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Jueves, 18 de Julio de 2019 Tiempo de lectura:

A 50 AÑOS DE NUESTRO DESEMBARCO EN LA LUNA: UN PASO DE GIGANTES

Materiales encontrados en la superficie lunar han provocado un vuelco a las teorías hasta ahora existentes sobre el origen de nuestro satélite.

El desembarco del hombre a la Luna hay que que considerarlo como una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad. Durante miles años, los hombres primitivos se han estado interrogando sobre los mundos desconocidos que habría allende de los cielos. De forma tangible el hombre pudo constatar materialmente la carencia de sentido de las hipótesis idealistas en torno al origen del universo.

 POR A.G.P. PARA CANARIAS SEMANAL 

 

 

    El día 20 del presente mes de julio se cumplirán 50 años del desembarco del hombre a la Luna. Se trató, ciertamente, una auténtica odisea histórica, protagonizada los astronautas estadounidenses Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, pero que se puede interpretar como una síntesis de los logros obtenidos por el hombre a través de las conquistas científicas y tecnológicas.  

 

   La arribada del hombre a la Luna hay, pues, que que considerarla como una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad


 

      Durante miles años, los hombres primitivos se han estado interrogando sobre los mundos desconocidos  que habría allende de  los cielos. Pero con el desembarco en la Luna, el hombre constató de forma material  y tangible, las hipótesis y descubrimientos sobre el Cosmos realizados por la Ciencia.

 

      A partir de ese instante, la humanidad  pudo mirar  hacia arriba y contestarse con propiedad sobre su sentido y  presencia  en el Universo,  permitiéndole además la posibilidad dejar a un lado las superticiones y creencias idealistas  que lo habían tenido sumido durante siglos en la más profunda de las ignorancias.

 

 

 

UNA REVOLUCIÓN EN LAS HIPÓTESIS SOBRE EL ORIGEN DE LA LUNA

 

 

     Pero el desembarco en la Luna no  sólo fue  un paso de gigante por parte de la humanidad. También significó una revolución, por los materiales allí encontrados, en las hipótesis que hasta entonces dominaban en torno al origen de nuestro satélite. 

 


    Según destaca la revista "Investigación y Ciencia" en varios artículos dedicados al tema, la Luna pudo haberse formado hace casi 4.500 millones de años, como resultado de una colisión catastrófica entre la Tierra embrionaria y otro proto-planeta del tamaño de Marte. De acuerdo con las hipótesis hasta ahora dominantes, la teoría del  "gran impacto" era preeminente en el  debate científico sobre el origen lunar, en parte porque ello explicaría el gran tamaño de nuestro satélite y la ausencia de agua en él.

 

 

     No obstante, estas hipótesis  tropiezan con dificultades a la hora de justificar otras propiedades de la Luna, como es su composición, extrañamente similar a la de la Tierra

 

 

EL DESCUBRIMIENTO DE LA "ROCA DEL GENESIS"

 

 

     El 1 de agosto de 1971, mientras exploraban el borde oriental de la llanura de lava conocida como "Mar de las Lluvias", en la silenciosa y serena superficie lunar, los astronautas del Apolo 15, David Scott y James Irwin encontraron algo extraordinario: un fragmento de corteza lunar sumamente antiguo, una reliquia de más de 4.000 millones de años de edad, que contenía interesantes pistas sobre la formación de la Luna.

 


   En cuanto vio el destello de los primitivos cristales incrustados en lo que más tarde se llamaría «roca del Génesis», el astronauta Scott comprendió su posible importancia para resolver el misterio del origen de nuestro satélite.

 

 

«Creo que hemos encontrado lo que veníamos a buscar», transmitió al centro de control.


 

     Los estudios de la "roca del Génesis" y de los casi 400 kilogramos de muestras que los astronautas del Apolo trajeron consigo a la Tierra, dieron un vuelco total a nuestra concepción acerca de la historia lunar.

 


    Esas valiosas muestras provocaron una importante revisión en lo que se creía hasta entonces, al invalidar las teorías imperantes,  las cuales mantenían que la Luna había sido capturada por la gravedad de la Tierra o que se había formado al mismo tiempo que ella, revelando simultáneamente importantes nuevos datos, como el océano de magma que cubrió el satélite recién nacido.

 


      La inmensa energía requerida para generar ese océano de magma apuntaba a una idea nueva y radical sobre el origen de la Luna: que esta se formó a partir de un impacto gigantesco, una colisión entre la proto-Tierra y otro cuerpo planetario.

 

      La hipótesis se basaba en cálculos que mostraban que los planetas en fase de crecimiento tienden a chocar entre sí, y en el curioso hecho de que la composición de la Luna guarda un asombroso parecido con la del manto rocoso de la Tierra. Algunos investigadores llegaron a sugerir que dicho impacto habría determinado la rotación de la joven Tierra, estableciendo lo que se convertiría en el ciclo de 24 horas de día y noche de nuestro planeta.

 


   La teoría canónica del "gran impacto" que surgió de estos primeros estudios propone que un choque de refilón con un objeto del tamaño de Marte creó un disco caliente de escombros rocosos alrededor de la Tierra. Más tarde, la fusión de estos fragmentos dio lugar a la Luna, un escenario que explicaría su elevada masa, así como la escasez de agua y de otras sustancias volátiles.

 

    No obstante, la hipótesis del "gran impacto" no está exenta de complicaciones. El principal de ellos es la llamativa relación química existente  entre la Tierra y la Luna. Ambos astros están hechos del mismo material, como si se tratara de "gemelos planetarios", mientras que la "teoría canónica" predice que la Luna debería haberse formado principalmente a partir del cuerpo del tamaño de Marte.

 


     La composición de este progenitor tuvo que ser distinta a la de la proto-Tierra, ya que los planetas que se gestaron a partir del disco de gas y polvo que rodeaba al joven Sol habrían incorporado mezclas distintas de los elementos disponibles dependiendo de su posición orbital.


      Los científicos pueden percibir esas diferencias efectuando mediciones muy precisas de la abundancia relativa de isótopos en las rocas. Ello genera «huellas isotópicas», únicas para cada cuerpo planetario del sistema solar... excepto para la Tierra y la Luna, que, extrañamente, parecen tener huellas casi idénticas.

 

      El descubrimiento  de la composición de la llamada "roca del Génesis" han significado una revolución en el terreno de las hipótesis hasta ahora formuladas en torno a el origen de la luna. Y ello en gran parte se ha debido a la presencia del hombre en nuestro satélite.

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