EL AUTOR O AUTORES DEL ATENTADO AL "NORD STREAM" , DESENMASCARADOS. (VÍDEO - TESTIMONIO INCULPATORIO))
¿Qué metodología hubiera utilizado el clarividente inspector Sherlock Holmes, a la hora de proporcionar un diagnóstico acerca de quienes han podido ser los autores del atentado en contra de los oleoductos?
Para cualquier observador atento a los avatares por los que atraviesa la situación política internacional, la forma en la que los medios de prensa españoles han especulado sobre el sabotaje a los oleoductos del Nord Stream, no sólo ha resultado en extremo ridícula, sino en ocasiones también repugnantemente servil. Resulta que pese a existir un evidente testigo de cargo acerca de a quien puede corresponder la responsabilidad del atentado, de manera torticera, tertulianos, comentaristas y meapilas del régimen político español, han estado tratando de evitar que los posibles auténticos autores del atentado, fueron presentados ante la opinión pública.
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Ante un caso de homicidio, una de las primeras cuestiones esenciales que suelen plantearse los Equipos de Investigación criminológica suele consistir en autoformularse, como requisito previo, unas pocas pero elementales interrogantes: ¿A quién beneficiaba la muerte de la persona asesinada? O, ¿quienes podrían estarse viendo perjudicados por las actividades del finado?
La pasada semana, las líneas de los oleoductos rusos Nord Stream resultaron seriamente dañadas por explosiones localizadas en varios puntos de las mismas. A estas alturas, la mayoría de los expertos no dudan que tales explosiones fueron el resultado de sabotajes deliberadamente preparados.
Gazprom, la empresa estatal rusa encargada de la construcción del oleoducto, ha estado resistiendo durante los últimos años infinitas presiones que trataron de impedir que se concluyera su construcción. De forma manifiesta la presión ha provenido invariablemente de los Estados Unidos. Y puede comprenderse. La única herramienta de la que Moscú dispone para ejercer influencia sobre Europa son, justamente, los oleoductos Nord Stream.
Rusia, - un pais capitalista, conviene precisar -, es uno de los grandes competidores de la hegemonía e influencia estadounidense en el mundo. Y desde el punto de vista de la preservación de sus intereses económicos y geopolíticos, en un mundo que tiene como caracteristica fundamental el enfrentamiento interimperialista, Washington responde con las mismas fórmulas y métodos utilizados por sus predecesores históricos en sus combates por la expansión mundial.
En el marco de la fase económica por la que transcurre el desarrollo del sistema capitalista estadounidense, este tipo de operación terrorista contra el oleoducto no es nuevo en la práctica política de sus gobiernos. Lo han practicado a lo largo de todo el período histórico en el que su economía entró lo que hoy universalmente conocemos como la "fase expansionista" del capitalismo norteamericano. Esta pulsión agresiva la lleva, pues, implícita en su propio ADN. Claro que eso no sucede sólo con los Estados Unidos, sino también con todos los países o bloques de países, cuyo desarrollo económico los impulsa de forma incontenible a vender las mercancías que producen, entrando en brutal competencia con sus rivales en los mercados internacionales.
EL TRATAMIENTO PERIODÍSTICO DEL TEMA
Ante las jugosísimas incógnitas que suscita el enigma del atentado contra los oleoductos, potencialmente capaces de abrir el apetito de cualquier periodista que tenga su cabeza profesional sobre los hombros, los medios de comunicación españoles, sin embargo, han actuado de la misma forma que lo hubiera hecho el corrupto y celtibérico Comisario de Policía de la misma nacionalidad, José Manuel Villarejo. O sea, recurriendo a la forzada chapucería de pretender crear hipótesis y coartadas falsas, echar balones fuera, inventar asesinos ficticios, etc. etc. etc. Este tipo de comportamientos no sólo suele obedecer a una baja autoestima profesional, sino también al precio que imponen de determinadas servidumbres de dependencia económica.
Sin embargo, si en lugar del corrupto comisario Villarejo, la investigación para tratar de desentrañar quién o quiénes podrían estar detrás del sabotaje múltiple que ha puesto fuera de juego los oleoductos rusos, hubiera quedado en manos del novelesco inspector británico Sherlock Holmes éste, probablemente desde el primer momento, habría excluído a dos hipotéticos sospechosos: a Rusia y a la Unión Europea.
Al primer presunto sospechoso, Rusia, lo hubiera relegado a un segundo plano porque el sabotaje atenta directamente en contra de sus propios intereses económicos y geopolíticos. El daño causado en las tuberías no será un problema baladí. Para evitar que los tubos conductores se aneguen completamente de agua salada es y terminen destruyéndo una obra cuyo costo no ha sido inferior a los 20.000 millones de euros, la compañía estatal rusa se verá obligada a continuar bombeando gas desde los mismos oleoductos hacia el mar. Y todo ello -y no es poco- cargando los gastos de la operación sobre su propia contabilidad. Atribuir a Rusia semejante estupidez, -y no confiamos ni un ápice en la santidad de Vladimir Putin-, sólo podría ocurrírsele a un policía con un electrocardiograma tan plano como el que porta bajo su sombrero el comisario español Villarejo.
Pero, posiblemente, el hábil polizonte británico llegaría aún más lejos. Excluiría también del cuadro de entidades sospechosas a la Unión Europea. ¿Basándose en qué pesquisas? Pues muy elemental, querido Watson. En que en la hiper delicada situación económica en la que se han visto voluntariamente envueltos los países integrantes de la UE, ni borrachos se les ocurriría ahora pegarse semejantes tiros en sus propios tobillos. ¿A cuento de qué iban a pretender destruir el único hilo conductor que puede proporcionarles la energía barata a la que, presionados por los Estados Unidos, se han visto sumisamente abocados a renunciar?
Quedaría, pues, un tercer sujeto en el que Sherlock Holmes centraría la escrutadora mirada de sus sospechas: Washington. ¿Qué podrían ganar los Estados Unidos con este grave acto de piratería marítima? Pues nada menos que tratar de garantizar a perpetuidad la dependencia europea de sus suministros energéticos. Suministros que, obviamente, ya cobran a precios estimablemente más elevados que los que la destartalada Unión Europea ha estado pagando a sus vecinos rusos. Y ya sabe el lector que una buena dependencia conlleva implacablemente otro tipo de dependencias considerablemente más apetitosas, rentables y suculentas.
En exclusivos términos policiales, la dirección que deberían tomar las investigaciones está clarísima: los Estados Unidos. Y dentro de ese marco, creo que Holmes ni siquiera se molestaría en abrir una investigación sobre el presidente Biden. Como rotunda prueba de cargo le bastaría con acudir a la declaración formulada ante las cámaras de television por el primer mandatario estadounidense en la que declaró sin ambages lo que ahora se ha atrevido a ejecutar. Y por si tuviera alguna duda al respecto, le ofrezco al lector su confesión autoinculpatoria en el vídeo adjunto a esta página.
Si en lugar del celtibérico comisario Villarejo hubiera sido el brillante Sherlock Holmes el encargado de llevar a cabo las pesquisas sobre el caso, seguro que, sin dilación alguna, habría tomado del brazo al precozmente periclitado Joe Biden y, con toda la flemática delicadeza del mundo, lo hubiera conducido detenido, y con cargos, hasta la estación de Scotland Yard más cercana. Vean ustedes mismos si había o no razones para proceder de esa manera.
VÍDEO: TESTIMONIO AUTOINCULPATORIO
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Ante un caso de homicidio, una de las primeras cuestiones esenciales que suelen plantearse los Equipos de Investigación criminológica suele consistir en autoformularse, como requisito previo, unas pocas pero elementales interrogantes: ¿A quién beneficiaba la muerte de la persona asesinada? O, ¿quienes podrían estarse viendo perjudicados por las actividades del finado?
La pasada semana, las líneas de los oleoductos rusos Nord Stream resultaron seriamente dañadas por explosiones localizadas en varios puntos de las mismas. A estas alturas, la mayoría de los expertos no dudan que tales explosiones fueron el resultado de sabotajes deliberadamente preparados.
Gazprom, la empresa estatal rusa encargada de la construcción del oleoducto, ha estado resistiendo durante los últimos años infinitas presiones que trataron de impedir que se concluyera su construcción. De forma manifiesta la presión ha provenido invariablemente de los Estados Unidos. Y puede comprenderse. La única herramienta de la que Moscú dispone para ejercer influencia sobre Europa son, justamente, los oleoductos Nord Stream.
Rusia, - un pais capitalista, conviene precisar -, es uno de los grandes competidores de la hegemonía e influencia estadounidense en el mundo. Y desde el punto de vista de la preservación de sus intereses económicos y geopolíticos, en un mundo que tiene como caracteristica fundamental el enfrentamiento interimperialista, Washington responde con las mismas fórmulas y métodos utilizados por sus predecesores históricos en sus combates por la expansión mundial.
En el marco de la fase económica por la que transcurre el desarrollo del sistema capitalista estadounidense, este tipo de operación terrorista contra el oleoducto no es nuevo en la práctica política de sus gobiernos. Lo han practicado a lo largo de todo el período histórico en el que su economía entró lo que hoy universalmente conocemos como la "fase expansionista" del capitalismo norteamericano. Esta pulsión agresiva la lleva, pues, implícita en su propio ADN. Claro que eso no sucede sólo con los Estados Unidos, sino también con todos los países o bloques de países, cuyo desarrollo económico los impulsa de forma incontenible a vender las mercancías que producen, entrando en brutal competencia con sus rivales en los mercados internacionales.
EL TRATAMIENTO PERIODÍSTICO DEL TEMA
Ante las jugosísimas incógnitas que suscita el enigma del atentado contra los oleoductos, potencialmente capaces de abrir el apetito de cualquier periodista que tenga su cabeza profesional sobre los hombros, los medios de comunicación españoles, sin embargo, han actuado de la misma forma que lo hubiera hecho el corrupto y celtibérico Comisario de Policía de la misma nacionalidad, José Manuel Villarejo. O sea, recurriendo a la forzada chapucería de pretender crear hipótesis y coartadas falsas, echar balones fuera, inventar asesinos ficticios, etc. etc. etc. Este tipo de comportamientos no sólo suele obedecer a una baja autoestima profesional, sino también al precio que imponen de determinadas servidumbres de dependencia económica.
Sin embargo, si en lugar del corrupto comisario Villarejo, la investigación para tratar de desentrañar quién o quiénes podrían estar detrás del sabotaje múltiple que ha puesto fuera de juego los oleoductos rusos, hubiera quedado en manos del novelesco inspector británico Sherlock Holmes éste, probablemente desde el primer momento, habría excluído a dos hipotéticos sospechosos: a Rusia y a la Unión Europea.
Al primer presunto sospechoso, Rusia, lo hubiera relegado a un segundo plano porque el sabotaje atenta directamente en contra de sus propios intereses económicos y geopolíticos. El daño causado en las tuberías no será un problema baladí. Para evitar que los tubos conductores se aneguen completamente de agua salada es y terminen destruyéndo una obra cuyo costo no ha sido inferior a los 20.000 millones de euros, la compañía estatal rusa se verá obligada a continuar bombeando gas desde los mismos oleoductos hacia el mar. Y todo ello -y no es poco- cargando los gastos de la operación sobre su propia contabilidad. Atribuir a Rusia semejante estupidez, -y no confiamos ni un ápice en la santidad de Vladimir Putin-, sólo podría ocurrírsele a un policía con un electrocardiograma tan plano como el que porta bajo su sombrero el comisario español Villarejo.
Pero, posiblemente, el hábil polizonte británico llegaría aún más lejos. Excluiría también del cuadro de entidades sospechosas a la Unión Europea. ¿Basándose en qué pesquisas? Pues muy elemental, querido Watson. En que en la hiper delicada situación económica en la que se han visto voluntariamente envueltos los países integrantes de la UE, ni borrachos se les ocurriría ahora pegarse semejantes tiros en sus propios tobillos. ¿A cuento de qué iban a pretender destruir el único hilo conductor que puede proporcionarles la energía barata a la que, presionados por los Estados Unidos, se han visto sumisamente abocados a renunciar?
Quedaría, pues, un tercer sujeto en el que Sherlock Holmes centraría la escrutadora mirada de sus sospechas: Washington. ¿Qué podrían ganar los Estados Unidos con este grave acto de piratería marítima? Pues nada menos que tratar de garantizar a perpetuidad la dependencia europea de sus suministros energéticos. Suministros que, obviamente, ya cobran a precios estimablemente más elevados que los que la destartalada Unión Europea ha estado pagando a sus vecinos rusos. Y ya sabe el lector que una buena dependencia conlleva implacablemente otro tipo de dependencias considerablemente más apetitosas, rentables y suculentas.
En exclusivos términos policiales, la dirección que deberían tomar las investigaciones está clarísima: los Estados Unidos. Y dentro de ese marco, creo que Holmes ni siquiera se molestaría en abrir una investigación sobre el presidente Biden. Como rotunda prueba de cargo le bastaría con acudir a la declaración formulada ante las cámaras de television por el primer mandatario estadounidense en la que declaró sin ambages lo que ahora se ha atrevido a ejecutar. Y por si tuviera alguna duda al respecto, le ofrezco al lector su confesión autoinculpatoria en el vídeo adjunto a esta página.
Si en lugar del celtibérico comisario Villarejo hubiera sido el brillante Sherlock Holmes el encargado de llevar a cabo las pesquisas sobre el caso, seguro que, sin dilación alguna, habría tomado del brazo al precozmente periclitado Joe Biden y, con toda la flemática delicadeza del mundo, lo hubiera conducido detenido, y con cargos, hasta la estación de Scotland Yard más cercana. Vean ustedes mismos si había o no razones para proceder de esa manera.
VÍDEO: TESTIMONIO AUTOINCULPATORIO





























juane | Viernes, 30 de Septiembre de 2022 a las 22:45:36 horas
Los godos de la celtibérica Meseta Central castellana siempre se rigen por cuestiones de imperialismo, que es de lo que entienden. En este caso actúan de cipayos defensores del Imperio anglosionista norteamericano.
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