
"EL PAÍS" BAJO LA LUPA: ASCENSO Y CAIDA DE UN GIGANTE DE LA COMUNICACIÓN
"El declive del Grupo Prisa: entre la crisis financiera y el cambio de rumbo"
En este breve reportaje, nuestro colaborador Aday Quesada explora la trayectoria del Grupo Prisa, una poderosa entidad de comunicación en la España contemporánea. Quesada analiza sus orígenes, su impacto político y social, los cambios en su estructura y liderazgo, así como los desafíos que enfrenta hoy en día.
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Cuando echamos la vista atrás, el Grupo Prisa emerge como un gigantesco titán de la comunicación en la España contemporánea. Durante años, El País, buque insignia de la Promotora de Informaciones, S.A., (PRISA), parecía erigirse en una suerte de estandarte del rigor periodístico y los valores democráticos.
En realidad, esa estampa era tan solo una verdad a medias, un mantra alimentado por todo el abanico institucional que se había concertado con el propósito de proceder a la restauración de la Monarquía en España. PRISA, y más concretamente "El País" eran, pues, un producto genuino de las circunstancias políticas e ideológicas que sirvieron de cuna para que su nacimiento fuera posible.
Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, esa apariencia fue diluyéndose en las mismas densas brumas en las que se deterioraba simultáneamente la imagen del Régimen político que le había servido de partera.
EL SIGNIFICADO DE LOS ORÍGENES
En su origen, PRISA deseaba representar una colorida amalgama de ideologías políticas, promocionada gracias a su "plural" grupo fundador. Se trataba, ciertamente, de grupos "plurales" en cuanto a sus diferentes denominaciones, pero todas ellas plenamente coincidentes en la necesidad de mantener no solo la misma estructura económica heredada de la pasada Dictadura, sino también en que no se tocara ni un solo ápice del sistema económico que la había hecho posible.
Pero ahora aquella realidad es otra, también aparentemente distinta, aunque esencialmente los patrones que la rigen continúen siendo esencialmente los mismos. Han cambiado los apellidos de los personajes, la estructura empresarial, la titularidad y la nacionalidad de los Bancos que sostenían económicamente a la entidad. El control de PRISA continúa estando en manos de los bancos, pero ahora estos hablan el idioma anglosajón. La creciente deuda de la empresa ha obligado a la venta de importantes ramas de su actividad, a despidos masivos y a la progresiva eliminación de sus líderes fundacionales.
¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Parece evidente que las empresas dominadas por la financiarización, como Prisa, han desplazado la prioridad de lo que en la prehistoria de "El País" se llamó "periodismo independiente y de calidad", por el más efectivo y realista del rendimiento económico. Esto, sumado a la escasez de recursos y la omnipresencia de poderes financieros, ha terminado desembocando en una dificultad creciente para cubrir ciertos temas, tales como, por ejemplo, los fraudes bancarios y financieros.
Además, esta relación compleja entre poderes políticos, económicos y mediáticos no es en absoluto exclusiva de España. Las fuentes de información que nos han servido de base para la elaboración de este breve reportaje, destacan la influencia que el "Grupo Prisa" ha tenido y tiene sobre destacadas figuras políticas latinoamericanas.
A nivel nacional, se ha señalado la carencia de un componente democrático relevante en los medios españoles, como El País, a causa de una Transición deliberadamente amañada desde la dictadura Franco a la monarquía de los Borbones. Esta situación se acentúa con figuras como Juan Luis Cebrián, criado en un entorno proveniente de las entrañas mismas del franquismo mediático.
Si observamos el sistema mediático español en su conjunto, descubriremos enormes vacíos, tanto en su funcionamiento interno como en su misma comprensión de la democracia. En este sentido, grandes medios, incluida Prisa, han sido y son incapaces de cuestionar determinados tabúes intocables, tales como la Monarquía o "la unidad de España".
En el caso de Prisa, a pesar de que grupos como el Santander y Telefónica tienen un pequeño porcentaje de acciones, su notoria influencia no deja de resultar especialmente significativa. Los tenedores de deuda, al final, son los que realmente tienen el control, sin importar la propiedad de las acciones.
Los recientes cambios de liderazgo en Prisa apuntan a serios conflictos internos entre las diferentes banderías de accionistas. No obstante, el nombramiento como directora de Soledad Gallego-Díaz, en el 2018, no estuvo motivado principalmente por una ideología comercial o política. La historia de Prisa puede verse casi como un drama biográfico, con personajes como Cebrián y Polanco jugando roles protagónicos.
La ambiciosa inversión de Cebrián en proyectos audiovisuales generó una deuda astronómica, convirtiéndose en el problema de mayor envergadura para Prisa. Coincidiendo con la crisis financiera mundial, la muerte de Jesús Polanco marcó un hito en la historia de la empresa. Prisa se encuentra actualmente en concurso de acreedores técnico, pero sus acreedores han optado por mantener la maltrecha nave a flote.
UN SOBREVIVIENTE GRACIAS A SU CAPITAL E INFLUENCIA POLÍTICA INSTITUCIONAL
A pesar de las dificultades financieras, Prisa ha sobrevivido gracias a su capital político, gran parte del cual ha sido generado a través de los tentáculos e influencias políticas con origen en el rotativo "El País". Sin embargo, la erosión de su prestigio en la última década resulta algo notoriamente visible, incluso para los menos informados de sus cuitas internas. No solo ha perdido popularidad, sino que es además ampliamente controvertido para el conjunto de la sociedad.
En definitiva, Prisa se ha centrado ahora en la rentabilidad, dejando a un lado el que fuera su objetivo periodístico inicial. Las jóvenes generaciones, por otra parte, están considerablemente alejadas del mundo cultural y político que representó Prisa, debido a factores tales como el revisionismo histórico de los cambios que se operaron en España en los años de la llamada "transición", así como por la arrolladora aparición de la digitalización de los medios y el auge de la posverdad. En este marco, la editorial Santillana ha representado una suerte de salvavidas económico para Prisa, llegando a generar un valor más estable para los accionistas.
Así, vemos cómo El País y la Cadena SER, ahora más que nunca, desempeñan el papel de lobby para los demás negocios del grupo. Sin embargo, Prisa continúa siendo un generador activo de capital cultural, organizando encuentros para la élite política y económica, incluyendo los ámbitos literarios español y latinoamericano.
Y en este incierto escenario, parece imprescindible preguntarse: ¿qué le depara el futuro a la rentable empresa que un día montara el antiguo mercachifle franquista Luis Polanco? ¿Podrá el Grupo Prisa reinventarse y recuperar el antiguo prestigio del que gozaba en determinados sectores de la sociedad española?, ¿O continuará la senda de la decadencia periodística en la búsqueda de la rentabilidad económica?
Por diferentes razones, y no todas ellas atribuibles a los desatinos de la jerarquía de "El País", parece más que dudoso que las cosas vuelvan a ser lo que un día fueron.
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Cuando echamos la vista atrás, el Grupo Prisa emerge como un gigantesco titán de la comunicación en la España contemporánea. Durante años, El País, buque insignia de la Promotora de Informaciones, S.A., (PRISA), parecía erigirse en una suerte de estandarte del rigor periodístico y los valores democráticos.
En realidad, esa estampa era tan solo una verdad a medias, un mantra alimentado por todo el abanico institucional que se había concertado con el propósito de proceder a la restauración de la Monarquía en España. PRISA, y más concretamente "El País" eran, pues, un producto genuino de las circunstancias políticas e ideológicas que sirvieron de cuna para que su nacimiento fuera posible.
Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, esa apariencia fue diluyéndose en las mismas densas brumas en las que se deterioraba simultáneamente la imagen del Régimen político que le había servido de partera.
EL SIGNIFICADO DE LOS ORÍGENES
En su origen, PRISA deseaba representar una colorida amalgama de ideologías políticas, promocionada gracias a su "plural" grupo fundador. Se trataba, ciertamente, de grupos "plurales" en cuanto a sus diferentes denominaciones, pero todas ellas plenamente coincidentes en la necesidad de mantener no solo la misma estructura económica heredada de la pasada Dictadura, sino también en que no se tocara ni un solo ápice del sistema económico que la había hecho posible.
Pero ahora aquella realidad es otra, también aparentemente distinta, aunque esencialmente los patrones que la rigen continúen siendo esencialmente los mismos. Han cambiado los apellidos de los personajes, la estructura empresarial, la titularidad y la nacionalidad de los Bancos que sostenían económicamente a la entidad. El control de PRISA continúa estando en manos de los bancos, pero ahora estos hablan el idioma anglosajón. La creciente deuda de la empresa ha obligado a la venta de importantes ramas de su actividad, a despidos masivos y a la progresiva eliminación de sus líderes fundacionales.
¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Parece evidente que las empresas dominadas por la financiarización, como Prisa, han desplazado la prioridad de lo que en la prehistoria de "El País" se llamó "periodismo independiente y de calidad", por el más efectivo y realista del rendimiento económico. Esto, sumado a la escasez de recursos y la omnipresencia de poderes financieros, ha terminado desembocando en una dificultad creciente para cubrir ciertos temas, tales como, por ejemplo, los fraudes bancarios y financieros.
Además, esta relación compleja entre poderes políticos, económicos y mediáticos no es en absoluto exclusiva de España. Las fuentes de información que nos han servido de base para la elaboración de este breve reportaje, destacan la influencia que el "Grupo Prisa" ha tenido y tiene sobre destacadas figuras políticas latinoamericanas.
A nivel nacional, se ha señalado la carencia de un componente democrático relevante en los medios españoles, como El País, a causa de una Transición deliberadamente amañada desde la dictadura Franco a la monarquía de los Borbones. Esta situación se acentúa con figuras como Juan Luis Cebrián, criado en un entorno proveniente de las entrañas mismas del franquismo mediático.
Si observamos el sistema mediático español en su conjunto, descubriremos enormes vacíos, tanto en su funcionamiento interno como en su misma comprensión de la democracia. En este sentido, grandes medios, incluida Prisa, han sido y son incapaces de cuestionar determinados tabúes intocables, tales como la Monarquía o "la unidad de España".
En el caso de Prisa, a pesar de que grupos como el Santander y Telefónica tienen un pequeño porcentaje de acciones, su notoria influencia no deja de resultar especialmente significativa. Los tenedores de deuda, al final, son los que realmente tienen el control, sin importar la propiedad de las acciones.
Los recientes cambios de liderazgo en Prisa apuntan a serios conflictos internos entre las diferentes banderías de accionistas. No obstante, el nombramiento como directora de Soledad Gallego-Díaz, en el 2018, no estuvo motivado principalmente por una ideología comercial o política. La historia de Prisa puede verse casi como un drama biográfico, con personajes como Cebrián y Polanco jugando roles protagónicos.
La ambiciosa inversión de Cebrián en proyectos audiovisuales generó una deuda astronómica, convirtiéndose en el problema de mayor envergadura para Prisa. Coincidiendo con la crisis financiera mundial, la muerte de Jesús Polanco marcó un hito en la historia de la empresa. Prisa se encuentra actualmente en concurso de acreedores técnico, pero sus acreedores han optado por mantener la maltrecha nave a flote.
UN SOBREVIVIENTE GRACIAS A SU CAPITAL E INFLUENCIA POLÍTICA INSTITUCIONAL
A pesar de las dificultades financieras, Prisa ha sobrevivido gracias a su capital político, gran parte del cual ha sido generado a través de los tentáculos e influencias políticas con origen en el rotativo "El País". Sin embargo, la erosión de su prestigio en la última década resulta algo notoriamente visible, incluso para los menos informados de sus cuitas internas. No solo ha perdido popularidad, sino que es además ampliamente controvertido para el conjunto de la sociedad.
En definitiva, Prisa se ha centrado ahora en la rentabilidad, dejando a un lado el que fuera su objetivo periodístico inicial. Las jóvenes generaciones, por otra parte, están considerablemente alejadas del mundo cultural y político que representó Prisa, debido a factores tales como el revisionismo histórico de los cambios que se operaron en España en los años de la llamada "transición", así como por la arrolladora aparición de la digitalización de los medios y el auge de la posverdad. En este marco, la editorial Santillana ha representado una suerte de salvavidas económico para Prisa, llegando a generar un valor más estable para los accionistas.
Así, vemos cómo El País y la Cadena SER, ahora más que nunca, desempeñan el papel de lobby para los demás negocios del grupo. Sin embargo, Prisa continúa siendo un generador activo de capital cultural, organizando encuentros para la élite política y económica, incluyendo los ámbitos literarios español y latinoamericano.
Y en este incierto escenario, parece imprescindible preguntarse: ¿qué le depara el futuro a la rentable empresa que un día montara el antiguo mercachifle franquista Luis Polanco? ¿Podrá el Grupo Prisa reinventarse y recuperar el antiguo prestigio del que gozaba en determinados sectores de la sociedad española?, ¿O continuará la senda de la decadencia periodística en la búsqueda de la rentabilidad económica?
Por diferentes razones, y no todas ellas atribuibles a los desatinos de la jerarquía de "El País", parece más que dudoso que las cosas vuelvan a ser lo que un día fueron.
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