
ABASCAL DEFIENDE EN MÉXICO LA "INTERNACIONAL DE LA ULTRADERECHA IBÉRICA". (VIDEO)
Hacia la unidad de la ultraderecha iberoamericana
No deja de resultar curioso que el dirigente de Vox se plantara en México nada menos que a reclamar la unidad de la ultraderecha iberoamericana, después de haber escenificado en España la defensa de la sangrienta conquista de México por Hernán Cortés, de aparecer portando un casco de conquistador y de referirse a los mexicanos con epítetos nada amables. El viaje de Abascal a México tuvo, no obstante, propósitos más pragmáticos: crear la "internacional de la ultraderecha iberoamericana".
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
Hace un par de semanas, el dirigente de Vox, el ultraderechista español Santiago Abascal, visitó México, expresamente invitado por el Coordinador senatorial del Partido Acción Nacional, (PAN), una organización política que representa a lo más genuino del espectro político derechista mexicano.
Y es que tales "fraternidades" mexicanas no dejan de resultar sorprendentemente paradójicas cuando se constata que Vox y su lider no han dejado de realizar en España frecuentes y vociferantes discursos antimexicanos, en los que ha defendido sin rubor la "gesta hispánica" de la Conquista, ni tampoco se ha cortado un pelo a la hora de mostrarse publicamente portando un lustroso casco similar al que utilizaron los conquistadores españoles, reivindicando nada menos que la figura de Hernán Cortés, un siniestro aventurero del siglo XVI, que a sangre y fuego se apoderó de aquel territorio, blandiendo con cristiana crueldad la espada, la cruz y la antorcha.
Según el comentarista político mexicano Javier Buenrostro, a través de estos efusivos hermanamientos entre antiguos colonizados y colonizadores, la ultraderecha mexicana está tratando de salir por alguna parte del atolladero politico en el que se encuentra, atrapada ante en su imposibilidad de formular algún tipo de crítica viable, creíble y alternativa al gobierno de López Obrador.
DE CASTA LE VIENE A LOS GALGOS
La historia suele repetirse cliclicamente, aunque en la reiteración, las segundas versiones resulten siempre bastante chuscas. Ya en los años 30 del siglo pasado, la ultraderecha mexicana estuvo flirteando con el fascismo a través de personajes tales como el "caudillo cultural protofascista" J
osé Vasconcelos, que no se recató a la hora de rendir amplias simpatías hacia el führer Adolf Hitler y el nacionalsocialismo alemán.
Pocos años después, ya en el curso de la larga Guerra Fría, las organizaciones clandestinas de la extrema derecha mexicana, como "Los Tecos", "El Muro" o "El Yunque" no dudaron en utilizar la violencia, alentados y patrocinados por empresarios católicos mexicanos. Muchos de aquellos integrantes de las variadas ramificaciones ultraderechistas de las clases dominantes mexicanas llegaron, incluso, a ocupar puestos de relevancia política en los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón .
Ahora, con el gobierno tibiamente reformista de López Obrador, la ultraderecha mexicana ha comenzado a apiñarse alrededor de un llamado "Frente Nacional Anti AMLO" (FRENAAA) , que trata de recoger viejos recortes de la ultraderecha histórica, agregando a su "ideario" valores religiosos tridentinos y furibundamente anticomunistas, en contra de lo que ellos denominan "la dictadura de López Obrador"
El movimiento del "Frente Nacional Anti AMLO" es, pues, un clónico de Vox por razones de pura identidad ideológica. Pero a esta identificación no sólo está adscrito el FRENAAA. A ella se agrega también una organización política de mayor peso electoral e institucional, el Partido Acción Nacional (PAN). Pero esta última, debido a sus compromisos electorales e institucionales, requiere mostrar una cierta templanza a la hora de aparecer públicamente en siniestra coyunda con un Partido como Vox. De ahí que la invitación que cursara en su momento el portavoz senatorial del PAN, concluyera en una suerte de "rosario de la aurora", siendo duramente cuestionada por no pocos representantes institucionales panistas, que obligaron a la cúpula ese Partido a terminar diciendo "digo" donde antes habia dicho "Diego". En resumen, que la excursión mexicana de Vox no solo resultó una catastrofe mediatica para esta organización política española, sino sobre todo para sus anfitriones.
Sea como fuere, Santiago Abascal, que se presentó en México sin portar ni el casco ni la espada de Conquistador que exhibia en España, deseaba con su periplo latinoamericano constatar si existía alguna posibilidad de rebañar algo en el "totum revolutum" mexicano que sirviera para agregar a su proyectada "Internacional íbero ultraderechista". Pero su gozo en un pozo.
VIDEO
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
Hace un par de semanas, el dirigente de Vox, el ultraderechista español Santiago Abascal, visitó México, expresamente invitado por el Coordinador senatorial del Partido Acción Nacional, (PAN), una organización política que representa a lo más genuino del espectro político derechista mexicano.
Y es que tales "fraternidades" mexicanas no dejan de resultar sorprendentemente paradójicas cuando se constata que Vox y su lider no han dejado de realizar en España frecuentes y vociferantes discursos antimexicanos, en los que ha defendido sin rubor la "gesta hispánica" de la Conquista, ni tampoco se ha cortado un pelo a la hora de mostrarse publicamente portando un lustroso casco similar al que utilizaron los conquistadores españoles, reivindicando nada menos que la figura de Hernán Cortés, un siniestro aventurero del siglo XVI, que a sangre y fuego se apoderó de aquel territorio, blandiendo con cristiana crueldad la espada, la cruz y la antorcha.
Según el comentarista político mexicano Javier Buenrostro, a través de estos efusivos hermanamientos entre antiguos colonizados y colonizadores, la ultraderecha mexicana está tratando de salir por alguna parte del atolladero politico en el que se encuentra, atrapada ante en su imposibilidad de formular algún tipo de crítica viable, creíble y alternativa al gobierno de López Obrador.
DE CASTA LE VIENE A LOS GALGOS
La historia suele repetirse cliclicamente, aunque en la reiteración, las segundas versiones resulten siempre bastante chuscas. Ya en los años 30 del siglo pasado, la ultraderecha mexicana estuvo flirteando con el fascismo a través de personajes tales como el "caudillo cultural protofascista" José Vasconcelos, que no se recató a la hora de rendir amplias simpatías hacia el führer Adolf Hitler y el nacionalsocialismo alemán.
Pocos años después, ya en el curso de la larga Guerra Fría, las organizaciones clandestinas de la extrema derecha mexicana, como "Los Tecos", "El Muro" o "El Yunque" no dudaron en utilizar la violencia, alentados y patrocinados por empresarios católicos mexicanos. Muchos de aquellos integrantes de las variadas ramificaciones ultraderechistas de las clases dominantes mexicanas llegaron, incluso, a ocupar puestos de relevancia política en los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón .
Ahora, con el gobierno tibiamente reformista de López Obrador, la ultraderecha mexicana ha comenzado a apiñarse alrededor de un llamado "Frente Nacional Anti AMLO" (FRENAAA) , que trata de recoger viejos recortes de la ultraderecha histórica, agregando a su "ideario" valores religiosos tridentinos y furibundamente anticomunistas, en contra de lo que ellos denominan "la dictadura de López Obrador"
El movimiento del "Frente Nacional Anti AMLO" es, pues, un clónico de Vox por razones de pura identidad ideológica. Pero a esta identificación no sólo está adscrito el FRENAAA. A ella se agrega también una organización política de mayor peso electoral e institucional, el Partido Acción Nacional (PAN). Pero esta última, debido a sus compromisos electorales e institucionales, requiere mostrar una cierta templanza a la hora de aparecer públicamente en siniestra coyunda con un Partido como Vox. De ahí que la invitación que cursara en su momento el portavoz senatorial del PAN, concluyera en una suerte de "rosario de la aurora", siendo duramente cuestionada por no pocos representantes institucionales panistas, que obligaron a la cúpula ese Partido a terminar diciendo "digo" donde antes habia dicho "Diego". En resumen, que la excursión mexicana de Vox no solo resultó una catastrofe mediatica para esta organización política española, sino sobre todo para sus anfitriones.
Sea como fuere, Santiago Abascal, que se presentó en México sin portar ni el casco ni la espada de Conquistador que exhibia en España, deseaba con su periplo latinoamericano constatar si existía alguna posibilidad de rebañar algo en el "totum revolutum" mexicano que sirviera para agregar a su proyectada "Internacional íbero ultraderechista". Pero su gozo en un pozo.
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