EL CASO DE LAS SEIS DE LA SUIZA: UNA SENTENCIA CONTRA LA LUCHA SINDICAL
A la cárcel por defender los derechos laborales
En una decisión que ha causado indignación entre los defensores de los derechos laborales, el Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias que condena a seis sindicalistas a tres años y medio de prisión y una multa de 125.000 euros (...).
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En una decisión que ha causado indignación entre los defensores de los derechos laborales, el Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias que condena a seis sindicalistas a tres años y medio de prisión y una multa de 125.000 euros. Este veredicto, visto por muchos como un ataque directo a la acción sindical, pone en cuestión las garantías de las libertades de organización, manifestación y expresión que se supone protege la legislación española.
El caso de las seis de La Suiza, una pequeña pastelería en Asturias, ha sido señalado como uno de los más graves ejemplos de represión sindical en la historia reciente del país. Las trabajadores, simplemente por reclamar el pago de horas extras adeudadas y un trato respetuoso, se encontraron enfrentando cargos graves y una narrativa de conspiración que finalmente fue aceptada por los tribunales. La "justicia", significativamente, se alineó con el propietario de la pastelería, quien interpretó las legítimas protestas sindicales como un intento de sabotaje y cierre de su negocio.
Este, sin embargo, no es un caso aislado. En los últimos años, hemos visto varios ejemplos de trabajadores y vecinos enfrentando procesos judiciales por participar en huelgas y protestas. Un caso emblemático fue la huelga del metal en la Bahía de Cádiz, que no contó con el apoyo de los sindicatos oficiales y resultó en duras represalias contra los participantes. Incluso el cine ha abordado estas situaciones, como en la película "Los lunes al sol" de León de Aranoa, que retrata las dificultades de los trabajadores en conflictos laborales apresuradamente silenciados.
En los juzgados de lo social, es común encontrar sentencias en las que sindicalistas comprometidos son despedidos por motivos que las empresas alegan como ausencias, retrasos o disminución de productividad. Estos despidos, sin indemnización, son una táctica frecuente para deshacerse de aquellos que luchan por los derechos laborales. Montar una sección sindical o participar en elecciones bajo siglas no aprobadas por la empresa también puede llevar a despidos, siempre justificados con otras excusas.
Sin embargo, si los representantes sindicales pertenecen a los sindicatos llamados de la "concertación", que han abandonado la lucha por el "acuerdo", la situación cambia radicalmente. Estos sindicatos, que suelen firmar pactos y reformas, reciben generosas liberaciones y subvenciones para promover el diálogo social. En grandes empresas, estos sindicalistas también juegan un papel crucial en la adjudicación de cursos y promociones, e incluso puede ser que los nuevos empleados reciban la ficha de afiliación al sindicato junto con su contrato de trabajo.
Esta situación ha llevado a una percepción negativa del sindicalismo, que en el pasado fue un pilar de las conquistas sociales. Sin embargo, la represión actual también puede ser un estímulo para que los trabajadores superen la apatía y recuperen la autoorganización y la lucha. El caso de La Suiza y otros similares recuerdan que otro tipo de sindicalismo, verdaderamente de clase, es posible y necesario.
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En una decisión que ha causado indignación entre los defensores de los derechos laborales, el Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias que condena a seis sindicalistas a tres años y medio de prisión y una multa de 125.000 euros. Este veredicto, visto por muchos como un ataque directo a la acción sindical, pone en cuestión las garantías de las libertades de organización, manifestación y expresión que se supone protege la legislación española.
El caso de las seis de La Suiza, una pequeña pastelería en Asturias, ha sido señalado como uno de los más graves ejemplos de represión sindical en la historia reciente del país. Las trabajadores, simplemente por reclamar el pago de horas extras adeudadas y un trato respetuoso, se encontraron enfrentando cargos graves y una narrativa de conspiración que finalmente fue aceptada por los tribunales. La "justicia", significativamente, se alineó con el propietario de la pastelería, quien interpretó las legítimas protestas sindicales como un intento de sabotaje y cierre de su negocio.
Este, sin embargo, no es un caso aislado. En los últimos años, hemos visto varios ejemplos de trabajadores y vecinos enfrentando procesos judiciales por participar en huelgas y protestas. Un caso emblemático fue la huelga del metal en la Bahía de Cádiz, que no contó con el apoyo de los sindicatos oficiales y resultó en duras represalias contra los participantes. Incluso el cine ha abordado estas situaciones, como en la película "Los lunes al sol" de León de Aranoa, que retrata las dificultades de los trabajadores en conflictos laborales apresuradamente silenciados.
En los juzgados de lo social, es común encontrar sentencias en las que sindicalistas comprometidos son despedidos por motivos que las empresas alegan como ausencias, retrasos o disminución de productividad. Estos despidos, sin indemnización, son una táctica frecuente para deshacerse de aquellos que luchan por los derechos laborales. Montar una sección sindical o participar en elecciones bajo siglas no aprobadas por la empresa también puede llevar a despidos, siempre justificados con otras excusas.
Sin embargo, si los representantes sindicales pertenecen a los sindicatos llamados de la "concertación", que han abandonado la lucha por el "acuerdo", la situación cambia radicalmente. Estos sindicatos, que suelen firmar pactos y reformas, reciben generosas liberaciones y subvenciones para promover el diálogo social. En grandes empresas, estos sindicalistas también juegan un papel crucial en la adjudicación de cursos y promociones, e incluso puede ser que los nuevos empleados reciban la ficha de afiliación al sindicato junto con su contrato de trabajo.
Esta situación ha llevado a una percepción negativa del sindicalismo, que en el pasado fue un pilar de las conquistas sociales. Sin embargo, la represión actual también puede ser un estímulo para que los trabajadores superen la apatía y recuperen la autoorganización y la lucha. El caso de La Suiza y otros similares recuerdan que otro tipo de sindicalismo, verdaderamente de clase, es posible y necesario.
Chorche | Domingo, 14 de Julio de 2024 a las 16:34:39 horas
Igual de necesario es limpiar el poder judicial de jueces arbitrarios y francofascistas así como la derogación de la ley mordaza.
Sólo se necesita para ello que la gente empiece a despertar y a reaccionar. En Catalunya, una Comunidad más despierta, se están manifestando estos días y con toda la razón del mundo, contra el poder judicial.
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