De esperpento, asombro, surrealista pudiera decirse, el acontecer de ciertas decisiones un tanto laxas, un tanto agrias de asumir.
Hablamos, de la agresión brutal y salvaje sufrida por la anciana de 90 años, el pasado mes de Noviembre, por un individuo de 21 años, el cual-se dice- cuenta en su haber con antecedentes policiales e internamientos en Centro de Menores.
Como se recordará y como asi dieron cuenta los medios de comunicación,la abuela, la anciana, paseaba por La Avenida Islas Canarias, de la Capital tinerfeña,ignorando estar observada por el sujeto en cuestión, quien le abordó por la espalda tirándole al suelo con gran fuerza del bolso haciendo que cayera, produciéndole lesiones de consideración.Una amiga, quien acompañaba a la anciana, trató de impedir la macabra violencia pidiendo a gritos auxilio, mientras la anciana yacía en el suelo malherida.
Al día siguiente del suceso, agentes de la Policía Nacional recibían una solicitud de auxilio, porque que un numero de vecinos del barrio y las afueras, increpaban, se desataban de ira, ante el proceder y obrar del delincuente, quien al parecer se encontraba en el domicilio, y tras la personalización de los agentes de la Policía, apaciguando los ánimos de los ciudadanos, procedían a su detención y le trasladaban a las dependencias policiales, donde confirmaban que el detenido era el presunto autor del robo violento en la persona de la anciana.
Comenzábamos diciendo, lo esperpéntico, surrealista y cuanto ustedes quieran, que nos causa el devenir de este aberrante suceso,por que apenas días más tarde- vienen a decirnos- que al indeseable individuo le han visto en el barrio de Miramar donde reside, como quien disfruta y se jacta del aire libre de la calle que respira.y ello, tras dejar a una pobre nonagenaria desvalida al borde de la misma muerte, amén de la secuelas que puedieran quedarle.
Unos hechos, un suceso, que ha causado alarma en buena parte de la sociedad, y que tal como recoge el mismo Código Penal, en su art, 242,es uno de los requisitos que impedirían aplicar la libertad provisional. Razón por lo cual, y sumado a la gravedad del acto delictivo, se nos hace todo tormento de entendedera racional, no tenga el sujeto, el merecido peso de la Ley.Y por que además, cuenta en su haber con un extenso historial delictivo de "párense los pies". "No es la resignación en la que nos afirmamos ,si no en la rebeldía frente a la injusticia".
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