
PERO... ¿HAY REALMENTE "IMPERIALISTAS BUENOS" E "IMPERIALISTAS MALOS"?
"Existe un falso dilema entre bloques: ni Trump ni Putin representan a sus respectivos pueblos" . Una reflexión marxista sobre la guerra en Ucrania, las alianzas interimperialistas y los errores del falso "antiimperialismo".
Mientras el mundo presencia el resurgir de viejas tensiones geopolíticas bajo nuevas formas, Dimitri Xekalakis, miembro del Comité Central del Partido Comunista griego, denuncia los peligros de caer en la ilusión de "imperialismos progresistas". En este ensayo político analiza la guerra en Ucrania desde una perspectiva de clase y revalida la vigencia del pensamiento leninista frente a la confusión ideológica contemporánea.
POR DIMITRI XEKALAKIS (*) / MLToday
La situación actual y los acontecimientos que han seguido al ascenso de Trump al poder, así como el reajuste de alianzas que se está produciendo en el campo del imperialismo, parecen
haber generado desconcierto y confusión entre quienes se empeñan en identificar la política imperialista únicamente con Estados Unidos, alimentando así la idea de que “la Rusia capitalista vendrá a salvarnos”.
Por otro lado, los analistas y fuerzas políticas burguesas se hallan en un estado de auténtico aturdimiento ante cómo y por qué se configuran determinadas posiciones dentro del bloque euroatlántico, y ante la actitud del “Occidente democrático” en esta permanente puja imperialista.
Desde el inicio de la guerra imperialista en Ucrania, diversos grupos oportunistas y pretendidos analistas, invocando un “auténtico” antiimperialismo combativo, han intentado socavar las posiciones del Partido Comunista griego, adoptando un discurso barato de antiamericanismo y un falso antifascismo. Pese a su retórica “revolucionaria”, callan ante la raíz del problema: el sistema capitalista y su expresión superior, el imperialismo.
“Los pueblos no deben elegir entre imperialismos: ambos bandos representan intereses ajenos a su clase.”
Estas fuerzas agotan su “antiimperialismo” exclusivamente contra el bloque euroatlántico, presentando a otros centros y Estados imperialistas como supuestos “oponentes”. En la práctica, su línea política encierra a los pueblos y movimientos en alianzas con clases burguesas, como la rusa, atribuyéndoles cualidades que no poseen y promoviendo una suerte de “frente unido de fuerzas progresistas”.
Con tal de resultar más persuasivos, especialmente ante personas que apoyan al Partido Comunista griego o valoran su postura-, recurren a maniobras manipuladoras, alegando que defienden a la Unión Soviética y la construcción socialista.
Para justificar sus incongruencias y su debilidad teórico-política —que hoy inevitablemente los lleva a un callejón sin salida y directamente al regazo de la burguesía—, redirigen sus ataques contra los comunistas griegos por su posición sobre la guerra, con el fin de desviar militancia de su influencia.
Desde luego, nadie puede dudar de que en Grecia el movimiento revolucionario se está enfrentando a la burguesía nacional, al Estado y sus gobiernos, a sus aliados, a la OTAN, a los estadounidenses, a la UE. Pero, ¿puede esta evaluación llevarnos a concluir que la alternativa consiste en alinearse con los centros imperialistas que se oponen al campo euroatlántico? ¿Es que debemos buscar al “imperialista bueno”?
“El uso de símbolos soviéticos por parte del actual gobierno ruso es una apropiación oportunista del legado comunista.”
La negociación actual entre Trump y Putin, la postura de EE.UU. en la ONU, el G7 y sus fricciones con la UE en torno a la guerra en Ucrania, el debate sobre la explotación compartida de tierras raras en ese territorio, las negociaciones para la adhesión de Ucrania a la UE y la OTAN, confirman —una vez más y de forma categórica— que no existe alianza imperialista que sea favorable a los pueblos.
Las confrontaciones y alianzas interestatales en condiciones de imperialismo son siempre frágiles y pasajeras, ya que los intereses varían en función del desarrollo desigual. Tal es el enredo de contradicciones que las tensiones entre aliados se agudizan, mientras que enemigos irreconciliables alcanzan acuerdos puntuales entre sí, justamente porque los acontecimientos están marcados por las ambiciones de las clases burguesas. Véase, por ejemplo, los choques en torno a los aranceles, los gastos de guerra, etc.
“La "salida" no está en elegir entre uno de los bandos burgueses en confrontacion, sino en luchar por el poder obrero y sus intereses como clase social.”
Mientras negocian ceses al fuego y acuerdos de paz, intensifican los preparativos bélicos, organizan economías de guerra y proyectan gigantescos planes de armamento por cientos de miles de millones, a costa de todos los pueblos.
LA VIGENCIA DEL LENINISMO
Hoy, a 110 años de la publicación de la obra de Lenin “Bajo una bandera ajena” [1], su legado sigue siendo valioso y guía para la acción. En esta obra, así como en otras tan fundamentales como “El imperialismo, fase superior del capitalismo” [2], Lenin es tajante:
bajo el capitalismo monopolista, la burguesía representa el pasado del desarrollo social, y las guerras entre fracciones nacionales del capital monopolista se libran por el reparto del botín. La clase obrera es la única que puede conducir y garantizar el progreso social, tanto en tiempos de paz como de guerra. Es decir, ante el Estado y el poder de unos pocos, la dictadura del capital que genera crisis, guerras, pobreza y sufrimiento, la única salida es el poder de los muchos, la dictadura del proletariado.
Desde esta perspectiva, resulta inaceptable que el movimiento obrero tenga motivo alguno para defender a una u otra burguesía en una guerra imperialista. Igualmente peligrosa y antihistórica es la tesis de que la clase trabajadora y su vanguardia política deben “sacar provecho” de las contradicciones interimperialistas arrastrándose a la estela de alguna burguesía o alianza imperialista, traicionando así su clase.
La enseñanza leninista, para quien no busca distorsionarla, es diáfana: la clase obrera y el movimiento revolucionario solo se mantienen fieles a sí mismos si no se alinean con ninguna burguesía imperialista, si comprenden que “ambos bandos son peores”, si desean el fracaso de la burguesía en todos los países.
Estas posiciones valen para todos los países, sin importar cual sea su poder económico o militar, y naturalmente para los Estados capitalistas que surgieron tras la disolución de la URSS y otros países socialistas, después de que se produjera el triunfo de las fuerzas contrarrevolucionarias y la consolidación de las clases burguesas que saquearon la riqueza creada por los pueblos durante más de 70 años bajo el socialismo.
Además, para aprovechar realmente las contradicciones y rivalidades imperialistas en beneficio de la lucha por el socialismo es imprescindible separarse con claridad de todos los bandos imperialistas en conflicto. Esto fue precisamente lo que enseñaron los bolcheviques.
Lenin también criticó duramente a Kautsky por su error al dividir los Estados burgueses entre los que sí y los que no practicaban una política imperialista en la era del capitalismo monopolista. Reproducir semejantes ideas lleva al error de creer que hoy solo Estados Unidos lleva a cabo una política imperialista, cuando simplemente conserva la primacía dentro del sistema imperialista global y lucha con todos los medios para mantenerla.
EL SÓLIDO ANÁLISIS DE CLASE, TEÓRICO Y POLÍTICO DEL KKE
Desde el primer momento, el Partido Comunista griego señaló el carácter imperialista de la guerra en ambos bandos, subrayando que la guerra en Ucrania no es simplemente un conflicto entre dos Estados [3]. Respondió a la tesis de que el nivel actual de desarrollo del capitalismo ruso no justificaría calificarlo de imperialista. Demostró que la burguesía rusa, que consolidó su poder tras la contrarrevolución, participa activamente en las disputas por el reparto de mercados y territorios de valor económico; que el capitalismo monopolista en Rusia ocupa un lugar relevante dentro del sistema imperialista internacional [4].
Con base en esto, el Estado burgués ruso aplica una política imperialista conforme a su poder económico, militar y político. El Partido Comunista griego respondió al multifacético antisovietismo y anticomunismo [5], a las calumnias contra la URSS provenientes de los aparatos imperialistas de ambos bandos.
Por un lado, los mitos de la OTAN sobre la “opresión nacional” de los pueblos de Ucrania y de la URSS. Por otro, la narrativa de la burguesía rusa que reponsabiliza a Lenin, a los bolcheviques y al PCUS de haber “cedido” territorios rusos históricos al crear Ucrania. Ambos tergiversan el legado soviético sobre la cuestión nacional para ocultar que, tras las conmociones contrarrevolucionarias, la formación de burguesías en todas las ex repúblicas de la URSS terminó desembocando inevitablemente en una lucha encarnizada por el botín que el pueblo soviético había creado con su trabajo en el marco de un Estado socialista unificado.
El Partido Comunista griego llamó a los pueblos a rechazar los pretextos: tanto los del bando de la OTAN, que asegura luchar por la “libertad” y el derecho a la “autodeterminación” del pueblo ucraniano, como los del otro bando, que esconde los intereses de sus propios monopolios tras la llamada operacion “desnazificadora” de Ucrania y la “autodeterminación” de las poblaciones rusoparlantes. Desde 2014, el KKE se ha opuesto activamente a los grupos fascistas, a los batallones Azov y al papel del gobierno burgués ucraniano, que ha provocado la muerte de miles de ciudadanos rusoparlantes en Ucrania.
Al mismo tiempo, ha denunciado cómo el gobierno ruso instrumentaliza el sacrificio de millones de personas de la URSS, haciendo uso de símbolos soviéticos y comunistas para apropiarse de la heroica lucha del pueblo soviético contra la Alemania nazi y otros Estados capitalistas, comparándola con la ofensiva rusa en Ucrania en defensa de los intereses de sus monopolios.
“La independencia de clase es una condición indispensable para una transformación real.”
El Partido Comunista griego ha sido vanguardia en la denuncia de la profunda implicación de Grecia en la guerra imperialista. Ha señalado las responsabilidades del gobierno derechista de "Nueva Democracia", así como de los demás partidos euroatlánticos, por haber convertido al país en una “base” para operaciones militares de la OTAN, EE.UU. y la UE. Su acción e intervención tienen una dimensión internacional, con un claro criterio de clase.
Hoy, mientras la guerra imperialista se extiende por diversas regiones del planeta, cuando la lucha por la hegemonía en el sistema imperialista global se intensifica, cuando la búsqueda de salidas rentables para capitales estancados y el “campo minado” de la recesión agudizan la competencia y la guerra comercial, crece el riesgo de una generalización de los conflictos militares como continuación natural de la política y los intereses de las clases burguesas.
En este contexto, la experiencia histórica de los bolcheviques —que ofrecieron una salida a la Primera Guerra Mundial con la revolución socialista— es de un valor incalculable. Para el movimiento obrero revolucionario, no hay cabida para el desconcierto.
Con un criterio puramente de clase, este movimiento se vale de esa experiencia histórica y del acervo teórico actualizado del Partido Comunista Griego, para que los pueblos no caigan en la trampa de los objetivos de la política burguesa, y para asegurar la independencia de clase y política del proletariado, con el socialismo como objetivo final.
NOTAS:
[1]. V. I. Lenin, “Under a False Flag”, Collection “On War and Socialist Revolution” ed. Syghroni Epohi or Lenin’s Collected Works, volume 26
[2]. V. I. Lenin, “Imperialism, the Highest Stage of Capitalism”, ed. Syghroni Epohi or Lenin’s Collected Works, volume 27
[3]. KOMEP v.2/2022 “Decision of the CC of the KKE: On the Imperialist War in Ukraine”
[4]. KOMEP v. 5-6/2022 “Some Facts on the Economy of Russia”
[. V. I. LENIN – I. V. STALIN “On the Class Struggle in Ukraine”,ed. Syghroni Epohi.
(*) DIMITRI XEKALAKIS es miembro del Comité Central del Partido Comunista Griego (KKE) y Director de la Editorial Synchroni Epochi.
POR DIMITRI XEKALAKIS (*) / MLToday
La situación actual y los acontecimientos que han seguido al ascenso de Trump al poder, así como el reajuste de alianzas que se está produciendo en el campo del imperialismo, parecen haber generado desconcierto y confusión entre quienes se empeñan en identificar la política imperialista únicamente con Estados Unidos, alimentando así la idea de que “la Rusia capitalista vendrá a salvarnos”.
Por otro lado, los analistas y fuerzas políticas burguesas se hallan en un estado de auténtico aturdimiento ante cómo y por qué se configuran determinadas posiciones dentro del bloque euroatlántico, y ante la actitud del “Occidente democrático” en esta permanente puja imperialista.
Desde el inicio de la guerra imperialista en Ucrania, diversos grupos oportunistas y pretendidos analistas, invocando un “auténtico” antiimperialismo combativo, han intentado socavar las posiciones del Partido Comunista griego, adoptando un discurso barato de antiamericanismo y un falso antifascismo. Pese a su retórica “revolucionaria”, callan ante la raíz del problema: el sistema capitalista y su expresión superior, el imperialismo.
“Los pueblos no deben elegir entre imperialismos: ambos bandos representan intereses ajenos a su clase.”
Estas fuerzas agotan su “antiimperialismo” exclusivamente contra el bloque euroatlántico, presentando a otros centros y Estados imperialistas como supuestos “oponentes”. En la práctica, su línea política encierra a los pueblos y movimientos en alianzas con clases burguesas, como la rusa, atribuyéndoles cualidades que no poseen y promoviendo una suerte de “frente unido de fuerzas progresistas”.
Con tal de resultar más persuasivos, especialmente ante personas que apoyan al Partido Comunista griego o valoran su postura-, recurren a maniobras manipuladoras, alegando que defienden a la Unión Soviética y la construcción socialista.
Para justificar sus incongruencias y su debilidad teórico-política —que hoy inevitablemente los lleva a un callejón sin salida y directamente al regazo de la burguesía—, redirigen sus ataques contra los comunistas griegos por su posición sobre la guerra, con el fin de desviar militancia de su influencia.
Desde luego, nadie puede dudar de que en Grecia el movimiento revolucionario se está enfrentando a la burguesía nacional, al Estado y sus gobiernos, a sus aliados, a la OTAN, a los estadounidenses, a la UE. Pero, ¿puede esta evaluación llevarnos a concluir que la alternativa consiste en alinearse con los centros imperialistas que se oponen al campo euroatlántico? ¿Es que debemos buscar al “imperialista bueno”?
“El uso de símbolos soviéticos por parte del actual gobierno ruso es una apropiación oportunista del legado comunista.”
La negociación actual entre Trump y Putin, la postura de EE.UU. en la ONU, el G7 y sus fricciones con la UE en torno a la guerra en Ucrania, el debate sobre la explotación compartida de tierras raras en ese territorio, las negociaciones para la adhesión de Ucrania a la UE y la OTAN, confirman —una vez más y de forma categórica— que no existe alianza imperialista que sea favorable a los pueblos.
Las confrontaciones y alianzas interestatales en condiciones de imperialismo son siempre frágiles y pasajeras, ya que los intereses varían en función del desarrollo desigual. Tal es el enredo de contradicciones que las tensiones entre aliados se agudizan, mientras que enemigos irreconciliables alcanzan acuerdos puntuales entre sí, justamente porque los acontecimientos están marcados por las ambiciones de las clases burguesas. Véase, por ejemplo, los choques en torno a los aranceles, los gastos de guerra, etc.
“La "salida" no está en elegir entre uno de los bandos burgueses en confrontacion, sino en luchar por el poder obrero y sus intereses como clase social.”
Mientras negocian ceses al fuego y acuerdos de paz, intensifican los preparativos bélicos, organizan economías de guerra y proyectan gigantescos planes de armamento por cientos de miles de millones, a costa de todos los pueblos.
LA VIGENCIA DEL LENINISMO
Hoy, a 110 años de la publicación de la obra de Lenin “Bajo una bandera ajena” [1], su legado sigue siendo valioso y guía para la acción. En esta obra, así como en otras tan fundamentales como “El imperialismo, fase superior del capitalismo” [2], Lenin es tajante:
bajo el capitalismo monopolista, la burguesía representa el pasado del desarrollo social, y las guerras entre fracciones nacionales del capital monopolista se libran por el reparto del botín. La clase obrera es la única que puede conducir y garantizar el progreso social, tanto en tiempos de paz como de guerra. Es decir, ante el Estado y el poder de unos pocos, la dictadura del capital que genera crisis, guerras, pobreza y sufrimiento, la única salida es el poder de los muchos, la dictadura del proletariado.
Desde esta perspectiva, resulta inaceptable que el movimiento obrero tenga motivo alguno para defender a una u otra burguesía en una guerra imperialista. Igualmente peligrosa y antihistórica es la tesis de que la clase trabajadora y su vanguardia política deben “sacar provecho” de las contradicciones interimperialistas arrastrándose a la estela de alguna burguesía o alianza imperialista, traicionando así su clase.
La enseñanza leninista, para quien no busca distorsionarla, es diáfana: la clase obrera y el movimiento revolucionario solo se mantienen fieles a sí mismos si no se alinean con ninguna burguesía imperialista, si comprenden que “ambos bandos son peores”, si desean el fracaso de la burguesía en todos los países.
Estas posiciones valen para todos los países, sin importar cual sea su poder económico o militar, y naturalmente para los Estados capitalistas que surgieron tras la disolución de la URSS y otros países socialistas, después de que se produjera el triunfo de las fuerzas contrarrevolucionarias y la consolidación de las clases burguesas que saquearon la riqueza creada por los pueblos durante más de 70 años bajo el socialismo.
Además, para aprovechar realmente las contradicciones y rivalidades imperialistas en beneficio de la lucha por el socialismo es imprescindible separarse con claridad de todos los bandos imperialistas en conflicto. Esto fue precisamente lo que enseñaron los bolcheviques.
Lenin también criticó duramente a Kautsky por su error al dividir los Estados burgueses entre los que sí y los que no practicaban una política imperialista en la era del capitalismo monopolista. Reproducir semejantes ideas lleva al error de creer que hoy solo Estados Unidos lleva a cabo una política imperialista, cuando simplemente conserva la primacía dentro del sistema imperialista global y lucha con todos los medios para mantenerla.
EL SÓLIDO ANÁLISIS DE CLASE, TEÓRICO Y POLÍTICO DEL KKE
Desde el primer momento, el Partido Comunista griego señaló el carácter imperialista de la guerra en ambos bandos, subrayando que la guerra en Ucrania no es simplemente un conflicto entre dos Estados [3]. Respondió a la tesis de que el nivel actual de desarrollo del capitalismo ruso no justificaría calificarlo de imperialista. Demostró que la burguesía rusa, que consolidó su poder tras la contrarrevolución, participa activamente en las disputas por el reparto de mercados y territorios de valor económico; que el capitalismo monopolista en Rusia ocupa un lugar relevante dentro del sistema imperialista internacional [4].
Con base en esto, el Estado burgués ruso aplica una política imperialista conforme a su poder económico, militar y político. El Partido Comunista griego respondió al multifacético antisovietismo y anticomunismo [5], a las calumnias contra la URSS provenientes de los aparatos imperialistas de ambos bandos.
Por un lado, los mitos de la OTAN sobre la “opresión nacional” de los pueblos de Ucrania y de la URSS. Por otro, la narrativa de la burguesía rusa que reponsabiliza a Lenin, a los bolcheviques y al PCUS de haber “cedido” territorios rusos históricos al crear Ucrania. Ambos tergiversan el legado soviético sobre la cuestión nacional para ocultar que, tras las conmociones contrarrevolucionarias, la formación de burguesías en todas las ex repúblicas de la URSS terminó desembocando inevitablemente en una lucha encarnizada por el botín que el pueblo soviético había creado con su trabajo en el marco de un Estado socialista unificado.
El Partido Comunista griego llamó a los pueblos a rechazar los pretextos: tanto los del bando de la OTAN, que asegura luchar por la “libertad” y el derecho a la “autodeterminación” del pueblo ucraniano, como los del otro bando, que esconde los intereses de sus propios monopolios tras la llamada operacion “desnazificadora” de Ucrania y la “autodeterminación” de las poblaciones rusoparlantes. Desde 2014, el KKE se ha opuesto activamente a los grupos fascistas, a los batallones Azov y al papel del gobierno burgués ucraniano, que ha provocado la muerte de miles de ciudadanos rusoparlantes en Ucrania.
Al mismo tiempo, ha denunciado cómo el gobierno ruso instrumentaliza el sacrificio de millones de personas de la URSS, haciendo uso de símbolos soviéticos y comunistas para apropiarse de la heroica lucha del pueblo soviético contra la Alemania nazi y otros Estados capitalistas, comparándola con la ofensiva rusa en Ucrania en defensa de los intereses de sus monopolios.
“La independencia de clase es una condición indispensable para una transformación real.”
El Partido Comunista griego ha sido vanguardia en la denuncia de la profunda implicación de Grecia en la guerra imperialista. Ha señalado las responsabilidades del gobierno derechista de "Nueva Democracia", así como de los demás partidos euroatlánticos, por haber convertido al país en una “base” para operaciones militares de la OTAN, EE.UU. y la UE. Su acción e intervención tienen una dimensión internacional, con un claro criterio de clase.
Hoy, mientras la guerra imperialista se extiende por diversas regiones del planeta, cuando la lucha por la hegemonía en el sistema imperialista global se intensifica, cuando la búsqueda de salidas rentables para capitales estancados y el “campo minado” de la recesión agudizan la competencia y la guerra comercial, crece el riesgo de una generalización de los conflictos militares como continuación natural de la política y los intereses de las clases burguesas.
En este contexto, la experiencia histórica de los bolcheviques —que ofrecieron una salida a la Primera Guerra Mundial con la revolución socialista— es de un valor incalculable. Para el movimiento obrero revolucionario, no hay cabida para el desconcierto.
Con un criterio puramente de clase, este movimiento se vale de esa experiencia histórica y del acervo teórico actualizado del Partido Comunista Griego, para que los pueblos no caigan en la trampa de los objetivos de la política burguesa, y para asegurar la independencia de clase y política del proletariado, con el socialismo como objetivo final.
NOTAS:
[1]. V. I. Lenin, “Under a False Flag”, Collection “On War and Socialist Revolution” ed. Syghroni Epohi or Lenin’s Collected Works, volume 26
[2]. V. I. Lenin, “Imperialism, the Highest Stage of Capitalism”, ed. Syghroni Epohi or Lenin’s Collected Works, volume 27
[3]. KOMEP v.2/2022 “Decision of the CC of the KKE: On the Imperialist War in Ukraine”
[4]. KOMEP v. 5-6/2022 “Some Facts on the Economy of Russia”
[. V. I. LENIN – I. V. STALIN “On the Class Struggle in Ukraine”,ed. Syghroni Epohi.
(*) DIMITRI XEKALAKIS es miembro del Comité Central del Partido Comunista Griego (KKE) y Director de la Editorial Synchroni Epochi.
Chorche | Viernes, 06 de Junio de 2025 a las 13:25:23 horas
Fracaso del «sentido común» ante el imperialismo. Necesidad de la dialéctica.
(Iñaki Gil de San Vicente - Lahaine)
Apuntes para el debate de formación en colectivos y grupos militantes, de cara a ver cómo el método dialéctico es el único que nos permite conocer y destruir el imperialismo.
Está redactado en base a las lecciones extraídas de muchos debates. No es ni lo pretende, un estudio de esos llamados «académicos». Tiene 24 capítulos breves y en aras a la fácil comprensión, a veces se repiten de otra forma algunas de las ideas expuestas en otros capítulos.
Índice
1.- NECESIDAD DE LA DIALECTICA
2.- DIALECTICA DE LA VERDAD
3.- LA DIALECTICA Y LA OPCION POR LA LUCHA
4.- DEL ARMA DE LA CRÍTICA A LA CRÍTICA DE LAS ARMAS
5.- LEYES DEL VALOR Y DE LA PLUSVALÍA
6.- MERCANTILISTAS, CLÁSICOS Y RICARDIANOS
7.- FRACASO DE LOS RICARDIANOS DE IZQUIERDA
8.- NEOCLASICOS Y REACCIÓN SUBJETIVISTA
9.- EL MITO KEYNESIANO
10.- LEYES TENDENCIALES
11.- CONTRADICCIONES
12.- DIALÉCTICA DE LA CRISIS GENÉTICO-ESTRUCTURAL
13.- TRUMP
14.- INDUSTRIA DE LA MATANZA HUMANA
15.- EUROPA
16.- LENIN
17.- NUEVA POLITICA ECONÓMICA
18.- RUSIA
19.- UCRONAZIS, SIONAZIS Y OTAN
20.- CUATRO OBJETIVOS RUSOS
21.- CHINA POPULAR
22.- MARXISMO CHINO
23.- EL IMPERIALISMO LO SABE
24.- DIALECTICA DE LA TRANSICIÓN
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Texto completo en: **** s: **** **** lahaine **** /mundo.php/fracaso-del-llsentido-comungg-ante
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