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Martes, 18 de Junio de 2024 Tiempo de lectura:

¿DE VERDAD VIENE EL FASCISMO?: LAS TRAMPAS DEL ALA "PROGRESISTA" DEL SISTEMA

  "Nos encontramos" —se afirma de forma recurrente— ante un peligroso auge del "fascismo".

En torno al término fascismo se ha desarrollado históricamente un extensísimo debate entre múltiples definiciones, a menudo enfrentadas, que reflejan distintos enfoques teóricos y políticos. En los últimos tiempos, sin embargo, el término "fascismo" se ha convertido en una suerte de insulto socorrido que se lanza a cualquiera, con el único propósito de descalificarlo y, si es posible, evitar así el esfuerzo de tener que realizar una crítica concreta de sus ideas y, de paso, fundamentar las propias (...).

 

 

Por ARTURO INGLOTT PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

   En torno al término fascismo se ha desarrollado históricamente un extensísimo debate entre múltiples definiciones, a menudo enfrentadas, que reflejan distintos enfoques teóricos y políticos.

 

   En los últimos tiempos, sin embargo, el término "fascismo" se ha convertido en una suerte de insulto socorrido que se lanza a cualquiera, con el único propósito de descalificarlo y, si es posible, evitar así el esfuerzo de tener que realizar una crítica concreta de sus ideas y, de paso, fundamentar las propias. 

 

     Nadie —o casi nadie— quiere ser calificado como fascista, pero cualquiera puede referirse con este calificativo a otros con los que se encuentre en desacuerdo, para dar por zanjada una discusión incluso antes de que comience. Como consecuencia de este uso indiscriminado, el término ha sido vaciado de contenido hasta convertirse, cotidianamente, en inservible desde el punto de vista analítico.

 

  Ello puede ser particularmente problemático cuando, paralelamente, estamos asistiendo al crecimiento de nuevas formaciones de derecha o extrema derecha, o de derechas populistas, tanto en Europa como en América del Norte y Latinoamérica, que a menudo también son calificadas, sin mayores distinciones ni análisis particulares, como "fascistas".

 

  "Nos encontramos" —se afirma de forma recurrente— ante un peligroso auge del "fascismo".

 

    ¿Pero son correctas estas caracterizaciones generales? Y, en caso contrario, ¿qué consecuencias negativas podría acarrear la falta de un análisis más certero de estos fenómenos políticos contemporáneos?

 

 

PERO ENTONCES, ¿QUÉ DEMONIOS ES EL FASCISMO?

 

  A reflexionar sobre ello dedica su último artículo en "ML Today", titulado "Fascismo: ¿Qué hay en una palabra?", el marxista estadounidense Greg Godels.

 

  Tras un ilustrativo recorrido histórico, en el que apunta cómo los problemas de definición del fascismo surgieron ya "inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial", y se refiere a varias de estas definiciones, Godels hace suya la teorización del pensador marxista R. Palme Dutt, que pone en primer término los lazos directos que existen entre el capitalismo y el fascismo.

 

  "El fascismo —explica Dutt— se desarrolló como un movimiento en la práctica, en las condiciones de la amenaza de una revolución proletaria, como un movimiento de masas contrarrevolucionario apoyado por la burguesía, empleando armas de demagogia social mixta y terrorismo para derrotar la revolución y construir una dictadura estatal capitalista fortalecida; y solo después intentó adornar y racionalizar este proceso con una 'teoría'".

 

  "El fascismo, en resumen, es un movimiento de elementos mixtos, predominantemente pequeño-burgueses, pero también del lumpenproletariado y de la clase trabajadora desmoralizada, financiado y dirigido por el capital financiero, por los grandes industriales, terratenientes y financieros, para derrotar la revolución de la clase trabajadora y aplastar las organizaciones de la clase trabajadora".

 

    "Cuando las condiciones sociales se deterioran drásticamente y los trabajadores y sus organizaciones amenazan el orden capitalista —añade Godels en esta misma línea de razonamiento— los gobernantes apoyan a los contrarrevolucionarios dispuestos a defender y fortalecer el orden capitalista, incluso a expensas de la democracia burguesa".

 

   Como una diferencia fundamental entre el periodo del pasado siglo XX en el que se desarrolló el movimiento fascista y el momento actual, Greg Godels constata que, en la actualidad, "desafortunadamente, la izquierda revolucionaria y las organizaciones de trabajadores actualmente representan muy poca amenaza para el orden capitalista".

 

   Es decir, que la clase capitalista no requeriría, al menos por el momento, desembarazarse de sus ropajes formalmente "democráticos" para evitar una revolución que no aparece en el horizonte, aunque ello no signifique que no necesite reforzar su aparato represivo estatal para responder el creciente descontento de las masas.

 

 

 ¿ES EL "TRUMPISMO" UN FASCISMO?

 

    Para Godels, más allá de la escenificación mediática del enfrentamiento entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano, representado por Donald Trump:

 

  "El capital financiero... los grandes industriales, terratenientes y financieros siguen defendiendo y protegiendo el sistema bipartidista porque consideran que funciona adecuadamente".

 

   Según el análisis del marxista estadounidense, los "ataques legales que se acumulan contra Trump y los ataques mediáticos rabiosos contra él" solo "muestran que una sección importante de la clase dominante considera su imprevisibilidad como una amenaza para la estabilidad".

 

    Sin embargo —añade Godels"otros piensan que su payasada y fanfarronería sirven como una válvula de escape para el descontento que infecta a la ciudadanía, al igual que el acto de payaso de Berlusconi pacificó y entretuvo a los italianos descontentos con su destino político durante tres décadas".

 

     La política institucional de Estados Unidos, por tanto, pese a la grave crisis que atraviesa ese país, seguiría estando marcada por la misma alternancia entre republicanos y demócratas en la que históricamente se ha asentado el Imperio del Norte. Y ello, a pesar de que los republicanos estén hoy representados por un pretendido "outsider" al que votan millones de electores desencantados del falso "Sueño Americano".

 

   Godels advierte que, en este terreno de juego bipartidista, la caracterización de Trump como "fascista" es   "la última arma de política electoral del Partido Demócrata, que, desprovisto de un programa atractivo, "afirma que votar por Biden es un voto contra el fascismo".

 

   "Dado que el fracaso de Biden en la inflación y su belicismo sangriento son rechazados, especialmente por los jóvenes y el ala izquierda del partido, retratar a Trump como un fascista es —sostiene Godels— un acto de desesperación, pero un acto que en última instancia hará poco para evitar el ascenso de Trump y sus similares".

 

 

LA TRAMPA DE LA PROPUESTA "ANTIFASCISTA" DEL SISTEMA

 

   Greg Godels advierte, de esta forma, sobre la trampa con la que un ala del establishment estaría logrando perpetuar las mismas políticas que generan la aparición de fenómenos como el de Donald Trump, Bolsonaro, Milei, VOX en España o la Refundación Nacional de Marine Le Pen, más allá de la caracterización concreta que se pueda realizar de cada uno de estos personajes y formaciones políticas. 

 

   "La respuesta a una crisis cada vez más profunda del gobierno capitalista que está perdiendo su legitimidad a los ojos de las masas no es reunir apoyo en torno a las políticas fallidas que crearon y profundizaron la crisis. La respuesta no es gritar '¡Que viene el lobo!' o recordar a la gente que las cosas podrían empeorar. La alternativa es desarrollar respuestas reales a la desesperación que enfrentan los trabajadores".

 

   Extrapolando este análisis desde los Estados Unidos a Europa, cabe preguntarse, por ejemplo, qué consecuencias positivas para las clases trabajadoras se pueden esperar del nuevo Frente Popular francés en un momento en el que Francia —aún sin Le Pen en el Gobierno— se postula como pretendida líder militar, en el marco de la OTAN, en el enfrentamiento entre potencias capitalistas que define la geopolítica actual.

 

   O si sería conveniente para las clases trabajadoras del Estado español apoyar otro "frente antifascista", liderado por el PSOE y apoyado por las diferentes muletas de las que se vale el partido socioliberal español, para evitar el triunfo electoral del PP y de VOX.

 

   Sin que pretendamos cerrar un debate tan complejo, ni establecer definitivamente qué se podría calificar como "fascismo" en la actualidad, compartimos con el marxista norteamericano Greg Godels su preocupación por encontrar "otras palabras para describir la profunda crisis de legitimidad burguesa que estamos soportando".

 

     Y por desarrollar análisis y definiciones adaptados a la realidad concreta en las que nos ha tocado lidiar y que nos permitan pensar -y luego actuar- con una imprescindible independencia de clase.  Y es que el oscuro panorama actual nos obliga a cuestionar, muy seriamente, cómo podrían llegar a ser nuestros presuntos aliados contra el "fascismo" las mismas fuerzas políticas y los poderes económicos que nos conducen a un continuado estado de guerra mundial y a la creciente degradación de las condiciones económicas y sociales de los pueblos de todo el planeta. 

 
 
 
 
 
 
 
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  • Amelia

    Amelia | Martes, 25 de Junio de 2024 a las 02:13:55 horas

    Un artículo para la reflexión

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  • Alejandro El No-Magno

    Alejandro El No-Magno | Martes, 18 de Junio de 2024 a las 23:16:29 horas

    ...Dejémosnos de circunvalaciones bizantinas y jeroglificos al uso y al usa:

    FASCISMO ES ÇAPITALISMO AL DESNUDO.
    Y LA MAGNITUD DE ESTE STRIP-TEASE
    SE "ASE" EN PROPORCION AL PELIGRO
    EN EL QUE ESTA LA DICTADURA ÇAPITALISTA:
    A MAS PELIGRO SE "ASE" MAS FASCISTA,
    MAS SE DESNUDA,
    A MENOS PELIGRO SE "ASE" MENOS FASCISTA.
    MENOS SE DESNUDA

    Teniendo en cuenta que la "entidad" que se desnuda, que se quita o se pone ropas,
    SUEMPRE LLEVA EL BRAZO EN ALTO.

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