberalización de las regulaciones de planificación estimulará la construcción de viviendas y aliviará la crisis. Sin embargo, no son pocos críticos que desde una perspectiva marxista sostienen que esta medida solo servirá para beneficiar a los promotores inmobiliarios y al capital, sin abordar las necesidades fundamentales de los trabajadores e inquilinos.
En este breve artículo exploraremos el contexto histórico de la planificación urbana en Gran Bretaña, analizando la propuesta laborista desde una óptica de izquierdas.
LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA PLANIFICACIÓN URBANA EN GRAN BRETAÑA
La planificación urbana en Gran Bretaña ha experimentado diversas transformaciones a lo largo del tiempo, influenciadas por cambios políticos, económicos y sociales. Durante el siglo XIX y principios del XX, el crecimiento urbano fue impulsado en gran medida por la industrialización y la expansión del capitalismo, lo que llevó a un desarrollo caótico y sin control en muchas ciudades del Reino Unido.
Más adelante, la II Guerra Mundial marcó un punto de inflexión con la puesta en marcha de políticas de planificación más estructuradas.
La Ley de Planificación Urbana y Rural de 1947 estableció un sistema de control estatal sobre el uso del suelo, buscando equilibrar el desarrollo urbano con la conservación de áreas rurales y asegurar una distribución equitativa de los recursos.
Durante las décadas posteriores, la construcción de viviendas sociales y la regulación estatal jugaron un papel crucial en la mitigación de las crisis de vivienda.
Sin embargo, a partir de la década de 1980, el gobierno de Margaret Thatcher inició un proceso de desregulación y privatización, promoviendo la venta de viviendas sociales y reduciendo el papel del Estado en la planificación urbana. Esta tendencia continuó en años posteriores, contribuyendo a la actual crisis de vivienda caracterizada por altos precios y una escasez de viviendas asequibles.
LA DESREGULACIÓN Y EL "MOVIMIENTO YIMBY" (1)
Desde una perspectiva marxista, la actual propuesta laborista de desregular los procesos de planificación es interpretada como una continuación de las políticas neoliberales que han dominado la agenda política británica a lo largo de las últimas décadas. El capital busca de forma perseverante, nuevas formas de expandirse y acumular más capital. En este contexto, la desregulación de la planificación urbana hay que interpretarla como un medio para facilitar esta expansión.
El "movimiento YIMBY", favorable a las desregulaciones, argumenta que al eliminar las barreras de planificación, se incentivará la construcción de más viviendas, lo que teóricamente - argumentan- debería reducir los precios debido a una mayor oferta. Sin embargo, los sectores de la izquierda radical, critican esta visión simplista de la economía de mercado. En primer lugar, los promotores inmobiliarios privados construyen viviendas con el objetivo de maximizar sus ganancias, no de satisfacer las necesidades de vivienda de la población. La experiencia indica, no obstante, que este tipo de desregulaciones termina orientándose hacia la construcción de viviendas de lujo que resultarán inaccesibles para la mayoría de los trabajadores e inquilinos.
Además, la desregulación tiende a beneficiar a los grandes inversores y promotores inmobiliarios, que disponen de los recursos para influir en las políticas gubernamentales y asegurar proyectos lucrativos. Como resultado de ello, las áreas urbanas terminan transformándose en espacios de acumulación de capital, donde el valor de la tierra y los alquileres aumentan, forzando el desplazamiento de las comunidades con bajos ingresos y e incrementando la desigualdad social.
EL PAPEL DE LA PLANIFICACIÓN Y LA VIVIENDA PÚBLICA EN LA SOLUCIÓN DE LA CRISIS
La solución a la crisis de vivienda no pasará, desde luego, por la desregulación y la liberalización del mercado, sino que tendrá que ser una intervención estatal decidida, la que priorice las necesidades de la clase trabajadora. Esto incluye la construcción de viviendas sociales a gran escala, la implementación de controles de alquileres y la reversión de las políticas de austeridad que han debilitado los servicios públicos y la capacidad de planificación estatal.
Un sistema de planificación robusto y bien financiado puede asegurar que el desarrollo urbano esté alineado con el interés público y no con los intereses del capital privado. Esto implica una planificación democrática y participativa, donde las comunidades locales tengan voz y voto en las decisiones que afectan su entorno.
La desregulación de los procesos de planificación propuesta por el Partido Laborista, bajo la influencia del movimiento YIMBY, representa una apuesta arriesgada que podría profundizar aún más, la crisis de vivienda en Gran Bretaña. Desde una perspectiva histórica, esta medida laborista se alinea con las tendencias neoliberales de las últimas décadas, que han favorecido la acumulación de capital a expensas de las necesidades de los trabajadores y las comunidades.
En lugar de desregular, lo que se necesita es un enfoque que refuerce la capacidad del Estado para planificar y proveer viviendas asequibles, garantizando que todos tengan acceso a un hogar digno. La historia de la planificación urbana en Gran Bretaña muestra que las intervenciones estatales pueden jugar un papel crucial en la mitigación de las crisis de vivienda, y es hora de retomar ese camino con una visión centrada en la justicia social y la equidad.
NOTAS
(1) El movimiento YIMBY (Yes In My Back Yard) aboga por la desregulación de las restricciones de planificación para facilitar la construcción de viviendas. Surgió como respuesta al movimiento NIMBY (Not In My Back Yard) y busca aumentar la oferta de viviendas, especialmente en áreas urbanas de alta demanda, para reducir precios y alquileres. Los YIMBYs promueven el desarrollo de alta densidad y la reducción de trámites burocráticos para fomentar la construcción rápida y eficiente de nuevas viviendas. Sin embargo, ha sido criticado por beneficiar a promotores inmobiliarios y no abordar adecuadamente las necesidades de las comunidades de bajos ingresos.
Fuentes
- Harvey, David. The Limits to Capital. Verso Books, 2006.
- Engels, Friedrich. The Housing Question. International Publishers Co., 1935.
- Madden, David, y Marcuse, Peter. In Defense of Housing: The Politics of Crisis. Verso Books, 2016.
- Meen, Geoffrey. Housing Economics: A Historical Perspective. Palgrave Macmillan, 2001
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