
JONATHAN ROBAINA, ¿UN ASESINO AL QUE SE LE NIEGA EL DERECHO A SER MUJER? (VÍDEOS)
Condenado por el asesinato y la violación de su prima Vanessa Santana, en Fuerteventrua
El pasado martes, quedaba visto para sentencia el juicio por el asesinato y la violación de la joven de Fuerteventura Vanessa Santana, cometido por su primo Jonathan Robaina, que durante el juicio afirmó que había comenzado un proceso de "cambio de género" y que ahora debían referirse a él llamándolo "Lorena". Mientras el jurado consideró probado que Robaina es culpable de ambos delitos, los médicos peritos que lo examinaron determinaron que "no padecía ninguna disforia de género". Un dictamen profesional que, sin embargo, podría considerarse "ilegal" si se aplican consecuentemente las "leyes trans" fundamentadas en que la palabra de cada persona sea el único requisito admisible para determinar cuál es su "sexo-género" ¿Podrían haber vulnerado estos médicos un Derecho Humano esencial del condenado?
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El pasado martes, 8 de junio, quedaba visto para sentencia el juicio por el asesinato y la violación de la joven de Fuerteventura Vanessa Santana, cometido por su primo Jonathan Robaina en junio de 2018.
El jurado consideró probado que Robaina se coló en la vivienda de la víctima con una llave que le había robado y, aprovechando que ésta dormía, la asesinó a martillazos y además la agredió sexualmente. Con estos agravantes de premeditación, el ministerio fiscal y las acusaciones ejercidas por la familia de la víctima y el Instituto Canario de igualdad piden al tribunal que Jonathan Robaina sea condenado a 42 años de cárcel: 25 por asesinato, 15 por agresión sexual y 2 por allanamiento de morada.
Como informábamos recientemente, este caso volvía a salir a la luz a comienzos de este mes de junio, después de que el asesino confeso manifestara, durante el primer día del juicio, que estaba en proceso de cambio de género, solicitando que a partir de entonces lo llamaran “Lorena”.
Tras su repentina "autodeterminación" de "sexo/género", Robaina adujo que, siendo ésta su verdadera identidad, él – “ella” - no pudo agredir sexualmente a su víctima, ya que en realidad "es una mujer que quiere estar con hombres".
Quienes conocen a Jonathan Robaina, como sus vecinos o la prima de la asesinada, Nayara Alberto Padilla, sostuvieron, por el contrario, que "siempre ha sido un acosador de mujeres, con denuncias puestas por parte de chicas de la Península que acosaba vía internet". Posteriormente, los peritos forenses declararon que las pruebas médicas confirmaban que Robaina había violado analmente a la joven asesinada.
Por su parte, grupos feministas denunciaron en las redes sociales, con el hashtag #EstoNoIbaAPasar, que con la nueva ley Trans, Robaina, ahora autoidentificado como mujer, podía ser finalmente internado en una cárcel con otras reclusas donde podría volver a las andadas y cometer nuevos abusos.
¿LOS MÉDICOS FORENSES "ATENTAN" CONTRA LA AUTODETERMINACIÓN DE "LORENA”?
Finalmente, los médicos forenses que examinaron al asesino y declararon durante el juicio afirmaron que Robaina "no padece disforia de género".
Una opinión profesional que, aunque nadie parece haber reparado en ello, es absolutamente contraria al fundamento de las llamadas Leyes Trans, que defienden como un derecho irrenunciable, para evitar la "patologización" de los y las transexuales, que la palabra de cada persona sea el único requisito admisible para determinar cuál es su "sexo-género". Es decir, que no pueda aceptarse ninguna opinión de psicólogos, psiquiatras, etc., que cuestione dicha "autodeterminación" subjetiva.
Ello es así porque, de acuerdo a la Teoría Queer en la que estas leyes se basan, el sexo no es un dato determinado biológicamente en los seres humanos -como en el resto de animales sexuados - sino que "es asignado" a los niños cuando nacen de manera arbitraria y, por tanto, puede ser modificado por el simple deseo de cada persona.
En defensa de este planteamiento, la vicepresidenta de "Euforia/Colectivo de familias trans", Zaida García, afirmó, en una entrevista sobre el caso de Jonathan Robaina concedida a Radio Insular, que "sería una falta de respeto" que no se dirigieran a él en el Tribunal y los medios de comunicación llamándolo "Lorena".
García añadió, asimismo, que aunque lógicamente el asesino sería juzgado como hombre, ya que la nueva ley trans Canaria no tiene carácter retroactivo, "ella no podía decir si era hombre o no cuando cometió el delito", ya "que no se puede exigir a las personas trans que demuestren que lo son".
ALGUNAS CONTRADICCIONES DE LA AUTODETERMINACIÓN DE "SEXO/GÉNERO"
Pero, comoquiera que todas las evidencias apuntaban ya a la utilización por parte del acusado de una treta, con la que intentaba evitar la pena por agresión sexual, al comienzo de la entrevista García apuntó que "existe la figura del fraude de ley", y que se le podrá aplicar a quienes afirmen ser mujeres sin serlo, del mismo modo que existe el fraude de ley para "un delito fiscal o de cualquier otro tipo".
Durante el transcurso de su intervención, sin embargo, Zaida García incurrió en la contradicción irresoluble que se establece entre defender consecuentemente la "autodeterminación de 'sexo/género'" y admitir, al tiempo, que alguien pueda determinar externamente que esa "autodeterminación" es un fraude.
-"Habrá algunos supuestos en los que no sirva simplemente que te sientas de un sexo o de otro. Un mínimo de algo, ¿no?"- le preguntó en este sentido uno de los entrevistadores a Zaida García.
-"Sobre todo - añadió otra periodista - cuando está relacionado con un crimen de este tipo".
La respuesta de García, obviamente, fue que "no existen esos supuestos, ni esos mínimos", ni se puede admitir ningún tipo de “validación” ya que, en tal caso, habría que exigírsela también a cualquier hombre o mujer, so pena de incurrir en una "discriminación de la persona trans". La "libre autoderminación de género", en efecto, supone poder cambiar el nombre y el sexo en el DNI, con todo lo que ello implica, sin ningún requisito y sin necesidad de aportar informes médicos que avalen el cambio.
Evidentemente, si la "autoidentificación" se aceptara como la única "prueba" admisible para determinar el sexo/género, tal y como se defiende en las actuales leyes trans, resultaría técnicamente imposible que cualquier juez o tribunal pudiera dictaminar que un violador, o un asesino como Jonathan Robaina, pueda incurrir en fraude de ley para obtener algún beneficio. Sólo la palabra del propio criminal, desdiciéndose y reconociendo que su "autodeterminación" como mujer fue una mera impostura, podría admitirse como prueba de dicho fraude, mientras que un dictamen como el formulado por los médicos-peritos del juicio, negando que Robaina "padezca disforia de género", podría ser denunciado como un intento de "patologizar" a la persona trans, con el que incluso podrían incurrir en "un delito de odio".
EL PROBLEMA SÍ EXISTE EN LAS CÁRCELES DE PAÍSES CON "LEYES TRANS" DE MÁS LARGO RECORRIDO
La vicepresidenta de "Euforia/Colectivo de familias trans" consideró también perfectamente lícita y normal la posibilidad de que el asesino de Vanessa Santana fuera internado en una cárcel de mujeres.
Además, en su opinión, "a nadie le importan realmente esas presas", y quienes advierten sobre el peligro de que algunos violadores puedan autoindentificarse como mujeres para evitar así, por ejemplo, el duro tratamiento que otros reclusos suelen dar a los delincuentes sexuales en las prisiones de hombres, lo hacen solamente para tratar de enmascarar su"transfobia".
Poniendo de manifiesto que, ciertamente, a algunas personas y colectivos "no les importa" en absoluto la seguridad de las reclusas que tengan que convivir con violadores, García aclaró que:
"A mi lo que me preocupa de estos casos es que haya personas que por sus circunstancias no hayan podido iniciar un tránsito previamente y que sean juzgadas con una identidad que no es la suya y terminen en una cárcel donde no van a estar a gusto".
Zaida García sostuvo, finalmente, que quienes sí piensan en la situación en que pueden quedar las presas en estos casos, se estarían refiriendo a una "situación que en realidad no se produce".
Una afirmación que parece querer ignorar la evidencia de la que ya se dispone sobre mujeres que han denunciado ser agredidas sexualmente por este tipo de presos, en países como Gran Bretaña, donde las llamadas leyes trans tienen un mayor recorrido.
POR UNA DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS COLECTIVOS DISCRIMINADOS QUE NO VULNERE DERECHOS DE OTRO COLECTIVO MAYOR
Pese a la insistencia de los defensores de estas nuevas leyes, el cuestionamiento de algunos de los supuestos y artículos incluidos en las mismas no tiene que estar motivado por ninguna suerte de "transfobia", ni por la intención de negarle derechos al colectivo de transexuales.
No supone ningún tipo de "transfobia" defender que los menores de edad con disforia de género sean tratados con el mayor respeto a su forma de sentir, pero sin medicarles con bloqueadores hormonales u operarles en estas edades demasiado tempranas. Ni implica incurrir en "transfobia" defender que estos menores cuenten con un acompañamiento de profesionales médicos que puedan verificar la constancia en el tiempo de su disforia.
No es propio de "tránsfobos" defender que aquellas personas con la suficiente madurez y cuya disforia de género ya se puede considerar inequívoca tengan a su disposición los recursos de la Sanidad pública para efectuar un proceso de hormonación y/o cirugía que les permita adaptar su físico al sexo al que desean transitar, hasta el punto que ellas mismas consideren oportuno.
Y, aunque es comprensible que un colectivo históricamente tan maltratado pueda identificarse con leyes que contemplen la llamada "autodeterminación", tampoco se puede achacar a una presunta "transfobia" la constatación realista de que nadie se convierte en mujer o en hombre, en contra de su propia biología, por el mero hecho de desearlo y afirmarse como tal.
Al contrario de lo que muchos podríamos haber llegado a suponer, todos estos problemas muestran que la existencia de un colectivo discriminado no es garantía de que las soluciones arbitradas para intentar mejorar su situación no puedan generar nuevos perjuicios y discriminaciones en un colectivo mayor. No es admisible, pues, que se pretenda hurtar este debate al conjunto de la sociedad con planteamientos maniqueos que ocultan su complejidad o que una minoría pretenda arrogarse la portavocía del "progresismo", con el apoyo institucional, sustituyendo la argumentación y contraargumentación razonadas por la descalificación irracional.
VÍDEOS:
Zaida García, vicepresidenta de Euforia/Colectivo de familias Trans-Aliadas, defiende que el asesino de Vanessa Santana, o un violador reincidente que afirme ser "mujer", vaya a una cárcel de mujeres.
La opinión, ¿también "tránsfoba"?, de una doctora sobre el tratamiento a los niños con disforia de género.
- La dura realidad que históricamente han sufrido las transexuales, con frecuencia empujadas a la prostitución por su exclusión social, resulta totalmente frivolizada cuando se la compara con tendencias propias del "transgenerismo" como la representada por ese joven participante de un concurso de televisión, que se autodefine como "gender fluid". ¿Se trata de una "realidad" sentida o de una ficción? El mero hecho de verbalizar una pregunta semejante es considerado por ciertos colectivos como una expresión de "transfobia".
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El pasado martes, 8 de junio, quedaba visto para sentencia el juicio por el asesinato y la violación de la joven de Fuerteventura Vanessa Santana, cometido por su primo Jonathan Robaina en junio de 2018.
El jurado consideró probado que Robaina se coló en la vivienda de la víctima con una llave que le había robado y, aprovechando que ésta dormía, la asesinó a martillazos y además la agredió sexualmente. Con estos agravantes de premeditación, el ministerio fiscal y las acusaciones ejercidas por la familia de la víctima y el Instituto Canario de igualdad piden al tribunal que Jonathan Robaina sea condenado a 42 años de cárcel: 25 por asesinato, 15 por agresión sexual y 2 por allanamiento de morada.
Como informábamos recientemente, este caso volvía a salir a la luz a comienzos de este mes de junio, después de que el asesino confeso manifestara, durante el primer día del juicio, que estaba en proceso de cambio de género, solicitando que a partir de entonces lo llamaran “Lorena”.
Tras su repentina "autodeterminación" de "sexo/género", Robaina adujo que, siendo ésta su verdadera identidad, él – “ella” - no pudo agredir sexualmente a su víctima, ya que en realidad "es una mujer que quiere estar con hombres".
Quienes conocen a Jonathan Robaina, como sus vecinos o la prima de la asesinada, Nayara Alberto Padilla, sostuvieron, por el contrario, que "siempre ha sido un acosador de mujeres, con denuncias puestas por parte de chicas de la Península que acosaba vía internet". Posteriormente, los peritos forenses declararon que las pruebas médicas confirmaban que Robaina había violado analmente a la joven asesinada.
Por su parte, grupos feministas denunciaron en las redes sociales, con el hashtag #EstoNoIbaAPasar, que con la nueva ley Trans, Robaina, ahora autoidentificado como mujer, podía ser finalmente internado en una cárcel con otras reclusas donde podría volver a las andadas y cometer nuevos abusos.
¿LOS MÉDICOS FORENSES "ATENTAN" CONTRA LA AUTODETERMINACIÓN DE "LORENA”?
Finalmente, los médicos forenses que examinaron al asesino y declararon durante el juicio afirmaron que Robaina "no padece disforia de género".
Una opinión profesional que, aunque nadie parece haber reparado en ello, es absolutamente contraria al fundamento de las llamadas Leyes Trans, que defienden como un derecho irrenunciable, para evitar la "patologización" de los y las transexuales, que la palabra de cada persona sea el único requisito admisible para determinar cuál es su "sexo-género". Es decir, que no pueda aceptarse ninguna opinión de psicólogos, psiquiatras, etc., que cuestione dicha "autodeterminación" subjetiva.
Ello es así porque, de acuerdo a la Teoría Queer en la que estas leyes se basan, el sexo no es un dato determinado biológicamente en los seres humanos -como en el resto de animales sexuados - sino que "es asignado" a los niños cuando nacen de manera arbitraria y, por tanto, puede ser modificado por el simple deseo de cada persona.
En defensa de este planteamiento, la vicepresidenta de "Euforia/Colectivo de familias trans", Zaida García, afirmó, en una entrevista sobre el caso de Jonathan Robaina concedida a Radio Insular, que "sería una falta de respeto" que no se dirigieran a él en el Tribunal y los medios de comunicación llamándolo "Lorena".
García añadió, asimismo, que aunque lógicamente el asesino sería juzgado como hombre, ya que la nueva ley trans Canaria no tiene carácter retroactivo, "ella no podía decir si era hombre o no cuando cometió el delito", ya "que no se puede exigir a las personas trans que demuestren que lo son".
ALGUNAS CONTRADICCIONES DE LA AUTODETERMINACIÓN DE "SEXO/GÉNERO"
Pero, comoquiera que todas las evidencias apuntaban ya a la utilización por parte del acusado de una treta, con la que intentaba evitar la pena por agresión sexual, al comienzo de la entrevista García apuntó que "existe la figura del fraude de ley", y que se le podrá aplicar a quienes afirmen ser mujeres sin serlo, del mismo modo que existe el fraude de ley para "un delito fiscal o de cualquier otro tipo".
Durante el transcurso de su intervención, sin embargo, Zaida García incurrió en la contradicción irresoluble que se establece entre defender consecuentemente la "autodeterminación de 'sexo/género'" y admitir, al tiempo, que alguien pueda determinar externamente que esa "autodeterminación" es un fraude.
-"Habrá algunos supuestos en los que no sirva simplemente que te sientas de un sexo o de otro. Un mínimo de algo, ¿no?"- le preguntó en este sentido uno de los entrevistadores a Zaida García.
-"Sobre todo - añadió otra periodista - cuando está relacionado con un crimen de este tipo".
La respuesta de García, obviamente, fue que "no existen esos supuestos, ni esos mínimos", ni se puede admitir ningún tipo de “validación” ya que, en tal caso, habría que exigírsela también a cualquier hombre o mujer, so pena de incurrir en una "discriminación de la persona trans". La "libre autoderminación de género", en efecto, supone poder cambiar el nombre y el sexo en el DNI, con todo lo que ello implica, sin ningún requisito y sin necesidad de aportar informes médicos que avalen el cambio.
Evidentemente, si la "autoidentificación" se aceptara como la única "prueba" admisible para determinar el sexo/género, tal y como se defiende en las actuales leyes trans, resultaría técnicamente imposible que cualquier juez o tribunal pudiera dictaminar que un violador, o un asesino como Jonathan Robaina, pueda incurrir en fraude de ley para obtener algún beneficio. Sólo la palabra del propio criminal, desdiciéndose y reconociendo que su "autodeterminación" como mujer fue una mera impostura, podría admitirse como prueba de dicho fraude, mientras que un dictamen como el formulado por los médicos-peritos del juicio, negando que Robaina "padezca disforia de género", podría ser denunciado como un intento de "patologizar" a la persona trans, con el que incluso podrían incurrir en "un delito de odio".
EL PROBLEMA SÍ EXISTE EN LAS CÁRCELES DE PAÍSES CON "LEYES TRANS" DE MÁS LARGO RECORRIDO
La vicepresidenta de "Euforia/Colectivo de familias trans" consideró también perfectamente lícita y normal la posibilidad de que el asesino de Vanessa Santana fuera internado en una cárcel de mujeres.
Además, en su opinión, "a nadie le importan realmente esas presas", y quienes advierten sobre el peligro de que algunos violadores puedan autoindentificarse como mujeres para evitar así, por ejemplo, el duro tratamiento que otros reclusos suelen dar a los delincuentes sexuales en las prisiones de hombres, lo hacen solamente para tratar de enmascarar su"transfobia".
Poniendo de manifiesto que, ciertamente, a algunas personas y colectivos "no les importa" en absoluto la seguridad de las reclusas que tengan que convivir con violadores, García aclaró que:
"A mi lo que me preocupa de estos casos es que haya personas que por sus circunstancias no hayan podido iniciar un tránsito previamente y que sean juzgadas con una identidad que no es la suya y terminen en una cárcel donde no van a estar a gusto".
Zaida García sostuvo, finalmente, que quienes sí piensan en la situación en que pueden quedar las presas en estos casos, se estarían refiriendo a una "situación que en realidad no se produce".
Una afirmación que parece querer ignorar la evidencia de la que ya se dispone sobre mujeres que han denunciado ser agredidas sexualmente por este tipo de presos, en países como Gran Bretaña, donde las llamadas leyes trans tienen un mayor recorrido.
POR UNA DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS COLECTIVOS DISCRIMINADOS QUE NO VULNERE DERECHOS DE OTRO COLECTIVO MAYOR
Pese a la insistencia de los defensores de estas nuevas leyes, el cuestionamiento de algunos de los supuestos y artículos incluidos en las mismas no tiene que estar motivado por ninguna suerte de "transfobia", ni por la intención de negarle derechos al colectivo de transexuales.
No supone ningún tipo de "transfobia" defender que los menores de edad con disforia de género sean tratados con el mayor respeto a su forma de sentir, pero sin medicarles con bloqueadores hormonales u operarles en estas edades demasiado tempranas. Ni implica incurrir en "transfobia" defender que estos menores cuenten con un acompañamiento de profesionales médicos que puedan verificar la constancia en el tiempo de su disforia.
No es propio de "tránsfobos" defender que aquellas personas con la suficiente madurez y cuya disforia de género ya se puede considerar inequívoca tengan a su disposición los recursos de la Sanidad pública para efectuar un proceso de hormonación y/o cirugía que les permita adaptar su físico al sexo al que desean transitar, hasta el punto que ellas mismas consideren oportuno.
Y, aunque es comprensible que un colectivo históricamente tan maltratado pueda identificarse con leyes que contemplen la llamada "autodeterminación", tampoco se puede achacar a una presunta "transfobia" la constatación realista de que nadie se convierte en mujer o en hombre, en contra de su propia biología, por el mero hecho de desearlo y afirmarse como tal.
Al contrario de lo que muchos podríamos haber llegado a suponer, todos estos problemas muestran que la existencia de un colectivo discriminado no es garantía de que las soluciones arbitradas para intentar mejorar su situación no puedan generar nuevos perjuicios y discriminaciones en un colectivo mayor. No es admisible, pues, que se pretenda hurtar este debate al conjunto de la sociedad con planteamientos maniqueos que ocultan su complejidad o que una minoría pretenda arrogarse la portavocía del "progresismo", con el apoyo institucional, sustituyendo la argumentación y contraargumentación razonadas por la descalificación irracional.
VÍDEOS:
Zaida García, vicepresidenta de Euforia/Colectivo de familias Trans-Aliadas, defiende que el asesino de Vanessa Santana, o un violador reincidente que afirme ser "mujer", vaya a una cárcel de mujeres.
La opinión, ¿también "tránsfoba"?, de una doctora sobre el tratamiento a los niños con disforia de género.
- La dura realidad que históricamente han sufrido las transexuales, con frecuencia empujadas a la prostitución por su exclusión social, resulta totalmente frivolizada cuando se la compara con tendencias propias del "transgenerismo" como la representada por ese joven participante de un concurso de televisión, que se autodefine como "gender fluid". ¿Se trata de una "realidad" sentida o de una ficción? El mero hecho de verbalizar una pregunta semejante es considerado por ciertos colectivos como una expresión de "transfobia".
Dani | Sábado, 12 de Junio de 2021 a las 01:52:20 horas
El transgenerismo es lo más reaccionario que ha creado el complejo industrial de la diversidá de los hombres, en contra del feminismo y los críticos del género. Es una sinverguenzura y las alienadas de la izquierda neoliberal lo van a pagar caro.
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