
SE SOSPECHA COMPLICIDAD DE ALTO NIVEL EN EL ASALTO AL CAPITOLIO (VÍDEO)
Mientras tanto, la portavoz demócrata, Nancy Pelosi, acusa al Kremlin de mover los hilos de la conspiración.
Tras el asalto al Capitolio estadounidense del 6 de enero por parte de grupos paramilitares de extrema derecha pro-Trump, nuevas revelaciones demuestran que sectores del ejército, la policía y el Partido Republicano estuvieron implicados en la preparación del complot. El peligro no se ha apagado aún. Hay indicios de que se está organizando una segunda intentona para el día de la inauguración de la nueva presidencia el 20 de enero.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En informaciones recientes sobre la toma del Capitolio por los seguidores de Donald Trump el pasado 6 de enero, nos preguntábamos cómo es posible que ni los servicios secretos ni los departamentos de policía conociesen los planes de estos grupos y no hubiese, por tanto, preparativos para impedir lo que finalmente sucedió, con el resultado de cinco muertos, incluido un agente de policía, docenas de heridos y más de cien detenidos hasta el momento.
La pregunta que nos hacíamos es, obviamente, la que se hace mucha gente en Estados Unidos. Nuevas revelaciones demuestran que sectores del ejército, la policía y el Partido Republicano estuvieron implicados en la preparación del complot. El peligro no se ha apagado aún. Hay indicios de que se está preparando una segunda intentona para el día de la inauguración de la nueva presidencia el 20 de enero.
La escasa presencia policial en el edificio del Capitolio el miércoles 6 no fue consecuencia de un error de cálculo, como dicen los medios corporativos. Se trata de una fuerza de 2.000 agentes en uniforme regular, no con equipo antidisturbios, que fue sobrepasada por la multitud a pesar de que respondió con gases lacrimógenos, gas pimienta e incluso disparó mortalmente a una mujer, veterana de guerra.
Pero también se vio a agentes charlando alegremente con los asaltantes. Según un empleado del Capitolio en declaraciones al digital Politico: “La policía no hizo prácticamente nada porque se trataba de tipos blancos que tenían el apoyo del presidente”. Y un oficial en activo de la Policía Metropolitana del Distrito (Metro D.C.) publicó en Facebook que entre los asaltantes había policías fuera de servicio y miembros del ejército que enseñaron sus placas e identificaciones cuando intentaban entrar al edificio del Capitolio.
Antes de la marcha de las milicias pro-Trump hacia Washington D.C., las agencias de inteligencia se negaron a investigar una insurrección que los organizadores planearon abiertamente en Internet. El Wall Street Journal reveló que “el Buró Federal de Investigación y la unidad de inteligencia dentro del Departamento de Seguridad Interior no emitieron alerta alguna sobre la amenaza de los seguidores de Trump para el día 6”, aun cuando tales alertas son moneda corriente cuando se va a producir cualquier manifestación pacífica de la izquierda y sirven para preparar la respuesta policial.
El Washington Post también informó el viernes que, antes de la marcha del día 6, el Pentágono había emitido órdenes de desarmar a la Guardia Nacional de Washington D.C., demorando con ello la intervención armada durante varias horas. Incluso ante el ofrecimiento del gobernador republicano de Maryland, Larry Hogan, de desplegar la Guardia Nacional de su Estado contra los insurrectos, el Pentágono se negó a dar el visto bueno y actuar de inmediato.
El mismo miércoles por la noche, el Secretario del Ejército, Ryan McCarthy, quitó importancia a este retraso diciendo que hubo “un poco de confusión” e intentó justificar la tardanza en responder a la petición de Larry Hogan diciendo que “se hicieron muchas peticiones” y los militares necesitaban tiempo para “entender de verdad” y “planear” cómo responder. Y añadió: “Todo ha sido increíblemente fluido”.
Están asimismo apareciendo informaciones sobre la acción policial dentro del edificio del Capitolio. Aunque se sabe que la policía abrió la barrera exterior para dejar entrar a la multitud al edificio, un vídeo muestra que allí dentro los agentes se apartaron para dejar entrar a la tromba a un pasillo interno donde justo unos segundos antes había estado un grupo de congresistas. Se ha pedido la renuncia del jefe de esta fuerza policial, que se hará efectiva el 16 de este mes.
En una tertulia de la CNN del viernes, Theortis Jones, policía jubilado del Capitolio, dijo: “Creo que [los policías] les dejaron hacer lo que quisieron”. El complaciente moderador no le preguntó quién dio las órdenes de que actuaran así.
Mike German, ex-agente del FBI, declaró a The Intercept que “La red de Inteligencia pasó por alto una violencia que fue planeada y organizada a plena luz (…) Lo que envalentonó a los elementos más violentos de estos movimientos [fascistas] fue que tenían una cobertura de primera clase (…) El presidente de los Estados Unidos les empujó a actuar, y cuando vieron que la policía local y federal no respondían a su violencia, creyeron que ésta estaba sancionada por el Estado”.
Los líderes demócratas presumen de haber abierto una investigación sobre el oficial de policía que resultó muerto en los disturbios. Sin embargo, esta “investigación” la llevarán a cabo la policía del Capitolio y el FBI, es decir, las mismas instituciones que deberían ser investigadas por su papel en el complot.
También están saliendo a la luz nuevos detalles de lo cerca que estuvieron los disturbios del miércoles de acabar en masacre o secuestro. La corresponsal de PBS Newshour, Lisa Desjardins, dijo a National Public Radio que se dio cuenta del peligro en que se encontraba cuando notó que la policía había abandonado sus puestos dentro del edificio del Capitolio. Allí se vio rodeada en una habitación con varios congresistas que tenían las manos en alto y rezaban porque temían que estaban a punto de ser asesinados.
Alguien cercano al vicepresidente Mike Pence también relató a la CNN que la administración Trump no se puso en contacto con Pence o tomó medidas para salvaguardar su seguridad. Pence se hallaba con su esposa, hijo y un hermano en el Capitolio presidiendo la sesión de ratificación de la votación presidencial. A varios asaltantes se les oyó decir “¿Dónde está Mike Pence?”, lo que asustó al vicepresidente y su familia. Sin embargo, nadie del círculo de Trump movió un dedo para comprobar si se encontraban bien.
Ahora las milicias fascistas están en Internet preparando un evento todavía más sonado para el Día de la Inauguración. Pero también planean hacer protestas en los capitolios de varios Estados durante los días previos. No obstante, si el asalto del día 6 fue casi sin armas, ahora llaman a concentraciones armadas.
A pesar de este claro peligro, el Partido Demócrata hace todo lo posible por ocultarlo, para evitar que se produzcan contra-manifestaciones por parte de las masas de trabajadores opuestos al fascismo. De hecho, Nancy Pelosi, Presidenta del Congreso, se ha negado a que se investigue la identidad de quienes están preparando el siguiente complot.
En lugar de ello, Pelosi ofrece de cara a la galería una explicación absurda de los acontecimientos del pasado día 6. Apelando al manido Russiagate, la millonaria octogenaria ha asegurado que el asalto al Capitolio fue dirigido desde el Kremlin en Moscú, ya que Trump es un instrumento de Putin que sólo quiere socavar la democracia en EE.UU y resto del mundo.
El Departamento de Justicia, por su parte, en lugar de abrir una investigación para identificar a los verdaderos culpables dentro del aparato del Estado -incluyendo la familia de Trump, Mitch McConnell, Ted Cruz, Josh Hawley y más de 100 congresistas republicanos que votaron contra los resultados del colegio electoral- sólo está preocupado por los cientos de documentos que los asaltantes desparramaron por los suelos cuando saquearon los despachos de algunos congresistas. Se teme que pudieran haber sacado alguno con información sensible, y también por el ordenador y otros materiales que fueron robados.
Referencias:
https://www.wsws.org/en/articles/2021/01/09/plot-j09.html
https://www.politico.com/news/2021/01/07/capitol-hill-riots-doj-456178
https://theintercept.com/2021/01/07/capitol-trump-violence-law-enforcement/
VÍDEO RELACIONADO:
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En informaciones recientes sobre la toma del Capitolio por los seguidores de Donald Trump el pasado 6 de enero, nos preguntábamos cómo es posible que ni los servicios secretos ni los departamentos de policía conociesen los planes de estos grupos y no hubiese, por tanto, preparativos para impedir lo que finalmente sucedió, con el resultado de cinco muertos, incluido un agente de policía, docenas de heridos y más de cien detenidos hasta el momento.
La pregunta que nos hacíamos es, obviamente, la que se hace mucha gente en Estados Unidos. Nuevas revelaciones demuestran que sectores del ejército, la policía y el Partido Republicano estuvieron implicados en la preparación del complot. El peligro no se ha apagado aún. Hay indicios de que se está preparando una segunda intentona para el día de la inauguración de la nueva presidencia el 20 de enero.
La escasa presencia policial en el edificio del Capitolio el miércoles 6 no fue consecuencia de un error de cálculo, como dicen los medios corporativos. Se trata de una fuerza de 2.000 agentes en uniforme regular, no con equipo antidisturbios, que fue sobrepasada por la multitud a pesar de que respondió con gases lacrimógenos, gas pimienta e incluso disparó mortalmente a una mujer, veterana de guerra.
Pero también se vio a agentes charlando alegremente con los asaltantes. Según un empleado del Capitolio en declaraciones al digital Politico: “La policía no hizo prácticamente nada porque se trataba de tipos blancos que tenían el apoyo del presidente”. Y un oficial en activo de la Policía Metropolitana del Distrito (Metro D.C.) publicó en Facebook que entre los asaltantes había policías fuera de servicio y miembros del ejército que enseñaron sus placas e identificaciones cuando intentaban entrar al edificio del Capitolio.
Antes de la marcha de las milicias pro-Trump hacia Washington D.C., las agencias de inteligencia se negaron a investigar una insurrección que los organizadores planearon abiertamente en Internet. El Wall Street Journal reveló que “el Buró Federal de Investigación y la unidad de inteligencia dentro del Departamento de Seguridad Interior no emitieron alerta alguna sobre la amenaza de los seguidores de Trump para el día 6”, aun cuando tales alertas son moneda corriente cuando se va a producir cualquier manifestación pacífica de la izquierda y sirven para preparar la respuesta policial.
El Washington Post también informó el viernes que, antes de la marcha del día 6, el Pentágono había emitido órdenes de desarmar a la Guardia Nacional de Washington D.C., demorando con ello la intervención armada durante varias horas. Incluso ante el ofrecimiento del gobernador republicano de Maryland, Larry Hogan, de desplegar la Guardia Nacional de su Estado contra los insurrectos, el Pentágono se negó a dar el visto bueno y actuar de inmediato.
El mismo miércoles por la noche, el Secretario del Ejército, Ryan McCarthy, quitó importancia a este retraso diciendo que hubo “un poco de confusión” e intentó justificar la tardanza en responder a la petición de Larry Hogan diciendo que “se hicieron muchas peticiones” y los militares necesitaban tiempo para “entender de verdad” y “planear” cómo responder. Y añadió: “Todo ha sido increíblemente fluido”.
Están asimismo apareciendo informaciones sobre la acción policial dentro del edificio del Capitolio. Aunque se sabe que la policía abrió la barrera exterior para dejar entrar a la multitud al edificio, un vídeo muestra que allí dentro los agentes se apartaron para dejar entrar a la tromba a un pasillo interno donde justo unos segundos antes había estado un grupo de congresistas. Se ha pedido la renuncia del jefe de esta fuerza policial, que se hará efectiva el 16 de este mes.
En una tertulia de la CNN del viernes, Theortis Jones, policía jubilado del Capitolio, dijo: “Creo que [los policías] les dejaron hacer lo que quisieron”. El complaciente moderador no le preguntó quién dio las órdenes de que actuaran así.
Mike German, ex-agente del FBI, declaró a The Intercept que “La red de Inteligencia pasó por alto una violencia que fue planeada y organizada a plena luz (…) Lo que envalentonó a los elementos más violentos de estos movimientos [fascistas] fue que tenían una cobertura de primera clase (…) El presidente de los Estados Unidos les empujó a actuar, y cuando vieron que la policía local y federal no respondían a su violencia, creyeron que ésta estaba sancionada por el Estado”.
Los líderes demócratas presumen de haber abierto una investigación sobre el oficial de policía que resultó muerto en los disturbios. Sin embargo, esta “investigación” la llevarán a cabo la policía del Capitolio y el FBI, es decir, las mismas instituciones que deberían ser investigadas por su papel en el complot.
También están saliendo a la luz nuevos detalles de lo cerca que estuvieron los disturbios del miércoles de acabar en masacre o secuestro. La corresponsal de PBS Newshour, Lisa Desjardins, dijo a National Public Radio que se dio cuenta del peligro en que se encontraba cuando notó que la policía había abandonado sus puestos dentro del edificio del Capitolio. Allí se vio rodeada en una habitación con varios congresistas que tenían las manos en alto y rezaban porque temían que estaban a punto de ser asesinados.
Alguien cercano al vicepresidente Mike Pence también relató a la CNN que la administración Trump no se puso en contacto con Pence o tomó medidas para salvaguardar su seguridad. Pence se hallaba con su esposa, hijo y un hermano en el Capitolio presidiendo la sesión de ratificación de la votación presidencial. A varios asaltantes se les oyó decir “¿Dónde está Mike Pence?”, lo que asustó al vicepresidente y su familia. Sin embargo, nadie del círculo de Trump movió un dedo para comprobar si se encontraban bien.
Ahora las milicias fascistas están en Internet preparando un evento todavía más sonado para el Día de la Inauguración. Pero también planean hacer protestas en los capitolios de varios Estados durante los días previos. No obstante, si el asalto del día 6 fue casi sin armas, ahora llaman a concentraciones armadas.
A pesar de este claro peligro, el Partido Demócrata hace todo lo posible por ocultarlo, para evitar que se produzcan contra-manifestaciones por parte de las masas de trabajadores opuestos al fascismo. De hecho, Nancy Pelosi, Presidenta del Congreso, se ha negado a que se investigue la identidad de quienes están preparando el siguiente complot.
En lugar de ello, Pelosi ofrece de cara a la galería una explicación absurda de los acontecimientos del pasado día 6. Apelando al manido Russiagate, la millonaria octogenaria ha asegurado que el asalto al Capitolio fue dirigido desde el Kremlin en Moscú, ya que Trump es un instrumento de Putin que sólo quiere socavar la democracia en EE.UU y resto del mundo.
El Departamento de Justicia, por su parte, en lugar de abrir una investigación para identificar a los verdaderos culpables dentro del aparato del Estado -incluyendo la familia de Trump, Mitch McConnell, Ted Cruz, Josh Hawley y más de 100 congresistas republicanos que votaron contra los resultados del colegio electoral- sólo está preocupado por los cientos de documentos que los asaltantes desparramaron por los suelos cuando saquearon los despachos de algunos congresistas. Se teme que pudieran haber sacado alguno con información sensible, y también por el ordenador y otros materiales que fueron robados.
Referencias:
https://www.wsws.org/en/articles/2021/01/09/plot-j09.html
https://www.politico.com/news/2021/01/07/capitol-hill-riots-doj-456178
https://theintercept.com/2021/01/07/capitol-trump-violence-law-enforcement/
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