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Miércoles, 05 de Junio de 2024 Tiempo de lectura:

EL INSACIABLE APETITO GLOBAL POR LA ARENA DEVORA AL PLANETA

El fin de la arena: el recurso que todos damos por sentado que era abundante

La humanidad enfrenta una crisis invisible pero devastadora: la arena, esencial para la construcción y la tecnología, está desapareciendo a un ritmo tan vertiginoso como alarmante. ¿Qué impacto tendrá esto en nuestro futuro? Ahora puedes descubrir toda la magnitud del problema en este artículo de nuestro colaborador

 

POR CARLOS SERNA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

 

   La arena es un recurso que, desde la infancia, siempre nos [Img #79194]había parecido inagotable. Como niños, aprendemos sobre el infinito contando los granos de arena en la playa. Pero la verdad es que sí se puede contar. Científicos de la Universidad de Hawái calcularon cuántos granos de arena caben en una pequeña cucharadita de café: Dijeron que 10.000.

 

LA CRECIENTE DEMANDA Y AGOTAMIENTO DE LA ARENA

 

    En Dubái, la construcción de una isla artificial requirió mil millones de toneladas de arena marina, ya que la del desierto no sirve. Sin embargo, muy lejos de lo que imaginábamos, la arena no es infinita y se está agotando. La construcción a nivel mundial demanda cantidades descomunales de arena para mezclarla con grava y cemento y obtener hormigón, presente en edificios, obras públicas, carreteras y aceras. Solo el sector de la construcción necesita 60.000 millones de toneladas de arena y grava al año. Con esa cantidad, se podría construir un muro de 27 metros de altura y 27 de grosor alrededor del ecuador terrestre.

 

     La demanda de arena ya supera lo que la naturaleza puede reponer. En lo que va del siglo, la demanda ha aumentado un 60%, y en China, más del 400%. La ONU estima que en 2050, dos de cada tres habitantes vivirán en grandes urbes. La regeneración de la arena lleva milenios, el tiempo que un glaciar necesita para triturar una montaña. Pero la industria de la construcción no puede esperar. En la última década, China ha usado más arena que Estados Unidos en todo el siglo XX. Shanghái tiene más rascacielos que Manhattan.

 

 

  IMPACTOS MEDIOAMBIENTALES Y GEOPOLÍTICOS DE LA EXTRACCIÓN DE ARENA

 

       No se trata de inocentes pescadores de playa, sino de personas en Cabo Verde que viven de extraer arena de las playas. En el sector de la construcción, arena y grava generan más de 60 millones de euros al año. China, el mayor productor de cemento, produce, 2410 millones de toneladas anuales, seguido de la India con 290 y Estados Unidos con 86. España, tras las últimas crisis, alcanzó en 2015 los 12 millones de toneladas de cemento. El consumo total de áridos ha superado los 143,3 millones de toneladas.

 

     La arena no solo está en el hormigón, sino también en el acero, la cerámica, los balastos de las vías del tren, pulimentos, pinturas, detergentes y es la segunda materia prima más demandada después del agua.

 

    Está en los chips de los ordenadores, pasta de dientes, cosméticos, papel y plástico. La industria alimentaria la necesita para fabricar azúcar, pan, vino y cerveza. El silicio de las arenas de cuarzo se usa para producir vidrio. En el fracking, se inyecta a altas presiones para fracturar esquistos y extraer hidrocarburos. Cada español consume 11.650 kilos de arena al año sin saberlo.

 

     La civilización tiene hambre de arena. Una vivienda unifamiliar necesita 200 toneladas y un kilómetro de autopista, 30 mil. En países con infraestructuras desarrolladas, la arena de cantera cuesta entre 11 y 18 euros por tonelada. En Singapur, el precio puede multiplicarse por diez debido a la escasez. El frenesí constructivo de la ciudad-estado en los últimos cincuenta años ha incrementado su extensión en un 20% usando arena de islas vecinas, que han desaparecido.

 

    El delta del río Mekong es una de las principales fuentes de arena en el sudeste asiático, y las extracciones han favorecido la incursión de agua salada en los acuíferos costeros, amenazando la cadena alimentaria de Vietnam. El impacto no solo ha sido medioambiental, sino también político.

 

      "La arena usada para construir nuevos barrios en Singapur fue tomada de islas indonesias, que lentamente se hundieron. Una isla sumergida no cuenta como frontera, lo que significó que Indonesia perdió territorio", explica Pascal Peduzzi, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

 

 

  EL MERCADO NEGRO Y POSIBLES SOLUCIONES PARA LA CRISIS DE ARENA

 

     La extracción de arena no es sencilla. Con el suministro de minas y canteras estancado, se extrae de ríos, playas y el fondo marino. La arena marina es más cara y necesita lavarse para quitarle la sal. Algunos geólogos advierten que el 70% de las playas del mundo están en peligro, desprotegidas del viento y las olas.

    En California, cada año desaparecen 30 kilómetros cuadrados de playas. El dragado de ríos los hace incontrolables y propensos a riadas. El sedimento sofoca a los peces y nubla el agua, bloqueando la luz que necesita la vegetación subacuática.

 

    ¿Por qué no usar la arena del desierto? Porque no sirve. El viento hace que sus granos sean demasiado lisos. En el Golfo, sufren escasez de arena para construir. Para levantar islas artificiales frente a Dubái, se dragaron mil millones de toneladas del fondo marino y para construir la torre Burj Khalifa, se importó arena de Australia.

 

     El mercado negro de arena es enorme. La India tiene un apetito insaciable de hormigón, y la mafia de la arena se ha convertido en la primera industria criminal del país. Sobornan a policías y funcionarios para extraer arena ilegalmente, como denuncia Sumaira Abdulali, una activista amenazada de muerte.

 

     "Algunos de mis compañeros han sido asesinados por enfrentarse a la mafia de la arena", comenta Abdulali.

  

      El sector de la construcción genera el 10% del PIB del país. En Mumbai, los antiguos pescadores ahora extraen arena del lecho del río Thane, buceando a pulmón con un cubo 200 veces al día por 10 dólares diarios. Los camiones esperan para llevar la arena a las obras en Mumbai.

 

     El expolio se repite en otros países. En las playas de Marruecos, los ladrones de arena usan burros para cargarla. En Camboya y Vietnam, hombres armados amenazan a los habitantes de los pueblos en los deltas de los ríos. En Sierra Leona y el Caribe se viven escenas similares. Cabo Verde corre el riesgo de sufrir la misma suerte que Indonesia. La arena que levantó los rascacielos de Shanghái se extrajo del lago Poyang, que era la mayor reserva de agua potable de China y ahora está seco varios meses al año.

 

    ¿Soluciones? No son sencillas, si se tiene en cuenta cuáles son los mecanismos que mueven a las economía de mercado capitalistas que hoy rigen en la mayoría de los países del mundo.

     Ingenieros en Goa, India, tratan de probar sustituyendo el 10% de la arena con plástico reciclado. También se está intentando construir con escombros de edificios demolidos. Hay arquitectos que señalan que en muchos edificios se emplean demasiadas vigas, un 30% más de lo necesario. Se teme pecar por defecto.

 

    “Pero algo habrá que hacer. Se está llegando al fin de la extracción de arena fácil. Los gobiernos deben entender que estamos ante una emergencia inadvertida”, advierte Pascal Peduzzi, un conocido investigador del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

 

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