LOS MILITARES GENOCIDAS NO SON PROCESADOS

  Por TOMÁS F. RUIZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

    La situación se ha puesto bastante caliente en nuestro país a raíz del descubrimiento de que los militares retirados que ofertaron al rey Felipe VI la “solución final” para España -fusilando a 26 millones de personas- resulta que no estaban solos, que en la siniestra conjura también hubo militares en ejercicio apoyando esta drástica solución con la que conseguir que España, tras el holocausto, volviera a ser la misma “una, grande y libre” que fue con Franco.

      Algunos de los militares en activo que apoyan un holocausto de estas características tienen a su disposición todo tipo de recursos logísticos para llevarlo a cabo: tropas entrenadas para acciones de estas características, el apoyo internacional de EE.UU y armamento más que suficiente para imponer su particular concepto de “democracia orgánica” sobre una población desarmada y que no tiene con qué defenderse. A no ser que cuenten con medios de destrucción masiva más expeditivos, la forma convencional de acabar con esos 26 millones de españoles disidentes es a base de fusilamientos masivos.

     Se conoce el nombre de uno de los militares en activo que lideran esta facción golpista que parasita en el Ejército español, Alberto Vázquez, del que existe incluso una fotografía suya en la que se le identifica como autor de los twitters que iniciaron toda esta propuesta genocida para arreglar España. También se conoce la identidad de uno de sus cómplices, Luis Gracia García, oficial en sección de Artillería Antiaérea y Costa, así como una de las unidades militares donde se gestó esa particular “purga comunista” para aniquilar a 26 millones de españoles al estilo de cómo lo hicieron los militares argentinos en el 1976. Se trata de la IX promoción de la Academia de Artillería, ubicada en Segovia. Se sabe también que el contacto en este regimiento, responde al alias "Militar Membrilla".

    Quizá mi concepción del mundo sea un poco ingenua, quizá piense que gente tan peligrosa no debiera estar libre y suelta y menos aún con autoridad militar para movilizar a cientos, quizá miles, de soldados y ponerlos en la calle a disparar contra todo lo que se mueva. En una sociedad donde la democracia funciona, este tipo de criminales degenerados, más aún si se trata de militares, son retirados inmediatamente de sus funciones y procesados por sedición. Su destino ejemplar es ser condenados a cadena perpetua y morir en la cárcel. Dejarlos libres significa convertirnos también nosotros en cómplices de su demente propósito de reducir en 26 millones de personas la población española.  

   Por lo que sé al respecto, ninguno de estos militares ha sido detenido, ni tan siquiera interrogado por ningún juez sobre su monstruosa pretensión genocida… ¿Qué espera la justicia española para detenerlos y juzgarlos por ese abominable propósito de transformar España en un cementerio? ¿No será que entre los fiscales, jueces y magistrados que velan por el mantenimiento de la justicia española hay muchas simpatías por ese proyecto de liquidar de sopetón, sin trámite judicial alguno, en un juicio sumarísimo sin garantías de defensa, a 26 millones de ciudadanos? Si se llegara a producir… ¿Lo mismo sus excelentísimos jurisprudentes, corruptísimos fiscales, jueces y magistrados que forman parte de la ramera justicia española, piensan que nunca tendrán que responder criminalmente por haber apoyado con su silencio esa macro carnicería que se pretendía cometer en España?

    “Te llamarán, nos llamarán; tu nombre esta ya listo, escrito en un papel… Aquí no se salva ni dios, lo asesinaron” (Blas de Otero).