
EN ESTADO MUY GRAVE LA ACTIVISTA SAHARAUI SULTANA JAYA
"Creemos que si sigue así, morirá”- advierte una fuente cercana a la familia
La activista saharaui de derechos humanos Sultana Jaya, enferma de COVID-19 junto con su hermana menor, Um-Almumnin, se encuentra en muy grave estado: tiene fiebre alta, se asfixia, fuerte dolor de cabeza y vomita todo lo que toma (...).
Por CONTRAMUTIS.-
La activista saharaui de derechos humanos Sultana Jaya, enferma de COVID-19 junto con su hermana menor, Um-Almumnin, se encuentra en muy grave estado: tiene fiebre alta, se asfixia, fuerte dolor de cabeza y vomita todo lo que toma.
Las hermanas Jaya continúan confinadas en su casa, en Bojador, en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, de donde no pueden salir desde el 19 de noviembre de 2020, al no permitírselo los miembros de las fuerzas de seguridad marroquíes que rodean la vivienda.
Fueron agentes marroquíes, los mismos que han asaltado la casa repetidas veces destrozando los enseres y rociándola con basura y productos químicos, los que el 22 de agosto restregaron con trapos impregnados de sustancias desconocidas la boca y nariz de las tres hermanas Jaya, Sultana, Um-Almumnin y Louaara.
“No vais a durar ni diez días”- fueron las palabras de los asaltantes.
Días después del asalto, efectuado a las 4 de la mañana, Sultana y Um-Almumnin empezaron a tener síntomas del coronavirus y dieron positivo en la prueba del COVID-19.
Sultana es la que peor se encuentra y, según ha informado a Contramutis una persona allegada a la familia, vomita todo lo que toma, incluido algún zumo:
“Padece fiebre alta intermitente, fuerte dolor de cabeza y no puede dormir; por la mañana se asfixia. Sigue muy mal, y no come, pues todo lo que toma lo vomita”.
La misma fuente relata que siguen aisladas y confinadas y que las fuerzas de ocupación marroquíes que rodean la casa no se han interesado por su estado, ni les han ofrecido asistencia médica.
Agrega que las hermanas Jaya no han pedido ayuda médica porque temen que las maten:
“Seria una oportunidad para ellos. Por eso se han quedado en la casa, porque la mayoría de la gente aquí, cuando uno está afectado por el virus, una vez que entra al hospital impiden a la familia visitarle, entra, y ahí se acaba, ahí muere. Es lo que está ocurriendo con el activista saharaui Mbarek Daoudi, que hace tres o cuatro días ingresó en el hospital de Guilmine y han impedido a los hijos entrar a verle. La gente teme”.
Únicamente una hermana que vive en El Aaiún se presentó delante de la casa de Bojador, las llamó gritando, salió Louaara, recogió unos medicamentos tradicionales y volvió a la vivienda.
“Está muy mal, muy mal, muy grave. Creo que si sigue así, morirá”, relata la fuente cercana a la familia.
Por CONTRAMUTIS.-
La activista saharaui de derechos humanos Sultana Jaya, enferma de COVID-19 junto con su hermana menor, Um-Almumnin, se encuentra en muy grave estado: tiene fiebre alta, se asfixia, fuerte dolor de cabeza y vomita todo lo que toma.
Las hermanas Jaya continúan confinadas en su casa, en Bojador, en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, de donde no pueden salir desde el 19 de noviembre de 2020, al no permitírselo los miembros de las fuerzas de seguridad marroquíes que rodean la vivienda.
Fueron agentes marroquíes, los mismos que han asaltado la casa repetidas veces destrozando los enseres y rociándola con basura y productos químicos, los que el 22 de agosto restregaron con trapos impregnados de sustancias desconocidas la boca y nariz de las tres hermanas Jaya, Sultana, Um-Almumnin y Louaara.
“No vais a durar ni diez días”- fueron las palabras de los asaltantes.
Días después del asalto, efectuado a las 4 de la mañana, Sultana y Um-Almumnin empezaron a tener síntomas del coronavirus y dieron positivo en la prueba del COVID-19.
Sultana es la que peor se encuentra y, según ha informado a Contramutis una persona allegada a la familia, vomita todo lo que toma, incluido algún zumo:
“Padece fiebre alta intermitente, fuerte dolor de cabeza y no puede dormir; por la mañana se asfixia. Sigue muy mal, y no come, pues todo lo que toma lo vomita”.
La misma fuente relata que siguen aisladas y confinadas y que las fuerzas de ocupación marroquíes que rodean la casa no se han interesado por su estado, ni les han ofrecido asistencia médica.
Agrega que las hermanas Jaya no han pedido ayuda médica porque temen que las maten:
“Seria una oportunidad para ellos. Por eso se han quedado en la casa, porque la mayoría de la gente aquí, cuando uno está afectado por el virus, una vez que entra al hospital impiden a la familia visitarle, entra, y ahí se acaba, ahí muere. Es lo que está ocurriendo con el activista saharaui Mbarek Daoudi, que hace tres o cuatro días ingresó en el hospital de Guilmine y han impedido a los hijos entrar a verle. La gente teme”.
Únicamente una hermana que vive en El Aaiún se presentó delante de la casa de Bojador, las llamó gritando, salió Louaara, recogió unos medicamentos tradicionales y volvió a la vivienda.
“Está muy mal, muy mal, muy grave. Creo que si sigue así, morirá”, relata la fuente cercana a la familia.
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