
SIR FRANCIS DRAKE: EL CORSARIO INGLÉS QUE ARRASÓ CANARIAS A SANGRE Y FUEGO
Para la historiografia británica, el corsario ingles Sir Francis Drake fue un "héroe", un "marino patriota" al servicio de su Majestad. Para la española, un "vil pirata asesino". Pero ¿qué fue para los canarios del siglo XVI que tuvieron que sufrirlo?
A lo largo del siglo XVI, durante la época de colonización americana, el Archipiélago se vio intensamente acosado por frecuentes ataques de piratas ingleses, franceses y berberiscos. Todos ellos tenían un objetivo común: asaltar los galeones españoles cargados de oro y plata procedentes de América y utilizar las Islas como base logística y de abastecimiento para sus tripulaciones. Pero ¿cuáles fueron los efectos letales que tuvieron sus actividades corsarias sobre una población depauperada que no pasaba más allá de los 25 mil habitantes?
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Las Islas Canarias, por su ubicación valiosamente estratégica en el Océano Atlántico, han sido durante siglos un Archipiélago situado en la ruta clave de la navegación entre Europa, África y América. Ese hecho geográfico las convirtió en blanco de ataques de piratas y corsarios.
A lo largo del siglo XVI, durante la época de colonización americana, el Archipiélago se vio intensamente acosado por frecuentes ataques de piratas ingleses, franceses y berberiscos, procedentes estos últimos del Norte del vecino continente africano.
Todos ellos tenían un objetivo común: asaltar los galeones españoles cargados de oro y plata procedentes de América y utilizar las Islas como base logística y de abastecimiento para sus tripulaciones.
LAS INCURSIONES SANGRIENTAS DEL CORSARIO SIR FRANCIS DRAKE
Francis Drake (1540-1596) fue un corsario y explorador inglés, considerado com uno de los mas grandes piratas de la época del reinado de Isabel I de Inglaterra.
Nacido en 1544 en Tavistock, Inglaterra, tuvo una destacada participación en la lucha contra la Armada Invencible española en 1588. Por el arrojo mostrado en aquella batalla marítima en contra de España, le fue otorgado el título nobiliario de "Sir", o sea, noble caballero al servicio de Su magestad, de manos de la propia reina Isabel I, en 1581.
Sus hazañas no se limitaron exclusivamente a la confrontación bélico-marítima con el Imperio español que encabezaba Felipe II, sino que también fue protagonista de la segunda circunnavegación completa al globo terrestre, realizada entre los años 1577 y 1580, aprovechando para proceder al asalto durante ese periplo, de los puertos y naves españoles en el Pacífico.
Casi simultáneamente, Francis Drake emergió también como uno de los grandes enemigos ingleses de Canarias, infligiendo a las Islas enormes daños a través de sus perseverantes incursiones piráticas. Sus ataques a las Islas diezmaron y causaron grandes sufrimientos a los escasos 25.000 habitantes que durante ese siglo podían habitar en todo el conjunto del Archipiélago.
Sus bombardeos y saqueos a ciudades como Las Palmas o La Laguna provocaron numerosas bajas y destrucción. Un número importante de civiles murieron en el curso de estas incursiones o resultaron heridos durante sus asaltos.
Al capturar y hundir barcos mercantes canarios, Drake arruinó el comercio y la economía del Archipiélago, provocando el empobreciendo a los isleños. Sus reiterados ataques provocaron una gran escasez de alimentos y otros bienes esenciales para la población de las Islas. Drake, durante sus incursiones piráticas en el Archipiélago, aprovechaba sus violentas irrupciones en las Islas para apoderarse de todo tipo de provisiones, capturando, igualmente, naves mercantes y destruyendo todo tipo de instalaciones portuarias y defensivas.
En el curso de sus incursiones, el corsario inglés procedía también al secuestro de cientos de isleños, obligándolos a enrolarse en sus filas como marineros. Se trataba generalmente de campesinos o pescadores canarios, que eran arrancados a la fuerza de sus hogares. Ante tal indefensión frente a Drake, centenares de canarios tuvieron que abandonar sus hogares y refugiarse temporalmente en zonas rurales de las medianías, cuyo acceso resultaba difícil para los piratas incursores.
Lugares como los bosques de Doramas, el Macizo de Anaga, y los riscos de Famara sirvieron de escondite a muchos canarios que huían aterrados de los ataques de los piratas ingleses.
Las incursiones obligaron, igualmente, a muchos isleños a emprender una suerte de oleadas migratorias hacia países europeos aliados, como eran Francia, Italia o Flandes, buscando escapar de la amenaza de los piratas.
No obstante, las incursiones piráticas no se detuvieron. Entre 1585 y 1595, los asaltos y ataques al Archipiélago fueron frecuentes. En el año 1585, Drake atacó Las Palmas, llegando a ocupar temporalmente la ciudad. Francis Drake utilizaba las islas como base naval de sus operaciones en contra de España, haciendo que, asimismo, estas sirvieran de base abastecedora de agua y provisiones para sus frecuentes travesías transoceánicas.
En el año 1593 una incursión encabezada por Drake secuestró a Fernando de Treviño, gobernador de Gran Canaria, pidiendo un cuantioso rescate por su devolución. No contento con ello, en el año 1595, pertrechado por una flota de 21 barcos, asaltó la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife.
LAS SECUELAS ISLEÑAS DE LAS INCURSIONES DE DRAKE
Algunas de las secuelas derivadas de los ataques y de la presencia de Drake en las Islas aún son detectables en el Archipiélago. Estas se materializaron en los daños ocasionados en edificios históricos, como la Catedral de Las Palmas, donde se aseguraba podían apreciarse los impactos de balas de cañón, utilizados en los ataques ingleses.
El patrimonio cultural de las Islas se vio igualmente afectado. Drake saqueó Iglesias y edificios, robando obras de arte y otros bienes de valor histórico para Canarias. De su paso por las Islas se conservan topónimos vinculados aquellos acontecimientos, como por ejemplo nombres de lugares como la "Caleta del Draque" o "Punta del Viento Drake", que recordaban a los canarios la dramática presencia del pirata en el Archipiélago.
Las vandálicas incursiones de la piratería inglesa en el Archipiélago canario dejaron tras sí una profunda crisis económica en las Islas. El comercio y la agricultura de exportación tardaron mucho tiempo en poder recuperarse después de la devastación causada.
Asimismo, muchas familias afectadas por el saqueo sistemático de la Armada inglesa, no regresaron jamás a las Islas, huyendo despavoridos de la inseguridad que provocaba la permanencia en Canarias.
Fue a partir de las acciones de los piratas ingleses, que se comenzó a reforzar sus defensas militares con Castillos costeros y murallas, como la que se construyó en La Laguna.
Durante generaciones enteras de isleños, se mantuvo entre ellos no sólo un fuerte resentimiento en contra de los ingleses en general, sino también una profunda desconfianza, generada por las bárbaras incursiones, de quien terminaría siendo conocido como "Sir Francis Drake".
LAS LEYENDAS CANARIAS EN TORNO A LOS ATAQUES PIRATAS
Pese al tiempo trascurrido, el recuerdo y las secuelas de la violencia ejercida por Drake en el Archipiélago permanecen latentes de muchas formas en la memoria colectiva del pueblo canario. Algunos ejemplos de historias y leyendas populares reflejan esas vivencias.
Las leyendas populares canarias cuentan, por ejemplo, que el fantasma de Drake vagó por las murallas de Las Palmas de Gran Canaria como alma en pena por las atrocidades que había cometido en las Islas. Durante los siglos XVIII y XIX, todavía circulaban entre la población noticias de vecinos que informaban haber escuchado los lamentos del espíritu del pirata.
A principios del siglo XX, circulaba también la leyenda de que Drake había enterrado parte de su tesoro robado en algún lugar secreto de la isla de Fuerteventura antes de partir hacia su país. Desde mucho tiempo antes, no pocos crédulos majoreros estuvieron buscando, sin éxito alguno, los lingotes de oro escondidos por el pirata en algún lugar ignoto de la Isla.
En La Gomera es conocida la historia del "Salto de Drake", un empinado acantilado donde muchos gomeros dicen que prefirieron lanzarse al vacío, antes que rendirse ante las fuerzas invasoras del pirata.
En el pueblo de Garachico, en Tenerife, se relata la historia de una mujer le arrojó una olla de agua hirviendo al mismísimo Drake, dejándole el rostro horriblemente desfigurado. De ahí el nombre de "Calle de la Ollita" que todavía se conserva en ese municipio.
Otros han contado que el Corsario había escondido su tesoro en el interior del volcán del Teide, encomendándole su custodia al demonio. No pocos juraron haber visto entre luces y sombras a Satanás, custodiando el citado botín perdido.
La conocida como "Cueva de las Palomas", cerca de Las Palmas, tendría un túnel secreto por donde Drake accedía a la ciudad para la realización de sus "asaltos sorpresa".
Estas son tan solo algunas de las tantas historias que se han contado durante los siglos transcurridos desde que Francis Drake se aventurara a atacar a las Islas, y que hoy forman parte del acervo folclórico canario.
DRAKE Y LA HISTORIOGRAFÍA BRITÁNICA
Francis Drake ha sido considerado de forma controvertida por la historiografía británica, con interpretaciones radicalmente encontradas sobre su legado. Para algunos historiadores ingleses fue un discutible "héroe nacional", un "patriota" que defendió los intereses de Inglaterra frente a los del Imperio español.
Destacan, en su favor, su arrojo, sus habilidades marineras y hazañas exploradoras. Otros adoptan, sin embargo, una visión más crítica y matizada. Si bien reconocen su importancia histórica, no aprueban sus actos de piratería, saqueos y ataques contra civiles, considerándolos crueles e innecesarios.
Hay un intenso debate histórico entre quienes, por una parte, creen que sus acciones eran legítimas como corsario con patente de corso contra España, y quienes, por el contrario, ven en tales acciones pura piratería inmoral. Se critica el culto, la leyenda a su figura cultivada durante el imperialismo británico. Algunos historiadores modernos tratan de desmitificar esa visión romántica de Sir Francis Drake.
Su participación en la trata de esclavos y su transporte a América también ha terminado por ensombrer aún más su imagen histórica desde una perspectiva contemporánea. Pero en general sigue siendo estimado como un gran marino inglés, aunque con claroscuros en su biografía. El balance entre sus logros navales y los excesos cometidos es, pues, muy controvertido.
Ni que decir tiene que para toda la historiografía española, en cambio, Sir Francis Drake no pasó de ser nunca más que un vil pirata asesino, que dedicó toda su biografía a asaltar galeones españoles cargados de oro, aunque ese valioso metal, a su vez, hubiera sido obtenido también a través del mismo tipo de asaltos y actos criminales, moralmente tan reprobables como los protagonizados por el corsario inglés.
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Las Islas Canarias, por su ubicación valiosamente estratégica en el Océano Atlántico, han sido durante siglos un Archipiélago situado en la ruta clave de la navegación entre Europa, África y América. Ese hecho geográfico las convirtió en blanco de ataques de piratas y corsarios.
A lo largo del siglo XVI, durante la época de colonización americana, el Archipiélago se vio intensamente acosado por frecuentes ataques de piratas ingleses, franceses y berberiscos, procedentes estos últimos del Norte del vecino continente africano.
Todos ellos tenían un objetivo común: asaltar los galeones españoles cargados de oro y plata procedentes de América y utilizar las Islas como base logística y de abastecimiento para sus tripulaciones.
LAS INCURSIONES SANGRIENTAS DEL CORSARIO SIR FRANCIS DRAKE
Francis Drake (1540-1596) fue un corsario y explorador inglés, considerado com uno de los mas grandes piratas de la época del reinado de Isabel I de Inglaterra.
Nacido en 1544 en Tavistock, Inglaterra, tuvo una destacada participación en la lucha contra la Armada Invencible española en 1588. Por el arrojo mostrado en aquella batalla marítima en contra de España, le fue otorgado el título nobiliario de "Sir", o sea, noble caballero al servicio de Su magestad, de manos de la propia reina Isabel I, en 1581.
Sus hazañas no se limitaron exclusivamente a la confrontación bélico-marítima con el Imperio español que encabezaba Felipe II, sino que también fue protagonista de la segunda circunnavegación completa al globo terrestre, realizada entre los años 1577 y 1580, aprovechando para proceder al asalto durante ese periplo, de los puertos y naves españoles en el Pacífico.
Casi simultáneamente, Francis Drake emergió también como uno de los grandes enemigos ingleses de Canarias, infligiendo a las Islas enormes daños a través de sus perseverantes incursiones piráticas. Sus ataques a las Islas diezmaron y causaron grandes sufrimientos a los escasos 25.000 habitantes que durante ese siglo podían habitar en todo el conjunto del Archipiélago.
Sus bombardeos y saqueos a ciudades como Las Palmas o La Laguna provocaron numerosas bajas y destrucción. Un número importante de civiles murieron en el curso de estas incursiones o resultaron heridos durante sus asaltos.
Al capturar y hundir barcos mercantes canarios, Drake arruinó el comercio y la economía del Archipiélago, provocando el empobreciendo a los isleños. Sus reiterados ataques provocaron una gran escasez de alimentos y otros bienes esenciales para la población de las Islas. Drake, durante sus incursiones piráticas en el Archipiélago, aprovechaba sus violentas irrupciones en las Islas para apoderarse de todo tipo de provisiones, capturando, igualmente, naves mercantes y destruyendo todo tipo de instalaciones portuarias y defensivas.
En el curso de sus incursiones, el corsario inglés procedía también al secuestro de cientos de isleños, obligándolos a enrolarse en sus filas como marineros. Se trataba generalmente de campesinos o pescadores canarios, que eran arrancados a la fuerza de sus hogares. Ante tal indefensión frente a Drake, centenares de canarios tuvieron que abandonar sus hogares y refugiarse temporalmente en zonas rurales de las medianías, cuyo acceso resultaba difícil para los piratas incursores.
Lugares como los bosques de Doramas, el Macizo de Anaga, y los riscos de Famara sirvieron de escondite a muchos canarios que huían aterrados de los ataques de los piratas ingleses.
Las incursiones obligaron, igualmente, a muchos isleños a emprender una suerte de oleadas migratorias hacia países europeos aliados, como eran Francia, Italia o Flandes, buscando escapar de la amenaza de los piratas.
No obstante, las incursiones piráticas no se detuvieron. Entre 1585 y 1595, los asaltos y ataques al Archipiélago fueron frecuentes. En el año 1585, Drake atacó Las Palmas, llegando a ocupar temporalmente la ciudad. Francis Drake utilizaba las islas como base naval de sus operaciones en contra de España, haciendo que, asimismo, estas sirvieran de base abastecedora de agua y provisiones para sus frecuentes travesías transoceánicas.
En el año 1593 una incursión encabezada por Drake secuestró a Fernando de Treviño, gobernador de Gran Canaria, pidiendo un cuantioso rescate por su devolución. No contento con ello, en el año 1595, pertrechado por una flota de 21 barcos, asaltó la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife.
LAS SECUELAS ISLEÑAS DE LAS INCURSIONES DE DRAKE
Algunas de las secuelas derivadas de los ataques y de la presencia de Drake en las Islas aún son detectables en el Archipiélago. Estas se materializaron en los daños ocasionados en edificios históricos, como la Catedral de Las Palmas, donde se aseguraba podían apreciarse los impactos de balas de cañón, utilizados en los ataques ingleses.
El patrimonio cultural de las Islas se vio igualmente afectado. Drake saqueó Iglesias y edificios, robando obras de arte y otros bienes de valor histórico para Canarias. De su paso por las Islas se conservan topónimos vinculados aquellos acontecimientos, como por ejemplo nombres de lugares como la "Caleta del Draque" o "Punta del Viento Drake", que recordaban a los canarios la dramática presencia del pirata en el Archipiélago.
Las vandálicas incursiones de la piratería inglesa en el Archipiélago canario dejaron tras sí una profunda crisis económica en las Islas. El comercio y la agricultura de exportación tardaron mucho tiempo en poder recuperarse después de la devastación causada.
Asimismo, muchas familias afectadas por el saqueo sistemático de la Armada inglesa, no regresaron jamás a las Islas, huyendo despavoridos de la inseguridad que provocaba la permanencia en Canarias.
Fue a partir de las acciones de los piratas ingleses, que se comenzó a reforzar sus defensas militares con Castillos costeros y murallas, como la que se construyó en La Laguna.
Durante generaciones enteras de isleños, se mantuvo entre ellos no sólo un fuerte resentimiento en contra de los ingleses en general, sino también una profunda desconfianza, generada por las bárbaras incursiones, de quien terminaría siendo conocido como "Sir Francis Drake".
LAS LEYENDAS CANARIAS EN TORNO A LOS ATAQUES PIRATAS
Pese al tiempo trascurrido, el recuerdo y las secuelas de la violencia ejercida por Drake en el Archipiélago permanecen latentes de muchas formas en la memoria colectiva del pueblo canario. Algunos ejemplos de historias y leyendas populares reflejan esas vivencias.
Las leyendas populares canarias cuentan, por ejemplo, que el fantasma de Drake vagó por las murallas de Las Palmas de Gran Canaria como alma en pena por las atrocidades que había cometido en las Islas. Durante los siglos XVIII y XIX, todavía circulaban entre la población noticias de vecinos que informaban haber escuchado los lamentos del espíritu del pirata.
A principios del siglo XX, circulaba también la leyenda de que Drake había enterrado parte de su tesoro robado en algún lugar secreto de la isla de Fuerteventura antes de partir hacia su país. Desde mucho tiempo antes, no pocos crédulos majoreros estuvieron buscando, sin éxito alguno, los lingotes de oro escondidos por el pirata en algún lugar ignoto de la Isla.
En La Gomera es conocida la historia del "Salto de Drake", un empinado acantilado donde muchos gomeros dicen que prefirieron lanzarse al vacío, antes que rendirse ante las fuerzas invasoras del pirata.
En el pueblo de Garachico, en Tenerife, se relata la historia de una mujer le arrojó una olla de agua hirviendo al mismísimo Drake, dejándole el rostro horriblemente desfigurado. De ahí el nombre de "Calle de la Ollita" que todavía se conserva en ese municipio.
Otros han contado que el Corsario había escondido su tesoro en el interior del volcán del Teide, encomendándole su custodia al demonio. No pocos juraron haber visto entre luces y sombras a Satanás, custodiando el citado botín perdido.
La conocida como "Cueva de las Palomas", cerca de Las Palmas, tendría un túnel secreto por donde Drake accedía a la ciudad para la realización de sus "asaltos sorpresa".
Estas son tan solo algunas de las tantas historias que se han contado durante los siglos transcurridos desde que Francis Drake se aventurara a atacar a las Islas, y que hoy forman parte del acervo folclórico canario.
DRAKE Y LA HISTORIOGRAFÍA BRITÁNICA
Francis Drake ha sido considerado de forma controvertida por la historiografía británica, con interpretaciones radicalmente encontradas sobre su legado. Para algunos historiadores ingleses fue un discutible "héroe nacional", un "patriota" que defendió los intereses de Inglaterra frente a los del Imperio español.
Destacan, en su favor, su arrojo, sus habilidades marineras y hazañas exploradoras. Otros adoptan, sin embargo, una visión más crítica y matizada. Si bien reconocen su importancia histórica, no aprueban sus actos de piratería, saqueos y ataques contra civiles, considerándolos crueles e innecesarios.
Hay un intenso debate histórico entre quienes, por una parte, creen que sus acciones eran legítimas como corsario con patente de corso contra España, y quienes, por el contrario, ven en tales acciones pura piratería inmoral. Se critica el culto, la leyenda a su figura cultivada durante el imperialismo británico. Algunos historiadores modernos tratan de desmitificar esa visión romántica de Sir Francis Drake.
Su participación en la trata de esclavos y su transporte a América también ha terminado por ensombrer aún más su imagen histórica desde una perspectiva contemporánea. Pero en general sigue siendo estimado como un gran marino inglés, aunque con claroscuros en su biografía. El balance entre sus logros navales y los excesos cometidos es, pues, muy controvertido.
Ni que decir tiene que para toda la historiografía española, en cambio, Sir Francis Drake no pasó de ser nunca más que un vil pirata asesino, que dedicó toda su biografía a asaltar galeones españoles cargados de oro, aunque ese valioso metal, a su vez, hubiera sido obtenido también a través del mismo tipo de asaltos y actos criminales, moralmente tan reprobables como los protagonizados por el corsario inglés.
jose antonio | Miércoles, 30 de Agosto de 2023 a las 13:56:10 horas
la invasión de la armada invencible. Contra las islas británicas. Con felipe II nos salió muy cara esta derrota. Unos dicen que duro el continuo ataque. Llevo entre un mes a tres meses. Claro, tras gloriosas victorias con los turcos, otras en el mediterráneo. Claro el mediterráneo, las aguas son menos bravas. y al empezar ala salir al atlántico norte como la isla británica. Las aguas son más bravas, y embarcación no tiene el mismo dominio que en el mediterráneo. y esa es la causa de la victoria completa de Inglaterra y su monarquía. Desde esto España dejo ser el dueño de los mares. la corona inglesa y sus almirantes y capitanes. Se dieron cuenta. Que ellos eran ya los dueños de los mares. Como se demostró. Desde el 1600. Hasta un poco más de Drake era un mercenario bien pagado por la corona inglesa. y le dio muchas victorias. y conquistas de islas antes dueño los españoles y portugueses.
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