JUICIO AL COLECTIVO PROTECTOR DE LA EMBAJADA DE VENEZUELA EN WASHINGTON: LA DEFENSA GANA LA PRIMERA PARTIDA
El juicio resultó ser un pre-juicio por parte de un juez parcial que no pudo convencer al jurado
El periodista estadounidense de origen venezolano, Leonardo Flores, ha publicado una crónica sobre el juicio recién celebrado en Washington DC contra cuatro miembros del Colectivo de protectores o defensores de la embajada de Venezuela en la capital federal, que la primavera pasada impidieron que dicha sede diplomática fuera usurpada por los grupos de oposición golpista pro-Guaidó.
![[Img #61255]](http://canarias-semanal.org/upload/images/02_2020/8422_venet.jpg)
Miembros del Colectivo de Protectores de la embajada de Venezuela en Washington
POR EVA LAGUNERO / REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG.-
El pasado 14 de febrero, un jurado compuesto de 12 residentes en Washington DC no pudieron alcanzar un veredicto sobre la inocencia o culpabilidad de los cuatro acusados, miembros del Colectivo de Protectores de la embajada de Venezuela en la capital federal, forzando de este modo al magistrado a declarar juicio nulo. Esto supone un golpe para el gobierno federal y el sistema judicial, que se habían posicionado contra el Colectivo.
Los protectores de la embajada -Adrienne Pine, Margaret Flowers, Kevin Zeese y David Paul- estaban acusados de “interferir en las funciones protectoras” del Departamento de Estado de EE.UU, tras su permanencia de 37 días en la sede diplomática venezolana durante la primavera de 2019, con el fin de evitar la toma ilegal de la misma por parte de los partidarios de Juan Guaidó, como informamos en su día.
A modo de contextualización, el Colectivo entró en el edificio el 11 de abril, con el permiso del gobierno de Venezuela. Todo transcurrió tranquilamente hasta el 30 de ese mes, cuando los partidarios del golpe de Estado rodearon la embajada y atacaron a sus defensores con agresiones físicas y verbales e incluso amenazas de muerte.
Entonces la acción conjunta de la policía y los golpistas puso sitio a la embajada. Estos últimos hicieron todo lo posible por impedir la entrada de comida a los ocupantes. El 8 de mayo se les cortó el agua y la electricidad. Finalmente, el 16 de mayo, en clara violación de la ley internacional, un comando de agentes federales con equipos anti-disturbios entraron en la embajada y detuvieron a los defensores que resistían adentro.
Antes del juicio, el magistrado ya dio claras señalaes de estar a favor de la condena a los acusados al imponerles a ellos y sus abogados una serie de draconianas restricciones:
-Debían limitarse a hablar de lo sucedido entre el 13 y el 16 de mayo.
- No podían decir que Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela.
- No podían mencionar las leyes internacionales, incluida la Convención de Viena (que prohíbe la entrada en la embajada de otro país incluso en tiempo de guerra).
- No podían hacer alusión al acuerdo alcanzado entre EE.UU, Suiza, Turquía y Venezuela para mantener a salvo las embajadas en Caracas y Washington DC.
- No les permitía mencionar que el presidente Maduro, el canciller Jorge Arraza, el viceministro, Carlos Ron, y el embajador de la ONU Samuel Moncada les habían autorizado a entrar y permanecer en la embajada.
- No podían hacer alusión al hecho de que Trump y Maduro estuvieron en contacto durante abril y mayo.
- Tampoco referirse a la cooperación entre la policía y los partidarios de Guaidó, a la corrupción de este último y sus vínculos con los carteles de la droga, o cuestionar la legitimidad de Guidó.
En resumen, el juez les impidió que contaran la verdad.
Se trata de un caso descarado de ataque a la presunción de inocencia de unos ciudadanos, lo cual deja patente que el sistema judicial estadounidense hace todo lo posible por negarles justicia.
Al explicar que la Constitución de EE.UU otorga al presidente autoridad para reconocer a un gobierno extranjero, el juez defendió este concepto diciendo que “las elecciones significan algo”. El público asistente tuvo que contener la risa.
Las elecciones significan algo excepto cuando no gana el favorito de EE.UU, y Washington entonces decide nombrar a otro presidente, como en el caso de Venezuela. Para el juez, quedaba fuera de debate que el presidente de Venezuela es Juan Guaidó. Esto no es extraño, si tenemos en cuenta que recientemente Guaidó asistió al discurso sobre el Estado de la Nación dado por Trump y allí fue aplaudido por republicanos y demócratas a la par. Después se reunió con Trump, con el vicepresidente, Mike Pence, el secretario de estado, Mike Pompeo, el administrador de la USAID, Mark Green, y el secretario de la OEA, Luis Almagro. Hubo, además, una manifestación de unos 2.000 partidarios de Guaidó en Miami.
Ahora bien, la careta presidencial de Guaidó se rompió cuando, minutos después de aterrizar en Venezuela, los trabajadores de la línea aérea estatal Conviasa, que ha sufrido recientemente las sanciones de Trump, se enfrentaron a él en el mismo aeropuerto, llamándole traidor a la patria, dejándole temblando y empapado en sudor.
La oposición de extrema derecha intenta castigar a la clase trabajadora venezolana al apoyar las sanciones, las amenazas de guerra y el sabotaje de los servicios básicos. Pocos días antes del regreso de Guaidó, incendiaron un almacén de equipos de telecomunicación y al día siguiente se suspendió el servicio de una línea de metro porque habían cortado un cable.
El fracaso de Juan Guaidó, de la oposición y de la administración Trump son indicativos de su incompetencia y total confusión respecto a la realidad de Venezuela. Esta incompetencia refleja la del gobierno de EE.UU y la del juicio farsa contra los cuatro protectores de la embajada.
El ministerio fiscal alegó que los cuatro acusados habían entrado sin permiso en la embajada de Venezuela, cuando la acusación formal era que habían “interferido en las funciones protectoras”. Al menos algunos miembros del jurado se quedaron perplejos, pidiendo al juez que les aclarara si entrar sin permiso podía ser igual a interferencia. Aunque la respuesta debería haber sido un claro “no”, el juez se ofuscó y les dejó más confundidos aún, enmarañados en un galimatías legal que no pudieron desentrañar. El jurado, en definitiva, halló contradicciones insalvables entre lo que decía la ley y las instrucciones dadas por el juez, lo cual llevó a que el juicio se declarara nulo.
Este desenlace, sin embargo, no da fin al calvario. Los cuatro acusados tienen una última vista para determinar si la fiscalía reabre el juicio.
Mientras tanto, David, Margaret, Kevin y Adrienne se merecen toda nuestra solidaridad y nuestro apoyo.
Fuente:
https://thegrayzone.com/2020/02/14/mistrial-trump-case-venezuelan-embassy-protectors/
Miembros del Colectivo de Protectores de la embajada de Venezuela en Washington
POR EVA LAGUNERO / REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG.-
El pasado 14 de febrero, un jurado compuesto de 12 residentes en Washington DC no pudieron alcanzar un veredicto sobre la inocencia o culpabilidad de los cuatro acusados, miembros del Colectivo de Protectores de la embajada de Venezuela en la capital federal, forzando de este modo al magistrado a declarar juicio nulo. Esto supone un golpe para el gobierno federal y el sistema judicial, que se habían posicionado contra el Colectivo.
Los protectores de la embajada -Adrienne Pine, Margaret Flowers, Kevin Zeese y David Paul- estaban acusados de “interferir en las funciones protectoras” del Departamento de Estado de EE.UU, tras su permanencia de 37 días en la sede diplomática venezolana durante la primavera de 2019, con el fin de evitar la toma ilegal de la misma por parte de los partidarios de Juan Guaidó, como informamos en su día.
A modo de contextualización, el Colectivo entró en el edificio el 11 de abril, con el permiso del gobierno de Venezuela. Todo transcurrió tranquilamente hasta el 30 de ese mes, cuando los partidarios del golpe de Estado rodearon la embajada y atacaron a sus defensores con agresiones físicas y verbales e incluso amenazas de muerte.
Entonces la acción conjunta de la policía y los golpistas puso sitio a la embajada. Estos últimos hicieron todo lo posible por impedir la entrada de comida a los ocupantes. El 8 de mayo se les cortó el agua y la electricidad. Finalmente, el 16 de mayo, en clara violación de la ley internacional, un comando de agentes federales con equipos anti-disturbios entraron en la embajada y detuvieron a los defensores que resistían adentro.
Antes del juicio, el magistrado ya dio claras señalaes de estar a favor de la condena a los acusados al imponerles a ellos y sus abogados una serie de draconianas restricciones:
-Debían limitarse a hablar de lo sucedido entre el 13 y el 16 de mayo.
- No podían decir que Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela.
- No podían mencionar las leyes internacionales, incluida la Convención de Viena (que prohíbe la entrada en la embajada de otro país incluso en tiempo de guerra).
- No podían hacer alusión al acuerdo alcanzado entre EE.UU, Suiza, Turquía y Venezuela para mantener a salvo las embajadas en Caracas y Washington DC.
- No les permitía mencionar que el presidente Maduro, el canciller Jorge Arraza, el viceministro, Carlos Ron, y el embajador de la ONU Samuel Moncada les habían autorizado a entrar y permanecer en la embajada.
- No podían hacer alusión al hecho de que Trump y Maduro estuvieron en contacto durante abril y mayo.
- Tampoco referirse a la cooperación entre la policía y los partidarios de Guaidó, a la corrupción de este último y sus vínculos con los carteles de la droga, o cuestionar la legitimidad de Guidó.
En resumen, el juez les impidió que contaran la verdad.
Se trata de un caso descarado de ataque a la presunción de inocencia de unos ciudadanos, lo cual deja patente que el sistema judicial estadounidense hace todo lo posible por negarles justicia.
Al explicar que la Constitución de EE.UU otorga al presidente autoridad para reconocer a un gobierno extranjero, el juez defendió este concepto diciendo que “las elecciones significan algo”. El público asistente tuvo que contener la risa.
Las elecciones significan algo excepto cuando no gana el favorito de EE.UU, y Washington entonces decide nombrar a otro presidente, como en el caso de Venezuela. Para el juez, quedaba fuera de debate que el presidente de Venezuela es Juan Guaidó. Esto no es extraño, si tenemos en cuenta que recientemente Guaidó asistió al discurso sobre el Estado de la Nación dado por Trump y allí fue aplaudido por republicanos y demócratas a la par. Después se reunió con Trump, con el vicepresidente, Mike Pence, el secretario de estado, Mike Pompeo, el administrador de la USAID, Mark Green, y el secretario de la OEA, Luis Almagro. Hubo, además, una manifestación de unos 2.000 partidarios de Guaidó en Miami.
Ahora bien, la careta presidencial de Guaidó se rompió cuando, minutos después de aterrizar en Venezuela, los trabajadores de la línea aérea estatal Conviasa, que ha sufrido recientemente las sanciones de Trump, se enfrentaron a él en el mismo aeropuerto, llamándole traidor a la patria, dejándole temblando y empapado en sudor.
La oposición de extrema derecha intenta castigar a la clase trabajadora venezolana al apoyar las sanciones, las amenazas de guerra y el sabotaje de los servicios básicos. Pocos días antes del regreso de Guaidó, incendiaron un almacén de equipos de telecomunicación y al día siguiente se suspendió el servicio de una línea de metro porque habían cortado un cable.
El fracaso de Juan Guaidó, de la oposición y de la administración Trump son indicativos de su incompetencia y total confusión respecto a la realidad de Venezuela. Esta incompetencia refleja la del gobierno de EE.UU y la del juicio farsa contra los cuatro protectores de la embajada.
El ministerio fiscal alegó que los cuatro acusados habían entrado sin permiso en la embajada de Venezuela, cuando la acusación formal era que habían “interferido en las funciones protectoras”. Al menos algunos miembros del jurado se quedaron perplejos, pidiendo al juez que les aclarara si entrar sin permiso podía ser igual a interferencia. Aunque la respuesta debería haber sido un claro “no”, el juez se ofuscó y les dejó más confundidos aún, enmarañados en un galimatías legal que no pudieron desentrañar. El jurado, en definitiva, halló contradicciones insalvables entre lo que decía la ley y las instrucciones dadas por el juez, lo cual llevó a que el juicio se declarara nulo.
Este desenlace, sin embargo, no da fin al calvario. Los cuatro acusados tienen una última vista para determinar si la fiscalía reabre el juicio.
Mientras tanto, David, Margaret, Kevin y Adrienne se merecen toda nuestra solidaridad y nuestro apoyo.
Fuente:
https://thegrayzone.com/2020/02/14/mistrial-trump-case-venezuelan-embassy-protectors/
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