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Domingo, 03 de Enero de 2021 Tiempo de lectura:

EL DÍA QUE LOS PRISIONEROS ALEMANES DESFILARON POR LAS CALLES DE MOSCÚ

Como vio el escritor Yevgueni Yevtushenko aquel insólito desfile de decenas de miles de alemanes derrotados.

En el curso del verano de 1944, al Ejército alemán recibió una devastadora derrota infligida por el Ejército Rojo, que sería f conocida como la "Operación Bagration". Las autoridades hicieron desfilar a decenas de miles de soldados alemanes, encabezados por sus arrogantes jefes y oficiales ante el pueblo soviético, a lo largo de las calles de Moscú. Se trataba de un insólito desfile que el poeta soviético Yevgueni Yevtushenko plasmó en la narración que aquí reproducimos.

 

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL

 


     Yevgueni Yevtushenko fue  un conocido poeta soviético, nacido en 1932, y ya fallecido. Yevtushenko fue  también profesor universitario e  incursionó igualmente en el cine como actor, guionista y director.

 

     La popularidad del poeta Yevtushenko se produjo  principalmente  en el curso  la década de los 60, cuando con  la lectura de sus poemas fue capaz de llenar estadios enteros con miles de personas.

 

    Su poesía tenía un  fuerte entroncamiento con el estilo de Vladímir Mayakovski, otro poeta soviético fallecido en la década de los años 20.

 

    En el año 1952 apareció su primer poemario, titulado "Los exploradores del porvenir" y ese mismo año de 1952 Yevtushenko  fue  admitido en la Unión de Escritores Soviéticos, convirtiéndose en su miembro más joven.

 

    Los párrafos que reproducimos aquí corresponden a una vivencia propia del poeta, después de la derrota de los alemanes en la conocida  operación militar  del Ejército Rojo conocida por la"Operación  Bagration", que tuvo lugar en el verano 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. La derrota nazi durante esa batalla fue decisiva en el proceso que conduciría al derrumbamiento militar del Tercer Reich. Decenas de miles de soldados alemanes fueron hechos prisioneros y se les hizo desfilar ante el pueblo de ese país por las calles de Moscú.  Como cuenta en los párrafos que reproducimos, Yevgueni Yevtushenko fue testigo directo de aquel insólito "desfile", que describe  de la siguiente manera:

   

   

 

    "En 1944, mi madre y yo volvimos a Moscú. Y entonces por primera vez en mi vida tuve ocasión de ver a nuestros enemigos. Si no me equivoco, había 25.000 prisioneros alemanes que debían atravesar en una sola columna las calles de la capital.

 

     Todas las aceras estaban colmadas de gente, rodeada por los soldados y la milicia. Esta muchedumbre la integraban mujeres.


    Las mujeres rusas, con las manos deformadas por las duras labores, con hombros sobre los cuales reposaba el peso esencial de la guerra. Probablemente, a cada una de ellas los alemanes les habian quitado ya fuera a su padre, a su marido, a su hermano, o a sus hijos.

 

[Img #65252]

 

    Esas mujeres miraban con odio hacia el sitio en que se esperaba la columna de prisioneros. Después, la columna apareció.

 

    A la cabeza, marchaban los generales, tensas sus poderosas mandíbulas. Las comisuras de los labios estaban apretadas, despectivas. Así querían afirmar su superioridad aristocrática sobre la plebe que los habia vencido.

 

[Img #65251]

 

    A su paso, las manos obreras de las mujeres rusas se cerraban, de cólera.

 

    -¡Apestan a agua de colonia!, ¡cerdos! - gritó alguien entre la multitud.

 

    Los soldados y los milicianos tuvieron que apoyarse con todo su cuerpo para evitar que las mujeres rompieran las barreras.

 

   Después, repentinamente, algo ocurrió en la muchedumbre. Vio llegar a los soldados alemanes, magros, sucios, sin afeitar, la cabeza cubierta con vendas ensangrentadas, apoyándose sobre muletas o sobre los hombros de su camarada. Llevaban la cabeza baja.

 

    Entonces, en la calle se hizo un silencio de muerte. No se oía más que el lento roce de los zapatos y de las muletas y vi a una matrona con sus gruesas botas rusas poner la mano sobre la espalda de un miliciano.

 

   -¡Déjame pasar!

 

    Algo había en la voz en la voz de esta mujer, ya que el miliciano, como obedeciendo una orden, le abrió el paso. La mujer se aproximó a la columna y sacó de su blusa un pedazo de pan negro, cuidadosamente envuelto en un pañuelo. Se lo tendió a un prisionero agotado que apenas se sostenía sobre sus piernas.

 

   E, instantáneamente, otras mujeres siguieron su ejemplo y comenzaron a lanzar pan, cigarrillos, a los soldados alemanes vencidos.

 

    Ya no eran enemigos.  Eran hombres.

 

 

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  • Itziar , Amurrio

    Itziar , Amurrio | Jueves, 07 de Enero de 2021 a las 14:19:43 horas

    Grande entre las grandes la clase obrera Soviética ..... Algùn día sera el ejercito fascista y los que les mueven sus hilos , es decir los capitalistas que son sus mecenas y sus valedores quienes deben desfilar política y militarmente derrotados por las calles de Madrid.

    Accede para responder

    • Respuesta del autor C-S

      (NULL)

  • .....

    ..... | Lunes, 04 de Enero de 2021 a las 10:32:22 horas

    "Posteriormente, en Alemania Occidental, tuve la oportunidad de reunirme con algunos de los participantes de aquel inolvidable desfile de prisioneros alemanes. Sus historias eran muy interesantes. Se alarmaron mucho cuando se reunió una gran cantidad prisioneros a las afueras de Moscú. Temían ser victimas de la venganza, ser "conducidos a Siberia" a pie, donde todos se congelarían. Antes de la marcha pensaban que pasarían ante una multitud furiosa para que pudieran dar rienda suelta a su ira y odio. Al recordar esta terrible imagen creada por su imaginación, mis interlocutores siempre decían que se quedaron sorprendidos con la moderación y la calma de los moscovitas que les observaron." ( Valentín Berezhkov traductor de las conferencias de las conferencias de Yalta, Teherán y Potsdam. El traductor compartió relatos con los soldados que en ella participaron. )

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